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EL CUADRO DE ALICE, EN PUJA

En el Salón de los Pasos Perdidos de la Cámara de Diputados de la Nación se halla de espaldas a la entrada un cuadro de grandes dimensiones que recrea el momento en que el 20 de abril de 1853 un convencional propone votar por aclamación la Constitución de la República en ciernes. Por ahora, es difícil que la Cámara vuelva a prestarlo como lo hizo una vez a la provincia de Santa Fe,  lugar de aquel acontecimiento. Aquí se explica el por qué.

Por Armando Vidal

La Cámara de Diputados de la Nación debe aprobar en votación nominal si acepta que el impresionante óleo Los constituyentes del 53, que encabeza el Salón de los Pasos Perdidos, sea trasladado a la Cámara de Diputados de Santa Fe con motivo de celebrarse el 1° de Mayo el sesquicentenario de la sanción en esa ciudad de la Constitución Nacional.

Desde entonces, con sus cinco reformas, incluyendo la de 1994, ese texto fundacional rige el orden jurídico de la Argentina.

La solicitud se originó en una iniciativa del senador justicialista de esa provincia, Oscar Lamberto, quien no pide el cuadro en calidad de préstamo sino la "autorización para su traslado". Tampoco habla de plazos para su reintegro.

"Por supuesto que lo devolveremos", asegura.

Ante una consulta de Clarín, el presidente de la Cámara, Eduardo Camaño, contestó: "Es el cuerpo el que decide, con el voto por sí o por no de cada uno".

En una y otra postura se halla el eje de una historia de desencuentros en torno de esa obra del pintor argentino Antonio Alice, de 3,60 de alto por 5,42 de ancho, ubicada sobre la puerta de ingreso del Salón.

Podría asegurarse que la mayoría de los legisladores desconoce de qué se trata, habituados a un paisaje en el que las muestras de arte sólo son tema de comentarios de los guías de la Cámara a las delegaciones escolares que desfilan como visitas.

Artista y obra son dos destinos cruzados.

En la década del treinta, el autor de San Martín en Boulonge Sur Mer invirtió varios años para estudiar biografía, estampa y vestuario de cada protagonista, hasta que, finalmente, y luego de varios bocetos que son otras tantas piezas artísticas, el lienzo sobre el enorme caballete pintado a la luz de las velas inmortalizó un momento muy especial de la convención.

Fue el 20 de abril de 1853, a las 11 y media de la noche, cuando el diputado constituyente por Santa Fe, Juan Francisco Seguí, propone votar por aclamación el texto inspirado en Las Bases, el libro que Juan Baustista Alberdi, tras la caída de Juan Manuel de Rosas, se había apurado a escribir en Valparaíso, Chile.

Así, el santafesino derrotó la moción del presidente de la convención, Facundo de Zavalía, diputado por Salta, quien quería postergar la decisión por el clima de agitación y beligerancia que en ese momento había terminado con la provincia de Buenos Aires fuera de la Confederación.

El ámbito físico que inspiró a Alice fue el Cabildo de Buenos Aires porque el de Santa Fe había sido demolido en 1906.

El trabajo le había sido encomendado por la Cámara de Diputados de Santa Fe, a instancias del periodista Juan José de Soiza Reily, muy conocido en su tiempo, quien varios años atrás había proyectado a Alice a la notoriedad en Caras y Caretas con artículo titulado: "Un lustrabotas que llega a ser un gran pintor".

Pero tras un cambio de gobierno, Santa Fe rehusó pagar el trabajo una vez finalizado, motivo por el cual lo hizo el gobierno de la Nación, a través de la ley 12757 de 1942. Por esa razón, el cuadro está en la Cámara de Diputados de la Nación y sigue vacío el lugar que lo espera en la Cámara de Diputados de Santa Fe.

Pleito mediante, ya que el cuadro fue llevado a Santa Fe durante la gestión justicialista de hace tres décadas y Diputados lo recuperó a través de un fallo durante la dictadura, en Santa Fe hay esperanzas de encontrarse con la obra perdida.

Entre los nuevos políticos surgidos en Santa Fe con la irrupción de Carlos Reutemann, en este asunto ocupa un lugar central Horacio Rosatti, constituyente en 1994 y autor de varios trabajos sobre la causa del cuadro.

Por ejemplo, en 1998, como intendente de Santa Fe, consiguió que los restos de Antonio Alice, porteño, descansaran para siempre en esa ciudad. Estupenda paradoja: su cuadro de simiente santafesina, en cambio, está en Buenos Aires.

Quizás no para siempre.

Título, bajada y copete: Puja entre dos Cámaras de Diputados/ Destino y paradojas de un cuadro que retrata la primera Constitución/ Los santafesinos reclaman reencontrarse con un óleo que pinta cómo se sancionó la primera Carta Magna. Los diputados nacionales deben aprobar si la obra abandona el Salón de los Pasos Perdidos.

Fuente: Clarín, 3/3/03

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