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OBLIGADO, DERROTA Y VICTORIA

¿Por qué pelearon? ¿Por qué no se entregaron a esa armada imperial de ingleses y franceses que entraron en aguas de la Confederación  por pura prepotencia para llegar al Paraguay? Como en las Invasiones Inglesas, en 1806 7 1807, encontraron la resistencia que no esperaban.

Por Emiliano Vidal (*)

La pandemia corrió el velo de las sociedades. Cada país hizo lo que pudo. Y en el camino de la construcción es necesario un nuevo correlato histórico. Un trayecto cargado desde la formación del país desde la perspectiva de las grandes masas, de los sectores populares, y de la construcción de la independencia política, territorial y económica. Deseducarse y volver a comenzar. La celebración del Día de la Soberanía en la Vuelta de Obligado, cada 20 de noviembre, está en esa línea.

La historiografía oficial también tiene sus indeseables. Son muchos, aunque los pilares radican hacia atrás Juan Manuel de Rosas, y en estos tiempos, Cristina Fernández de Kirchner. El largo y obligado exilio de Juan Domingo Perón lo transformó en el hecho maldito del país burgués, según la frase del mítico John William Cooke.

¿Por qué el 20 de noviembre se celebra el día de la Soberanía Nacional?; ¿qué sucedió?.

En 1838, el primer ministro británico, Lord Palmerston, constató la insistencia del entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires y encargado de las facultades de política exterior de la Confederación argentina, Juan Manuel de Rosas, en aplicar medidas de proteccionismo económico hacia las economías regionales y en la construcción de un fuerte mercado interno.

En noviembre de 1845 una flota anglo francesa compuesta por una veintena de barcos de guerra, equipados con la tecnología militar más avanzada de la época, penetró en el Río de la Plata.

El objetivo era imponer el libre comercio en desmedro del proteccionismo local. Los objetivos de la política exterior inglesa consistían en asegurar en la Cuenca del Plata un mercado para sus exportaciones y para sus créditos e inversiones; abrir la navegación de los ríos interiores y crear un nuevo estado cerrojo conformado por las provincias de Entre Ríos, Corrientes y Misiones.

La guerra que se desató entonces, fue calificada por el general José de San Martín como la “Segunda Guerra de Independencia”.

La historia oficial de Bartolomé Mitre y Domingo Sarmiento perece paulatinamente. De algún modo, también sucede con la línea revisionista de la primera. Son los tiempos de un nuevo trazo en la narración de la historiografía. El relato oficial ensombreció el significado profundo de la guerra que en 1845 sostuvo la Confederación, conducida por el propio Rosas, contra las dos principales potencias del mundo, Inglaterra y Francia. Fue en la Guerra del Paraná, de la cual la Batalla de la Vuelta de Obligado constituyó uno de los episodios más gloriosos.

El entonces gobernador bonaerense, implementó una época de salarios altos donde la economía creció más que la disponibilidad de mano de obra. Si bien insumió tiempo de su primera gestión al frente de la Confederación y con facultades de representación exterior, logró romper con el esquema de libre comercio heredado de la época colonial borbónica y de los primeros gobiernos autónomos que se sucedieron a partir de la revolución porteña del 25 de mayo de 1810, al sancionarse, el 18 de diciembre de 1835, la Ley de Aduanas.

Rosas pagaría en Caseros. La Constitución Nacional es hija de la imposición de sus vencedores extranjeros con epicentro de la ciudad de Buenos Aires, tras una década más tarde, en la batalla de Pavón. La organización del Poder Judicial acompañó el Proceso de Organización Nacional que encaró Bartolomé Mitre una vez que Justo José de Urquiza abjuró y entregó la victoria federal de las provincias tras derrotar a Rosas, con apoyo de ingleses y franceses, rencorosos por lo acontecido una década atrás. Es el compendio del unitario José Mármol, quien sentenció en su obra Amalia: “ni el polvo de tus huesos la América tendrá”.

De la gesta de la Vuelta de Obligado sucedieron 175 años. Otra realidad, la misma lucha. La ley de medios, el fin de las AFJP, las retenciones, YPF, paritarias libres y juicios de lesa humanidad, fútbol para todos, ensanchamiento del mercado interno, base para sostener el consumo y el empleo, la producción, el consumo y el empleo, reducción de la deuda externa, cancelación de los compromisos con el FMI, pago al Club de París, la implementación de un aceptable nivel de salud y educación, realización de obras públicas. También se paga. Cristina Fernández de Kirchner comprendió a Juan Domingo Péron tras el paso del macrismo por la Rosada. Y también entendió a Juan Manuel de Rosas y a los “malditos de la historia oficial”.

Hay muchos condenados en la novela oficialista de la historia. Hubo un líder de la resistencia contra los ingleses en la lucha por la Soberanía Nacional que la historiografía mitrista ocultó y que el macrismo, en su meta de deshistorizar, a partir de quitar a los próceres de los billetes reemplazándolos por animales.

La figura del dinero de veinte pesos, de don Juan Manuel de Rosas fue sustituido por un guanaco. En los billetes de cincuenta, a las Islas Malvinas, el Cementerio de Darwin, el Crucero General Belgrano y el Gaucho Antonio Rivero los reemplazó un cóndor. El de cinco, con la imagen de José de San Martín dejó de circular. Tras la derrota electoral en las presidenciales del año pasado, no pudieron con Manuel Belgrano.

En su año, 2020, del natalicio y muerte, está vigente la circulación de su esquela de diez pesos. También s legado.

La mirada nacional y popular de la historia, arracima la contienda. Hacia el final de su segundo mandato, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, reivindicó con justicia a ese entrerriano, Gaucho Rivero, quien supo conducir la lucha de un puñado de peones rurales en las islas Malvinas, durante meses, hasta que finalmente él y pocos más fueron los últimos apresados y enviados a una prisión en la isla Shemess, en Inglaterra. La figura de Rivero sintetiza al ciudadano, quien en defensa de una porción del territorio, milita una causa. Lo fue en las Islas Malvinas en 1833 y hasta su muerte en la Vuelta de Obligado en 1845.

Similar situación es la de Petrona Simonino, quien fuera relegada a un enorme silencio. Aquella mujer nacida un año después de la Revolución de Mayo, y en 1832, ante la amenaza imperialista de la flota anglo francesa, opta por sumarse a las filas de las fuerzas rosistas en el Paraná, que conducía Lucio Norberto Mansilla.

Petrona se dirigió junto a su marido a Obligado, dejando atrás su hogar, para hacerse cargo de las difíciles tareas de enfermería y curación de los heridos patriotas. Murió pobre, en 1887, olvidada por las sucesivas administraciones que vinieron tras la ilegal destitución de Juan Manuel de Rosas en 1852.

Hay una mirada edulcorada de la historia. Esa fue la principal razón de la derogación por decreto de Mauricio Macri, del Instituto de Revisionismo Histórico Manuel Dorrego, a semanas de asumir la primera magistratura de la República. No es que son malos. Defienden sus intereses funcionales a sectores extranjeros referentes de la oligarquía financiera internacional.

La Argentina es un país federal, no confederado. Las provincias y territorios no tienen autodeterminación sino autonomía. Así lo adobaron los liberales conservadores en la Constitución del 1853, a meses de la caída de Juan Manuel de Rosas. Y en los anexos de su reforma en 1994, quedó establecido que la Argentina no puede renunciar a su soberanía sobre Malvinas.

Una zoncera, según la definición clásica de Arturo Jauretche es “un principio inducido en nuestra formación intelectual desde la más tierna infancia –y en dosis para adultos– con la apariencia de axiomas, para impedirnos pensar las cosas del país por la simple aplicación del buen sentido.

En el camino de reconstruir la Argentina pos pandemia, es imperioso repensar la historia. Es un deber ciudadano. Un nuevo mundo se abre con epicentro en la potencia emergente China y el complejo industrial armamentista en decadencia de los Estados Unidos de Joe Biden. Una Argentina con posibilidad de incidir en la defensa de sus intereses primordiales con soberanía política. Pensar el país en términos estratégicos, sociales y culturales. Y la historiografía no es quitando a nadie sino incorporando a todos. El año 2020 será recordado por la pandemia que mata. Lo debe ser, además porque es el año del primer pensador y militante: Manuel Belgrano. Profundizar el modelo nacional no es otra cosa que pensar un país con soberanía.

(*) Abogado y periodista. Conductor de De acá para allá, todos los sábados, de 12 a 13, por Radio Gráfica FM 89.3