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¿PARA QUÉ EL CARGO DE VICE?

El cargo de vicepresidente de la Nación es el agujero negro de la política y un punto flojo de la Constitución. Aquí se cuenta la historia de las intrigas y peleas entre las partes de una misma parte, nada menos que el Poder Ejecutivo Nacional.  La nota alude al entonces vicepresidente Amado Boudou, un blanco para desestabilizar al gobierno de Cristina Kirchner.

Por Emiliano Vidal

Un antiguo aforismo dice que es más fácil engañar a la gente, que demostrarle que fue engañada. La realidad política, judicial y mediática en torno de Amado Boudou, vicepresidente, tiene mucho que ver con el debate acerca de este cargo de segundo plano en el PEN. Si en la administración pública nacional existiera un fantasma institucional, la vicepresidencia sería donde se aloje

 “Mi país, con toda su sabiduría, me ha asignado el más insignificante lugar tramado por el hombre o creado por su imaginación”, dijo John Adams, primer vicepresidente de los Estados Unidos, el país sin nombre según lo definió Eduardo Galeno. Más allá de quien ostente el cargo, un error cuasi jurídico tiñe su carencia de poder político.

En la mayoría de las repúblicas, si bien el vice es elegido en la fórmula presidencial mediante los votos -con algunas excepciones: en Venezuela el primero elige al segundo- no resuelve medidas de fondo. En la Argentina, el vicepresidente es el titular de la Cámara de Senadores, aunque no puede tomar la palabra ni votar, salvo en caso de empate –recuérdese el no positivo de Julio Cobos, vice de Cristina Fernández de Kirchner en el conflicto Gobierno/campo de 2008- y carece de funciones ejecutivas, a no ser que el Presidente fallezca, renuncie o sea destituido/a.

Si ello ocurriera, el vice, de ser poco, se convertiría en todo.

Entonces, ¿cómo optar por un buen vicepresidente?

Tras las batallas intestinas entre las provincias desunidas post guerra de la Independencia, la portuaria y pro británica provincia de Buenos Aires tomó las riendas de la que sería la llamada Organización Nacional. Las fórmulas presidenciales, tras la sanción de la Constitución Nacional de 1853, fueron confeccionadas en función de la importancia territorial.

El puerto porteño pesaba más que las economías regionales de las provincias del ex virreinato del Río de la Plata caídas en desgracia.

Los primeros binomios fueron: Bartolomé Mitre, (Buenos Aires) y Marcos Paz (Tucumán); Domingo Sarmiento (San Juan) y Adolfo Alsina (Buenos Aires); Nicolás Avellaneda (Tucumán) y Mariano Acosta (Buenos Aires), práctica reforzada en el tiempo por el peso político de Mitre y del tucumano Julio Argentino Roca. El voto masculino secreto, universal y obligatorio pergeñado por Roque Sáenz Peña, consolidó ese modo de opción de las fórmulas presidenciales, que paulatinamente fue abriendo lugar a la influencia territorial.

En todos lados Sarmiento y el caudillo porteño Adolfo Alsina mostraban que no se llevaban nada bien. Pero el peso lo tenía el sanjuanino, elegido en primer lugar por un cóctel de fuerzas integrado por el mitrismo, por Justo José de Urquiza -su superior en el Ejército Grande que derrocó al Rosas en 1852-, y el  poderoso gobernador santiagueño Manuel Taboada.

En la última mitad del siglo anterior se sucedieron las peleas en los binomios, algunas explosivas y las otras, contenidas como pasó con la fórmula vencedora en los comicios de febrero de 1958 entre Arturo Frondizi, presidente y su vice, Alejandro Gómez, acusado de vinculaciones golpistas y quien terminó renunciado en el primer año de gestión. 

En estos dos últimos casos,, los vice quedaron sujetos a especulaciones y malestares, reales o atribuidos, con el primer mandatario.

Con la recuperación de la democracia, en 1983 el triunfo de la formula radical del bonaerense Raúl Alfonsín con el cordobés Víctor Martínez es otro ejemplo, lo mismo que seis años después con el riojano Carlos Menem y el bonaerense Eduardo Duhalde.

Duhalde -empujado por Menem- dejó la vicepresidencia y se calzó el traje de gobernador de su provincia en 1991, con lo cual el Presidente terminó secundado por el senador Eduardo Menem, elegido al efecto presidente provisional de la Cámara (así, todo quedaba en familia).  en contraste con lo realizado por el peronismo tras la muerte de Hortensio Quijano, compañero de fórmula de Juan Domingo Perón en las lecciones de 1951 y que falleciera antes de asumir (1). 

En 1995, un año después de que la reforma constitucional le otorgara la posibilidad de la reelección por cuatro años, Menem tuvo por vice al porteño Carlos Rucakuf y en 1999 se desligó de la suerte que pudiera correr el candidato peronista, Eduardo Duhalde, secundado por el tucumano y estrella popular del canto alegre Ramón Ortega.

Así fue como se impuso la llamada despectivamente fórmula del Obelisco, la del radical cordobés aporteñado Fernando de la Rúa y el porteño frepasista Carlos Chacho Alvarez, quien renunció a su cargo al año siguiente a poco de estallar el escándalo por la "ley de flexibilización laboral" en el Senado.

Fue a partir de 1916, con el triunfo del radical Hipólito Yrigoyen.

En el 2001, renunció De la Rúa en medio de una crisis política e institucional que obligó a determinaciones de emergencia como la intervención directa de la provincia de Buenos Aires que llevó a la jefatura de Estado al senador Duhalde.

Sólo por estas circunstancias excepcionales en 2003 llegó con el 22 por ciento de los votos el santacruceño Néstor Kirchner a la Casa de Gobierno, con el porteño Daniel Scioli en la vicepresidencia.

En 2007, lo sucedió su esposa, Cristina Fernández de Kirchner, acompañada por el mendocino radical Julio Cobos (2), quien al año siguiente votó contra el Poder Ejecutivo en la crisis con el campo. Y no renunció.

En el 2011, CK  fue reelegida con el bonaerense Amado Boudou, ex ucedeista, un vice que al poco tiempo se transformó en blanco de los grandes diarios, acción que algunos oficialistas atribuían a haber sido él propiciador, como ministro de Economía, de la liquidación de las AFJP, las grandes clientes publicitarios -vendedores de humo- de los medios.

O sea que todo ésto que es presente es parte de un pasado que se repite. 

Daniel Scioli, imponiendo un estilo, como vice soportó estoicamente las embestidas, incluyendo las de la senadora Cristina Kirchner. (2)

Boudou es un caso especial y de destino signado por su origen, tomando en cuenta lo que pasó con María Julia Alsogaray, la hija de don Alvaro, fundador del partido.

Sin pasado territorial, con ideología ambivalente, aceptable ministro de Economía para lo que había a mano, Boudou se ganó la confianza de Cristina. Y así la primera Presidente de la Nación por las urnas lo llevó en la fórmula ampliamente vencedora para su reelección en 2011,

Con ello, el otrora guitarrista de La Mancha de Rolando expuso su debilidad política y estilo frívolo en la vidriera, toda una papita pa´el loro para los medios que lo tomaron muy en serio en función de sus intereses.

Empujado al ostracismo político, Boudou ocupa un cargo que no ofrece complicaciones en caso de quedar vacante, tanto es así que la Constitución Nacional no tutela su reemplazo en caso de renuncia o muerte. Precisamente, el padre de la Carta Magna, el abogado Juan Bautista Alberdi no contempló su figura jurídica. Y ni los constituyentes de 1853 ni las siguientes reformas previeron la acefalía vicepresidencial.

* Conclusiones

Los pueblos van construyendo sus destinos. Las ideas alberdianas prendieron en 1853 en la primera convención constituyente de la historia nacional, sin la presencia de Buenos Aires e influenciada por las enmiendas de la América del norte, que luego de 1776 osciló entre un sistema político diferente del régimen monárquico y colonial inglés y la flamante democracia representativa.

Por ello están en línea, pese a las distancias, el pacto entre Yrigoyen y Sáenz Peña en 1910; el acceso al voto femenino en 1951 (la ley fue de 1947 y el tiempo que medió se debió a la confección del padron femenino), la recuperación de la democracia en 1983 y las sucesivas reformas políticas, incluyendo las primarias (PASO) que ofician de filtro de candidatos.

 ¿Hay que dejar sin efecto el cargo de vicepresidente de la Nación? ¿Reformularlo?

La dinámica de un pueblo camino a cumplir 200 años de su Independencia, demanda un análisis político/normativo profundo acerca del controvertido cargo, con la reforma constitucional consecuente.

En tanto, las partes de una misma parte -el Poder Ejecutivo Nacional- estarán sometidas al ojo de la historia. Que no se repite, continúa. 

(*) Título de la primera publicación de esta nota: ¿Cuál es el sentido del cargo de Vice?

Notas

(1) Un siglo más tarde de la Constitución de 1853, tras el fallecimiento de Hortensio Quijano, electo vicepresidente de Juan Domingo Perón, en 1951, se llamó a elecciones, en las que el oficialista Alberto Teisaire venció al radical Crisólogo Larralde.?

 

(1) Un siglo más tarde de la Constitución de 1853, tras el fallecimiento de Hortensio Quijano, electo vicepresidente de Juan Domingo Perón, en 1951, se llamó a elecciones, en las que el oficialista Alberto Teisaire venció al radical Crisólogo Larralde.

2) Cobos recompuso su relación con el partido radical, que lo había expulsado de sus filas por su alianza con el kirchnerismo y, en 2013, ganó una banca en la Cámara de Diputados como si nada hubiera pasado. Con apoyo de los medios con intereses en el campo, Cobos lanzó en 2014 su precandidatura a presidente de la Nación.

 

 

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