EL G-20, EN UN PAÍS EN CRISIS
Cuando la cumbre comienza a ser recuerdo, dos especialistas evalúan sus conclusiones en torno de lo poco provechoso que resultó el encuentro para poder visualizar hacia dónde las grandes potencias llevan al mundo y por la limitación del presidente anfitrión a entender a su propio país y a su pueblo.
Por Cecilia Nahón y Sebastián Soler (*)
A las diez y media de la mañana de la primera jornada del G20 en Buenos Aires (NdE: 30/11/18), un sismo de 3.8 grados de intensidad en la escala Richter, con epicentro a 25 kilómetros debajo del partido de Esteban Echeverría, alteró el simulacro de calma dominguera del sur de la ciudad. Y alarmó a la custodia del presidente Donald Trump, que aprovechó la excusa para desairar a su anfitrión, salteándose la primera, y más importante, sesión a solas con sus pares en Costa Salguero.No fue el primer temblor, ni sería el último, en sacudir el encuentro en suelo porteño de los mandatarios del grupo exclusivo de países que concentran el 85 % del producto y dos tercios de la población mundial. .