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EL MANUAL PERONISTA Y LA TERCERA POSICIÓN

Nota del ex senador y diputado peronista Oraldo Britos, quien pone sobre la mesa el "Manual Peronista", obra del propio Perón, de 1954, para promover un amplio debate en el partido, al estilo del de Río Hondo en 1985. De paso, la Tercera Posición. Capitalismo, comunismo, peronismo. ¿Qué significan?

Por Oraldo Britos

Pese a mi edad, no he podido sustraerme de los avatares internos del peronismo, de los cuales todos tenemos una gran responsabilidad si nos sentimos incluidos en el mensaje de despedida del Gral. Juan D. Perón del 12 de junio de 1974, desde los balcones de la Casa Rosada en Plaza de Mayo, dieciocho días antes de morir.

Fue cuando el tres veces Presidente de nuestro país dijo  que su único heredero era el pueblo argentino.

Por lo tanto no podemos dilapidar el capital político que aún nos queda, sólo buscando subsistir mediante  futuras candidaturas, sin haber tenido la capacidad de reunirnos para afrontar un profundo análisis de nuestro comportamiento.

Hay que volver a aquellos duros congresos, como el de la renovación peronista en Río Hondo, en 1985, de donde surgieron nuevos valores que colaboraron a cambiar la imagen de derrota que pesaba sobre nuestras espaldas desde 1983.

No digo que las cosas fueron mejor, tal vez volvimos a tropezar con las mismas piedras, pero sí hubo un intento.

Nunca ha sido fácil conducir nuestro movimiento con la misma capacidad de Perón.

Por eso muchas veces hemos tenido que soportar a los irrespetuosos que se infiltraron en nuestras filas pretendiendo cambiar nuestra doctrina, ya sea ubicándonos en la izquierda o en la derecha, dejando de lado los verdaderos valores con que fuimos formados para defender a nuestra patria.

Finalmente, deseo transcribir el pensamiento del general Perón expresado en 1954 en su Manual del Peronismo (1), referente a nuestra tercera posición.

A partir de aquí, la palabra de nuestro Líder:

“Frente a nosotros se levantaba triunfante el individualismo capitalista y el colectivismo comunista, alargando la sombra de sus alas imperiales por todos los caminos de la humanidad. Ninguno de ellos había realizado ni podía realizar la felicidad del hombre. Por un lado, el individualismo capitalista sometía a los hombres, a los pueblos, y a las naciones, a la voluntad omnipotente, fría y egoísta del dinero. Por el otro lado, el colectivismo, detrás de una cortina de silencio sometía a los hombres, a los pueblos y a las naciones, al poder aplastante y totalitario del Estado.

En todos los horizontes del mundo, las naciones, los pueblos y el hombre que lo constituyen, soportaban, sin fe y sin esperanza, la explotación del dinero o del Estado como sistema de vida y de trabajo. El dilema que se nos presentaba era terminante y al parecer definitivo: o seguíamos bajo la sombra del individualismo occidental o avanzábamos por el nuevo camino colectivista. Pero ninguna de las dos soluciones había de llevarnos a la conquista de la felicidad que nuestro pueblo merecía. Por eso decidimos crear las nuevas bases de una tercera posición que nos permitiese ofrecer a nuestro pueblo otro camino que no lo condujese a la explotación y a la miseria; una tercera posición argentina, para los argentinos que nos permitiese seguir en cuerpo y alma la ruta de la libertad y de la justicia que siempre nos señaló la bandera de nuestras glorias.

Así nació el Peronismo -prosigue Perón- bajo la suprema inspiración de un alto ideal que ya estaba presente ante mis ojos el día en que anuncié mi decisión con las palabras del mensaje de 1946. El Peronismo creado para nosotros, y para nuestros hijos como una tercera posición ideológica tendiente a liberarnos del capitalismo sin caer en las garras opresoras del colectivismo han sido, para el exterior, algo así como la piedra del escándalo. Los pueblos del mundo han advertido en nuestra doctrina y en la realidad del Peronismo, la solución de sus propios problemas.

Los conductores de los imperialismos, que aspiran a dominar sobre los pueblos, han tratado de menospreciar nuestras realizaciones saboteando nuestra doctrina y atacándola en todos los frentes y en todas las retaguardias. Nos acusan de auspiciar en el mundo la neutralidad como sistema. Si solamente pretendiésemos eso, el mundo de nuestra generación debería estarnos ya profundamente agradecido; porque siempre es preferible la neutralidad como sistema en cambio de las guerras de ensayo o de las guerras preventivas. Pero se equivocan substancialmente nuestros críticos internacionales. La Tercera Posición no es de neutralidad como sistema. No es una postura sin contenido, sino un doctrina distinta, que nosotros en nuestra tierra, ofrecimos a nuestro pueblo como solución de un momento crucial de su destino y la realizamos para el Pueblo que tuvo fe en nosotros y se jugó por nosotros en más de una ocasión.

La Tercera Posición -dice-  es una filosofía que conforma una doctrina y una teoría en lo político, en lo social y en lo económico; y es substancialmente distinta del individualismo capitalista y colectivismo, en cualquiera de sus formas. La Doctrina Peronista es la doctrina de esa Tercera Posición, y se puede aplicar a la solución de problemas políticos, sociales y económicos del mundo contemporáneo. Nosotros ofrecemos, con seis años de realizaciones (2)  los resultados concretos de la Tercera Posición ideológica que asumimos en 1946.

Confieso que no hemos podido destruir, todavía, hasta sus últimos reductos, las estructuras del capitalismo que dominó cien años en nuestra tierra, pero declaro con absoluta certeza que ya avizora, en todos los horizontes económicos, políticos y sociales de la República el amanecer de la liberación peronista.

Nuestro objetivo inicial, la felicidad del Pueblo, sigue siendo nuestra primera ambición como el día en que comenzamos. No queremos ni pretendemos imponer en el mundo la Doctrina Peronista, como solución de sus problemas. Pero tampoco podemos impedir que los pueblos de la humanidad atraídos por la realidad de nuestro pueblo que tiene fe en los destinos del hombre y que cree en la dignidad humana, se pregunten qué ha sucedido en este rincón argentino de la tierra. Y no podemos negarnos a decirles que ésta es la simple realidad del Peronismo.

Y tampoco no es posible impedirles que viendo nuestra verdad no crean, y creyendo, no se aferre a nuestra doctrina como solución a sus propios problemas, de los viejos problemas que no solucionó el capitalismo ni resolvió, con su enorme poder totalitario, la máquina internacional colectivista.

No se quejen ni se extrañen los conductores de los imperialismos por el éxito que, en tan pocos años, va coronando la prédica peronista entre los pueblos. Ellos no deben olvidar que nuestra doctrina no se ampara bajo ninguna bandera de batalla, ni se escuda la mano de ninguna agresión imperialista, ni pretende realizar el dominio económico del mundo, ni aspira a imponer sobre los pueblos una determinada justicia o una determinada libertad.

Si los pueblos del mundo quieren servirse de ella como solución de sus problemas -acota Perón- , no será por culpa nuestra, sino en virtud del desgraciado proceso de los sistemas imperantes y de su bancarrota como solución para el dolor y la desgracia de los pueblos. No negamos tampoco que nos gustaría vivir en una humanidad justicialista, porque siempre es más pura la felicidad que se comparte; y por fundamentales razones de solidaridad humana nosotros deseamos, la desaparición del capitalismo y del colectivismo por la justicialización del mundo y de los hombres.

* Estado Peronista y economía social

La doctrina del Movimiento Peronista ya no es de propiedad absoluta de Perón, ni del Peronismo; ¡ni siquiera de los argentinos! Pertenece a todos los hombres y a todos los pueblos que quieran como camino de liberación. La mística de nuestro Movimiento es de carácter políticosocial. Nuestro Movimiento no es esporádico sino de grandes proyecciones, de consolidación. Tiene su doctrina propia, que ha llevado al orden social y al económico a una posición nueva en el mundo: la Tercera Posición. Ella es un invento nuestro. Aquí nadie está con el régimen capitalista ni con el comunismo. Las masas se lanzan a éste, porque el hombre desesperado se aferra a un clavo ardiendo y el comunismo es el clavo ardiendo al que van los desesperados del capitalismo. Nosotros -compara- hemos ido a una Tercera Posición, creando el Estado Peronista, que asegura a las masas  la Justicia Social. Sin ella se prepara el derrumbe. La economía puede ser poderosa, pero un derrumbe social arrasa con ella en pocos días; es de enorme fragilidad.

Nosotros -señala- hemos abandonado el sistema capitalista para resistir al comunismo, creando un Estado Peronista que, en nuestra opinión, es el perfecto equilibrio del Estado moderno, donde cada uno tiene su derecho y su obligación, y recibe en proporción a lo que produce. Libre de toda atadura material de orden económico y de toda atadura a los extremos ideológicos, la República Argentina puede hablar con igual altura moral frente a todos los países del mundo, y nuestra Tercera Posición nos permite buscar y hallar siempre las coincidencias necesarias como para que en esa Tercera Posición la humanidad encuentre su camino.

No estamos ya tan solos en este intento idealista que venimos realizando en nuestro país desde 1943, y que ofrecimos al mundo como solución en 1947. Progresivamente hemos visto cómo han ido adhiriendo a nuestra concepción política, económica y social destacados dirigentes y pensadores de todos los países. Y, reconociendo o no el origen argentino de esta doctrina, son cada vez más numerosos los hombres que en todos los pueblos no ven otra solución para lograr la paz de una tercera posición distinta de la que significan el Comunismo y el Capitalismo.

Esta es, por otra parte, la solución que hemos dado al problema y realizado en nuestro país, y que nuestra Constitución ha sellado definitivamente (3). En el orden político, la Tercera Posición es el abandono de la economía libre y de la economía dirigida, por un sistema de Economía Social, al que se llega poniendo el capital al servicio de la economía. Y en el orden social la Tercera Posición entre el individualismo y el colectivismo, es la adopción de un sistema intermedio, cuyo instrumento básico es la Justicia Social.

*  Interpetación

Como vemos, Perón nos enseña las diferencias existentes entre el capitalismo, el comunismo y el Peronismo, de lo cual podrían inferirse algunas definiciones de la mano del General. 

Veamos.

CAPITALISMO

Es la causa del estado actual del mundo. Todo es el individuo y para el individuo. La libertad es un bien absolutamente individual, lo mismo que la propiedad, el capital, etc. Es explotación del hombre por el hombre.  El hombre, en política, es medio. Está al servicio de la economía individual.  Es lucha egoísta de hombres. El hombre es un mercenario y su libertad, una ficción.

El trabajo es un simple acto comercial, una mercancía más. Produce desocupación, pobreza y hambre. Sabe producir pero no distribuye equitativamente la producción.  La producción es monopolio de los capitalistas.  La riqueza es un bien individual sobre el que nadie, salvo su poseedor absoluto, tiene derechos.  Satisface sólo a un grupo. 

Provoca la abundancia ficticia, en beneficio de las grandes empresas, sin satisfacer las necesidades del pueblo.  La finalidad es el enriquecimiento individual, amparado por el absoluto libertinaje económico.  Hace depender todo del dinero. Priva el interés egoísta del capital. La moneda es un fin y no un medio. La economía y el bienestar social están subordinados al valor del dinero.  El dinero tiene el respaldo oro.  

Emplea esclavos mecánicos para mayor explotación del hombre. La valorización de la moneda tiene como efecto final el incremento de los capitales privados.  Acciona sobre los gobiernos para imponer el imperialismo capitalista. Cifra su poderío en la capitalización de los monopolios y de las grandes empresas.

La riqueza hace la felicidad material de un pequeño grupo, amasada con el dolor ajeno.  La conducción económica es realizada por empresarios.  La moneda es un simple instrumento de los capitales para explorar el mundo. El capital es elemento y factor parásito que vive del trabajo de los demás. 

Todo se subordina, incluso el hombre, al valor absoluto de la moneda.  La economía es capitalista.  Sustenta el privilegio en todas sus formas.  Explotación del hombre por el capital individual.  Considera al trabajador como una máquina más. Vida de miseria y de dolor.

COMUNISMO

Es el efecto de la causa capitalista. Todo es el Estado y para el Estado. Es explotación del hombre por el Estado. Es subordinación absoluta de los hombres. El hombre, en política, es instrumento.  Produce esclavitud, más pobreza y más hambre. La libertad del hombre no existe. 

El trabajo es un simple acto de servidumbre. Explotación del hombre por el Estado.  La producción es monopolio del Estado.  Sabe producir pero el Estado acapara toda la producción.  Satisface sólo al Estado.  Emplea esclavos mecánicos para sumarlos al número de esclavos humanos. 

 Hace depender todo del Estado.  Provoca la abundancia para satisfacer sólo al Estado.  Acciona sobre las masas para imponer su imperialismo comunista. La finalidad es el enriquecimiento del Estado con sacrificio de todas las libertades. La riqueza es del Estado y no hace la felicidad de nadie.   El hombre está al servicio de la economía del Estado, es un elemento de explotación.

Prevalece el interés absoluto del Estado. La moneda es un fin absoluto para el Estado.  La valorización de la moneda tiene como efecto final el incremento de los capitales del Estado. La economía y el dinero están subordinados al Estado, sin bienestar social.  El dinero tiene el respaldo del Estado.

La moneda es un simple servicio del Estado para explotar a sus satélites. Cifra el poder de su economía en la capitalización del Estado.  La economía es estatal, conducida por el Estado. El capital es del Estado esclavizando al pueblo.  Sustenta el privilegio del Estado. Considera al trabajador como un instrumento esclavo del Estado.  Vida de miseria y de mayor dolor.

PERONISMO

Prevalece el supremo interés del pueblo. Dignificación del hombre y del trabajo. Cooperación y coordinación de los hombres.  El hombre es el capital; el joven, el ahorro, y el viejo, el acreedor.  Suprime la causa y por lo tanto su efecto, mediante una nueva solución. Parte es del hombre y para el hombre y parte es del Estado y para el Estado.  

Sostiene que la libertad, lo mismo que la propiedad, el capital, etc., no es absolutamente individual ni absolutamente social. Son bienes individuales en función social. Es supresión total y definitiva de la explotación del hombre. El hombre, en política, es poder y soberanía.  La libertad del hombre consiste en el respeto de sus derechos y el cumplimiento de sus deberes. 

El trabajo es un derecho individual que se ejerce en función social. Produce creciente trabajo, riqueza y bienestar.  Sabe producir y distribuye equitativamente la producción. La producción está al servicio del bienestar social. Satisface a la colectividad. Emplea esclavos mecánicos para aliviar al hombre operante y productor, y ayudarlo en sus tareas diarias así como también para compensar sus necesidades de vida, siempre en aumento.

Provoca la abundancia para cubrir las necesidades el pueblo. Hace depender todo del bienestar del pueblo. Aspira a que en la humanidad los pueblos sean justos, soberanos y libres. La riqueza es un bien individual y, a la vez, social que debe cumplir una función social. Nadie tiene derechos absolutos sobre la riqueza: ni el hombre ni la sociedad. 

La finalidad es la justa distribución de la riqueza entre los hombres. La riqueza hace la felicidad de todos. Todos los bienes económicos se crean y existen para el hombre.  La moneda es un medio, no un fin.  El valor del dinero está subordinado a la economía y al bienestar social.  El dinero tiene el respaldo de la riqueza que crea por el trabajo. La valorización de la moneda tiene como efecto final el aumento del poder adquisitivo de los salarios. La moneda es un simple servicio público. 

Cifra el poder de su economía en la capitalización del pueblo.  La conducción económica se realiza conjuntamente por el Gobierno y por el pueblo organizado. Todo se subordina, incluso el valor de la moneda, al hombre.  El capital es un auxiliar del trabajador. En realidad el hombre es el capital que crece por voluntad divina, produce su deber y derecho, y consume por derecho. Lucha contra todos los privilegios, salvo el de los niños. 

Considera al trabajador como capital operativo y productor en bien de todos. La economía es social. Vida socialmente justa. En esta hora, en que no podemos ofrecer el auxilio de nuestras fuerzas militares, desde que ninguna solución conseguirían para el grave problema de la división humana, nosotros nos permitimos ofrecer al mundo la solución de un tercer camino que, no siendo capitalista ni comunista, saque a la humanidad de este dilema de vida o muerte en que se encuentra a pesar de sus deseos de vivir en paz.

Alentamos la esperanza de que nuestro camino justicialista reconcilie a los hombres con su destino de hombres y crean éstos, de nuevo en la felicidad.

* Hoy, el mundo de Trump

Cuando Perón define nuestra tercera posición, ayuda a recordar el papel de los Estados Uniodos en distintos periodos,   que hoy renueva el nuevo presidente Donald Trump, quien groseramente  viene anticipando su desprecio por los pueblos latinoamericanos.

Nos pasó con el ex embajador de ese país Spruille Braden, que supo manejar la explotación de los trabajadores mineros de Colombia, así como la Standard Oil de Bolivia, donde incidió en la guerra entre estos dos pueblos hermanos, Bolivia y Paraguay, dejando como saldo miles de muertos,

La misma actitud supo tener en la Cuba de Fulgencio Batista defendiendo siempre sus intereses mineros ligados a los Rockefeller, de quienes heredó la mayoría de las acciones de la Braden Copper Company, en Chile.

Este representante de los interese norteamericanos es el mismo que animó a promover la denominada Unión Democrática en 1945/46 y a descalificar al entonces Coronel Perón, quien pese a ello triunfó en las elecciones del 24 de de febrero, hace 71 años. 

Perón en 1954 había logrado conformar pacíficamente un potencial acuerdo conocido como Pacto del ABC, con Brasi,l conducido por Getulio Vargas, para abrir nuestras fronteras de manera solidarias, dejando de lado antiguas contradicciones fomentadas desde el imperio del norte y con Chile,  conducido por el general Ibáñez del Campo (4). 

Pasaron muchos años y pudieron cercar a Cuba, aislándola comercial, social y políticamente de América, no contaban con que al iniciar su tercera presidencia en 1973 el general Perón, lo primero que realizó fue ordenar el envío de alimentos y todo tipo elementos de trabajo que sirvieran al pueblo cubano por un valor de mil millones de dólares.

Recuerdo las quejas ante la OEA de los Estados Unidos por nuestra actitud solidaria, a lo que nuestro canciller Jorge Vázquez replicó reivindicando nuestra autonomía de pueblo libre y comprometido con la humanidad.

El Manual Peronista, que Perón hizo conocer un año antes del golpe militar del 16 de septiembre precedido del criminal bombardeo del mismo día de junio, fue su necesidad de responder a compañeros, muchos de ellos aburguesados, que habían dejado de cumplir sus responsabilidades, olvidando aquello de que “nadie se realiza en una comunidad que no se ha realizado”. 

Ese malestar lo había manifestado el Presidente en el Congreso de la Producción porque estaba en peligro el crecimiento de nuestro país.

Sus enseñanzas tienen plena vigencia, en especial para los propios peronistas.

(1) Manual Peronista - Síntesis de las Soluciones Universales del General Perón – II - Tercera Posición. 1954. 410 páginas. Pags. 309 a 322.
(2) NdE: la referencia indica que este texto es de 1952.
(3) Alude a la reforma constitucional de 1949 que virtualmente, por la profundidad de sus cambios, significó un nuevo con relación a la de 1853. Fue anulada por decreto por la dictadura de la mal llamada Revolución Libertadora.
(4)  Ese mismo año, presionado por esos mismos intereses, se suicidaba Getulio Vargas.