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FRAUDE EN LA IMPRENTA
Este es un editorial del diario Roberto J. Noble Clarín en cuyas páginas de la entonces sección Política publicó varios artículos de su acreditado en el Senado de la Nación, Alfredo Gutiérrez, siguiendo una cadena de hechos a partir de la denuncia de quien era el titular de esa Cámara, el delasotista Juan Carlos Maqueda, luego miembro de la Corte Superior de Justicia. Entre los acusados estaban los máximos jefes de la Imprenta: Hugo Pini, Osvaldo Mamut y Néstor Fuentes (*).
Por Clarín
Frente a la denuncia de un fraude en la imprenta del Congreso, urge que las autoridades judiciales esclarezcan una situación que tiene serias implicaciones políticas. Según una denuncia judicial hecha por el presidente provisional del Senado, Juan Carlos Maqueda, entre 1995 y 1999 habrían desaparecido de la imprenta del Congreso de la Nación cerca de 3 millones de pesos convertibles, a través de maniobras fraudulentas.
La estafa, que salió a la luz a raíz de una auditoría interna iniciada hace dos años, se cometió mediante dos maniobras diferentes.
Una consistía en que el Senado pagaba en efectivo los trabajos —como impresión de reglamentos, libros o tarjetas para legisladores—, y en la imprenta emitían una factura por ese monto, pero también otra melliza por una suma sensiblemente inferior.
Esta era la que ingresaba realmente a la imprenta como cobrada, mientras la diferencia desaparecía.
En otros casos, se recibían los pagos por trabajos encargados por el Ministerio del Interior, por ejemplo, pero no se los asentaba, de modo que aquél aparecía como deudor de la imprenta.
Posteriormente se convertía la deuda en supuestas "notas de crédito" —una suerte de "condonación" sin respaldo en ninguna documentación y sin avisarle al deudor— y se anulaban las facturas emitidas, de modo que se cerraba la operación, el balance quedaba en cero, pero el dinero abonado desaparecía.
La primera maniobra se descubrió al hacer la simple comparación entre los egresos del Senado y los ingresos de la imprenta.
Conforme la denuncia, esto nunca pudo haberse realizado sin la complicidad de funcionarios del propio Senado, que aceptaban pagar en efectivo lo que podría haberse realizado mediante un registro contable dentro del mismo organismo.
Como consecuencia de las denuncias se sabe, ahora, que el déficit de la imprenta no se debía a que era antieconómica sino a los fraudes.
La denuncia involucra, hasta ahora, a funcionarios de planta —en ejercicio o retirados— de menor jerarquía, pero las responsabilidades podrían afectar a otras autoridades de mayor rango.
Como en la misma denuncia se reconoce, tuvo que haber existido un acuerdo previo de voluntades para facilitar el fraude. Porque es difícil imaginar que un empleado del Senado autorice pagos en efectivo de 200 o 300 mil pesos a la imprenta sin complicidad o tolerancia de niveles más altos.
(*) Información de Clarín, sin firma del 31/7/02, cuyo título es "Prohibirían salir del país a funcionarios del Congreso". El fiscal Guillermo Marijuan requirió esa medida. Acompaña la nota, una columna de Alfredo Gutiérrez, acreditado del diario en el Senado, titulada "La responsabilidad de los políticos".