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COIMA Y CORRUPCIÓN

El sistema empuja a la corrupción dice un implicado en el escándalo de los sobornos del Senado de hace diez años, confesión que al autor lo lleva a "la pieza maestra del sumario" y a un secretario ensobrador.

Por Norberto Bermúdez

En las páginas de la revista Noticias, (Ricardo) Branda se ofuscó y perdió un poco los pedales. "¿Vos querés saber si acá hay corrupción? Sí, acá hay corrupción. El sistema funciona así, porque los controles del Estado no funcionan y porque el sistema político. empuja a la corrupción ( ... ) Favores políticos siempre hay. Es muy difícil decir cuál es un acto de corrupción, pero sí es un estilo que se usa dentro del sistema político ( ... ) una cosa son los favores y otra son las coimas. A mí no me importa que digan que yo consigo cosas para la política a cambio de votar algunas leyes si eso es ser corrupto, entonces soy corrupto".

Los dichos de Branda eran una prueba flagrante de cómo las simplificaciones perversas del sentido común pueden conducir al crimen. Es evidente que de tanto querer amoldarse al orden establecido anteponiendo la seguridad por el miedo que infunde el poder, el hombre se abandona y es subyugado por la tiranía del statu quo.

La esclavización a este orden de ideas no es la preocupación cotidiana del renombrado abogado porteño Ricardo Monner Sans. Al menos por lo que resulta de la lectura del semanario Noticias. Su insurrección ante la clarísima exposición de sujeción al delito en que incurrió Branda fue elevar a la justicia federal una denuncia contra el senador, que dio lugar a la apertura de un sumario penal por la presunta infracción de encubrimiento. Monner Sans tuvo otra deferencia para con el senador Branda.

El 25 de abril de 2001 presentó ante los fiscales Freiler y Delgado un escrito en el que daba cuenta de que "Hacia fines del mes de agosto o principios de septiembre del año 2000 se realizó una reunión en el inmueble ubicado en la calle Hidalgo a una o dos cuadras de la Avenida Rivadavia» en la que participaron el arquitecto Jorge Cosci, Gustavo Tarallo, Lorena Rojas, Soledad Boschi y su esposo.

La vivienda está ubicada exactamente en Hidalgo 354, segundo piso, departamento 4. Se halla a nombre de Cosci y su mujer, María de los Angeles Zamora. Cosci es empleado del senador justicialista de La Pampa, Carlos Verna, y pagó por el departamento 72.000 dólares, de los que 45.000 están hipotecados a favor del Citibank.

Según Monner Sans, en aquella reunión Cosci habría dicho a sus contertulios: "Un día me llamaron del despacho del senador Branda y me pidieron que hiciera los paquetes (sobres) de la plata que había que repartir. Por ese trabajo cobré 5.000 pesos. Ya lo había hecho en otras oportunidades que se repartieron coimas, en esos casos iba al departamento del senador Cantarero».

La pieza maestra del sumario es exterior a los cinco protagonistas. Resulta de la declaración de Estela del Carmen Luna, presidente de la Comisión Nacional de Pensiones Asistenciales del Ministerio de Desarrollo Social, quien certificó que Gustavo Tarallo, Soledad Boschi y Lorena Rojas se conocen y se tratan porque trabajan juntos bajo sus órdenes.

Está documentado además que esa Comisión se halla estrechamente relacionada con otra que funciona en el Senado, la Comisión de Presupuesto y Finanzas, de la que es empleado Jorge Cosci. Llamado a declarar, Tarallo confirmó la reunión y los dichos de Cosci. Los fiscales no han podido localizar a Lorena Rojas, Soledad Boschi y su marido. Aparentemente y por encantamiento de unas becas a Holanda, se han hecho humo.

 (*) Norberto Bermúdez es periodista.

Fuente: La Prueba, libro escrito con Juan Gasparini. Tramo del capítulo El sexo del dinero del propio Bermúdez.