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SUGESTIVOS DICHOS DE VANESA

Las declaraciones de la esposa de Felipe, hijo adoptivo de la fallecida directora del diario Clarín, Ernestina Herrera de Noble, parecen ser, en  lo personal, las más sorprendentes en el reservado seno familiar desde la muerte de Roberto Noble, en 1969, o sea en la era de Ernestina y de Héctor Magnetto.  Análisis de "un interesante revuelo", como lo llama el autor.

Por Gabriel Fernández (*) 

Las declaraciones de Vanesa Defranceschi Noble Herrera han generado un interesante revuelo que mezcla relaciones familiares, operaciones empresariales y preferencias políticas. Para calibrar los probables motivos de este emerger público es pertinente señalar que se hizo presente el 27 de octubre en el espacio electoral del Frente de Todos. Y para saludar a la dupla vencedora.

Vamos a tomar unos mates y a repasar sus dichos, para intentar pensarlos. «Fue mucho tiempo el que yo tuve que guardar mi ideología pensando que si la manifestaba y la daba a conocer iba a tener falta de códigos. Con el paso de los años y con años de terapia llegué a la conclusión de que por decir que ‘soy justicialista’, no le voy a faltar el respeto a nadie», dijo durante una entrevista a Radio Con Vos. 

Ahí nomás se le preguntó si también era kirchnerista; aseguró: «Yo soy justicialista de parte de mi madre, que fueron siempre peronistas. Respecto al kirchnerismo, siempre lo respeté y supe que eran las reglas del juego cuándo fue todo el tema del ADN de Felipe y su hermana. Los respeté, pero nunca me pude alinear porque tenía una controversia muy fuerte. La persecución del ADN fue algo muy fuerte y yo estaba en el medio». 

Ratificó el concepto de “persecución” sobre los hermanos Noble. Señaló: «Sí, y lo he hablado con Juan Cabandié, que somos muy amigos hace años». Narró que en el momento más complicado de la extracción, ella «los presenta» a Felipe –su esposo- y a Cabandié. «Le digo ‘Juan, quiero que lo conozcas» y viceversa. Era para que se vean y que cada uno entienda su situación porque Felipe estaba muy mal. No sabía sus orígenes. Entiendo que siempre quiso saber, pero por respeto a su mamá adoptiva él nunca lo hizo, y también por respeto al Grupo Clarín porque él tiene códigos con el Grupo».

 Qué sería, al entender de Vanesa, tener códigos. «Es seguir el lineamiento y hacer muchas veces lo que te dicen que tenés que hacer. A veces hasta cuando estás en desacuerdo». Por ejemplo: «Cuando fue el problema del ADN, la mamá dijo que existía la posibilidad de que fuesen hijos de desaparecidos porque ellos nacieron en 1976. Entonces, desde el lugar de Felipe, entiendo que si hubiese sido así, la mamá hubiese cometido un delito. Por el lado del Grupo, cuidaban hasta las últimas consecuencias a ver si realmente había compatibilidad de muestras en el Banco de Datos Genéticos del Hospital Durand». 

Al saber que no era hijo de desaparecidos, Felipe sintió «alivio porque no se había cometido un delito» y Ernestina «no iba a tener ningún problema legal», pero, por otro lado, «Felipe dijo ‘no soy hijo de desaparecidos ¿ahora quién me ayuda a buscar mi verdadera identidad?’ Sintió un vacío. Yo lo hablé con Juan Cabandié y le dije ‘ahora quién lo ayuda’. Él me dijo que quizás tendríamos que reunirnos con las Abuelas y buscar la vuelta para seguir averiguando desde otro lugar». 

«Cuando fue el tema del ADN, a mi Cristina me invitó a la quinta de Olivos», encuentro que no se concretó, recordó Vanesa. Ante la pregunta de si la negativa voluntaria de Felipe tenía que ver con una decisión del Grupo Clarín, aseguró: «Creo que eran dos cosas. El tema de que no quería perjudicar a su mamá, y desde el Grupo querían cuidar hasta último momento el ver si era cierto o no si eran hijos de desaparecidos». 

Vanesa comentó que cuando se puso de novia con el joven ella fue «estudiada» y que «averiguaron todo «, aunque «en el buen sentido», frase que quedó flotando y sonó extraña. «En 2005, cuando me puse de novia, me estaban estudiando: quién era mi familia, qué estudiaba, dónde trabajaba, qué ideología tenía. Pero fui aceptada». Sin embargo –y aquí tenemos, quizás, una clave-, sobre Magnetto aseguró que lo «aprecia muchísimo» porque los «ha ayudado, dado sugerencias». «Creo que es el más humano del Grupo, a nivel socios», dijo, y enfatizó que le «llegó al corazón». Concluyó así: «Ojalá que podamos unirnos para salir todos adelante, que dejemos el orgullo y el ego de lado». (1) 

Bien, hay varios elementos. Por un lado la cualificación humanamente positiva de Magnetto –acusado de participar de los apremios ilegales que derivaron en la extracción de las acciones de Papel Prensa y de todos los embates sufridos por el gobierno democrático al menos en el último lustro de su gestión- resulta una mención pública significativa. Luego, la presencia en el local del FDT y su aquiescencia para con Alberto y Cristina refuerza lo que podríamos interpretar como el intento empresarial de tender puentes.

 Si Vanesa fuera algo más que una pieza en el andar del grupo, como han considerado algunos colegas esperanzados, se abriría una puerta para frenar la desestabilización ya en marcha –Clarín, La Nación, satélites más Poder Judicial, con el dato relevante de la publicación en Perfil-. Se trataría de un mensaje de la cúspide del Grupo Clarín, orientado económicamente por el Grupo Noble, para deponer enfrentamientos y abrir una tregua que facilite el camino institucional argentino.

Pero es muy difícil arribar a esa conclusión, por los factores que hemos expuesto recientemente (2). 

Como el núcleo básico de los negocios de la poderosa y diversificada empresa está situado en la exportación primaria y el manejo de divisas, el presunto cese de las hostilidades sólo podría asentarse en una continuidad de la política económica agroexportadora actual y en la persistencia de la libertad para liquidar los recursos allí obtenidos.

 No negamos la incidencia de las personalidades en la orientación de un proceso. Pero nos parece visible que Vanesa no es más que la esposa de Felipe, quien caracterizó sus irrupciones públicas por los tremendos ataques contra el Papa Francisco y las Abuelas de Plaza de Mayo, entre otras observaciones distantes de cualquier alineamiento nacional popular. Su marido, que porta el apellido Noble por decisión de Ernestina y Magnetto pese a no haber compartido momentos en el planeta con Roberto Noble (El pecado original, de Graciela Mochkofsky), se ha caracterizado por su funcionalidad a la política empresarial del grupo.

Es decir: la declarante ante Perfil no es, precisamente, la “heredera”. Por los datos recogidos, no posee vuelo propio que le permita al menos debatir puertas adentro con cierto peso; está casada con alguien que no ha funcionado como un cuatro de copas en el seno del Grupo; y lo que es más, hace décadas que no surge una sóla voz desde ese lugar empresarial que opere en contradicción real con el liderazgo de Magnetto. De ahí que la atractiva irrupción pública de Vanesa nos llame la atención. No por evaluarla intrascendente, como podría desprenderse de algunas líneas precedentes, sino por surgir como falso intento de buena voluntad.

 A decir verdad, el lineamiento editorial del Grupo Clarín -además de golpear sobre figuras específicas acusándolas de corrupción, empezando por Cristina Fernández de Kirchner- se articula en la condena a fondo de las políticas de desarrollo nacional popular con rasgos industriales y se focaliza en la defensa de las acciones primarizadoras que fomentan la transferencia de los recursos de la economía productiva rumbo a la renta y la fuga. El lector atento lo habrá notado: los medios del espacio en cuestión no han variado esa característica y sus acciones orientadas a la difamación y la división perviven con energía. 

Somos partidarios de los puentes y los diálogos. Pero sobre todo, del análisis objetivo que nos permita comprender el sentido de las noticias más recientes y los movimientos del monopolio en base a sus intereses profundos. Para nuestro pueblo, esta megaempresa sigue siendo un problema sin solución. Aunque todo intento por atenuar el contraste resulte un esfuerzo válido, la única verdad de las acciones públicas de un espacio tan poderoso, es la realidad. Hubiera sido más detectivesco narrar una historia de encuentros furtivos entre el kirchnerismo y Vanesa, de preacuerdos personales, irrupción de personajes clarinescos, enojos magnettianos. 

Las esperanzas manadas de esos cuentos, serían vanas.

 (*) Director La Señal Medios / Sindical Federal / Area Periodística Radio Gráfica

(1) Como aporte complementario insertamos este artículo, realizado por la periodista Noelia Barral Grigera para Cenital, en el marco de la emisora que efectuó la entrevista. Aunque pensamos que sobrevalora la iniciativa particular de los protagonistas por encima de las entidades a las que pertenecen, vale su consideración: https://www.cenital.com/2019/10/31/el-armador-impensado/64392?

(2) Ver en https://laseñalmedios.com.ar/2019/10/13/medios-por-que-batallan-a-favor-de-la-catastrofe-en-la-nueva-etapa-la-misma-matriz/ 

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