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SUCEDIÓ EN QUILMES: METEGOL, PROHIBIDO

Pocas ciudades tienen a un prolífico difusor de  hechos destacados de  su pasado, como el autor de este artículo, un maestro y director de escuelas, que ejerce ahora con pasión periodística una tarea vinculada con la identidad de un pueblo con historia. Aquí, una burda prohibición en dictadura.

Por Chalo Agnelli

Se acaban de cumplir treinta años de la recuperación de la democracia en la Argentina. Y la memoria, que para algunos es un defecto, nos trae a cuenta hechos acaecidos durante la dictadura cívico militar, que quizá pasaron inadvertidos para el común. Vale la pena traerlos a cuenta por lo abstrusos.

 

Incido en la palabra cívico pues fueron muchos los civiles que motorizaron el golpe, muchos lo que se beneficiaron con él y muchos los que hoy aún lo añoran.

En ese período, además de los horrores cometidos contra la vida, los atentados a la dignidad humana, el derrumbe económico con empresas cerradas, otras entregadas al manotazo foráneo, líneas férreas clausuradas y centenares de miles de hombres y mujeres sin trabajo (y sin poder reclamar porque sino…) (…) no sólo prohibieron El Principito de Antoine de Saint-Exupéry, el cuento infantil Un elefante ocupa mucho espacio de Elsa Isabel Bornemann, el libro de química La Cuba Electrolítica, algunos dibujos animados de García Ferré, las obras de Groucho Marx… sino que también prohibieron… ¡el metegol!.

Recientemente el director y ganador del Óscar, Juan José Campanella. incursionó en el mundo de la animación y realizó la película Metegol.

Un juego que caló hondo en las más populares tradiciones argentinas. Un juego de clubes y de boliches de barrio que, cuando la lluvia y el invierno gélido alejaba a los muchachos de los potreros, los reunía en torno a esa mesa con ejes transversales y palancas en forma de jugadores que voltereta tras volteretas meten goles insobornables.

Según las enciclopedias, este fútbol de mesa fue inventado en algún lugar de Francia o de Alemania aproximadamente en 1890.

En Inglaterra la primera patente fue en 1913. Y, en Quilmes, el comisionado municipal de la dictadura comodoro (RE) Osvaldo Galli lo prohibió.

Fue el 2 de setiembre de 1978.

Abrevando en las fuentes, tomamos la rigurosa investigación realizada por el Lic. Jorge Márquez en su libro Al sur de la utopía , imprescindible para conocer y entender la historia de Quilmes desde 1955 hasta 1983 y transcribimos las páginas 291 y 292, titulada: Elogio del metegol.

* Para pasar el invierno

En el año 1920, en un lugar en el que los franceses y alemanes no se ponen de acuerdo, ya que ambos se atribuyen el origen, un grupo de muchachos que no podían jugar al fútbol por cuestiones climáticas, construyó un juego de madera con una pequeña cancha simulada en una suerte de precaria maqueta; con varillas los jugadores fijos eran maniobrados por los usuarios, seguramente soñando que los estáticos muñecos algún día cobrarían vida propia y podrían hacer lo que ellos no podían, impedidos por las heladas latitudes y la lógica meteorológica boreal.

Prosperó la idea y el diseño, y hacia 1948 empresas alemanas comenzaron la producción del juego, esta vez habilitado con fichas.

Según el interventor de Quilmes (Galli), y por un supuesto pedido de la sociedad, ese juego era nocivo, seguramente, porque parte del ritual tenía que ver con el encuentro social: algo que se buscaba evitar.

El 2 de setiembre del ‘78 la ordenanza 4.495, comprendida en las disposiciones del artículo primero de la ordenanza número 4.308, (Impuesta por el interventor anterior Monti 27/5/76-29/3/77) prohibía el funcionamiento de juegos mecánicos y electromecánicos: ‘Se prohíbe el funcionamiento de los juegos denominados metegol y otros de similares características’.

Se aducía en los fundamentos ‘la preservación de la salud moral y espiritual de los jóvenes’, argumentándose una figurada demanda de vecinos y entidades.

El régimen militar pudo bien, llevar a cabo una cantidad de aberraciones en nombre del orden, matizadas y difundidas con rimbombantes discursos que hablaban de república y libertad, en una suerte de paroxismo del absurdo generado desde un gobierno ilegítimo que decía que nadie más que ellos estaban capacitados para administrar los destinos de millones. […]

Diez iluminados explicaban como sería el devenir, y el plan económico lograba que los capitales como los sueños de muchos se marcharan. Sin lugar a duda un gran cambio se estaba llevando a cabo […]

Y claro no podía faltar la moral siempre presente, que como una cáscara vacía, se iba tornado fatua a la luz de los actos llevados adelante por quienes la declamaban impunemente.

Como parte de ese plan maestro, que no era tan maestro, salvo para siniestros entendedores, y mientras se esperaba los supuestos resultados que nunca se darían, los vecinos de la ciudad no se podía reunir para jugar al metegol porque se atentaba contra nuestro destino manifiesto.

NdE: Chalo Agnelli consigna como fuente: Márquez, Jorge. Al sur de la utopía – Una historia política de Quilmes (1955-1983). Tiempo Sur Ediciones, 2010. Entre otras referencias del autor, señala que Márquez es licenciado en Ciencia Política, que trabajó en Clarín y clarín.com y que es integrante de la agrupación Los Quilmeros. También aporta su página: www.cronicasdequilmes.com.ar

Fuente: http://elquilmero.blogspot.com.ar/

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