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1972, LA VIOLENCIA Y EL RETONO
Cincuenta años, tampoco son nada, menos en historia y con tantos testigos vivos. Sin embargo, hasta el Senado de la Nación se equivocó al rendir un homenaje en el día equivocado al encuentro de Perón y Balbín. Aquí se consigan los hechos más destacados que culminan con el triunfo de Balbín en la interna radical enfrentado por Raúl Alfonsín,
Por Armando Vidal
Se está cumpliendo el cincuentenario de hechos que dejaron cicatrices, heridas abiertas y una esperanza siempre presente de un gobierno nacional, popular y democrático en la Argentina, un recuerdo ordenado que puede ser muy útil para el presente, tanto para unos como para otros. Aquí se cuentan los hechos ordenados y verificados, que naturalmente quedan expuestos para ser corregidos en caso de eventuales errores, que predominan a ojos vista en la web. Y en algunos casos con firmas destacadas.
Después de 17 años de exilio, 1972 culminó con el retorno de Juan Domingo Perón, la piedra en el zapato de la oligarquía vernácula y de los Estados Unidos, que la apaña. Peronismo y antiperonismo. Una historia donde no hay uno sin el otro. Como ahora.
1972, último capítulo de la llamada Revolución Argentina, iniciada el 28 de junio de 1966, golpe militar y caída del presidente radical Arturo Illia. Dictador: General Juan Carlos Onganía, reemplazado en junio de 1970 por el Gral. Marcelo Levingston, reemplazado a su vez en marzo de 1971 por el Gral. Alejandro Agustín Lanusse, último dictador de la Revolución Argentina, que el 25 de mayo de 1973 le puso la banda presidencial al presidente electo en las elecciones del 11 de marzo de ese año, Héctor J. Cámpora.
* 1972, hechos sobresalientes
* 10 de abril. Asesinato del empresario y ejecutivo de la Fiat, Oberdán Sallustro, que había sido secuestrado por el ERP y en otro hecho y en otro lugar, asesinato del titular del II Cuerpo del Ejército, en Rosario, por el ERP y la FAR, otra organización de la guerrilla urbana. Todo en el mismo día. La repercusión de la noticia en España hizo que Perón suspendiera sus audiencias en Madrid y se fuera a las montañas. Una de esas audiencias era con el periodista Enrique Oliva, a quien Perón conocía muy bien y al luego senador nacional, y antes, diputado, el neuquino Elías Sapag, a la cual estaba invitado a sumarme dado que yo estaba también en Madrid.
* 28 de abril. Marcha del hambre, organizada por sectores de izquierda, con 300 detenidos por revueltas y roturas de vidrieras.
* 3 de mayo. Se decreta la necesidad de la reforma constitucional. Gobierno de Lanusse, que bregaba por un llamado Gran Acuerdo Nacional, con aspiraciones del propio Lanusse de ser el presidente constitucional resultante de ese proceso. Ministro del Interior, el ex presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Arturo Mor Roig, subsecretario de la cartera, el constitucionalista Jorge Reinaldo Vanossi, ambos radicales. Entre los cambios del llamado Estatuto, que determinaba que dejaría de regir el 24 de mayo de 1981, estaba la la segunda vuelta en caso de no llegar el partido ganador al 50 por ciento de los votos y la reducción del mandato único de seis años a cuatro años con derecho a la reducción por única vez.
* 5 a 16 de junio. Estocolmo. Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano. Primera reunión mundial acerca del cuidado de la naturaleza y la preservación del medio ambiente. Juan Domingo Perón, desde su exilio en Madrid, incorporó el tema en sus discursos y reportajes para colaborar a su difusión.
3 de julio. Se dan a conocer las conversaciones del coronel Francisco Cornicelli, enviado especial del presidente Lanusse, con Perón, exiliado en Madrid. Nunca se publicó, según creo, cómo se presentó Cornicelli ante Perón, según me contó la propia esposa de Cornicelli, dato que revelo. Cornicelli, a quien en un momento Perón chicaneó llamándolo Cormichelli en un reportaje, era un antiperonista que debía cumplir una misión especial. Fue a Madrid, fue a la residencia de Puerta de Hierro, donde vivía Perón, su esposa y el peligroso mayordomo José López Rega. Cita convenida, hora indicada, ingresa Cornicelli. Viste un impermeable gris oscuro y lleva un portafolio. Está solo en la antesala, rápidamente, antes de que le abran la puerta para pasar al gran escritorio donde lo espera Perón, abre el portafolio y saca su gorra de coronel que se pone, se saca el impermeable y queda impecablemente vestido con su mejor uniforme. Entra al salón, se cuadra, hace la venia y dice: “Con su permiso mi Teniente General vengo a entregarle su diploma que así lo certifica”.
6 de julio. Se constituye el Frente Cívico de Liberación Nacional (FRECILINA), luego Frejuli.
27 de julio. En el acto anual de camaradería de las Fuerzas Armadas, el Gral. Lanusse, blanquea su negociación indirecta con Perón, señala que Perón podía venir, que si era necesario él como presidente podía financiarle el viaje y concluye enojado diciendo que Perón no viene “porque no le da el cuero para venir”.
2 de agosto. Francisco Manrique, ministro de Bienestar Social del gobierno de Lanusse, renuncia al cargo para luego ser candidato en las elecciones.
15 de agosto, Héctor J. Campora, delegado de Perón desde fines de diciembre del 1971, en reemplazo de Jorge Daniel Paladino que había sido uno de los fundadores, junto con Ricardo Balbín de la Hora del Pueblo, anuncia que Peron volverá al país antes de fin de año.
15 de agosto, de la cárcel de Rawson, huyen guerrilleros de varias organizaciones, seis primero: los referentes como Roberto Santucho, Roberto Quieto y Fernando Vaca Narvajas. Van en un vehículo que los espera al aeropuerto de Trelew, donde consiguen controlar un avión de Austral con destino a Buenos Aires y lo desvían hacia Chile. Tras ellos, venían otros 19 prófugos, en una fuga precipitada y fuera de los planes que llegaban en tres taxis y que no pudieron desviar un avión de Aerolíneas que venía de Comodoro Rivadavia porque no aterrizó advertido desde la cabina de control. Luego de largas negociaciones, deponen las armas y se entregan a las fuerzas militares de la armada que comanda el capitán Sosa, con la condición de volver al penal. Les dicen que así se hará pero son llevados a la base de la Marina, Almirante Zar.
16 de agosto, desde casetas de la cárcel de Rawson y desde la vereda en línea que continuaba después de un área descampada de unos cien metros, balean el auto de los periodistas. Fue herido Horacio Finoli, enviado por la agencia Associate Press. Manejaba el auto Pepe Castro, director de la radio de Puerto Madrid, fallecido este año.
22 de agosto. Son asesinados 16 de los 19 presos detenidos, entre ellos Mariano Pujadas y la mujer de Santucho, que estaba embarazada. Tres fueron heridos, se recuperaron y serían asesinados en la última dictadura.
25 de agosto. Venció la clausula que fijaba que este día era el último que tenían los candidatos a presidente para estar en el país. Una cláusula que era para empujar a Perón a venir a la Argentina, que Perón desconoció.
4 de octubre. En nombre de Perón, Cámpora entrega al secretario de la Junta de Comandantes, Ezequiel Martínez, un plan de “reconstrucción nacional” preparado por Perón.
7 de noviembre. Cámpora anuncia que Perón llegará el 17 de noviembre, un viernes.
17 de noviembre. Llega Perón. Lo demoran en el Aeropuerto de Ezeiza y cuando ya estaba dispuesto a declararse detenido, lo autorizan a ingresar al país. Se dirige a la vivienda alquilada de la calle Gaspar Campos, en Vicente López, una calle de cien metros, hoy Museo, que quedaría en la historia.
18 de noviembre. Sábado, Perón descansa. Escaso movimiento en la casa.
19 de noviembre, domingo. Colmada la calle, promediando la mañana soleada, la juventud peronista agolpada en el lugar despierta a Perón con el grito “Buen día, general…”, tras lo cual Perón apareció en la ventana abierta para decirle a un pibe trepado hasta la punta de un palo de luz que se bajara por “te vas a matar”.
20 de noviembre, lunes, reunión de Perón con los representantes de los partidos políticos en la ex confitería Nino, donde también estuve, esperando con el fotógrafo.
21 de noviembre, martes, alrededor de las seis de la tarde, por la calle que está en la espalda de la calle Gaspar Campos, separadas en esa esquina por el ancho de dos casas con poco fondo, un auto negro lleva a Ricardo Balbín, acompañado por Juan Carlos Pugliese y Luis León, para entrevistarse con Perón, encuentro que fue la razón central del viaje de Perón.
26 de noviembre, en las internas de la Unión Cívica Radical, Raúl Alfonsín, el ex diputado nacional y discípulo de Ricardo Balbín, enfrenta al hombre que había ido a ver a Perón para definir la fórmula partidaria y cargos partidarios, razón por la cual uno de los cánticos de campaña del flamante Movimiento de Renovación Nacional decía “Votar por Balbín es votar por Perón”. Alfonsín prometía hasta la reforma agraria para erradicar al latifundio y poner la tierra en manos de quienes la trabajan. Venció Balbín.
Perón terminó su estadía aquí hasta el 14 de diciembre pero hasta ese momento mantuvo otras reuniones con Balbín cuando ya habían acabado la guardia de los periodistas. Un amigo lo llevaba a Gaspar Campos y lo esperaba. Nunca participó el siniestro Lopez Rega. Y la única vez que estuvo fue cuando Perón le dijo “a ver Lopecito sírvale un whisky al doctor”.
Hay más para decir que es bien conocido: después de los acuerdos de Hipólito Yrigoyen y Roque Saenz Peña, por la ley del voto secreto, universal y obligatorio, votada y sancionada en 1912, el encuentro de Perón y Balbín fue el más resonante.
Con Balbín, se terminó el antiperonismo en esa corriente radical porque si Balbín se hubiera comportado como un gorila cargado de odio - y hasta no exento de razón por haber estado preso por Perón en 1950 cuando era un duro diputado nacional-, otro quizás hubiera sido el resultado de la elección. “El que gana, gobierna, el que pierde ayuda”, decía Balbín.
Todo esto suena lejano y no sólo porque pasaron cincuenta años. Los medios nunca lo recuerdan pero tampoco desde el propio gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner, especialmente ella que sigue siendo blanco de ataques recargados de furia.
Balbín fue el anti odio. Hoy el radicalismo es una manada de lobos hambrientos como lo viene siendo desde la aparición del macrismo al que se entregó, en contra de la voluntad de Alfonsín, a quien traicionaron.
En esta coyuntura contrasta la serenidad del gobierno con lo irracional de las acciones contra él como la decisión del ministro de la Corte, Horacio Rosatti de tomar como por asalto la presidencia del Consejo de la Magistratura. Le bastaba con aceptar el pedido del bloque oficialista de Diputados, un plazo de 90 días para aprobar la nueva ley.
Hay algo que le duele a la oposición: que la teatralidad de sus acciones se les está volviendo en contra; que la máquina de la producción cada día trabaje más; que la epidemia haya sido combatida, y que Cristina y Alberto no se peleen.
Fuente: Radio Gráfica, programa “De acá para allá, conducido por Emiliano Vidal, sábados de 9 a 10. 23/4/2022.
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