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SÍNTESIS

El agua dulce no ha sido un tema de preocupación para el Congreso de la Nación de lo cual puede dar prueba la histórica espera de la canalización del río Bermejo, que hoy preserva en Diputados una mera y simbólica comisión, hasta el  veto por la presidente Cristina Kirchner de la ley de preservación de los glaciares. A ello se suma la también vetada ley 23.879  por el presidente Raúl Alfonsín a favor de una consulta popular y estudios técnicos sobre la factibilidad de esas obras, sin que en ninguno de los casos las Cámaras hayan insistido con sus sanciones por oposición de los oficialismos de turno. Desidias, despilfarros, contaminación de ríos son parte de un largo desatino del que los legisladores no se ocupan, mientras crecen las explotaciones mineras en las que el cianuro requerido se lava con incalculables millones de litros de esa fuente de la vida y Brasil hace lo que quiere con las compuertas de Itaipú.