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TEISAIRE, HISTORIA DE UN PERONISTA TRAIDOR

Alberto Teisaire, vicepresidente en el último año del segundo gobierno de Perón, derrocado en 1955, fue un traidor al peronismo,  despreciado hasta por los antiperonistas. Murió de muerte natural.

Por Isidoro Gilbert

El primer gobierno de Juan Perón (1946/55) (NdE:  llegó hasta 1952 y fue derrocado en el segundo) sigue suscitando investigaciones sea por aspectos parciales, sea por personajes que lo acompañaron en ese tiempo. En los últimos años se ha hurgado en las llamadas segundas líneas.

No tan abordadas, lógicamente, como las biografías del General o de Eva Duarte, y así hemos conocido indagaciones sobre Héctor Cámpora, Juan Atilio Bramuglia, Ramón Carrillo, Raúl Apold o Angel Borlengui, entre las más conocidas. Faltaba un personaje que pudo haber sido el sucesor de Perón si fallecía durante su mandato o si hubiera tenido coraje y sapiencia cuando fue derrocado: su vicepresidente desde 1954.

Es la tarea que emprendió Fabián Bosoer con el libro Detrás de Perón. Historia y leyenda del Almirante Teisaire.

Alberto Teisaire fue una pieza importante tanto en el bloque militar hegemonizado por la logia GOU, en la medida que era uno de los pocos marinos que contó el proyecto de país iniciado con el golpe de estado del 4 de junio de 1943, especialmente cuando Perón comenzó a ser el dueño de la situación (o intentaba serlo), cumpliendo funciones políticas, primero, y después del 17 de octubre de 1945, como mano indispensable en la estructuración de la coalición con que “el coronel del pueblo” ganó las elecciones de febrero de 1946.

Fueron tres fuerzas, básicamente: el Partido Laborista de Cipriano Reyes, Luis Gay, Bramuglia y Borlenghi; la Junta Renovadora Radical, disidencia de la UCR, con Hortensio Quijano y Armando Antille, y los Círculos Independientes, capo laboro de Teisaire (1), quien en esos comicios fue designado senador nacional por la Capital Federal.

Fue una señal en dirección al Partido Unico de la Revolución Nacional, donde se fundieron todos y luego sÓlo quedó el Partido Peronista.

Este marino, que capitaneó en 1933 el buque escuela Fragata Sarmiento , en un viaje singular porque pudo conocer en visitas protocolares a Franklin D. Roosevelt o Adolfo Hitler, se había especializado como submarinista en bases de EE.UU, dato importante porque, sugiere Bosoer, pudo haberse comprometido con alguna logia que tiempo más tarde sería la que lo protegería en los momentos más infamantes de su carrera: la de haber traicionado a Perón a la caída de Éste en septiembre de 1955.

Se sabe: el contraalmirante fue elegido vicepresidente en una votación en 1954 para reemplazar al fallecido Quijano (2) pero no trepidó en presentarse ante el nuevo gobierno de Eduardo Leonardi e Isaac Rojas para denunciar a Perón y su sistema dando argumentos a la Revolución Libertadora para justificarse.

Este hecho que arrojó a Teisaire al basural de la historia, es lo que dio pie a Bosoer para indagar su vida naval y trayectoria política y bucear agudamente sobre la traición en la política y en la historia, acaso lo más fuerte de este trabajo.

En el peronismo, dice, pero podría extenderse a otras culturas, la disidencia con el liderazgo divide con el filo de una navaja al leal del traidor.

En la historia posterior a la caída, los “traidores”, caso Augusto Vandor u otros, pagaron con su vida sus posturas.

Esa concepción amigo-enemigo es parte de la tragedia argentina.

El autor abre el abanico de posibilidades sobe las motivaciones del marino para convertirse en el cantor de las cosas nuestras, ese humillante rol de ser filmado con sus denuncias, documental que luego por un tiempo se difundió por cines de todo el país.

También Bosoer se interroga sobre si esa logia a la que habría ingresado en su juventud no lo indujo a dar ese paso que tan bien le vino a los propósitos del almirante Isaac Rojas, un convertido también, y jefe de la facción gorila de la Revolución Libertadora.

El 11 de octubre de 1955, cuando al peronismo no le había llegado la prohibición, la revista De Frente que dirigía John William Cooke le dedicó un comentario titulado “La palabra ‘asco’ tiene ahora nombre y apellido", reconstruyendo el hecho paso a paso. " Solo así paulatinamente es posible vencer la sensación de asco y adentrarse en él para sacar conclusiones, Vamos a asistir en el (cine) Trocadero a uno de los ejemplos más cabales de indignidad a que puede llegar un hombre cuando carece de moral y de carácter. El infeliz, como el personaje de Florencio Sánchez, es un muerto que camina y va apestando la tierra con su podredumbre moral”.

* Un pro yanqui

Hay que aclarar que el personaje de marras que creció detrás de Perón, había sido un disertante de nota en cursos de adoctrinamiento justicialista, que fue en cierto modo, cabeza del ala más pro norteamericana, tanto para la adquisición de armamento militar en tiempos difíciles de las relaciones con Washington, como para un mayor alineamiento con los EE.UU y que fue encomendado a comprar las Malvinas en un viaje a Londres.

En eso de la compra de armas fue un experto, una intervención que generalmente se vincula con pagos especiales: la fortuna que pudo haber legado sigue siendo un misterio, porque se supone mayor que el dinero y joyas que la Libertadora le encontró en una caja de seguridad del banco Francés.

Perón lo aupó hasta donde llegó a pesar de que nunca se llevó bien con Evita y no porque fuera su amigo: el General no le otorgó esa gracia pero confió en el marino acaso por creer que él lo ayudaría a controlar a la díscola Armada.

Amigo de Teisaire fue Bernardo Neustadt, amistad que el periodista –que era encargado de pasarle una mensualidad al jefe de la Alianza Libertadora Nacionalista Guillermo Patricio Kelly– con los años trató de enterrar.

Bosoer cuenta que después del 17 de octubre famoso, Teisaire se entrevistó con políticos de todos los partidos, y menciona uno con el entonces apoderado del Partido Comunista, Ernesto Giudici.

Es interesante el anexo del libro, en lo que se incluyen las conclusiones sobre la investigación que la Libertadora le hizo al marino así como un informe que la CIA preparó en 1954, seguramente elaborado por un conjunto de expertos por la amplitud temática sobre la actualidad argentina donde no avizora la crisis con la Iglesia y preveía un buen 1955 económico sin sobresaltos políticos.

A propósito del clero, al marino se lo encartó con los episodios de la quema de la bandera y templos. El lo negó ante quienes lo investigaron. Bosoer aclara que a Teisaire no lo mató un comando de la Juventud Peronista como hizo circular por años el ex diputado menemista Luis Sobrino Aranda, ni menos aún que el notable exiliado en Madrid ordenara el crimen.

Falleció el 11 de septiembre de 1963 en su casa en el barrio de la Recoleta, hecho que solo mereció pocas líneas en diarios, se lo alojó ilegalmente en el Panteón Naval del cementerio de la Chacarita y luego fue enterrado.

¿Cumplió Teisaire con un destino con que están marcados los vicepresidentes?

El autor no puede dejar de lado esa realidad por las historias con varios de los segundos institucionales desde Juárez Celman, presidente pero traicionando a Roca y a Julio Cobos, pasando, cada uno con sus causas, por Eduardo Duhalde o Carlos Chacho Alvarez.

(1) NdE de CA: En esa tarea no puede omitirse la labor del joven abogado Rodolfo Decker, secretario privado del coronel Domingo Mercante, ni tampoco la de éste. Decker por ello fue distinguido por el propio Perón por lo cual en 1946 fue diputado nacional y presidente del bloque Peronista, a los 25 años de edad. Mercante, brazo derecho de Perón, fue gobernador de la provincia de Buenos Aires,

(2) NdE de CA: Integrante de la formula reelecta por la reforma constitucional de 1949 en las elecciones de noviembre de 1951, Quijano falleció antes de asumir, razón por la cual el cargo estuvo vacante hasta que para lograr una reafirmación del respaldo popular, el gobierno llamó a elecciones en las que triunfó el candidato oficialista, Alberto Teisaire.

Título y bajada: Teisaire, historia de un traidor/ La figura desconocida del vice de Perón entre 1954 y 1955 es el eje del libro de Fabián Bosoer que lo indaga desde la deslealtad.  

Fuente: Revista Ñ (revistaenie.clarín.com), 3/12/13.