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DE LA VILLA AL ARZOBISPADO

He aquí la refutación y rechazo a las críticas al Papa Francisco por haber elegido, con la distinción que ello implica, al cura nacido en Río Gallegos, Jorge I. García Cuerva, como nuevo Arzobispo de Buenos Aires, siendo que se trata de un cura villero. El autor no es peronista y mucho menos kirchnerista lo cual hace más interesante su planteo contra la rancia derecha argentina.

Por Roberto S. Vallejos (*)

La designación del Papa Francisco del cura Jorge Ignacio García Cuerva como nuevo Arzobispo de Buenos Aires exacerbó los sentimientos antiperonistas de la derecha reaccionaria argentina. Lo consideran peronista y kirchnerista y por, lo tanto, no digno de ese cargo. También, aducen, que se trata de una grave equivocación o parcialidad peronista del Sumo Pontífice.

Olvidan que el Papa Francisco fue acusado de jefe de la oposición por el kirchnerismo por sus homilías condenando actos de su gobierno y que reiteradas veces condenó a los populismos. García Cuerva es un cura villero con gran preparación intelectual que comparte con el Papa y su  “opción preferencial por los pobres”.

Los pobres, máxime los villeros, son mayoritariamente peronistas y la sensibilidad social de Garcia Cuerva lo lleva a tener una actitud piadosa con quienes reclaman justicia social, dignidad como ciudadanos y también por ser hijos de Dios. De ahí, a que sea el nuevo arzobispo un militante peronista o kirchnerista me hace pensar que es producto de la imaginación o de la mala fe.

No soy peronista y mucho menos kirchnerista. Soy un militante social-cristiano. Ya hace más de diez años en el diario Libertador de Corrientes denuncié que el kirchnerismo traicionaba a la Patria. Hoy hay muchos más hechos que ratifican esa convicción.

Recordemos que el peronismo introdujo en el país la Justicia Social, que dignificó a la mujeres, estableció derechos a la niñez y a la ancianidad, construyó escuelas y hospitales a gran escala, Logró, demás, la industrialización del país, determinó la construcción de grandes hornos siderúrgicos, conformó la
Flota Mercante del Estado para la exportación de los productos argentinos y muchas otras medidas para defender los intereses nacionales.

Muchos argentinos lo recuerdan o lo saben, especialmente los peronistas También saben que una dirigencia decadente ha reemplazado al Bien Común, al Bien Nacional por el bien individual, lo cual ha agravado su situación social. Esa dirigencia no responde solamente a un sector político sino a la casi totalidad del campo político ya sea kirchnerista, menemista, liberalismo macrista u otras expresiones.

El país se encuentra postrado por la inmensa cantidad de actores, cómplices o encubridores del vaciamiento nacional. Aunque poco antes de morir Perón ¿ tuvo un gesto de respeto a la oposición y a la unidad nacional (abrazo Perón-Balbin) también es cierto que durante el peronismo prevalecieron prácticas fascistas, lo cual trajo aparejado el antiperonismo.

Es hora de reconocer errores, hora de unidad y no de grietas.

Francisco quiere una Argentina en paz con justicia y libertad. Es ingenuo pensar que sin el peronismo se puede reconstruir la Nación y la paz social. Millones de ellos, sometidos a sus dirigentes o no reconocidos por el resto de los argentinos constituiría un caldo de cultivo para salidas violentas. 
Seguramente Francisco no ignora la situación de esos millones de hermanos argentinos y siente la obligación de que a su Iglesia no le resulte indiferente la postración social de ellos o su destino político.

¿A quién poner para que la opción preferencial por los pobres no sea solo una frase? ¿A un burócrata o hibrido de la Iglesia? ¿A un afín con la derecha reaccionaria en la que también anidan los tradicionales fascistas argentinos, amigos de la codicia y de las dictaduras cívico-militar? ¿Al kirchnerismo totalitario? ¿Entregarlos en bandeja de plata a la extrema izquierda? ¿O. por el contrario, a alguien que conoce los dolores del pueblo, que está comprometido con los pobres y que dé garantías de lealtad hacia ellos?

Por eso el Papa Francisco ha optado por García Cuervo.

Mientras tanto, que el árbol no nos impida ver el bosque.

(*) El autor fue un destacado asesor del bloque Demócrata Cristiano de la Cámara de Diputados de la Nación, integrado por Carlos Alberto Auyero (1985/1989), Alberto Aramouni (1987/1991) y Eduardo Aquiles González (1987/1991). Vive en Esquina, Corrientes. Correo: Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.