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PERONISTAS TENÍAN QUE SER

Perón se abrazó con Balbín; Cristina le hizo un reconocimiento a Raúl Alfonsín, señales de armonía entre argentinos, necesidad compartida entre quienes compiten en política, sea en las PASO, las parlamentarias o las presidenciales. En apoyo a esa causa, es hora de conocer una pequeña historia que el autor guardó sin saber bien por qué hasta este momento.

Por Armando Vidal

Neorrealismo italiano clavado como una estaca en escenas domésticas argentinas. Día frio de lluvia invisible y ladeada. Cementerio de Quilmes. Gris entristecido en paredes y cielo, nadie a la vista, soledad de las almas que descansan en el misterio absoluto. Por ahí anda el autor de estas líneas, entre ancestros y la bella Angelita y el Negro Vidal, sus padres.

Mediodía, hombre mayor que pregunta por la desaparición de un monumento a los caídos el 9 de junio de 1956, peronistas asesinados en comisarías, peronistas asesinados en basurales, militares nacionalistas fusilados por haber intentado reponer un gobierno democrático, surgido de la votación de su pueblo, en lugar del régimen de la dupla Aramburu-Rojas, la mal llamada Revolución Libertadora, nacida con los bombardeos del 16 de junio del año anterior. Un monumento con el nombre de todos ellos, siempre lleno de flores, paredes a cada lado cubiertas de placas, con cada acto de recordación. Y a un costado, dos bustos de Perón y Evita, con flores y flores y flores.

Enfrente, el monumento a los Bomberos Voluntarios.

Con su hermanita, siempre hermanita, recorrían esos lugares dejando un ramo, alguna oración callada, una palmada cálida al General, una caricia para Evita, bellos monumentos de medio cuerpo.

El hombre esta vez está solo. Solo ante las pareces desnudas. Solo. En cualquier momento me afanan a mí, pensó. Y fue a buscar alguna explicación.

Acude a la administración,  pregunta al personal que amablemente lo atienden hasta que, por falta de información, lo llevan hasta una persona que estaba fuera de ese ámbito,  que fue clave para desentrañar el misterio, directamente asociado con el despiadado saqueo del que es víctima el Cementerio como todos los cementerios de la Argentina.

Más que nunca los muertos están dando de comer a muchos vivos, gracias al gobierno de Mauricio Macri donde transcurre esta historia celosamente guardada hasta hoy. Es el gobierno de Macri, un virrey de pacotilla, para decirlo con respeto ya que estamos en un cementerio.

La explicación no tiene ninguna vinculación con lo que ese hombre, el que pregunta, suponía. No fue antojo de un funcionario, ni un acto de salvajismo político, nada que ver con el antiperonismo, los gorilas y cosas por el estilo. No. Nada que ver.

¿Y qué pasó entonces? Explicación:  sacaron todo sin decirlo ni proclamarlo, sin dejar si quiera  constancia en el lugar.

En síntesis:  se llevaron todo antes de que se robaron todo.

- ¿Están todas las placas?

- Casi todas, porque algunas se la robaron.

¿Y los bustos de Perón y Evita?

- Están guardados.

- ¿Y  la gran placa de bronce?

- Está en Berazategui.

- ¿En Berazategui, pero si es otro partido y otra intendencia?

- Sí, pero una intendencia peronista.

- Pero, cómo … ¿y la intendencia de Quilmes que está en manos de Cambiemos, no actúa, no hace nada?

Sonrisa y silencio.

Nadie lo dice pero dicen que fueron ellos, los de Cambiemos, los que promovieron que las manos más seguras como custodia eran las de los peronistas de Berazategui, la misma gente que con los quilmeños,  se ocupa de hacer los actos como el que se espera para cada 9 de junio en el Cementerio de Quilmes.

O sea que vienen con la placa, las placas, los bustos, las flores y esas ganas de rezar a la memoria. Hablan, se abrazan y se van hasta el próximo 9 de junio.

Peronistas tenían que ser.

 Nota: El autor no sabe que pasó desde que la Intendencia quilmeña volvió a manos peronistas pero hoy, horas antes antes de las PASO de 2023, quiso dejar este testimonio a quienes aman esta tierra,  piensen lo que piensen en política.