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DIPUTADOS, DOS DIAS ANTES DEL PACTO

El 2 de noviembre de 1993, dos días antes del encuentro Menem-Alfonsín que derivaría en el Pacto de Olivos, en la Cámara de Diputados, que debía tratar la sanción del Senado a favor de la reforma constitucional,  los radicales tenían que resolver quiénes iban a ser las nuevas autoridades del bloque y esperaban que la reunión del comité nacional de diez días después no terminase en un escándalo. Y en el bloque oficialista, que conducía Jorge Matzkin, había disidencias  sobre las que caían la influencia del senador rebelde José Octavio Bordón. Uno de los que sostenían que la votación debía ser con los dos tercios del total de miembros era el santacruceño Rafael Flores.

Por Armando Vidal

La disputa por la adhesión de los bloques menores entre radicales y justicialistas pone la puja por la reforma en un escenario especial.

Los radicales, que son 84, quieren elevar el número de adherentes para subir hasta lo inalcanzable los dos tercios exigidos por la Constitución para declarar su propia reforma.

Al frente de este cometido en el principal bloque opositor se halla el porteño angelocista Juan Octavio Gauna, quien ayer (1/11/93) efectuó los primeros sondeos con la bancada socialista y también con el federal Andrés Fescina.

No se trata sólo de acordar un voto negativo sino en establecer una dinámica de combate que impida circunstancias favorables al oponente.

Un recurso es evitar la votación justicialista y otro que puede ser tan eficaz o más es propiciar esa votación si los números son favorables al rechazo. En tal caso, no habría ley porque debe mediar un año parlamentario para volver a tratar el mismo tema.

La reunión del radicalismo con los peronistas disidentes que pilotea el líder del Frente Grande, Carlos Chacho Alvarez, se producirá hoy.

La ronda de conversaciones se completará con los legisladores del pacto correntino y los integrantes del bloque del Modín, que encabeza Orlando Gallo, así como con los cuatro miembros del bloque demoprogresista, entre otros sectores minoritarios del cuerpo pero cuya alianza cierra filas al intento oficialista, al menos con el cuadro de situación actual.

El bloque justicialista que conduce Jorge Matzkin, por su lado, debe asegurar la participación de todos sus miembros, aunque algunos de ellos plantean la necesidad de que la reforma sea aprobada con los dos tercios del total de la Cámara, como es el caso del santacruce¤o Rafael Flores y del bordonista Juan Horacio González Gaviola, actualmente en Estados Unidos.

Entre los bloques que apoyan la reforma y la reelección se encuentran los renovadores de Salta, los diputados del Movimiento Popular Fueguino, los del sapagismo neuquino y los jujeños del guzmanismo, además de algunos diputados de la UCeDé, como el convertido al peronismo, Alberto Albamonte y el bonaerense Francisco Durañona y Vedia, ahora alineado con la reforma.

Un voto firme en ese mismo sentido es el del jubilado blanco Juan Carlos Sabio.

Oscar Alende, intransigente, no votará la propuesta oficialista para no contradecir su posición frente a la reforma justicialista de 1949.

Mientras se despliega esta tarea, la mesa del bloque radical sólo admite como preocupación central que la definición por la conducción del comité nacional, prevista para el 12 de noviembre, tenga repercusiones que sacudan la pax interna.

Junto con la estrategia antireforma y el pleito por el partido, el principal bloque opositor enfrenta al mismo tiempo el proceso de elección de autoridades que debería surgir del consenso entre la alianza (angelocistas, storanistas, delarru¡stas e independientes), así como los no alineados y los alfonsinistas del Modeso.

Un punto en controversia parece anidado entre angelocistas y delarruistas porque éstos se oponen a la candidatura de Gauna que expresa la minoría en la Capital Federal. Contaría su candidatura con el apoyo del resto delos integrantes del llamado Bloque Federal que suma el mayor número de componentes (más de treinta).

Fuente: Texto para Clarín, del 2/11/93.