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UN MUERTO, NACÍA EL PERONISMO

Como predijo en una poesía, a los 17 años murió la primera víctima del peronismo. Lo mataron. Salía con la multitud de la Plaza de Mayo el histórco 17 de octubre de 1945. Un disparo desde el diario Crítica. Peronismo, sus muertos, homenaje del inolividable autor de la nota. Parto y dolor.

Por Enrique Oliva (*)

Darwin Passaponti, primer caído peronista, asesinado el 17 de octubre de 1945. Venganza por festejar pacíficamente el retorno del Coronel Juan Domingo Perón a la libertad, con la satisfacción de multitudes de argentinos al sentir que  estaban haciendo historia patria. Fue una sola bala.

Un certero y profesional disparo desde un balcón del diario Crítica, en la cabeza del joven de 17 años, dirigente de estudiantes secundarios, quien iba al frente de chicas y muchachos regresando de la Plaza de Mayo, expresando su alegría después de escuchar al jefe liberado.

Darwin Passaponti ya había demostrado sobradas condiciones de líder, de incansable luchador nacionalista que trasmitía entusiasmo a sus compañeros.

Como siempre ha ocurrido, cada vez que el pueblo festejaba algo nacional, el cipayaje nacional vinculado al colonialismo imperial, hizo correr sangre de pueblo. Empezando por Darwin Passaponti y siguiendo en diversas oportunidades, en especial el 15 de abril de 1953 (bombas en la concentración obrera en Plaza de Mayo puesta por comandos civiles); 16 de junio de 1955 (bombardeo marino de la ciudad de Buenos Aires buscando en particular el matar al General Perón); asesinatos a los seguidores del General Valle.

Y tantos otros horrendos crímenes, torturas, detenciones, cometidos por repetidas dictaduras. Luego las muertes selectivas contra los dirigentes de trabajadores, como Felipe Vallese, José Ignacio Rucci y tantos más. Millares de peronistas ofrendaron sus vidas para evitar la destrucción de una Patria en serio, con soberanía política, independencia económica y justicia social, alegres todos de no tener deuda externa ni andar por el mundo mendigando préstamos usurarios.

Tanto la confianza en la obra realizada por el Coronel Perón en la Secretaría de Trabajo y Previsión, como la gigantesca tarea concretada hasta 1955, más la Resistencia Peronista para su retorno, tiene en Darwin Passaponti una benemérita figura y lo recordamos en esta fecha como lo tendremos por ejemplo para siempre.

Una prueba de su talento y determinación en busca de un destino de entrega a ideales patrios, lo reflejó en un poema, del que damos una parte., como un poeta luchador a imitar.

 “Quiero cruzar la vida con la luz del rayo que el espacio alumbra, seguro de no vivir más que un instante, seguro de no morir debilitado. Así como el rayo, corto, breve y soberano”.

(*) Enrique Oliva escribió esta nota en 2007 y se la remitió al luego editor de esta página, que la guardó, igual que otras que también fueron publicadas en esta página, aparecida en 2009.  Enrique tenía títulos y honores. Conocía a Perón desde los comienzos de los cuarenta, lo mismo que a Edelmiro Farrell. Los unió a los tres los Andes mendocinos. Pero su obra comenzó a trascender en Neuquén. Fue fundador de la Universidad del Comahue y su primer rector. Peronista y periodista fue muchos años corresponsal de Clarín en esa provincia, coon un pasado pesado que lo obligó a salir del país con el golpe de 1976. Su amigo y jefe de redacción del diario Marcos Cytrynblum lo designó corresponsal en París con el nombre de Francoise Lepot, elegido por Enrique. Cubrió guerras. Escribió  libros. Trató con grandes personalidades, entre ellas el Ché. Fue secretario de John William Cook y en esa condición pasó por la Underwood el Pacto de Caracas de Perón y Rogelio Frigerio en Caracas (1958) por el cual Arturo Frondizi fue presidente con los votos del peronsmo proscripto. Miembro de la Reistencia Peronista de joven y, en los años finales de vida, su presidente,  Oliva fue el factotum de la ley de reparación a los famiiares víctimas de los bombardeos de 1955 y de los presos del Plan Conintes. Cansado su buen corazón, murió en 2010. Tenía 86 años.