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PUEBLOS ORIGINARIOS, LOS GRANDES AUSENTES

Introducción del libro  "Memorias de expropiación, Sometimiento e incorporación indígena en la Patagonia (1872/1943)" , donde el autor explica la pérdida de las tierras de pueblos originarios, con deportaciones, campos de concentración y cultura capitalista para las nuevas generaciones.

Por Walter Mario Delrío

Bueno, yo voy a hablar lo que vine a conocer de antes, lo que yo conocí con los abuelos, con nuestra madre, con la que me crié, por qué estamos como estamos ahora. [...] Tenemos que defender las tierras, para vivir, para trabajar, para que vengan los hijos y detrás para que vengan los nietos. Tenemos que poner coraje para defender el derecho que nos ha dejado nuestra madre, nuestro padre, nuestro abuelo, donde nacimos y donde nos criamos. [...] ¿De qué manera esto no es nuestro? (II Parlamento mapuche del Chubut, Buenos Aires Chico, provincia del Chubut, octubre de 2003)

Este libro aborda el sometimiento y la incorporación de los pueblos originarios de Norpatagonia al estado-nación argentino y a la economía política capitalista en el período 1872/1943. Se enfocan las nuevas condiciones materiales de subordinación que se impusieron a dicha población luego de la conquista militar.

Especialmente a través de la disputa permanente por la tierra y por un espacio social en el cual poder desplegar acciones y estrategias para enfrentarse a la nueva dominación.

¿Cómo fue la subordinación experimentada por los pueblos originarios una vez que públicamente se los consideró como “sometidos” y se anunció la “disolución” de su propio orden social?

Para responderlo, enfoco en los procesos de conformación de nuevas comunidades rurales compuestas por población indígena, principalmente en sus estrategias para enfrentar la dominación, evitar los desmembramientos de las familias, subsistir a los campos de concentración y a las deportaciones masivas y defender un espacio para la autoorganización.

Entiendo estas estrategias como formas de posicionarse frente a las nuevas relaciones sociales, y también frente a las categorías del discurso hegemónico, desde las cuales se ha legitimado una distribución desigual de recursos.

Los pueblos originarios pasaron a ser los ausentes en la historia oficial, que concibió al “tema indígena” como finalizado con la conquista militar de 1878/1885 y ocultó un largo proceso de sometimiento y de expropiaciones sistemáticas de la población originaria.

Este silencio no ha sido neutro sino cómplice en la construcción de un nuevo estatus de subordinación y en la confirmación de aquellas imágenes del “indígena” que lo fundamentan.

Los alcances materiales concretos de estas construcciones histórico-historiográficas se nos presentan a diario y están en el centro de los reclamos y los conflictos de los pueblos originarios, como por ejemplo aquellos supuestos que tienden a reforzar las descalificaciones hacia los pueblos originarios y sus reclamos en el presente, como la extranjería –o el origen chileno– del pueblo mapuche y la extinción del autóctono tehuelche.

Muchos de estos supuestos han sido apuntalados por mapas y libros escolares, como parte del continuum ideológico en el cual las aproximaciones académicas al tema y el “tema indígena” están íntimamente relacionados.

Este libro propone abordar especialmente las décadas posteriores a las campañas de conquista, desde el momento del enfrentamiento hasta los años en que parecían haberse acallado sus ecos políticos y las nuevas generaciones comenzaban a recoger las experiencias del sometimiento de sus mayores para construir y sostener sus identidades comunitarias.

Mi aproximación a estos hechos del pasado ha sido posible a través de distintos documentos.

 Por un lado, desde la memoria oficial, las fuentes de archivos históricos de la Argentina y de Chile y, por el otro, desde la memoria oral de los pobladores de las comunidades mapuche de Colonia Cushamen, Reserva Napal, Vuelta del Río y Futa Huao (provincia del Chubut), y del valle del río Trancura (ix Región, Chile).

En especial, fue a partir de la generosidad de todas estas personas que en los últimos diez años compartieron conmigo las experiencias y las historias de sus familias que el material recogido en aquellos fondos documentales cobró un nuevo sentido. Aquel que le darían sus silencios y sus orientaciones.

Desde estas experiencias de trabajo con distintas formas de memoria y de construcción del pasado fueron surgiendo las preguntas que orientaron el trabajo.

En este período, la circulación de los indígenas por distintos lugares sociales de pertenencia y de acción se enfrentaba a las restricciones impuestas por la nueva configuración del espacio nacional.

Un espacio donde los lugares posibles de detención para el indígena comenzaban a ser concurrentes y a yuxtaponerse.

¿Cómo se articularon, entonces, las identificaciones comunitarias, aborígenes y nacionales en la construcción de experiencias compartidas y en la orientación de sus modos de acción?

En este contexto, el uso hegemónico de la categoría de “tribu” ha tenido un papel central en la configuración de dicho espacio nacional.

Me pregunto, entonces, ¿por qué a pesar de la supuesta ciudadanización del indígena se lo continuaría interpelando a través de la figura del “cacique y su tribu”? Y, desde otra perspectiva, ¿qué representó esta categoría para los pueblos originarios en términos de organización y de autoidentificación?

Para decirlo brevemente, en el marco de la construcción hegemónica del estado-nación-territorio, este libro aborda los procesos de sometimiento e incorporación, y el devenir de un estatus de subalternidad para los pueblos originarios.

En esta historia, las huellas de sucesivas expropiaciones han impuesto los condicionamientos y los límites dentro de los cuales los subalternos articulan sus identificaciones y sus acciones. Las expropiaciones continúan en el presente.

Ante las amenazas de un nuevo desalojo, la pobladora de Vuelta del Río citada en el epígrafe se preguntaba: “¿De qué manera estas tierras no son nuestras?”

Es en su memoria, en la historia y en los conocimientos de sus antepasados donde ella encontraba la respuesta.

Organización general

El recorte temporal está relacionado con etapas decisivas en el proceso de construcción de subalternidad.

En 1872 se establecieron los tratados que definirían una relación particular entre el Estado nacional y los pueblos originarios de Norpatagonia hasta la realización de las campañas militares de conquista.

Inicialmente el recorte concluía hacia 1929, fecha que representa el “tiempo de la gran crisis” y que en la memoria colectiva de las comunidades señalaba una etapa decisiva en las relaciones de la comunidad con el mercado, y con las autoridades locales y nacionales.

Sin embargo, luego del análisis específico de este “tiempo de crisis” se impuso la historicidad propia que ella tuvo en los procesos locales y regionales. Decidí, entonces, extender el período de cierre de nuestro trabajo hasta 1943, en razón de que es el ascenso de Juan Perón como figura protagónica en el ámbito del gobierno nacional (y especialmente el establecimiento del Estatuto del Peón Rural) la marca de cierre de los discursos de la crisis y la apertura de otro momento en la memoria oral.

El hilo conductor del relato es el proceso de construcción de un particular estatus de subalternidad en distintos contextos temporales y espaciales.

En consecuencia, opto por enfocar en ejemplos de caso y analizar las distintas etapas de conformación de una comunidad rural en particular: Colonia Cushamen (provincia del Chubut).

Los diferentes capítulos parten de esta realidad local para continuar luego con el análisis de los contextos más amplios, regionales y nacionales.

En el primer capítulo se presentan las categorías teóricas y metodológicas que se utilizarán en el desarrollo de la obra.

A continuación, separo en cinco períodos el desarrollo del análisis histórico: “la incorporación forzosa”, “largos peregrinajes”, “la invisibilización”, “voto universal, ‘otro’ particular” y “el tiempo de la crisis”.

En el segundo capítulo, entonces, abordo las relaciones entre el Estado argentino y los pueblos originarios de la Pampa y Norpatagonia en el período previo a las campañas militares de conquista y durante las mismas (1872/1885).

En la memoria oral de las comunidades indígenas este período se corresponde con la crisis producida por las “expediciones”, que representa el quiebre entre un pasado lejano y mítico y la historia que explica el “nosotros” de la comunidad actual.

El tercer capítulo refiere a los largos peregrinajes de los distintos grupos indígenas hasta la radicación (1885/1904).

Aunque estas fechas responden a elecciones personales, obedecen, no obstante, a la finalización “oficial” de las campañas de conquista y el fin del segundo gobierno de Roca.

En el caso particular seleccionado, según la memoria social éste es un período de incertidumbre jurídica con respecto al acceso a la tierra.

Es el momento de la deportación, de los campos de concentración y de los “sacrificios” del cacique fundador.

Es también el período en que la negociación directa con el Estado nacional resulta en la consolidación de un nuevo liderazgo. En el cuarto, describo la etapa (1904/1916) en la cual opera una fuerte invisibilización de la “cuestión indígena” en los territorios nacionales de la Patagonia por parte de las autoridades nacionales, en contraposición con una notoria visibilidad de la misma cuestión en los territorios nacionales del Norte.

El quinto capítulo trata el período de las presidencias radicales (1916/1930), años en que se consolidan por un lado la figura del “intruso” como marcación del “poblador no deseado” y, por otro lado, el avance de los alambrados en correspondencia con una política estatal de no reconocimiento de los pueblos originarios.

Finalmente, me refiero a los años de la “gran crisis”, definida no sólo desde la caída mundial de precios agropecuarios, sino también desde la memoria social de los pobladores pertenecientes a los pueblos originarios, quienes la identifican con el conjunto de relaciones sociales de explotación que finalizaría con el acceso de Perón al poder y el establecimiento de nuevas relaciones entre Estado y sociedad.

En cada uno de estos capítulos centro la atención en:

I) un relato de los acontecimientos locales y nacionales más salientes que hacen distinguible el período,

IIi) la disputa por los recursos que caracteriza al mismo y la identificación de las agencias que intervienen,

IIIi) los medios políticos de incorporación del indígena y las estrategias de las agencias involucradas y

IV) las construcciones ideológicas y las teorías sociales que se tornan hegemónicas en el devenir de dichas disputas. 

* Títulos de los capìtulos y subcapítulos

Capítulo I. Puntos de partida

1. Estado-nación-territorio y la construcción de “otros internos"

2. La tribu: la territorialización del “otro indígena"

3. Archivos y memorias

Capítulo II. La incorporación forzosa (1872/1885)

1. La tierra de los abuelos 

2. Tiempo de tratados (1870/1879

3. El “indio salvaje”. La conquista del territorio (1878/1885)

4. Mecanismos de territorialización y diferenciación

Capítulo III. Largos peregrinajes (1885/1904)

1 Largos peregrinajes de la población originaria

2. Mecanismos de control de la población sometida

3. Nuevo orden, nuevos espacios

4. Estrategias alternativas para el acceso a la tierra

Capítulo IV. La invisibilización (1904/1916)

1. El espacio de la nueva tribu

2. Políticas sobre tierras públicas y pueblos originarios

3. El espacio de los territorios nacionales

Capítulo V. Voto universal, un “otro” particular (1916/1930)

1. La tierra de los hijos.

2. Construcciones de aboriginalidad

3. El fin de la gran reserva

4. La matriz de expropiación

Capítulo VI. El tiempo de la crisis (1930/1943)

1. El impacto interno de la gran crisis

2. Mecanismos de territorialización

3. Mecanismos de expropiación 

4. El despojo de Nahuelpán

Palabras finales

Testimonios 

 Bibliografía