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ORALDO, EL MÁS DESTACADO
Señalar como el más destacado legislador a Oraldo Britos, quien fue siempre un hombre de trabajo, no encuentra para el escriba quien desde esa condición pueda alcanzarlo en cualquier tiempo que sea, incluyendo los dos primeros gobiernos de Perón. Encima, manejó a la perfección la relación con la oposición .
Por Armando Vidal
No hay motivo de holgorio alguno con los cuarenta años de democracia que se avecinan en la Argentina. Democracia empobrecida y jaqueada por la deuda externa impuesta. Y la fiesta permanente de las oligarquías depredadoras, sostenidas por JxC, la prensa dominante y el monopolio comunicacional proyanqui.
Oposición incendiaria macrista, complotada con lo peor del radicalismo y remanentes perdidos del peronismo . Todo, con la excusa del kirchnerismo, el gran enemigo, o sea Cristina, buena presidenta en sus dos mandatos y no tan buena en elegir candidatos. Y ahora sola, para cuidar a sus hijos y sus nietos por la virtual proscripción de la justicia macrista que padece, justicia que ampara a quienes quisieron matarla. Ella, la más votada, en un país sin políticos que anden por la calle.
La Argentina late de indignación. Una miseria moral, con una Corte Suprema de Justicia, inspirada en la de 1930 que convalidó el golpe contra el presidente Hipólito Yrigoyen. Y tiene en vilo al PEN y al Congreso de la Nación, condenado por la oposición a no funcionar.
Estábamos mejor hace cuarenta años cuando la democracia comenzaba a funcionar. Había viejos políticos que no querían repetir la historia que vivieron, comenzando por los radicales como el primer presidente de la Cámara de Diputados, Juan Carlos Pugliese, llamado “maestro” por el primer titular del bloque justicialista, Diego Ibañez, un controvertido dirigente sindical.
Esta nota es sobre un hombre de humilde origen, trabajador ferroviario como su padre, que todos los días camina sus rigurosos tres kilómetros diarios, que comparte diálogos con propios y extraños y se apresta a recibir sus 90 años de vida el 24 de marzo. Sí, justo ese día.
Hoy tiene la experiencia de esta última versión de la democracia y de la que la precedió hace cincuenta años.
Nadie ha reparado –ni siquiera él- que su labor política y legislativa, en ambas Cámaras del Congreso de la Nación, lo ha transformado en el político de origen sindical más de fuste en democracia.
Como no se trata de un prócer que pasó por el Congreso sino de un ex dirigente gremial que nunca cobró un peso por serlo en la Unión Ferroviaria, digámoslo sin vueltas: es Oraldo Britos, nacido en Villa Mercedes, la gran ciudad puntana, donde lo han reconocido y distinguido por su tarea solidaria en favor de ese pueblo, su pueblo.
Dice el diploma fechado el 5 de octubre de 2022: el Honorable Concejo Deliberante declara ciudadano ilustre de la Ciudad de Villa Mercedes en los términos 275-asce/o/2009 al señor Oraldo Norvel Britos por su destacada trayectoria política, sindical y social y por su invalorable aporte a la comunidad.
Todos, sin grietas entre perucas y contreras, y sólo por el gusto de saldar lo que se entendió era una deuda con quien logró en distintos tiempos el apoyo del gobierno de la Nación para la realización de obras fundamentales para los mercedinos, además de otros emprendimientos en su patria chica.
No es el único ejemplo en el escenario mayor de la política, como es el Congreso de la Nación, que un exponente del interior mantenga siempre cerca el lugar de donde provino pero sí marca una diferencia si lo hace durante décadas y con la misma constancia durante cincuenta años sin dejar nunca de lado su condición de trabajador, hijo de una humilde familia sostenida con el sueldo de un obrero del riel.
Entrega de un hombre que fue varias veces senador nacional, diputado y hasta ministro de Trabajo en el fugaz gobierno de su coterráneo Adolfo Rodriguez Saa, tiempos del estallido en los días finales del 2001.
* Primero, saber
Su historia está signada por su afán de aprender, de absorber las experiencias de los mayores y de corresponder con sus actos a las consignas emanadas del peronismo que, en ese plano más cercano a la raíz misma de nuestra tierra, fue (¿fue?) una religión compartida entre trabajadores y humildes, tal como lo fue sintiendo a medida que crecía.
Así llegó, con experiencia de lucha contra las injusticias en tiempos de dictaduras, a ser senador nacional en 1973 cuando, en realidad, sólo aspiraba a ser concejal de Villa Mercedes. Ya había aprendido que para ser, en política, también había que hacerse notar. No pagó con cárceles pero sí con calabozos debido a iracundias que le dieron fama que el tiempo pudo domeñar.
Llegar al Congreso, justo a los cuarenta de edad, fue también aceptar las reglas de la política en un tiempo ocasional y único en la relación de peronistas y radicales, sellado en el abrazo de Perón y Balbín, enemistad del pasado que ambos desecharon hasta el final de sus vidas.
En 1973, ya investido como con un overol de trabajo, a Britos lo esperaban viejos guerreros, ex gobernadores del neoperonismo, caso del jujeño José Martiarena, además de caballeros distinguidos, caso del porteño Alejandro Díaz Bialet, así como el catamarqueño y travieso de siempre Vicente Leónides Saadi, el entrerriano Héctor Maya (padre) y el inolvidable salteño José Armando Caro –nada que ver con sus hijos-, entre tantos otros que “el Oraldo” fue midiendo con beneficio de inventario. A muchos les sacó varios cuerpos de ventaja. Y salvo Saadi, todos contentos. La ventaja y el placer de arrancar de abajo son marcas que le pertenecen.
Primera ocurrencia: pedirle a Martiarena, que era el presidente del bloque, que a él y a otros necesitados inexpertos les fuera dando clases acerca de los trámites inherentes al parto de las leyes y todo lo tuviera que ver con la tarea parlamentaria. Un despacho de un político muy respetado transformado en un aula.
Así fue entrando, paso a paso, hasta preparar su primer proyecto y lograr la adhesión del senador radical Juan Carlos Pugliese, con quien, lo mismo que con el chaqueño Luis León - ambos también senadores por primera vez-, tuvo una relación de afecto y mutuo respeto. El proyecto de resolución fue la reincorporación del personal de limpieza que en tiempos que el Congreso era un cuartel, los milicos habían echado. Lo mismo pasaría diez años después con el radical de Paraná, Luis Brasesco, un abogado laboralista.
Primeros acuerdos del ex dirigente gremial de la Unión Ferroviaria en la casa de los doctores. A lo que iba aprendiendo, sumaba su experiencia gremial, inteligencia y vocación solidaria. Y ese trato campechano que distingue a los buenos criollos.
Pero …murió Perón y llegaron Isabelita, José López Rega, la Triple A y el golpe cantado del ´76 que instaló a Jorge Rafael Videla, una dictadura con 30 mil desaparecidos, concebida al servicio de Washington, con Alfredo Martínez de Hoz como operador en economía y que en 1982 terminó con la ocupación inesperada a las Malvinas para beneficio de Inglaterra y Estados Unidos. Un espanto que inmortalizó el recuerdo de los pibes colimbas caídos en batalla, lo mismo que los soldados de carrera, héroes todos de una guerra desigual.
Así, derrotados y humillados, los argentinos fuimos a una elección sellada por la confusión de sus candidatos: el radical Raúl Alfonsín ganó la elección con el voto gorila (a diferencia de Ricardo Balbín en la elección de diez años atrás -11 de marzo de 1973-, que ganaría Héctor Cámpora) y el peronismo fue con un candidato, ïtalo Argentino Luder (radical de origen) que pregonaba la continuidad jurídica del Estado y aceptaba los crímenes genocidas de la dictadura, que liquidaba la cuestión con una autoamnistía.
Esa fue la primera señal de un peronismo muerto y traicionado y que, peor aún, se repetiría con el gobierno neoliberal de Carlos Menem que duró diez años (1989/1999).
Pero en el mismo comienzo de la gestión de Alfonsín, pronto hubo espacio en el peronismo para obrar en resistencia ante un proyecto contra los sindicatos peronistas, remitido por el PEN –torpeza política grosera- en medio del conflicto que generaba la preparación de los instrumentos legales para juzgar a los miembros de las tres primeras juntas. Ya lo había aprobado la Cámara de Diputados, en medio de barras de un lado y del otro, tras un gran debate en febrero de 1984 porque introducía en las conducciones sindicales a la minoría.
No tardaría en saltar un asunto escándaloso de 1981, con el famoso asado que tributó el hacendado y senador por La Pampa, Antonio Berhongaray -7 mil kilos de carne y dos cientos cincuenta metros de chorizos-. Le pidió una interrupción, que fue concedida. Y Britos señaló que su discurso sobre el campo no se condecía con los hechos. Berhongaray se dio por ofendido, se fue para volver con un planteo de duelo, a lo cual "no manejo armas pero lo desafío a pelear a pura piña". Berhongaray se fue ora vez.
En el Senado, el peronismo tenía 24 votos propios, incluyendo el de un senador formoseño desarrollista; el bloque radical tenía 18 miembros y había seis senadores de partidos provinciales (bloquistas, correntinos del Pacto y dos neuquinos del Movimiento Popular), que venían votando siempre a favor del oficialismo y desempataba el titular de la Cámara, el cordobés Víctor Martínez, con lo cual el gobierno imponía su voluntad.
Pero dos senadores sabían que no iba a ser así, además de un alto dirigente sindical. Uno era Oraldo Britos, gestor del tejido de la trama con el titular de la CGT, Saúl Ubaldini y el restante, el senador que definió: Elías Sapag, el más peronista de los Sapag, a diferencia de Felipe, más cercano a Alfonsín y gobernador de Neuquén en ese momento.
El proyecto fue rechazado, lo cual llevó a la renuncia al ministro de Trabajo, Antonio Mucci, que había sido un dirigente socialista del gremio gráfico.
A fines de 1984, Britos, que era el vicepresidente del bloque peronista del Senado, tuvo otra actuación destacada. Fue en el congreso peronista del desaparecido Teatro Odeón, en la calle Esmeralda. Un lugar tomado por barras bonaerenses fieles a Herminio Iglesias, todo bajo custodia policial que, incluso, cortó el tránsito en la Av. Corrientes.
Se recuerda el hecho porque lo hostilizaron a Menem pero más importante fue el modo en que quedaron desairados los violentos, ya que medio centenar de congresales, con Britos y otros a la cabeza, terminaron ese mismo día en una escribanía para acordar un nuevo congreso, realizado en Río Hondo, Santiago del Estero.
Fueron 287 las firmas que promovieron el nuevo congreso, del que el mismo Britos fue coordinador . Y que lo terminaría instalando como conductor en ese proceso de la renovación peronista, cuyo objetivo central era extirpar a la ultraderecha infiltrada en el movimiento.
* De Alfonsín a Menem y de Menen al 2001
Con Menem en la presidencia, el hombre que encarnó la mentira y la traición como herramientas políticas, Oraldo Britos ejerció el arte de la gambeta para no dejar huellas en todo lo que pudiera. Contaba a favor con la onda a favor de las privatizaciones en el menemismo en general y el número de senadores dispuesto para votarlas.
Contaba a favor con las prepotencias operativas del ministro de Economía, Domingo Cavallo, aquel joven que a finales de los sesenta había preparado la Fundación Mediterránea, comenzando por el industrialismo de la propia provincia de Córdoba, y terminó haciendo lo contrario para todo el país. Argentina liquidó a las grandes empresas estatales de los servicios públicos, lo cual ha generado un desbarajuste técnico incalificable.
Cavallo, un prepotente por naturaleza, una tarde irrumpió en el Senado, sin autorización previa de la Cámara, y Oraldo Britos, que ya formaba parte de las autoridades del cuerpo y presidía una sesión, lo conminó a salir del Senado –había entrado por el lado de Diputados- o, le previno, lo hacía echar por la policía. Se fue de inmediato.
Cavallo lo odiaba y con razón. En el proceso privatizador –planteado con placer por el diletante Menem y sus cómplices, caso del intragable Eduardo Amadeo, por citar a uno de los peores, entonces diputado-, Cavallo logró la privatización de la histórica Caja de Ahorro. Pero, para su sorpresa, Britos impuso un proyecto de su autoría por el cual el enorme edificio marmolado frente a la Plaza del Congreso pasó a ser patrimonio de la Biblioteca del Congreso y del propio Senado de la Nación.
Eduardo Menem, virtual vicepresidente de su hermano, impulsó ponerle al edificio el nombre de Alfredo Palacios, justo a él, el más grande olvidadizo de los libros prestados, que nunca devolvió. Y eso sin entrar en detalles políticos. Bueno, a Palacios se le debe la reparación de los presos políticos del Plan Conintes, según la lista que el ministro Roque Vítolo le dio al Senado.
Ese capítulo caracterizado como menemista implicó la entrega cultural del peronismo al antiperonismo, establecido de entrada, apenas asumió Menem, con la designación de Alvaro Alsogaray como el encargado de la deuda externa y posteriormente de su hija, María Julia, que era diputada nacional de la Ucedé, y pasó a ser interventora de Entel ; después secretaria de Medio Ambiente –con el negocio de la limpieza del Riachuelo, denunciada por su segundo, el peronista Héctor Chiquito Dalmau-, hasta caer presa por corrupta y morir en esa condición.
Entre las leyes más destacadas de la cosecha de Britos se encuentran:
Asignación prenatal, Protección para el discapacitado, Convenios Colectivos de Trabajo, Asociaciones Sindicales, Protección Integral ex combatientes de Malvinas, Creación del Instituto Nacional de Previsión Social, Fondo Garantía de Créditos Laborales, Pensiones Graciables, Pensiones familiares de personas desaparecidas, Ley ampliatoria del Decreto 648/87, extendiendo beneficios a quienes no hubieran formulado opción. Docentes Privados, faculta su incorporación a los regímenes provinciales de la respectiva jurisdicción y Extensión a menores. Beneficios de Pensión.
También lo acusaron de aprobar una ley a cambio de dinero. Una ley del diputado radical Aldo Neri, ex ministro de Salud, que prohibía fumar en lugares públicos y, además, la publicidad del cigarrillo.
Pero los lobistas tuvieron que dejar sus huellas. Verificado los movimientos de los operadores en el libro de visitas, en el despacho de Britos no estuvieron. Habían estado en el despacho de un senador que estaba a favor de la ley y en de dos que se oponían. Era la carta de garantía.
A Britos no pudieron acusarlo de nada. Nunca.
Su paso a Diputados puso su temple como ejemplo y era de los diputados que andaban por la calle. Fue vicepresidente del cuerpo, con experiencia para manejar una sesión compleja. Y tuvo naturales diferencias con peronistas, también vinculados al gremialismo, que en el gobierno de Fernando de la Rúa salieron corriendo para colaborar con la aprobación de una ley de flexibilización laboral que generaría un gran escándalo en el Senado. Hoy, una banca, sigue ocupada por la misma persona, rostro de piedra, tono de guardapolvo blanco.
Hace veinte años, siendo diputado, Britos y Saúl Ubaldini fueron citados por la Casa Rosada con motivo del acto de asunción de Néstor Kirchner del máximo cargo público de la presidencia, del que sólo tenía el bastón de mando que había agitado como un chico al recibirlo en la Asamblea Legislativa del Congreso de la Nación. Ambos, se insiste, eran diputados en ejercicio
- Nos citaron a esta hora, dijo Britos, en la puerta de la entada del Ministerio del Interior que comunica con la Rosada. Ni él ni Ubaldini aparecían en la lista, Consultó el empleado, volvió y dijo: No, solo es para personas conocidas.
El responsable de la organización de la ceremonia fue quien ese mismo día, un rato después, ocuparía el cargo de jefe de Gabinete, Alberto Fernández.
Pero ¿quién le pidió que bajaran a Oraldo y a Saúl? ¿Y por qué?
Una historia dentro de la historia porque...Cristina Kirchner también era diputada en ese momento.
oooOOooo
* Leyes de su autoría
Asignación prenatal, Protección para el discapacitado,- Convenios Colectivos de Trabajo, Asociaciones Sindicales; Protección Integral ex combatientes de Malvinas; Creación del Instituto Nacional de Previsión Social, Fondo Garantía de Créditos Laborales, Pensiones Graciables, Pensiones familiares de personas desaparecidas, Ley ampliatoria del Decreto 648/87, extendiendo beneficios a quienes no hubieran formulado opción, Docentes Privados, faculta su incorporación a los regímenes provinciales de la respectiva jurisdicción, Extensión a menores Beneficios de Pensión.
* Cargos y funciones de una carrera
1958 - Secretario General de las 62 Organizaciones Peronistas en Villa Mercedes, San Luis
1959/1963 . Delegado de la Unión Ferroviaria ante la CGT, en Villa Mercedes..
1963/1966 - Vicepresidente del Partido Justicialista, distrito San Luis.
1965/1967 - Secretario General de las 62 Organizaciones Peronistas en Villa Mercedes y secretario general de la CGT. en Villa Mercedes.
1973/1976 - Senador de la Nación por San Luis.
1975 - Secretario General del Movimiento Nacional de Juventudes Ferroviarias Peronista en Villa Mercedes, San Luis.
1975/1982 - Presidente del Partido Justicialista, distrito San Luis.
1982/1984 - Presidente del Congreso Provincial del Partido Justicialista, distrito San Luis.
1982/1985 - Secretario del Congreso Nacional del Partido Justicialista.
1983/1986 - Senador de la Nación por San Luis.
1983/1995 - Presidente de la Comisión de Trabajo y Previsión Social del Senado de la Nación.
1985 - Presidente del Consejo Nacional del Partido Justicialista.
1986/1995. Senador de la Nación por San Luis.
1992/1995 . Vicepresidente del Senado de la Nación
1995/1999 - Diputado de la Nación por San Luis. Presidente de la Comisión de Previsión y Seguridad Social de la Cámara de Diputados de la Nación, miembro de la Comisión Bicameral Administradora del Fondo de Compensación Resarcitoria Temporaria y miembro de las Comisiones de Legislación del Trabajo y de la Comisión Parlamentaria Mixta Revisora de Cuentas de la Administración.
Diciembre 2001, ministro de Trabajo en la presidencia de Adofo Rodriguez Saá (23/12 hasta la noche del 31 cuando la Asamblea acepta su renuncia y es nombrado Presidente el titular de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, hasta la nueva Asamblea del 1º del 2002 que nombra al senador Eduardo Duhalde).