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EL RETROVISOR DE LA HISTORIA

La guerra fraticida de 1880, último tramo del gobierno de  Nicolás Avellaneda, por la federalización de la ciudad de Buenos Aires, a la que el gobernador de la provincia, Carlos Tejedor, se opuso y fue derrotado, es una referencia que el autor rescata en tiempo de pandemia con motivo de los acuerdos entre el gobierno nacional, el  bonaerense y el porteñp para acordar las estrategias de resistencia al covid-19 en el área del AMBA lo cual, señala, se relaciona con los dos proyectos de país. Detalle de las normas vigentes.

Por Emiliano Vidal (*)

En tiempos de efervescencia pandémica, inmiscuirse en la historia puede ser la vía que comprenda que en el pasado están guardados todos los secretos del presente y el futuro. La palmaria relación política que irrita a algunos propios y extraños entre el presidente de la Nación, Alberto Fernández, el jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof, sintetizan, además de la convivencia territorial, concomitar un combate contra la pandemia que subsume en crisis sanitaria y económica al mundo entero y en el país, intensificar la pelea en el área metropolitana de Buenos Aires (AMBA).

Hasta en entredós normativos, los tres mandatarios son protagonistas de una de las odiseas más complejas de la historiografía nacional con relación a los dos proyectos de país que intentan: el semicolonial o el soberano, con anclaje en la disputa de antigua data entre el federalismo porteño original y el federalismo provinciano en torno a ese particular territorio y que, de detonar por la pandemia, culminaría en miles de ciudadanos muertos y con ello, sucumbir en catástrofe a la Argentina.

La afluencia del último capítulo sobre “Gobierno de Provincia” que prevé la Constitución Nacional carece de un formato institucional y jurídico sobre regiones metropolitanas. Desde su artículo 121 al 129, la máxima ley de la pirámide jurídica nacional, únicamente registra los tipos de gobierno nacional, provincial y de la ciudad Autónoma de Buenos. Tras su reforma en 1994, el distrito porteño y su función de Capital Federal del país, son el epicentro de dos verismos institucionales que comparten una larga historia de idas y venidas, marchas y contramarchas, de tiempos de paz y de guerra.

Las diferencias conceptuales, atenuadas por la estrategia diseñada desde el gobierno de Alberto Fernández, se pronuncian en esta línea histórica por el debate que se produjo al principio de la epidemia. La paulatina apertura de la cuarentena en la Ciudad, percute en cualquier medida de contención salubre que se adopte en el conurbano bonaerense.

El proyecto de reforma judicial del Poder Ejecutivo Nacional transita en esa línea. Un correlato que péndula desde hace veinte y cinco años, cuando en 1995, el Parlamento sancionó la llamada ley “Cafiero” -24.588-, proyecto presentado por el entonces senador y ex gobernador bonaerense Antonio Cafiero- cuyo eje era limitar las facultades de la ciudad de Buenos Aires mientras funcione como capital de la República.

La Argentina no posee un cuerpo legal referente a urbanidad exclusiva en referencia a esta área bipolar que discurre entre un enorme territorio que desde la creación del Virreinato del Río de la Plata, en 1776. hasta la última guerra civil en julio de 1880, entre las huestes del presidente de la Nación, Nicolás Avellaneda y del ministro de Guerra, el tucumano Julio Argentino Roca-quien lo sucedería en octubre- contra el gobernador de la provincia de Buenos Aires, Carlos Tejedor. Una guerra por la federalización de la ciudad homónima.

En este sentido, únicamente actúan de forma parcial sobre el AMBA un conglomerado de normas pertenecientes a las distintas gestiones locales que lo integran.

* ¿Qué fue, es y podría ser el AMBA?

La historia nacional comenzó su contorneo en escenarios bélicos con particulares desenlaces de suma importancia para comprender a sus protagonistas.

En estos días, con la pandemia del covid19, irrumpen diapositivas de una larga película de cuatro meses. En el medio está Alberto Fernández, entre el gobernador, Axel Kicillof y su par de la ciudad, Horacio Rodríguez Larreta. Pero el pasado no se puede olvidar. Se necesita resignificarlo, cargando con todos, sin dejar a ninguno afuera para orquestar el futuro.

La pandemia no es ajena a esa región tremolante de poder entre los tres estados dentro de un mismo territorio. Las tensiones son de antigua datación entre la Nación, la ciudad y la provincia de Buenos Aires. La rebelión porteña la sufrió el entrerriano Justo José de Urquiza el 11 de septiembre de 1852, meses posteriores a la derrota de Juan Manuel de Rosas, en Caseros.

Aquel sedicioso Bartolomé Mitre, fue ese mismo coronel de segundo monta, quien tomó fuerza cuando Buenos Aires decidió separarse de la Confederación Nacional y de las demás provincias. Más de dos décadas se consumieron para que el interior federal tuviera su revancha, bajo el mando del abogado Carlos Tejedor, gobernador bonaerense.

Hace 140 años, en la mañana del lunes 21 de junio, dos ejércitos de unos 5000 hombres cada uno se enfrentaron en las puertas de la ciudad de Buenos Aires, en Puente Alsina y los Corrales, hoy barrio Parque Patricios. Fueron días de sangre y muerte. Si bien ambos bandos clamaron por la victoria, el Ejército nacional logró ocupar el casco urbano de asiento del gobierno central -ante el clima belicoso, el mandatario en ejercicio, Nicolás Avellaneda tuvo que trasladar su gabinete y asiento al entonces partido bonaerense de Belgrano- y los bonaerenses no tuvieron otra opción que suscribir el acta de la derrota.

La Provincia fue vencida en la cruenta lucha tras la federalización de la ciudad del mismo nombre para su posterior declaración de municipio y capital de la Nación. Sus edificios públicos quedaran bajo su tutela. Los sucesivos intendentes serían nombrados por el presidente de la Nación de turno.

Lo que sobrevino fue una estampa de los acotados y turbulentos tiempos políticos para llevar adelante la implementación de un plan de desarrollo urbano.

Las normas bonaerenses con proyección nacional, -Ley 3.468 del año 1917 sobre formación de ejidos urbanos, chacras y quintas- y la norma 3.487 de 1913, sobre fundación, ampliación o modificación de pueblos, tampoco hacen hincapié en el periplo metropolitano.

La dictadura de la denominada Revolución Argentina en tiempos de Juan Carlos Onganía, impuso el decreto 4.660/69, el cual únicamente estableció normas básicas para la zonificación preventiva e infraestructura de servicios básicos.

Sin embargo, al año siguiente del golpe cívico/militar de 1976, la dictadura de Jorge Videla implementó, sin tener en cuenta ningún tipo de injerencia jurídica de ordenación del territorio, para la región porteño/bonaerense mediante el engendro llamado decreto/ley 8912/1977.

En 1984, en tiempos de democracia, el entonces gobernador bonaerense, Alejando Armendáriz y el intendente de la ciudad homónima, Julio Saguier, y en presencia del ministro de Interior de la Nación,  Antonio Trócoli, suscribieron un convenio por el cual se especifica el Área Metropolitana de Buenos Aires, las localidades lo integran y las acciones mancomunadas para su funcionalidad y habitabilidad.

Esos distritos, junto al de la ciudad capital, originariamente son: Almirante Brown, Avellaneda, Berisso, Berazategui, Esteban Echeverría, Florencio Varela, General San Martín, General Sarmiento, La Matanza, La Plata, Lanús, Lomas de Zamora, Merlo, Moreno, Morón, Quilmes, San Fernando, San Isidro, Tigre, Tres de Febrero y Vicente López, sin perjuicio de la extensión de las acciones a otros partidos bonaerenses, situación que se termina de pergeñar tras la reforma de la Constitución Nacional en 1994 y la aplicación de la ley 11746/94, que incorpora una nueva distribución a partir de la creación de nuevos partidos sobre los existentes, caso de Ezeiza (segmentado de su par Esteban Echeverría), Hurlingham e Ituzaingó (escindidos de Morón), Presidente Perón fraccionado de San Vicente y los distritos de José C. Paz, Malvinas Argentinas, y San Miguel (seccionados del disuelto General Sarmiento).

En síntesis, es materia jurídica del Estado nacional, impulsar estrategias para la urbanización con fines sociales, evitando el actual crecimiento desigual y desordenado de un área tan sensible como el tándem ciudad/conurbano. Es el retrovisor de la historia que la pandemia condensa y que en caso de dar un salto cuantitativo en poco tiempo por su facilidad y rapidez de contagio, subsumirá al país en una de las peores catástrofes de su historia.

 (*) Periodista y abogado. Conductor de "De acá para allá!, Radio Gráfica, sabado de 12 a 13.

Fuente: radiografica.org.ar/sección Opinión, 21/7/2020,

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