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NO TODO FUE UNA FIESTA
Episodios turbulentos del lejano ayer, aplacados por la mirada evocativa del Centenario, recobran su fuerza con sólo recordarlos. Si bien fue un año de producciones especiales, no todo fue una fiesta en aquel 1910. Observemos algunos de los hechos por comprensión del pasado y no como consuelo del presente.
Los festejos se empañan por las amenazas de los anarquistas, que llevan al presidente José Figueroa Alcorta a declarar el estado de sitio.
El 14 de febrero de 1910 se promulga la ley de Defensa Social, que amplia a los activistas nativos alcances represivos que la Ley de Residencia establecía sólo para lo extranjeros.
El 8 de marzo dimite el ministro del Interior Marco Avellaneda y es reemplazado por José Galvez.
El 8 de mayo se lleva a cabo en Buenos Aires una multitudinaria manifestación para reclamar una huelga general.
El 14 de ese mismo mes y ante una oleada de huelgas obreras, el Gobierno declara el estado de sitio en todo el paÍs.
Un grupo "patriótico" (nombre que adopta un grupo parapolicial) incendia La Protesta, publicación anarquista y saquea la redacción del diario socialista La Vanguardia.
En enero un censo había revelado que el Ejército argentino tenía un total de 18.850 efectivos, de los cuales 1915 eran oficiales.
El inicio del siglo y los avances científicos despertaban la imaginación y, en ocasiones, el terror como la convicción de que el cometa Halley –que surcó el cielo de Buenos Aires el 19 de mayo- se estrellaría contra la Tierra lo que terminaría provocando un gran número de suicidios en el mundo.
* Una bomba en el Colón
El 26 de junio estalla una bomba en la platea del Teatro Colón. Eso escribió George Clemenceau, una de las más importantes visitas al país con motivo del Centenario: "Fue lanzada una bomba por un desconocido en el Teatro Colón y cayó en medio de las butacas. Se recogió a los heridos como se pudo, la sala se vació entre gritos de furor y, reparados los desperfectos, al día siguiente, ni una sola señora faltó a la representación de aquella noche. Éste es un bello rasgo de carácter que hace honor particularmente al elemento femenino de la Nación Argentina”.
También ese año sesiona en Buenos Aires la IV Conferencia Panamericana y se inaugura en El Palomar, la Escuela Aérea Argentina.
El Gobierno promulga la ley sobre propiedad científica, literaria y artística y otra sobre la extensión de la red telefónica a todo el territorio nacional.
En Mendoza, se inaugura el Monumento al Ejército de los Andes, ubicado en el Cerro de la Gloria. El acto cuenta con la asistencia del presidente José Figueroa Alcorta.
En tanto, Roberto J. Payró publica uno de los libros fundamentales de nuestras letras: Divertidas aventuras del nieto de Juan Moreyra, una cruda sátira de nuestra sociedad y, sobre todo, de nuestras costumbres políticas.
En Italia, muere el autor teatral uruguayo Florencio Sánchez, una de los grandes de la dramaturgia nacional. Una de sus obras que se convirtieron en un clásico de Sánchez es M'hijo el dotor.
Entre tantos festejos y miedos, pasa casi inadvertida la elección, sin oposición de Roque Sáenz Peña como presidente y de Victorino de la Plaza, como vicepresidente, quienes asumen sus funciones el 12 de octubre. Comenzaba un proceso de cambio político profundo.
Fuente: todo-argentina.net/historia