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ÉTICA PERIODÍSTICA

Convocados por el Colegio de Abogados de La Plata, tres destacados periodistas hablan aquí de los desbordes frecuentes en esa profesión y de las variaciones en torno de un código de ética. Al final, sugerencias del autor, director del Instituto de Derecho de Medios de Comunicación.

Por Manuel Larrondo

Sin ideales éticos, un periódico podrá ser divertido y tener éxito, pero no sólo perderá la espléndida posibilidad de ser un servicio público, sino que correrá el riesgo de convertirse en un verdadero peligro para la comunidad. Joseph Pulitzer, Sobre el periodismo.

Cuando se descubrió que la información era un negocio, la verdad dejó de ser importante. Ryszard Kapuscinski, periodista polaco 1932/2007.

La información en este país está basada en la falsificación. Todo cuela mientras sea favorable a la línea editorial, mientras el que habla sea uno de los nuestros. Tommaso Debenedetti, autor italiano de entrevistas falsas (diario El País de Madrid, junio 2010).

I.- Introducción. El martes 3 de mayo de 2011 conmemoramos una vez más el Día Mundial de la Libertad de Expresión en base a la iniciativa de la Conferencia General de la UNESCO para recordar la Declaración de Windhoek, Namibia (África) para el "Fomento de una Prensa Africana Independiente y Pluralista” (decisión 48/432 de la Asamblea Gral. de la ONU).

Por iniciativa del Instituto de Derecho de Medios de Comunicación del Colegio de Abogados de La Plata juntamente con la Cátedra 2 de Derecho de la Comunicación de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, se propuso como tema central de debate la “Etica periodística y su eventual necesidad de regulación legal”.

Desde luego que la elección del tema no fue antojadizo ya que en los últimos tiempos se destacan casos nacionales e internacionales como el de Jayson Blair, periodista de The New York Times que en 2003 inventó decenas de historias que luego se publicaron en dicho diario lo cual motivó la renuncia inmediata de la cúpula directiva del diario.

Un hecho similar ocurrió en nuestro país con la revista TXT que dirigía el fallecido periodista Adolfo Castelo. En su momento, el periodista José Zicolillo se ofreció cumplir tareas de corresponsal de dicha revista en la guerra iniciada por EEUU contra Irak en 2003. Sin embargo, se constató que Zicolillo nunca fue a Irak pese a enviar artículos vía mail supuestamente desde ese país. A diferencia del diario New York Times, los directores de TXT no renunciaron pero, como es de público conocimiento, la revista  no trascendió y dejó de imprimirse.

Otro caso más reciente tuvo de protagonista al periodista Guillermo Lobo de la señal de noticias TN (canal de cable) cuando en agosto de 2008 presentó la falsa desgrabación de lo que habría sido la última conversación entre los pilotos del avión que estalló en el aeropuerto de Bajaras, Madrid.

Ante el requerimiento de las autoridades españolas sobre la fuente de esta información, el periodista se excusó diciendo que lo que realmente quiso presentar era una "recreación" de lo que pudo pasar en la cabina del JK 5022.

Lobo explicó también que su "reconstrucción" de los hechos partió de tres palabras que una fuente militar argentina le había comentado y que presuntamente partían de una fuente militar española.

Esas palabras eran: "corto gas", "rotación" y "dámelo".

Agregó el periodista que "luego yo llamé a dos comandantes de MD82 y con las pocas palabras que teníamos me ayudaron a reconstruir cómo habría sido esa conversación”.

(Ver: www.elmundo.es/elmundo/2008/08/25/espana/ y
http://www.perfil.com/contenidos/2008/08/26/noticia_0031.html)

En varios Códigos de Etica profesional se encuentran incorporados diversos principios que actúan como guía del profesional tales como los de verdad, justicia, libertad, humanidad y responsabilidad individual. Estos han sido contemplados en los cuerpos normativos de distintas asociaciones de periodistas profesionales y por organizaciones vinculadas a los medios de comunicación tales como el Código de ética de FOPEA, la Declaración de Principios de la Sociedad Americana de Editores de Diarios y el Código de Etica de la Sociedad de Periodistas Profesionales (...).

El conflicto, claro está, surge cuando los principios reseñados a veces no son cumplidos por el periodista.

Las dudas iniciales que motorizaron el tratamiento de este tema fueron: ¿Alcanza con que el propio medio o periodista, para recuperar la credibilidad, pida disculpas a sus lectores, oyentes o televidentes por la difusión de la información falsa? ¿Cabría imponer una sanción formal al periodista y al medio? En ese caso ¿quién debería aplicarla y de qué manera? ¿Tendría que dictarse una ley que regulara la actividad periodística en el aspecto ético? ¿Debería ser obligatoria la afiliación del periodista a una asociación profesional que regule este tema a través de un código deontológico?

Como podrá advertirse, el abanico de derechos que se encuentran en juego con la prerrogativa invocada por el periodista es infinito: desde aquél protegido por el art. 13 del Pacto de San José de Costa Rica consistente en publicar ideas, opiniones, informaciones por la prensa o cualquier otro medio sin censura previa hasta el derecho de la sociedad a acceder a la información veraz.

Para debatir acerca de este tema tan interesante, contamos con la presencia del Sr. Hugo Alconada Mon, abogado egresado UNLP y matriculado en el CALP, Master en Ciencias de la Información Universidad de Navarra, España. Periodista  en publicaciones en España y EEUU, columnista y conductor de programas radiales en La Plata. Trabajó también en  El Día de La Plata. Ejerció la docencia en la Facultad de Ciencias Sociales de la UCA, es pro secretario de redacción de La Nación de Buenos Aires, autor del libro Los secretos de la valija, Ed. Planeta 2009, investigación periodística acerca del renombrado ingreso al Aeroparque de Buenos Aires de una valija con más de U$S 800 mil que tuvo como protagonista principal al venezolano Antonini Wilson. Su último libro se titula Las Coimas del gigante alemán, Ed. Planeta, mayo 2011, investigación acerca de los contratos entre el gobierno del Dr. Carlos Menem y la Empresa Siemens.

Otro de los exponentes fue el periodista Gabriel Michi,  licenciado en Comunicación Social (UBA). Conductor del programa Diapositivas  de Radio América, profesor de Metodología de la Investigación Periodística, presidente del Foro de Periodismo Argentino (FOPEA) función para la cual fue reelegido para el período 2009-2011. Una ONG a la cual cualquier profesional del periodismo puede acercarse a fin de participar en una suerte de espacio de reflexión, de diálogo y de promoción de la calidad de la profesión periodística. Su página web: http://www.fopea.org/

Finalmente, el tercer expositor fue el periodista Alejandro Rodríguez Diez, quien se desempeña como director de contenidos del portal web www.diariosobrediarios.com.ar el cual, según se ndica, “es un medio de comunicación que pretende cumplir funciones como un observatorio de medios, es de libre acceso y brinda de lunes a viernes una lectura cruzada de los nueve principales matutinos porteños. Su financiamiento es por aportes publicitarios; por ediciones de publicaciones de seguimiento cualitativo y por el sistema de franquicia de la marca DsD”. Ademas ha desarrollado el primer Mapa de Medios de Comunicación de la Argentina que se actualiza cada cuatro meses. El Mapa ya cuenta con más de una decena de abonados anuales. En todos los casos, su misión es asistir en la comprensión de los mensajes mediáticos a través de su deconstrucción, según el contrato de lectura, de cada medio y de las denominadas "realidades mediáticas".

El conocimiento y experiencia profesional de los tres disertantes fueron expuestos al auditorio que siguió atentamente sus exposiciones.

Previo a ello, a modo de introducción,se exhibió un video con un resumen que reflejaba cóo fue cubierta, por algunos noticieros de TV, la noticia de una toma de rehenes en Buenos Aires. En dicho video se podía observar a los periodistas conductores de piso de los noticieros que interactuaban en vivo con los delincuentes (vía comunicación telefónica), intentando “disuadirlos” de su actitud e incluso actuando como una suerte de mediadores.

A continuación, una síntesis de las exposiciones.

A) Gabriel Michi:

"Ninguna primicia justifica poner en riesgo la vida de otras personas. El código de ética debe ser redactado por los propios periodistas”.

A partir de su gran experiencia como periodista, Michi comenzó sosteniendo que “desde el análisis, no se tienen en cuenta la lógica de determinados medios como la TV. No es lo mismo la frialdad en trabajar en un medio gráfico que en la TV. Son códigos difierentes. Eso no quiere decir que se pueda hacer cualquier cosa por el rating".

En relación al papel que tuvieron ciertos noticieros de televisión al cubrir una toma de rehenes, recordó Michi una anécdota que lo tuvo a él mismo de protagonista cuando se desempeñaba como columnista en un programa de radio. En momentos en que el programa estaba al aire “se produce una toma de rehenes en Isidro Casanova. Viene el productor muy exaltado y dice que tiene en exclusiva al delincuente que tiene rehenes”.

Michi comentó que se opuso a que se emita al aire la conversación con el presunto delincuente y ante la pregunta del conductor del por qué de tal actitud, Michi respondió que “un periodista no podría hacerse cargo si algo de lo que habla con el delicuente genere un daño peor, simplemente porque el periodista no está preparado para eso”.

De allí que, en su opinión, “no es fácil establecer principios éticos con la lógica del vivo como la telvisión”.

Por eso entiende que, para estas situaciones, “uno debe preguntarse como se sentiría el periodista si en la toma de rehenes hubiera un familiar suyo. ¿Aceptaría que el periodismo haga un contacto con el delincuente? Es sentido común”.

De todas formas, consideró que hay diferencias en la naturaleza de cada medio de comunicación. “En la televisión se viven más intensamente, en la radio en menor escala y en los gráficos menos. Es muy fácil plantear la discusión en la teoría sin entender la lógica de los medios”. Respecto a si los medios de prensa deben tener un código de ética, sostuvo que “en FOPEA se sostiene que todos los medios deben tenerlo, que sea conocido por sus propios periodistas y por su audiencia para que constate su cumplimiento”.

 ¿Quién debería dictarlo? En opinión de Michi “la historia de América latina advierte que los gobiernos han tratado de influir en los medios y que se corre el riesgo de influir bajo el temor de sanción. En democracias débiles puede llegar a ser peligroso”. Por eso, considera que “debe haber códigos de ética autogestionados e incluso con participación activa de los periodistas (no un decálogo armado por las empresas) pudiendo los comunicadores sugerir líneas y también para ver cómo se aplica y qué tipo de sanciones habría”.

Resaltó además que en Argentina no existe la colegiación obligatoria del periodismo de conformidad a la Opinión Consultiva Nº5/85 emitida por la Corte Interamericana de Derechos Humanos. Si bien hay licenciaturas en comunicación social en universidades nacionales, la profesión en sí misma no está reglamentada con lo cual la obtención del título no es condición sine qua non para ejercer la profesión.

Cualquiera puede ser periodista. De igual manera, agregó, en nuestro país no hay consenso entre los propios periodistas para evaluar cuál podría ser la manera de evaluar la conducta de los comunicadores sociales.

Opinó  sobre este último tema “que es bueno que el periodista se capacite pero no creo que sea posible la colegiación del periodista. Y si no la hay, desde qué lugar se controlaría la profesión? No hay hoy ninguna organización que pueda unificar o centralizar ese control. Quién va a regular en una sociedad polarizada como en Argentina (los medios también)? ¿Como se lograría?” .

Destacó que “en FOPEA elaboramos un documento con aportes a la ley de servicios de comunicación audiovisual Nº 26.522 sobre qué cosas debía incluirpara garantizar el derecho de los periodistas”.

Uno de los puntos que destacó “es que el Código debe ser redactado por los propios periodistas”.

Para fundar su posición, expresó que los medios de comunicación tienen una importante responsabilidad social ya que “no venden alpargatas sino información que hace a la construcción de la ciudadanía y por eso tienen que tener un código de ética. Es una discusión que estamos dando, no tenemos el respaldo de los medios de comunicación privados ni públicos que no se aferran a esta idea porque podría ser limintante de ciertas prácticas propagandísticas a favor de un gobierno provincial, nacional o municipal. Hay un doble discurso”.

Finalmente, concluyó que hoy por hoy “no hay división entre opinión e información. La influencia del departamento comercial de la empresa de comunicación es central en el contenido periodístico porque, hasta tanto no se modifique esta situación, la información va a ser emitida como una mercancía.

B) Hugo Alconada Mon Alconada Mon

Comentó brevemente en que consiste la labor periodística y dejó planteado varios interrogantes sobre la eventual regulación de la ética periodística. Por ejemplo, destacó que “el día a día del periodismo no es fácil, es una tarea compleja, hay matices, no hay blancos y negros y se pueden cometer errores. Esto lleva a la discusión de dilucidar para qué están los periodistas: ¿para informar, para entretener, para condenar?

Respecto a la independencia periodística, expresó que “uno trabaja en una empresa que tiene que generar ganancias y esto es bueno porque no depende de la publicidad oficial ni de un privado. <¡ Como se generan ganancias? Ejemplo para el caso Antonini tuve que gastar U$15 mil en 40 días, hoteles, vuelos, llamadas, encontrarme con fuentes anónimas, entre otras actividades. Sin embargo, el diario no vendió más ejemplares pese a esta investigación. ¿Nos jugamos la vida por qué causa?” Comentó que en el sitio web de La Nación “se suben notas sobre Ricardo Fort y enseguida es una de las notas más leídas como por ejemplo la del suicidio de Juan Castro, que fue una de las más leídas en La Nación pese a todos los acontecimientos mundiales y locales que tuvieron lugar durante los últimos años”.

Remarcó que “cuando les exigimos a los periodistas que eleven el nivel, al mismo tiempo la sociedad no ayuda demasiado”. Por eso, se manifiesta en contra de la regulación legal sobre ética periodística ya que considera que “son preferibles las regulaciones espontáneas y privadas. El peor castigo es cuando hay medios que se refieren a los propios medios”.

Recordó en ese momento “el caso del diario Washington Post y su periodista de moda Janet Cook que publicó una historia sobre un nene de 6 años que era adicto porque su madre consumió drogas mientras estaba embarazada. Por ese trabajo ganó el Premio Pulitzer. Sin embargo luego descubrieron que la historia era falsa. Por supuesto la despidieron en 1980”.

Remarcó que “hay periodistas cautivos de la difusión de versiones sin verificar en pos de una primicia como por caso las supuestas fotos del asesinato de Osama Bin Laden sobre las que nadie verificó previamente su veracidad. Igual situación aconteció con el caso Pomar (familia de padre, madre y dos hijas menores que murieron en un accidente de tránsito en noviembre de 2009) que dio vergüenza ajena por la cobertura periodística. Había medios que daban primicias sobre prontuarios de la familia pero sin verificar. Los medios que no coincidían o no daban primicias sobre este tema perdían audiencia”.

Concluyó su exposición formulándose algunos interrogantes: “¿Quién define quién es periodista? ¿Quién redacta los código de ética? ¿Quién controla al controlador?”

C) Alejandro Rodríguez Diez

A continuación, el periodista Rodríguez Diez también se refirió sobre la eventual regulación de la ética profesional focalizando un tema que calificó como “tabú”: el loteo periodístico.

Comenzó diciendo que está “en contra de regular la ética periodística por ley, porque es una conducta individual y además si la pena fuera la prisión, la mitad de los periodistas estaría preso”.

Así, diferenció la labor que realiza un periodista de televisión ya que, en su opinión, “es un oxímonon porque se contradice, prima el show, el rating por sobre el periodismo. Por ejemplo, no me causa gracia la edición que hace el programa 6,7,8 de Canal 7”.

Agregó que “desde que el gobierno impulsó la LSCA 26.522, se abrió el espacio para hablar de la temática de los medios de comunicación. Los diarios empezaron a publicar noticias sobre ellos mismos, sobre oligopolios, monopolios, la prensa empezó a ser crítica de sí misma, se abrió a la sociedad.

Sin embargo, apuntó, “el debate se abrió de forma “berreta”. Por ejemplo no escuché ninguna mención del periodista Orlando Barone cuando estaba en La Nación y no decía nada sobre Papel Prensa, además durante la dictadura trabajaba en Clarín en el suplemento de Cultura”.

 ¿En qué consiste el Loteo periodístico? Expresó que este sistema “empezó cuando se privatizan los canales y empiezan a pasar los enlatados, series extranjeras”.

Recordó  que en una entrega de los premios Martín Fierro se planteó una discusión de los actores y artistas que se quejaban porque no tenían trabajo a raíz de los enlatados.

Posteriormente surgieron productoras como Polka e Ideas del Sur: entretenimiento, contrataron actores nacionales. Con el nacimiento de las señales de televisión por cable, “en el canal PyE había programas periodísticos y comienza a surgir el término perio –productores. Eduardo Anguita escribió un libro donde describe este fenómeno. Decía que había periodistas que hacen el programa y también buscaban publicidad”.

Para ejemplificar esta situación, se formuló algunos interrogantes: “¿Por que hay programas periodísticos por cable con mucha publicidad a las 3 am y algunas placas de empresas auspiciantes de localidades del interior de la provincia de Buenos Aires?. A los muchos canales de cable se les sumaron más señales de radios de AM y FM y el loteo comenzó a crecer. Destacó que “por ejemplo, un gerente de programación le cobra el espacio al periodista y éste debe buscar publicidad comercial - auspiciantes por las suyas. Esto generó una permanente relación entre el periodista con la empresa anunciante”.

Destacó que en su momento la revista Dircom (se lee entre directores de comunicación) se refirió a la forma de hacer prensa: “los directores pautan publicidad en programas que no tienen mucha relevancia pero sirven para formar vínculos con periodistas que tienen llegada a través de medios grandes donde trabajan. De ese modo el auspiciante aspira a tener un buen trato allí donde le interesa, cumpliendo donde el precio no es tan elevado”.

Lo que busca el auspiciante es que el periodista lo “trate bien” en el medio de prensa grande,  razón del vínculo creado, siendo a veces el único auspiciante del programa de cable. “¿Qué busca la empresa que coloca publicidad a ese periodista en su programa de cable a las 3 am? Llegar al periodista porque es editor de un diario, radio o programa de televisión importante”, apuntó Rodríguez Diez.

Expresó también que incluso “el Código de ética de FOPEA dice que los periodista no deben participar de la pauta publicitaria y en su caso debe derivar el tema a las áreas especiales comerciales del medio. Esto quiere decir que es una recomendación y que en cierta forma está pasando algo en la profesión. No todo el mundo trabaja bajo este esquema que favorece la corrupción y el tráfico de influencia. El terreno es resbaladizo y cualquiera puede caer.”

Recordó también que “en 2008, la Asociación por los Derechos Civiles publicó un trabajo sobre censura indirecta: concluyó en que fondos públicos van directamente a los periodistas. Alberto Fernández (ex jefe de Gabinete de Ministros de la Nación) iba – colega por colega- a seducir a cualquier periodista para que tuvieran su programa propio porque el gobierno iba a costear la publicidad”, sostuvo.

Citó también palabras de. Carlos D’Elia (gerente de noticias de Canal 13 TV) expresadas en el libro Propaganda K de María O’Donell:  “Al principio conseguían en el cable un lugar dónde expresar sus ideas libremente, sin ningún tipo de presión. Todo muy ideal. Ahora ¿Qué pasó? Aparecieron también aquellos que descubrieron que, a partir de un pequeño programa, en la televisión, la radio o el cable, podían tener grandes ingresos. Simplemente, sin decir lo que había que decir”. De allí que, agregó, “hay programas que no pasan la queja de los oyentes contra servicios públicos porque tienen publicidad de esas mismas empresas de servicios públicos”.

Por eso, indicó que “los gerentes de comunicación de las empresas lo ven como un esquema extorsivo (si no ponés, atenete a las consecuencias)”.

Al mismo tiempo, remarcó que “también le sirve a la empresa para enterarse antes, llevar a periodistas de viaje, los llevan a eventos públicos, en avión”.

La característica de este sistema implica que “es funcional a los periodistas que ingresan a ese esquema ya que les genera un ingreso extra que duplica o cuatriplica lo que ganan en un medio. Es también funcional a las empresas periodísticas porque se sacan la presión salarial ya que por afuera el periodista cobra más. Es funcional al Estado porque se genera la red de periodismo consecuente”.

Sin embargo, expresó que desde luego “hay periodistas que no participan de este esquema porque no quieren aventurarse a esa montaña de billetes porque creen que pueden llegar a caer y toman la decisión ética de no hacerlo”. Concluyó en que “el periodista no se salva mostrando dos campanas (que pueden ser mentiras): tiene que mostrar la verdad”.

* Conclusiones

Como fuera expuesto desde un principio, informar con la verdad es tal vez la principal obligación que deben cumplir los medios de prensa y, por ende, los profesionales que los componen a fin de que el intercambio de información en la opinión pública contribuya al debate, al control de la cosa pública y a un mejor entendimiento de los acontecimientos que sacuden al mundo. Las visiones de cada uno de los expositores enseñan que ciertas prácticas como el “loteo periodístico” o bien la premura por lograr un mayor rating, atentan claramente contra el derecho de la opinión pública a recibir una información adecuada y veraz.

Si bien en principio no habría una herramienta concreta en nuestro ordenamiento jurídico a fin de paliar el tremendo daño ocasionado a la opinión pública cuando un medio de prensa viola el derecho de difundir información veraz sobre un hecho, bien podría llegar a instrumentarse la creación de un Organismo No Gubernamental como Consejos de Prensa conformado por los propios profesionales de la comunicación, empresarios del periodismo, de la Universidad y del público en general, a fin de aplicar sanciones ejemplificativas tanto al medio como al periodista que incurra en conductas irregulares.

Entre esas sanciones, imaginamos que podría imponerse al periodista o gerente de noticias el deber de asistencia económica a escuelas, colegios, universidades o bien, como han resuelto en numerosas ocasiones nuestros Tribunales penales en distintos procesos, obligarlos a realizar tareas comunitarias que en este caso podrían ser educativas.

Es decir, a fin de recomponer su conducta, el profesional o gerente del noticiero debería reconocer su error en un aula universitaria frente a los futuros profesionales de la comunicación y explicar que medidas debería adoptar para que no vuelva a ocurrir o al menos minimizar los riesgos de que se emita información sin haber agotado las vías tendientes a dilucidar su veracidad. La actitud de los directores del New York Times al renunciar es destacable así como también el virtual pedido de disculpas de la editorial de TXT.

Sin embargo, esto es apenas una gota de agua en el incendio que no alcanza a apagarse. En lo sucesivo, el lector de éste y otros medios gráficos felizmente puede ser que en un futuro analice con espíritu crítico las noticias que en adelante se publiquen o tal vez, por el contrario, deje de creer absolutamente, momento en el cual (Dios quiera jamás ocurra) los medios y sus profesionales habrán tomado conciencia de que el ejercicio irresponsable de la libertad de prensa implica el riesgo de perderla definitivamente.

Fuente: Colegio de Abogados de La Plata (www.calp.org.ar)