Logo

POCOS VIERON QUE EL CAMBIO SERÍA TRÁGICO

Testimonio del entonces secretario general del partido Socialista Popular acerca de aquella jornada de hace cuarenta años, y la conclusión de que fue inútil tratar de demostrar que lo que resultaba inminente iba a ser mucho peor que el gobierno de Isabel Perón. Una experiencia que ilumina.

Por Víctor O. García Costa

En medio del infantilismo de algunos, de la irresponsabilidad de otros y de los sangrientos enfrentamientos que operaban en el seno del partido gobernante, el golpe militar pendía sobre nuestras cabezas. En una reunión multipartidaria celebrada en julio de 1975 en la sede del Justicialismo

en la avenida Córdoba casi esquina Libertad, presidida por el gremialista José Báez, cuando ya se sabía que había una suerte de ultimátum de las Fuerzas Armadas, con la ausencia de la Unión Cívica Radical, propusimos que no se continuara con el encuentro hasta tanto se consiguiera la parfticipación del radicalismo porque la situación del país requería de la unidad de todos los partidos políticos.

Báez asintió y mandó emisarios a buscar a la representación radical que se hizo presente encabezada por el senador nacional Raúl Zarriello, su vicepresidente.

Durante muchas semanas, antes del golpe del 24 de marzo de 1976, hicimos actos callejeros y recorrimos los diversos centros socialistas explicando ’’Por qué NO al golpe’’, que se avecinaba.

Conservamos ejemplares de los carteles que se pegaron por las calles.

Asimismo, por el Canal 7, en el espacio correspondiente a los partidos políticos, porque se estaba en la etapa preelectoral, desarrollamos el tema, alertando, a la luz del golpe del 28 de junio de 1966, sobre lo que iba a ocurrir si el nuevo golpe se producía.

Aunque ese texto fue publicado, en el archivo del Canal debe estar la grabación probatoria.

* Vida garantizada por 24 horas

Pocos días antes del golpe, un marino de grado, retirado, con quien durante el gobierno de Isabel, con el dirigente radical Antonio Tróccoli habíamos conseguido que se liberara a la hija de su pareja o pretendida pareja, luego destacada dirigente política, que estaba detenida, -de lo que dejó constancia en una carta personal- me dijo textualmente: ’’Si algo pasa, te puedo garantizar la vida durante 24 horas para que te vayas del país. Después no’’.

Era yo secretario general del partido Socialista Popular y, por supuesto, no me fui.

La tarde del día del golpe, en una reunión freudiana efectuada en el estudio del doctor Armando Balbín, hermano de Ricardo, en la calle Rivadavia al 800, al llegar -estaban discutiendo el sistema electoral- advertimos a los presentes que había tropas que tomaban posición en distintos edificios de la ciudad, entre ellos el Automóvil Club y el Correo Central.

Alguien, desde la representación justicialista dijo: ’’Nos están corriendo con la vaina’’.

Otro de los asistentes, impaciente, miraba su reloj pues se quería ir para poder verse y oírse esa noche por televisión.

Por decisión de los presentes, a la salida de la reunión, se nos pidió informar al periodismo, lo que hicimos en la puerta de calle y así consta en los diarios de la época.

Un par de horas más tarde, las Fuerzas Armadas tomaban la Casa de Gobierno, detenían a la Presidente e iniciaban la más sangrienta de las dictaduras.

Inmediatamente después del golpe, prohibidos el uso de símbolos, la realización de reuniones y la emisión y firma de documentos a nombre de los partidos, suspendida la actividad política, dimos dos documentos con nuestra firma y mención del cargo en el Partido.

Por uno de ellos, reclamábamos la libertad del doctor Pablo Lejarraga, vicepresidente de la Federación Argentina de Colegios de Abogados y secretario de Relaciones Internacionales del Partido, detenido en Bahía Blanca, que fue publicado por el diario La Nación, señalando nuestra firma y cargo.

En el otro, extenso, analizábamos la situación política, económica y social a partir del golpe militar. Se lo dimos a leer a nuestro amigo, el distinguido profesor José Luis Romero, que nos hizo algunas observaciones y, aprobado por la Mesa Ejecutiva en una reunión clandestina, apareció con nuestro nombre y cargo.

El mismo docunento circuló hasta en las cárceles donde había detenidos políticos. Alguien lo reprodujo hace poco, aunque sin nuestra firma.

* Incomprensión de la responsabilidad de la hora

En el documento se criticaba el no haberse intentado salvar la institucionalidad, aunque esa institucionalidad fuese Isabel Martínez. Fue inicialmente criticado por algunos, inclusive por compañeros del Partido, que nos acusaron de haber sido benevolentes con los dirigentes obreros peronistas en tanto juzgábamos duramente a las Fuerzas Armadas.

Conservamos correspondencia de algunos críticos que fueron, después de 1983, ’’paladines de la democracia’’.

La verdad es que había habido una gran incomprensión al no defender al gobierno de Isabel Martínez de Perón, por más ineficiente que fuera y lo era, sobre todo cuando se estaba al borde de una renovación electoral.

Después de la muerte de Perón, nos había tocado participar de un par de reuniones de gabinete con la Ppresidente, presentes José López Rega y Oscar Ivanisevich y tuvimos clara la ineptitud del Poder Ejecutivo y los proyectos bárbaros de López Rega y fascistoides de Ivanisevich, pero con un mínimo de criterio político responsable, caído López Rega y fracasadas las tentativas de que Italo Luder asumiera la presidencia de la Nación, se debió haber comprendido que cualquier cosa era mejor que el golpe militar que nos pisaba los talones.

De la barbarie que vino después hay abundante documentación de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos cuyo Consejo de Presidencia integramos, de la CONADEP, de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo y de los que, responsablemente y con riesgo, conservaron para el futuro la documentación corroboratoria de lo que ocurría, sobre todo en materia de Derechos Humanos.

Muchos de nuestros amigos integran la larga lista de detenidos desaparecidos.

Como representándolos, vamos a mencionar a dos: Evangelina Carreira y Daniel Hopen, excepcionales exponentes humanos, secuestrados el 17 de agosto de 1976, cuando se disponían a pasar a buscarme a la sede del partido Socialista para retirar un libro de Carlos Sánchez Viamonte, que Daniel necesitaba y, después, cenar juntos, como solíamos hacerlo en el viejo 'El Parmegiano' de Carlos Calvo y Castro, en el barrio de Boedo.

Si hubiesen llegado a buscarme, seguramente no habría podido escribir esta página recordatoria.

Template Design © Joomla Templates | GavickPro. All rights reserved.