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EL ASCO DE FITO PAEZ

Ex jefe de redacción de diarios y también jefe en La Nación y luego en Clarín, el autor, que es maestro de maestros en periodismo, tomó la frase de Fito Páez sobre los porteños macristas y escribió esta nota donde no queda títere con cabeza. Humor y estilete.

Por Teódulo Domínguez

Fito Paez es autor, músico, a veces canta y otras escribe, rockero, cineasta, guionista. Una institución venerada, entre otros, por una interesante fracción de la mitad de la gente de Buenos Aires. Hace lo que hacen decenas de personas en su vida artística, con eso viven y expresan lo suyo. Como se trata de una figura muy conocida, su tarea es celebrada por una legión de fans dentro y fuera del país. Es decir, el maestro tiene su público. Todavía hoy reverbera en el país un breve comentario que publicó el Fito en Página/12 días atrás, del cual la prensa extrajo un párrafo y el resto de los medios repitió hasta el hartazgo.

Colapsaron las líneas de Facebook y Twitter con este párrafo y, dentro de él, una palabreja subjetiva, “asco”, que generó múltiples y generalizadas reacciones, a favor y en contra, como si alguien no pudiera manifestar asco en libertad y como derecho habido sin que le apliquen la ley humana de la discriminación.

Dijo el Fito: “Da asco la mitad de Buenos Aires. Hace tiempo que lo vengo sintiendo”, en relación con las elecciones que se realizaron para elegir las máximas autoridades (de la ciudad) y donde Macri obtuvo más votos que Filmus y el resto de los candidatos.

Si la paquetería leguleya y el chauvinismo seudo democrático se va a imponer sobre el derecho de expresión cuando alguien siente y dice “asco”, tenemos un grave problema no sólo en la gorra sino en el ombligo.

Si a los graves excesos de la norma sobre discriminación ahora le vamos a agregar que es delito vomitar por efecto ajeno, la famosa conclusión de Bertolt Brech, -que no era de él- “ahora es tarde me vienen a buscar a mí”, pasará a segundo nivel y entonces pidamos al Vaticano la restitución del Santo Oficio y sus 500 años de sangrienta Inquisición y, de paso, establezcamos en el país el IV Reich con otro Adolf Hitler votado y elegido. Y que viva la panocha, joder.

Esperé varios días para que la prensa y los medios restantes se detuvieran en 2 temitas que están muy vinculados al comentario del Fito. Esperé en vano. Uno de ellos es saber qué química usó el Fito para despegar del “asco” a sus mismos fans de esa mitad de Buenos Aires, ya que no me entra en el caletre cómo hace el cantante de marras para exculpar a su claque de esa mitad de votantes de Buenos Aires.

Para tener asco de la mitad de Buenos Aires sin tocar a los millares que lo aplauden en sus festivales porteños, además de cantautor hay que ser mago y de los mejores, que con Houdine no alcanza, man.

El otro temita es que este zapatazo del Fito le calza como guante a alguna gente –no me atrevo a decir “mucha” porque no es cierto-, muy vinculada a la partidocracia, la dirigencia y a la llamada y embustera representación popular.

Dicen los zoólogos que cuando la vaca eyecta al vacío aquello que no asimila, y además lo hace desde la altura, el salpicado puede modificar la configuración de la epidermis y generar pecosos y perros dálmata. En otros términos, que no se puede proferir tamaño atrevimiento sin que la gilada no se dé por aludida.

De allí el concierto coral de rechazos al Fito, incluida la Presidencia de la Nación.

Si bien el Fito no es el Quijote, se le parece sin el Rocinante, y si en lugar de hacer un giro indirecto al Sancho con aquello de que al que le quepa el sayo que se lo ponga, cuando construye esa genialidad de la “jauría de ineptos e incapaces”, lo que menos se le despierta al caballero y la dama es la figura de la mitad de Buenos Aires sino la imagen de la mitad de los funcionarios que se alojan en la Rosada, en cada gobernación, en las legislaturas y en los concejos deliberantes, sin contar a los gabinetes de cada una de estas inescrutables organizaciones.

No sé si usted estará de acuerdo conmigo, pero ¿no le sugiere algo lo que dijo el Fito, más allá del 50% de los votantes capitalinos vinculados en su comentario? ¿No le hace acordar otra gente, otros dirigentes, algunos de ellos presidentes, otros diputados, otros senadores, otros gremialistas, otros y otros? A mí sí. Me parece genial, un milagroso hallazgo, un pequeño y enorme artilugio que surge muy de tanto en tanto y a pesar de su autor. Tanto, que el párrafo me gustaría universalizarlo y que se vendiera en las librerías con los colores argentinos en formato pergamino como regalo de cumpleaños y fiestas por guardar.

Con permiso del Fito, ¿podemos leer otra vez el otro parrafito que le sigue al “asco”, que tantas investiduras ya ha rasgado?: “Siento que el cuerpo celeste de la ciudad se retuerce en arcadas al ver a toda esta jauría de ineptos e incapaces llevar por sus calles una corona de oro, que hoy les corresponde por el voto popular pero que no está hecha a su medida”. Mundial.

Léalo otra vez y reflexione sobre cada figura. Cierre los ojos. Piense en el “cuerpo celeste”, la bóveda celestial que abandona su beatitud y comienza a retorcerse en arcadas, sin vomitar por el momento pero inminente, “al ver a toda esta jauría ….”. Brillante. Solo faltaría atacar con la Caballería Rusticana en “El padrino III” y que lo cante el Fito en tiempo de rock con su voz potente y afiatada en la cancha de River o el Luna Park íntimo, sin el monumental equipo de audio.

Cuando pasen los años nadie recuerde una línea de las elecciones porteñas en julio 2011, los nombres de los protagonistas se habrán esfumado en la neblina de los tiempos, pero yo pienso tener en mi archivito de frases célebres esta del Fito que lo dice todo en no más de 50 palabras.

Eso de de las arcadas vomitivas al ver “esta jauría de ineptos e incapaces” que llevan por “sus calles una corona de oro” no tiene precio, hace palidecer a Borges y a la mitad de los graves e ilustres pensadores de La Nación, Página/12, y 6, 7, 8, todos juntos, a ninguno de los cuales les calienta que en esta tierra que genera alimentos para 300 millones de bocas, cada día, se mueran entre 25 y 30 chicos por efecto del hambre y la desnutrición.

En mis próximos comentarios cuando deba referirme a tanto presidente, gobernador, intendente, diputados, senadores, concejales, que no hacen un Fitito por los demás, y que al mismo tiempo que defienden la justicia social y los derechos del niño se dedican a coleccionar acumular morlacos, fama farandulesca, propiedades en varios countries, aviones y yates deportivos, viajes gratuitos a costa del tesoro público y empresarios favorecidos, cochecitos de alta gama, subsidios de las mil y una noche a cambio de boletos baratitos en micros, trenes y aviones de Aerolíneas, que explotan el petróleo en manos amigas y extranjeras, que aceptan multimillonaria publicidad oficial en nombre de la libertad de prensa y la nueva ley de medios, aplican sobreprecios en las obras públicas sin boletín oficial, facturan doble y triple costo en cada vivienda para pobres e indigentes, repito, cada vez que deba referirme a estos menesteres y menesterosos morales, diré simplemente, “como dijo el Fito aquella vez en Página/12” y no habrá necesidad de blablabear más porque todo estará dicho, aunque no eliminado.

En las escuelas primarias y secundarias, al mismo tiempo, es recomendable que el ministerio de Educación instruya a los docentes que, por razones de Estado y en defensa de la pureza del idioma, “se hace necesario explicar el significado y el significante” de “esta jauría de ineptos e incapaces que llevan por la calle una corona de oro que les corresponde por el voto popular pero que no está hecha a su medida”.

El vocablo “asco” a Fito le vale y es suficiente.

Pero es errático, fuera de target y lastima, entre otros, a su propia tropa, la que va a sus recitales, lo aplauden, compran sus placas y lo sostienen económicamente.

En esto el Fito se suicidó en defensa propia y muestra que su inteligencia carece de sentido común.

En cambio, eso de “esta jauría de ineptos” es una genialidad. Porque es una verdad irrebatible que le calza al milímetro a decenas de sujetos que explotan en su favor el esfuerzo ajeno, dentro y fuera del Gobierno, con los aportes de millones de llorosos y sometidos tributistas.

Porque viene a poner justicia allí donde la Justicia no tiene capacidad de llegada ni se esfuerza por llegar. Y porque si esta “jauría de ineptos”, de todo el país, fuera neutralizada por el voto certero de los ciudadanos, comenzaría a nacer la II República Argentina que la revele como una de las naciones con riquezas naturales más prodigiosa de la Tierra, y si nunca nace es precisamente porque estos ciudadanos siguen votando a una muy buena parte de “esta jauría de ineptos e incapaces”, como dijo el Fito, Dios lo conserve entre nosotros por muchos años.

Volanta y título: Aquella vez que un famoso cantante metió el dedo en la llaga jueves/ Como dijo el Fito, “esta jauría de ineptos e incapaces”

Fuente: tdperiodismo.com, 14/7/11

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