A+ A A-

LA DEUDA, UNA ESTAFA QUE SE PAGA CADA DÍA

En democracia y sólo en intereses se llevan pagados unos 180 mil millones de dólares, dice el autor de este mensaje en un persistente llamado de atención que la oposición comparte pero que ante oídos de los gobiernos son meros toques en campanas de palo. 

Por Fernando  Solanas

Hace aproximadamente cuatro meses que el debate político nacional está ocupado casi con exclusividad por los famosos DNU: el 2010, por el que se crea el Fondo del Bicentenario y el 298 llamado curiosamente Fondo de Desendeudamiento Argentino.

Lo grave es que esta interminable discusión política y doctrinaria sobre los DNU está soslayando el motivo central de su existencia.

Hemos pasado estos meses discutiendo si era legítimo o no, si Redrado debía entregar las reservas, etcétera, todo lo cual fue tildado como culebrón estival de 

la política criolla. El tema central es el decreto 1953 dictado el 9 de diciembre del año pasado que habilita al Gobierno nacional a emitir hasta 15 mil millones de dólares más de deuda para canjear con nuevos bonos los que tienen los holdouts que quedaron fuera del canje en 2005.

Seguir generando deuda para presuntamente satisfacer las necesidades del desarrollo omite otras cuestiones que son centrales y que alguna vez este Parlamento debe discutir sin chicanas ni aprietes sino con sincero patriotismo.

Se sostiene que estos decretos de necesidad y urgencia son para impulsar un nuevo desarrollo y abrirnos al mercado de capitales. Curiosamente, al decreto 298 se lo llama “de desendeudamiento” pero en sus fundamentos se dice claramente que es para todo lo contrario.

Textualmente dice: “Se entiende conveniente y necesario habilitar la posibilidad de acceder al mercado doméstico de los Estados Unidos de América, y se prevé realizar operaciones de administración de pasivos y nuevas emisiones de deuda pública, tanto en el mercado local como en el internacional”.

Es decir que estamos ante una nueva operación que continúa el modelo antinacional e irresponsable de una clase dirigente que tomó alegremente la política de permitir que las rentas extraordinarias que genere el trabajo del pueblo argentino se fuguen libremente del país.

En lugar de ayudar a financiar el trabajo genuino, la instalación de nuevas fábricas y empresas, el mejoramiento de los hospitales, la educación y las jubilaciones, en estos veintiséis años estos excedentes de riqueza –en vez de saldar la deuda interna que tenemos con el hombre argentino, que sigue solo y esperando- han salido del país para financiar el trabajo de las potencias extranjeras.

He ahí la causa del endeudamiento: estos argumentos bancarios de que sólo pidiendo dinero afuera y no echando mano a las rentas excepcionales que genera el país con sus recursos naturales, sus rentas financieras, se va a generar desarrollo.

Recordemos que la Argentina hasta el año 2000 ha pagado más de 120 mil millones de dólares de servicios de la deuda, y del año 2000 a la fecha seguramente otros 70 u 80 mil millones de dólares de deuda. Sólo en la etapa de los gobiernos Kirchner se pagaron 40 mil millones de deuda.

La cifra colosal que se ha ido de la Argentina con la grosera estafa de la deuda podría haber convertido a este país en uno de carácter desarrollado para los cuarenta millones de habitantes.

En cambio, después de haber transitado por varios años de crecimiento a tasas asiáticas, aún la Argentina tiene el drama de un tercio de su población por debajo de la línea de pobreza y cinco millones de indigentes.

Es falso que para que un país pueda desarrollarse se tenga que endeudar. Los gobiernos argentinos que más desarrollo y bienestar tuvieron –les pido a los colegas radicales y peronistas que lo recuerden-, recibieron muy poco crédito externo y no tuvieron endeudamiento. Me refiero a los gobiernos de Hipólito Yrigoyen, Juan Domingo Perón, Arturo Illia, y los primeros años del gobierno de Néstor Kirchner, que sin crédito externo, a caballo de un descomunal esfuerzo del pueblo argentino, tuvo un enorme crecimiento.

La realidad es que el cuento de pasarle al pueblo argentino las deudas privadas que siempre terminan en esto ya lo hemos vivido un par de veces.

Recordemos la primera: los 23 mil millones de dólares que los grandes bancos y empresas multinacionales, a través de Domingo Cavallo, le pasaron al pueblo argentino al final de la dictadura. Plan José Alfredo Martínez de Hoz, ejecutado. Recordemos que en 2001 se llevaron 27 mil millones de dólares de los ahorros argentinos. Y en esta Cámara se votó la vergonzosa modificación de la ley de quiebras para salvar a los gerentes extranjeros de la cárcel, cuando le robaron los ahorros al pueblo argentino.

La vergüenza es que la dirigencia de entonces no quiso aplicar la jurisprudencia argentina que se aplica en todo el mundo que es la teoría del ex juez Salvador María Lozada, gestada en la causa de la quiebra fraudulenta Swift-Deltec, que dice claramente que los quebrantos de las sucursales los deben financiar las casas matrices.

En lugar de quedarnos con los bancos salimos a generar bonos que seguimos pagando.

Estas vergüenzas hay que sincerarlas. Proyecto Sur quiere más democracia, más calidad institucional, pero toda. No podemos ocupar cuatro meses de debate con estos dos decretos que por supuesto Proyecto Sur rechaza con la cabeza, con el estómago y con el corazón, porque son nulos de nulidad absoluta.

Pero eso no puede escamotear la monstruosa deuda que todavía este Parlamento no se ha dignado a investigarla. Voy a lo ilegítimo del gobierno nacional. Nos propone generar hasta 15 mil millones de dólares para canjearlos por bonos que no valen nada. Valen a partir del gran negocio que inventaron los bancos amigos del Gobierno para canjearlos por bonos buenos. Y la generación que viene terminará pagando el doble o el triple, porque es una tasa del 12 al 13 anual acumulativa.

 ¡Sinceremos los discursos, estimados colegas! Queremos discutir en serio todo esto. Pero además de todo, y como si fuera poco, lo que se quiere canjear es absolutamente ilegítimo.

No nos podemos hacer la boca con la continuidad jurídica y el respeto al Estado de derecho cuando no queremos reconocer que existe una causa por la que se investiga esos bonos por estafa y fraude: Juzgado Federal Penal N° 2, a cargo del juez Martínez de Giorgi.

 ¡No se puede permitir el canje de los bonos por bonos nuevos cuando existe presunción cierta de que la mitad es una estafa y fraude!

Termino diciendo que reclamamos firmemente la auditoría de la deuda. De una vez por todas apelo al sentido patriótico de los diputados que vienen de grandes causas nacionales y democráticas, para dar vuelta la página y recuperar las rentas extraordinarias y defender lo que es nuestro. Y de lo nuestro sacarle el futuro de deuda a la generación que viene.