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UCR, YPF, AFJPs, LOS ACIERTOS Y OLVIDOS

La UCR apoyó la  recuperación del Estado del control de YPF pero en 2008 se opuso a su propia oposición hace casi veinte años  en la privatización del sistema jubilatorio. Aquí, lo que pasó y su denuncia en la Cámara joven.   

Por Armando Vidal

- ¿Qué hacés?-, preguntó el cronista.

- Estoy esperando a Alberto, a quien Pierri lo está meloneando para entrar a la sesión.

- ¿Martínez Raymonda también?

- No, Rafael largó todo y se fue.

Victorio Torresilla, ingeniero, director del bloque de la democracia progresista, estaba enojado con su viejo amigo Alberto Natale.

Después de luchar para evitar una reforma previsional concebida como el negocio de unos pocos, colaborar a la formación del quórum resultaba un contrasentido.

Si realmente el oficialismo estaba convencido de las bondades de un sistema basado en la administración privada de los aportes que hacía décadas habían abandonado países del primer mundo, entonces que se ocupase primero de sentar a todos los suyos.

En un encuentro a puertas cerradas en la presidencia de la Cámara, Pierri presionaba sobre el costado conciliador de Natale y le prometía que se crearía un grupo especial de trabajo destinado a mejorar la ley. Natale quería hacer lo que había elogiado de Germán Abdala: derrotado en la posibilidad de imponer lo mejor según sus convicciones, quería que lo malo se hiciera lo menos malo posible.

Mario Verdú tampoco compartía el proyecto pero oscilaba entre plantarse, como Martínez Raymonda o acudir como ya lo estaba haciendo el bonaerense Juan Carlos Varela Barrios, el restante miembro del bloque que caminaba hacia la banca.

Varela Barrios, ex diputado provincial en la década del sesenta, confiaba en que Pierri, brazo derecho de Duhalde en el distrito y titular del PJ bonaerense, le pagase el gesto con la inclusión como extrapartidario en la lista del peronismo para las elecciones parlamentarias del 3 de octubre; recién acababa de llegar tras la muerte del ucedeísta Federico Clérici, con cuyo partido los demoprogresistas habían ido aliados en la compulsa de 1989, y pensaba cómo arreglar la forma de seguir.

Pero igual que al silencio de Samid en el caso del diputrucho, a Varela Barrios por sentarse no le pagaron con su reelección.

Natale, Martínez Raymonda, Verdún y Varela Barrios conformaban uno de los veintisiete bloques de la Cámara. En medio de toda clase de maniobras y negociaciones, el oficialismo venía de derrota en derrota al no conseguir el número mínimo para arrancar la sesión.

* Operativo sentada

No podía repetir la operación Kenan pero el oficialismo apeló a un procedimiento violatorio ante la cual la Cámara no reaccionó, salvo la constancia que dejó Durañona y Vedia al presentar por ello una cuestión de privilegio, con la salvedad de que no debía ser tratada en ese momento sino girada a comisión de Asuntos Constitucionales, el pozo negro que dirigía el eduardista Rodriguez Sañudo, donde lo que caía, moría.

Fue el caso del cordobés Oscar González -que ya había dado muestras de su vocación de servicio-, que se había ido de Diputados sin que mediara autorización expresa a ocupar la secretaría de la Tercera Edad en el ministerio de Salud Pública y Acción Social, y que estaba a las órdenes de Matzkin para dejar todo y sentarse si de él dependía alcanzar el quórum.

Y después de varios vanos intentos de alcanzar quórum a lo largo de tres semanas, lo hizo sin que ardiera Troya.

Menudearon las denuncias e incluso una cobró forma en boca de un diputado, el dirigente de UTA, Roberto Carlos Fernández, que por tratarse de quien era no generó una repercusión especial. Este Fernández se había distinguido por sus prolongadas ausencias de la Cámara e incluso en esos días tamnpoco frecuentaba su despacho.

* El plan oficialista

Llegaba la hora de la liquidación, pensaba Matzkin; luego, el PEN, apelaría al bisturí del veto y a los decretos complementarios para recomponer el texto inicial transformado en moneda de cambio por el quórum.

Ese era el plan oficialista; Natale no podía ignorarlo.

Torresilla estaba en la puerta de la sala de los periodistas, enfrente de las oficinas de la presidencia de la Cámara; confiaba convencerlo apenas saliera o, en su defecto, en los cuarenta metros que mediaban hasta el recinto.

Hizo más: mientras esperaba lo vio pasar a Luis Zamora y le pidió que llamase a Varela Barrios y Verdún, quienes a esa altura se habían deslizado hacia el recinto.

Cuando reapareció Natale fue a la carga.

 “No entrés Alberto, es un error, ahora te van a usar de forro a vos como hicieron con Rafael,”, le dijo mientras el diputado comenzaba a caminar. Llegaron hasta el Salón de los Pasos Perdidos, luego del respiro de unos instantes que se tomó el legislador en el baño, mientras Torresilla lo aguardaba porque no quería hablar ante testigos, salvo el cronista que los seguía.

Natale explicaba: “Tenemos que mejorar este desastre y qué mejor que hacerlo en una comisión especial”.

Torresilla lo agarraba de un brazo: “No, Alberto, lo único que quieren es usarte”.

Natale replicaba: “A mí nadie me usa”. Torresilla ya no lo retenía sino que a esa altura tironeaba del brazo de su amigo que enfilaba nomás hacia el reducto de las tentaciones arrastrando a Varela Barrios que no sabía para qué lo habían llamado y al bueno de Verdún que seguía la corriente.  

Quieto, casi sin pestañar, en la última fila del fondo del recinto, hacía rato estaba el representante del partido Blanco de los Jubilados, Juan Carlos Sabio, el que se había pasado a la causa contraria.

Eran las 17 y 43 del 14 de abril de 1993.

 - Con la presencia de 130 señores diputados queda abierta esa sesión especial-, dijo Pierri desde el estrado, frase recibida con aplausos cómplices.

Ingresaron entonces los diputados opositores.

" Están llegando visitas, vamos a darle la bienvenida", dijo Jorge Matzkin con una de las bravatas que enterraban su imagen de tolerante de otros tiempos.

Así comenzó la operación recinto, parte de un plan que movilizaría millones de pesos y que los viejos y futuros jubilados mirarían por televisión a la hora de los avisos destinados a cautivar a clientes cautivos.

Natale jugó a favor de lo que ese día clave quería el gobierno. En la intimidad, y aunque diga lo contrario, está arrepentido.

Como gritaba Martínez Raymonda en una reunión de comisión de final escandaloso cuando se vio transformado en un envase de latex y como le había advertido su amigo Victorio, esa tarde a Alberto Natale lo usaron.

Bien usado.

* Apuro por votar

La sesión arrancó con un error de Matzkin que quería fijar un horario de votación sobre un asunto que todavía no había comenzado a tratarse.

A esa propuesta en un tema harto conflictivo, se sumó la complicidad de Pierri que evitaba, pese a los insistentes reclamos de distintos bloques, poner a votación una moción de orden del radical Juan Manuel Moure en favor de que el proyecto retornase a a comisión, que era lo que correspondía.

Para esta tarea, Pierri contó de entrada con la ayuda de su amigo Alberto Albamonte, y la flojedad para el combate de los radicales.

 Se abrió la discusión con la Cámara transformada en lo mismo que pasaría con la reforma constitucional en el Senado, antes del viraje de Alfonsín: había que aprobar la ley sí o sí.

Entre los puntos claves de los mejores discursos de la sesión que arrancó el 14, continuó el 28, 29 y culminó en la parte general en la madrugada del 30 de abril se incluyen:

* No se consideraron las propuestas presentadas por la oposición, comenzando por la del radicalismo. De allí que la inciativa del PEN debió haber sido analizada a la luz de otras.

 * Había otras diecinueve propuestas integrales y parciales, incluyendo las de ex diputados como De la Rúa.

* El proyecto alternativo elaborado por nueve bloques modificaba incluso la edad que lleva a 65 en caso de los hombres y a 60 para las mujeres en forma gradual. Prevía un control mensual al del Congreso que lo podía ejercer el propio trabajador; se respetaban los derechos adquiridos y se abría la capitalización privada voluntaria y complementaria. No fue tratado.

* El 29 de diciembre del año anterior, Oscar Lamberto había solicitado en el plenario postergar la redacción del dictamen para febrero para hallar consenso en el interín. Pero llegado el momento, el 24 de febrero no se pasó lista ni se concedió la palabra para hablar del tema porque la discusión fue por los reemplazos en la comisión. Votar significa pasar lista y que cada uno diga por qué dictamen vota. Y firmarse el despacho en la comisión.

 * "Estamos elaborando un código de seguridad social para los proximos 30 ó 40 años", dijo Juan Manuel Moure, radical.

* Cuando en comisión expusieron los representantes del COFEPRES, integrado por los ministros de previsión social de todas las provincias, sólo había cinco diputados, y ninguno de los oficialistas. Adelantaron que como se necesitan crear un mercado de capitales, por eso le sacan el 38 por ciento de sus recursos genuinos a los jubilados. Como falta esa plata, después se la pedimos a las administadoras. Dijeron que esto era es como sacar la plata de un bolsillo ajeno sin consentimiento porque se trata de un aporte obligatorio, quedarse con el 35 por ciento de ese aporte, para un seguro de vida y luego prestársela a la víctima cobrándole sobre inflación dolar un 8 por ciento anual. Supera la única experiencia anterior, la única en 170 países, que es la chilena con Augusto Pinochet, porque no tiene la garantía del Estado y porque no capitaliza los aportes anteriores para el sistema privado. En Chile el estado entregó un bono por los aportes realizados que pasabanal nuevo sistema. El que empezaba tenía su capital y las administrradoras fondos de entrada.

* En una de las cinco versiones anteriores, los de 45 en adelante se salvaban. Ante las quejas por discriminación, entraron todos: duplicaron el negocio.

* Tuvieron que vender YPF antes para reemplazar esos 5.400 millones de dólares que creían iban a venir de las inversiones y que están estampados en la primera página del presupuesto de este año.

* González Fraga estimó en 45.000 millones de dólares todas las acciones de las empresas que cotizan en bolsa. Los chilenos en doce años no tenían que comprar en su país y vinieron a comprar la central térmica de Segba en Puerto Nuevo.

* Se habla de una rentabilidad del 5 por ciento. En términos de 30 a 45 años, el único país que se acercó al 3 por ciento fue Alemania cuando estaba arrasada y tuvo que hacer un esfuerzo ciclópeo, dijo Moisés Fontela, peronista disidente.

 * El proyecto no pasó por Asuntos Constitucionales e incluso por Legislación Penal, pese a que crea una figura penal: la tipificación con puntos suspensivos. Algo increíble y muestra de que este supuesto proyecto de dictamen no fue terminado, sostuvo Fernando López de Zavalía, liberal bussista.

 * Estamos creando un nuevo gigoló. Quienes crean que es legítmo confiscar el 1 por ciento del aporte del trabajador para subsidiar sociedades anónimas, que voten a favor. Los que cran que es correcto que esas administradoras sigan cobrando comisión cada vez que haya movimiento de dinero, que voten a favor. Quienes crean que es justicia social sacarle este 2 por ciento al trabajador, 50 millones de pesos por mes, para contratar seguros con compañías que voten a favor. Los que crean que desde el bolsillo del trabajador estamos creando una nueva elite de poder que va a manejar en viente años, como en Chile, el 50 por ciento del producto bruto interno -120.000 millones de pesos-, que voten a favor. Estamos sancionando la feudalización del país porque quien tenga aquí tres, cuatro o cinco mandamás de la administradora y maneje la capacidad discrecional de invertir 100.000 millones de dólares será el dueño del país. Quien crea que es legítimo que el Estado resigne definitivamente la orientación del ahorro, dejándolo en manos de sociedades anónimas, entonces, que vote a favor. Quien imagine también que es positivo para el país volver a endeudarlo en 22 mil millones de pesos, según el gobierno y 44 mil millones según el COFEPRES, en ambos casos, sin computar la financiación, que vote a favor, todos argumentos de  Andrés Fescina, bloque Federal.

* El 14 de marzo, Matzkin había dicho en una reunión realizada en el despacho de Baglini que había posibilidad de discutir la opcionalidad u obligatoriedad y luego, en otra reunión, dijo que no había nada que hablar sobre ése y otros puntos de la ley.  Sin embargo, el 28 de abril, por la mañana, el asunto aparecía arreglado con los sindicalistas.

* La transferencia le va a sacar 3.000 millones por año al sistema vigente. El proyecto original pensaba cubrir ese déficit colocando títulos de la deuda pública en los fondos capitalizados. Ahora ese porcentaje, que era de 80 por ciento, se reduce al 30. Según las planillas del propio Schulthess, sólo en el 2014 comenzaría a declinar la curva del déficit que a esa altura calcula el funcionario será de 22.622 millones.

* El tránsito de un sistema a otro revista gravedad para la propia estabilidad. Nosotros contribuimos porque hemos votado a favor la ley de convertibilidad, la ley de consolidación, la ley de empleo, etc. Con los descuentos por las comisiones sobre el 13 por ciento de los aportes se llega a unos 400 millones de pesos, monto similar a al cuenta sin control que el presupuesto asignó al ministerio del Interior para ayudar a las comunas amigas, no a las adversarias.

* ¿Quién puede garantizar algo a treinta años? Nadie. ¿Por qué no hacerlo progresivamente? Con todas las condiciones a favor, un trabajador que durante treinta años aportase 110 pesos (o sea el 13 por ciento de su sueldo de 1.000) cobraría 230 pesos, el 23 por ciento del salario, más la prestación básica universal calculada sobre la base de 55 pesos que es el aporte del salario medio. Total: 367,50 pesos, el 36,7 por ciento de su sueldo. Es menos de lo que está cobrando con este desastroso sistema de reparto, y además no le tendría que pasar nada en el futuro. Esto demuestra realmente que se está jugando con un voluntarismo casi suicida. Y resulta que no nos podemos sentar en la comisión para analizar esto porque nos apuran los bancos. Ayer nos dijeron que no tienen más paciencia, que sólo disponen de una semana más para esperar. Una cosa es que estén apurados los bancos para que se sancione este régimen y otra es que lo mismo persigan los dirigentes gremiales. Creo que no pueden estar apurados para que de esto se haga un negocio, señaló Rafael Martínez Raymonda, bloque Demócrata Progresista, con sólo 35 diputados en el recinto y un clima de jarana en el oficialismo. 

* Vamos a financiar el peaje con la plata de los jubilados. Bajo el argumento de que hay que generar más ahorro se han hecho cambios desacertados. Un caso es la licuación de pasivos de la década del 80 cuando Cavallo era presidente del Banco Central y dijo que los ahorristas que tenían depósitos en el sistema financiero tenían que contribuir con sus riquezas para que las industrias del país pudieran reducir sus pasivos y de esta manera iniciar el camino de la inversión, la creación de fuentes de trabajo y de riqueza. Los ahorristas se quedaron sin sus recursos. En un discurso pronunciado en ADEBA, el presidente del Banco Central, Roque Fernández, habló en 1991 de 67 mil millones de dólares de pérdida de esa institución. Si pensamos que realmente se pueden recaudar 3.000 millones de pesos, ¿no sería mejor evitar el monumental costo de intermediación? Suponiendo que haya opcionalidad, parece que el gobierno cree que puede volcar la mitad de esa suma sin conmover el sistema. ¿Por qué no bajamos el encaje técnico de los bancos de modo de liberar 1.500 millones de dólares y de canalizar ese ahorro hacia la inversión productiva? . Todos conceptos de Raúl Baglini, presidente de la bancada radical.

* El duhaldista/menemista Eduardo Amadeo luego calificó de “presuntuoso” a Fontela, a quien no nombró y se burló del pedido de pase a nuevas comisiones, como la de Asuntos Constitucionales, añadiendo él por su parte a otras -como la de Salud y Familia- para ridiculizar el argumento, con lo cual hacía honor a la irritación que genera este ex renovador que compite con su colega Miguel Angel Toma a ver quien cae peor entre sus compañeros. Su intervención permitió la ocurrencia celebrada con apalusos del chaqueño lradical eonista Marcelo Muñoz al hablar del proyecto:

 - Desgraciadamente va a ser enviado a una sola comisión. La comisión de los banqueros que se van a beneficiar !con 3.000 millones de dólares todos los meses!-, dijo desde su banca.

Estaban hablando de comisiones: Amadeo no respondió.

En cambio estalló una pelea reglamentaria desatada en el momento que Fontela pidió la palabra para una cuestión de privilegio que el sanjuanino menemista Luis Martínez, que en ese momento presidía, no le concedió.

Derivó en una nueva votación acerca de si el proyecto debía o no volver a comisión, en la cual el oficialismo triunfó por 121 a 107 votos una vez que aparecieron los 200 que faltaban cuando hablaba Fontela.

A ese nuevo triunfo colaboraron Alsogaray y Durañona, que antes habían votado lo contrario, para no entorpecer la labor parlamentaria (2).

- ¡Hoy están desesperados por sacar una ley clandestina!-, gritó en un momento Baglini al borde del descontrol luego de pasar revista a algunas de las jugarretas con el quórum cuando los justicialistas estaban en la oposición (3). 

Para muestra del modo como el oficialismo manejaba la sesión, vale este recuadro a partir de una intervención del radical Luis González que quería hacer una observación técnica porque veía una contradicción entre hablar de seguridad y rentabilidad, por un lado y, por otro, disminuir del 80 al 30 por ciento la posibilidad del Estado de invertir en títulos propios y además aumentar de un 30 a un 40 por ciento los fondos para créditos destinados a las economías regionales.

- Señor diputado González: la Cámara no requiere hoy de su opinión sino simplemente de los interrogantes que tenga respecto de las propuestas-, dijo el menemista  Martínez a cargo de la presidencia.

- Pero ya no se puede ni opinar!-, replicó González.

 - No, señor diputado-, respondió Martínez.

Interviene González Gaviola 

La fundamentación del proyecto estaba a cargo de González Gaviola, aunque no era oficialmente el miembro informante. Lo hacía por la incapacidad de Cabrera para tal cometido y, además, porque había sido uno de los artífices de las negociaciones con los técnicos de Economía.

Entre esos cambios, estaba el derecho a la opcionalidad y la reducción del costo de seguro (inicialmente previsto en 2,5 por ciento) para que la capitalización sobre el 11 por ciento en lugar de mermar al 7,5 del aporte trepase dos puntos más.

Consciente o no, el mendocino seguía los pasos de Martínez Raymonda en la comisión y de Natale frente a la formación del quórum.

Cuando comenzó a explicar empezaron las interrupciones, incluso de diputados que se oponían a que el proyecto fuese a comisión.

Nadie sabía bien de qué se trataba, incluso circulaban copias de propuestas hechas por el oficialismo para incorporar al debate en particular. Entre papeles que unos tenían y otros no, el socialista Alfredo Bravo dijo que se sentía como perro en cancha de bochas.

“Durante mucho tiempo giró el fantasma del veto sobre ese artículo. Quisiera conocer cuál es el compromiso específico del Poder Ejecutivo, que nunca termina de definirse con claridad”,  preguntó el alfonsinista Eduardo Santín con relación al artículo que habilitaba la creación de una AFJP en el Banco Nación con garantías según tasa de caja de ahorro o tasa Libor para depósitos en dólares.  

González Gaviola recordó las presiones en contra de aquellos que el mismo radicalismo había denunciado como depositarios del negocio previsional (un modo sutil de decir lo que pensaba él), y aludió a las manifestaciones del presidente Menem, Bauzá, los ministros Rodriguez y Cavallo en cuanto a que no iba a ver veto.

En otro tramo, Martínez, que presidía la sesión en lugar de Pierri, ni siquiera le permitió contestar a Matzkin una pregunta acerca de las garantías que podía ofrecer.

" Lo único que faltaría saber es si la bancada radical, ante un eventual veto, derecho que le asiste al Poder Ejecutivo, nos acompañará en la insistencia, dijo por fin Matzkin, quien escabullía hablar de vetos y promulgaciones parciales, que era lo que se aguardaba.

- No vamos a acompañar ningún pronunciamiento del oficialismo que signifique consentir o reconocer un veto del presidente de la República-, se enojó el radical Raúl Galván. 

Ante un nuevo requerimiento acerca de si habría veto, esta vez del diputado radical Carlos Raimundi, quien tomaba prolija nota de las contradicciones que se veían en el análisis del proyecto, Matzkin respondió:

 - No creemos que existan razones para vetar las modificaciones que hemos introducido al dictamen (4). 

* Sospechas radicales 

Los diputados siempre fueron remisos a cumplir su deber como si fueran obreros atados a la fragua.

Pero en esa madrugada, el alto número de los oficialistas contagiaba fe acerca del fortalecimiento de las instituciones: estaban casi todos. Y no todos los radicales estaban tan dormidos como para no darse cuenta.

Acostumbrado a fiscalizar cuentas, el escribano Victorio Bisciotti exclamó:

- Mi capacidad de asombro no tiene límites. No logro explicarme cómo es posible que los lobbies de esta nueva patria financiera que viene entronizándose en nuestro país tengan una influencia capaz de conseguir otra marca histórica.

Bisciotti armó un batifondo que no derivó en cuestiones de privilegio, ni fue asumido como una ofensa por parte del oficialismo, cuando miró el tablero, vio que registraba la presencia en sus bancas de 244 diputados pasada la una de la mañana y tomó en cuenta que lo que estaba en debate no era ninguna ley que movilizase el interés a favor del pueblo, sino al contrario. 

En diez años no se había visto nada comparable.

¿Era una operación de guante blanco? Biasciotti sugería que sí.

Se votaba una ley que esperaban los banqueros.

Todos parecían estar bajo sospecha. El liberal Juan José Manny  pidió la palabra para aclarar que los miembros de su bancada no estaban sentados por influencia de ningún lobby. 

Bisciotti profundizó su discurso sobre los lobbies.

- ¿Cómo se va a explicar al pueblo argentino este cambio de posición? Cómo van a hacer los representantes gremiales, que son los defensores de la clase activa y la pasiva, para explicar que van a abandonar a sus patrocinados?-, inquería.

Recordó que el 23 de febrero las 62 Organizaciones, con la firma de Lorenzo Miguel y Saúl Ubaldini, habían declarado la necesidad de “impedir que el sistema previsional se transforme en otro gran negocio de grupos privilegiados y que la ley garantice jubilaciones y pensiones como un derecho de toda sociedad moderna, que a través del Estado no puede desentenderse de sus mayores”.

Bisciotti cargó contra las administradoras -a las que llamó cafishios- porque iban a manejar 4.000 millones de dólares por año.

- ¿Por que creen  que juegan esta apuesta fuerte? Porque este negocio es mejor que la venta de Gas del Estado y de YPF, es un negocio redondo para la Bolsa-, dijo el radical de Lobería.

El radical siguió con las ironías, tras lo cual reaccionó el justicialista Arturo Puricelli para pedir que el presidente Pierri, que en ese momento había vuelto para pilotear la sesión, procediese a testar del Diario de Sesiones “las imputaciones que se hicieron”, tras lo cual Pierri invitó a Bisciotti que así procediera por propia voluntad.

Pocas veces se dijo tanto sin que nadie se diera por ofendido. 

- Señor presidente: sólo me he interrogado qué poderoso factor ejerce tanta influencia para que la Cámara de Diputados pueda tener 244 miembros en el recinto. Yo no he dicho que algún señor diputado peronista haya venido por haber recibido alguna suma de dinero. Pregunto dónde está el agravio y además me extraña la actitud del señor diputado Puricelli, quien además de no haber sido aceptada la propuesta de considerar el tema del diputado “trucho” pretende hacer una cuestión de tipo ético-, contestó, de modo irrebatible. 

A la 1 y 55 del 30 de abril de 1993 se votaba a mano alzada la ley en general, sin que nadie de la oposición pidiese la votación nominal para que cada diputado enfrente la historia con su nombre y apellido.

“La máquina de impedir ha fracasado una vez más” se ufanaba Matzkin, mientras el representante de los jubilados, Juan Carlos Sabio, entraba con su portafolios en la máquina del olvido.

(1) La síntesis es un muestrario de los argumentos expuestos en los principales intervenciones. Podrían consignarse otras intervenciones. El trozquista Luis Zamora resaltó que al pasado se lo premia con la impunidad: genocidas y evasores. No solo no hay control sino que encima se los beneficia con la deducción de los aportes patronales en el sector impositivo. En otro pasaje aludió al Congreso por hallarse rodeado de vallas y desafió a Matzkin y su gente a mantenerse en las bancas durante 48 horas para marcar la precariedad del frente oficialista. El sanjuanino de Cruzada Renovadora, Antonio Achem, inquirió: ¿De quién es este proyecto? ¿Del Poder Ejecutivo, de la bancada oficialista o del Fondo Monetario Internacional? ¿O será como el proyecto de privatización de Gas del Estado, que llegó al secretario García firmado por Louis Alexander, representante del Banco Mundial? La disidente Marta De Nardo (bloque Afirmación Peronista) recordó que el sistema de capitalización pública databa de 1904, que el peronismo en el gobierno había unificado las cajas en el Instituto Nacional de Previsión Social y que en la comisión especial de 1991 el oficialismo se pronunció por el sistema de reparto. El riquista Martín Mendoza afirmó que el país debía pagar tres mil millones de dólares anuales durante treinta años, el tiempo de este proyecto, en tanto que el socialista Guillermo Estevez Boero remarcó que resultaba absolutamente inaceptable tratar el tema previsional bajo la presión del factor externo, canalizado a través de las exigencias del Fondo Monetario Internacional. El ucedeísta Francisco Durañona y Vedia manifestó su malestar por anuncios del PEN como si fuera el poder legislador, mientras Esteban Rodrigo recordó que iba a ser el primer Parlamento del mundo que votase un sistema compulsivo o semicompulsivo de capitalización individual. Entre los radicales, Carlos Raimundi expresó su desacuerdo en que el mercado de capitales se forme con el aporte de quienes no poseen mas que su fuerza de trabajo y sólo tienen el 24 por ciento de la riqueza nacional. “La Argentina se ha comprometido a pagar puntualmente 3.200 millones de dólares por el Plan Brady y para 1993 se pronostica un déficit de 5.000 millones en la balanza comercial”, señaló.El también radical Eduardo Santín, por su lado, dijo que en los próximos veinte años se va a provocar un déficit de 23.000 millones, la misma cantidad que se negociaba con el plan Brady que trajo como consecuencia el cierre de los ferrocarriles y la transferencia de escuelas y hospitales.
(2) La primera votación si volvía o no a comisión fue de 125 por el no contra 119 afirmativos. Como se exigían los dos tercios valió como parámetro para saber de qué lado estaba cada uno. Los que votaron con el justicialismo fueron los ucedeístas Jorge Aguado, Alberto Albamonte, José María Ibarbia, Juan José Manny y Federico Zamora, Carlos Gómez Centurión (bloquista), Héctor Barbotti (Acción Chaqueña), Julio Falleti y Luis Jalill (Movimiento Popular Neuquino), Roque Sánchez Galdeano (Movimiento Popular Fueguino), Alberto Germanó y Julio César Ibarreche (bussistas), Cristina Guzmán (Movimiento Popular Jujeño)y Jorge Folloni, Ernesto Alabi y Julio César Loutaif (renovadores salteños), así como el jubilado Blanco. El resto lo hizo en contra. En la lista de los que querían pasar en limpio el despacho y producir un tránsito normal por el plenario de comisiones hubo un único voto peronista, el de la salteña menemista Silvia Troyano. Votaron en ese mismo sentido Alvaro Alsogaray, Francisco Durañona y Vedia e Ignacio García Cuerva, así como Antonio Achem y Pablo Gargiulo (Cruzada Renovadora, San Juan), Felipe Adaime (Autonomista, Corrientes), Oscar Alende y Pedro García (PI), Enrique Bischof (Movimiento Popular Fueguino), Guillermo Estevez Boero (socialista), Guillermo Fernández Gil, Martín Mendoza y Orlando Gallo (Modin), Héctor Gatti (DC), Ricardo Leconte, Liberal, Corrientes), Fernando López de Zavalía (bussista), Eduardo Ferreyra, Martín de Nardo y Raúl Rodriguez (oficialistas disidentes que conformaron el bloque Afirmación Peronista), Pedro Figueroa (Movimiento Popular Jujeño), Rafael Martínez Raymonda, Alberto Natale, Juan Carlos Varela Barrio y Mario Verdún (democracia progresista); Ricardo Molinas (latorrista) y Luis Zamora (Movimiento Socialista de los Trabajadores). El resto eran diputados radicales.
(3) Baglini recordó que el 12 de mayo de 1988, cuando se trataba el fondo para el financiamiento de los desequilibrios provinciales transitorios, asunto que reclamaban las provincias, Manzano pidió pasar a cuarto intermedio, decidiéndose lo contrario por 107 votos contra 52, tras lo cual se fue el PJ y no se trató el tema. Dio otros ejemplos. Según aseveró, veintisiete veces debieron los radicales reunir el quórum sin los peronistas en sus bancas. Incluso, mencionó, cuando no quisieron tratar el proyecto sobre envío de tropas al Golfo Pérsico.
(4) Matzkin dijo que no se trataba de de vetos ni de insistencias. Las propuestas que formulaban habían sido consensuadas con el Poder Ejecutivo. Y con relación al artículo 39, citó expresiones públicas del presidente de la Nación y de varios de sus ministros relativas a que estaban totalmente de acuerdo con su texto.

Fuente: El Congreso en la trampa, Planeta, 1995, Armando Vidal, Pags. 236/240. Versión ampliada.

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