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MACRI Y CLARÍN, EN LA CAÍDA

Un gobierno lacayo y el vendaval del norte imperial arrasarán a la Argentina y sus grandes empresas, si no hay un acuerdo patriótico que trascienda las diferencias. Lo que sigue es el análisis del brillante periodista que firma en base a la pregunta del editor: ¿Clarín caerá junto a Macri?

 Por Gabriel Fermández (*)

Los años que corren fomentan la idea de impunidad extendida. No sólo en lo referido a los delitos públicos y corroborados –entre tantos, Mauricio Macri y los Panamá Papers- sino también en cuanto a las afirmaciones públicas y consideraciones sin fundamento. La sensación es que los espacios periodísticos concentrados pueden decir cualquier cosa y salir airosos de mentiras extraordinarias y campañas huecas con gran difusión.

Esa sensación debería ser, al menos, puesta en duda. Es habitual escuchar aquí y allá que el estilo impuesto por Durán Barba a la comunicación oficial y paraoficial está ligada al miente miente que algo queda, célebre premisa goebbeliana.

Es cierto, claro, sólo que a la narración le falta un pespunte: recordar que pese a todo, el nazismo perdió. La ausencia de tal admisión está en línea con la interpretación tan errónea como generalizada de “el mundo gira hacia la derecha”. Hemos explicado por qué no es así.

El presente es un tramo bien diferente a la hegemonía liberal conservadora –Consenso de Washington, financierización- impuesto por el liderazgo de Ronald Reagan y Margaret Thatcher en los años 80, con éxito pleno en la década subsiguiente.

En contra del decir habitual de propios y extraños, el mundo hoy y en proyección da cuenta del despliegue indetenible de las economías que han apostado al rol rector del Estado y la inversión productiva, con mercados internos potentes.

Que Brasil y la Argentina hayan escogido situarse en el seno de las naciones decadentes, jugando además el tremendo papel de aportar riquezas materiales que ralentizan la caída de los más poderosos, no implica que todo el planeta haya optado por este loco camino.

En materia comunicacional el asunto es similar, aunque el desequilibrio todavía se perciba debido a la irrupción de las entidades financieras en el manejo editorial de los grandes medios internacionales con ostensible reverberancia local.

De allí que en este artículo nos interese realzar analíticamente voces que surgieron asentadas en el razonamiento lógico para fustigar zonas que parecen impermeables. En el encuentro registrado en la Federación Gráfica Bonaerense para desarrollar el Curso de Periodismo, quien fuera pilar del área política del diario Clarín, conduciendo las coberturas parlamentarias (El Congreso en la Trampa) hizo una reflexión que, en repregunta, terminó siendo debate abierto pero direccionado.

Armando Vidal se preguntó “¿Clarín caerá junto a Macri?”

El planteo puede sonar ingenuo a la vista inicial de los ingenuos; precisamente. Pero pone el dedo en la llaga de corporaciones con fortunas amasadas sobre el crecimiento local… que atacan al crecimiento local.

Haciendo uso de un pensamiento–flecha, que va directo al grano, Armando evaluó que “Héctor Magnetto ha logrado todo, menos la gloria”.

Al ser indagado al respecto por quien esto escribe y varios jóvenes alumnos, dijo que la gloria sería dejar de lado el hostigamiento absoluto y absurdo sobre Cristina Fernández de Kirchner y respaldar una salida productiva nacional.

Estimamos probable, aunque esto corre por nuestra cuenta, que la observación enlaza con el parecer de varios ex miembros destacados de esa redacción, de algunos que siguen allí y de ciertos mitos persistentes del periodismo nacional, como el afamado –puertas adentro del gremio- Marcos Cytrynblum.

Esa pregunta de Armando quedó flotando y se va esparciendo, con el andar de los días, en distintas direcciones; sobre todo porque tiene sostén.

Veamos.

Clarín, con su prédica de los últimos –digamos- seis años, ha perdido credibilidad y prestigio al punto de necesitar un “blindaje” de medios satélites semejante al que ofrece al gobierno macrista. De hecho, lidera la comunicación en este país, que ha caído en la consideración pública al 35 por ciento. Piso mundial de confianza.

En el orbe, los medios contienen niveles de aceptación por veracidad que oscilan entre el 55 y el 75 por ciento. Sus ventas y sus acciones han caído, aunque no así el beneficio de una pauta oficial mensurada a través de un indicador no admitido como el de la inverosimilitud. Es decir: mientras más engaña al público, más publicidad oficial recibe.

Buen negocio, quizás, aunque incómodo para el sostenimiento de un prestigio.

Esto significa que además de romper el contrato con el lector– oyente-televidente, los espacios del Grupo ni siquiera son confiables para informar a los propios: empresarios y dirigentes alineados sonríen al revisar las ediciones que hablan de las esperanzas vertidas sobre la gestión de Cambiemos y las trabas gestadas por la pesada herencia.

También es preciso incluir en el diagnóstico un factor que tras algunas décadas de progresión se ha instalado como trascendente: la imagen pública de los voceros periodísticos del Grupo, y la traducción de la misma sobre la totalidad de la acción profesional.

Con los lineamientos conocidos, Clarín sostiene personalidades que –guste o no- hablan en su nombre ante enormes masas de población.

Si bien el eje editorial está en el diario, la traducción mezquina y por momentos grotesca de la misma a través de radios y canales con gran verborrea y adjetivación, implica una presentación en sociedad de escaso cuidado y enorme desajuste entre periodismo e ideología.

Vidal señaló que este gobierno está finalizando. Con fundamento en el decurso económico por todos conocido –salvo por los medios que participan del bloqueo informativo-, destacó que un poco antes o un poco después, la experiencia macrista está destinada a una salida entornada por el repudio colectivo. ¿Clarín caerá con el macrismo? Y añadió otra consideración clave: a menos que ya sea demasiado tarde.

Habrá que estudiar cuál es la capacidad de adecuación del Grupo al oscuro panorama inminente y si la fusión con Telecom basta para sostenerlo pase lo que pase.

El último punto amerita pensamiento.

Resulta ostensible que numéricamente, la megaempresa puede relevar caídas periodísticas con conexiones estructurales de telefonía. Es así, pero aún sin admitir como absoluto el criterio de Osvaldo Ardizzone (la credibilidad es como la virginidad, una vez que se pierde, no se recupera), digamos que el gran diario argentino aceptaría transmutarse en una gran oficina de negocios entre los cuales el comunicacional es apenas un elemento, el más descuidado en calidad y el menos intenso en vínculo con la sociedad.

Una decisión de esta naturaleza, vale reiterar, está amparada por cuentas favorables; pero dado el ser en sí de un grupo que creció desde el periodismo, la derivación no será gratuita.

Como el recorrido necesita ser abarcativo, reflexionemos un instante sobre otro de los puntos complejos que atraviesan la temática Clarín: el inocultable caso de Papel Prensa.

Probablemente el abordaje valiente de ese delito histórico por parte del kirchnerismo haya sido la gota que desbordó el vaso de la paciencia de Magnetto. Es claro que, junto a la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, encarnó un enorme problema para la megaempresa. De hecho, esa corporación creció y se desplegó en base a la adquisición forzada, en complicidad con la dictadura, de la elaboradora de papel.

Ahora bien: en tiempos de creciente peso de los medios digitales, y ya fallecida Ernestina Herrera de Noble, ¿Papel Prensa es un problema a resolver para Clarín o para el individuo Magnetto? Lo indicamos pensando en los accionistas del Grupo.

En lo referente a la cuestión, y cada día que transcurre con mayor volumen, Magnetto les habla con el corazón… y ellos le responden con el corazón. Una especie de militancia defensiva entorna a una figura que se está escurriendo de una realidad que sigue latente, generando daño al conjunto empresarial para evitar una condena particular.

Quizás allí se encuentre el nudo que impide la reorientación razonable –desde una perspectiva económica general y periodística específica- muy propia del accionar tradicional de una dirección editorial oportunista.

Es por eso que en vez de dejar la indagatoria de Vidal como una chispa que saltó al aire, hincamos los dientes en el tema y volcamos estas líneas. La sencilla y directa observación ¿Clarín caerá junto a Macri? tiene un sentido hondo cuando se traduce en: ¿porqué una organización empresarial prioriza la ideología por encima de la adecuación eficaz a la época? ¿Qué representa para Magnetto la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner como para recibir un bombardeo de semejante vigor?

Quizás las respuestas estén soplando en el viento. Aunque quizás no.

Título y bajada: Macri y Clarín / Reflexiones a partir de la pregunta de Armando Vidal

(*) Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica.

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