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VERSIONES RE-RE

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HABLAN LOS DIARIOS

Pasadas las elecciones primarias de 2011, menudearon las versiones periodísticas acerca de la Re-re, desmentidas por el entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.

Desde el triunfo del oficialismo en las pasadas elecciones primarias, algunos diarios reinstalaron versiones sobre un supuesto intento oficial de forzar una re-reelección, desmentidas desde el kirchnerismo.

El lunes siguiente a los comicios, Pablo Ibáñez advirtió desde Ámbito que “no faltará, en estas horas o en el futuro mediato, la especulación sobre una reforma constitucional para barrer el impedimento de la segunda reelección”.

El martes, Leonardo Mindez especuló en Clarín: “Una mayoría propia en el Congreso pondría al oficialismo más cerca de los dos tercios necesarios para avanzar hacia una reforma constitucional que incluya un sistema parlamentarista”.

Ese mismo día, desde La Nación, Carlos Pagni afirmó que, “por ahora (en el Gobierno), descartan otra hipótesis: que a partir de este resultado se intente una reforma parlamentarista que, de paso, modifique las cláusulas doctrinarias de la Constitución”.

El miércoles, Guido Braslavsky firmó en Clarín una nota titulada “El Gobierno insiste en que no tiene en mente la reforma constitucional”, en la que señaló que “el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, se apuró ayer en cortar de cuajo las especulaciones de que el Gobierno podría avanzar en una nueva reforma constitucional que busque habilitar una eventual re-reelección de Cristina Kirchner en 2015”.

Por último, en La Nación, Adrián Ventura consignó ayer que, “si bien el jefe de Gabinete aseguró que no está en la cabeza de la Presidenta introducir la reelección indefinida, habrá que ver si la vocación del Gobierno por continuar en el poder -bajo el lema de garantizar ‘el modelo’- no termina prevaleciendo”.

Título: Reforma de la Constitución: 5 notas y 1 desmentida  

Fuente: Diariosobrediarios, 18/8/11.

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CRISTINA NUNCA DICE NO

Cuadro de situación a fines de 2012 acerca de los propósitos re-releccionistas de Cristina Kirchner, que obligarían a una declaración de la reforma constitucional por ley del Congreso aprobada por los dos tercios de cada Cámara. Un imposible por acuerdos de legisladores opositores, que declararon que votarían en contra. Pero... 

Por Armando Vidal

Es inevitable como lógica política: el jefe de Estado que se va y lo dice expresamente se transformará en una mera figura decorativa en la segunda faz de su mandato. Carlos Menem procuró, al menos, sondeó, las posibilidades de una re-re que asomaron inciertas de entrada pero mantuvo la posible jugada hasta último momento en su gestión de diez años (6 + 4) dado que la reforma de 1994 le concedió un único período más. Es el poder, el ejercicio del poder,  lo que atrae a propios, en primer lugar y a extraños, por ende.

Y Menem, con una Corte Suprema de Justicia fiel a sus intereses, pudo así gobernar hasta último minuto de su gestión culminada el 10 de diciembre de 1999. Y eso que tenía a sus espaldas un candidato que, si bien alejado de él, expresaba el peso de la provincia de Buenos Aires: Eduardo Duhalde.

Menem había asumido el 8 de julio de 1989 y por la propia reforma, en la que logró la reelección en 1995, fueron blanqueados los seis meses de gestión anticipada con motivo de la declinación a continuar de Raúl Alfonsín ante su imposibilidad de cumplir su mandato que había jurado un muy recordado 10 de diciembre de 1983.

Menem le pondría la banda a otro radical, Fernando de la Rúa y, podría decirse, se sentó a esperar que el gobierno cayera de nuevo en sus manos. El gobierno en efecto cayó, dos años después, en medio de una descomunal y profunda crisis que terminó con casi todo de lo preexistente. Pero no cayó en sus manos. Quiso volver y no pudo. Se interpusieron la desesperación de Duhalde de dejar el hierro ardiente de su misión transitoria en esos días de fuego, la falta de apoyo popular de José Manuel de la Sota, el miedo de Carlos Reutemann y la suerte y determinación de Néstor Kirchner.

Así se abrió un turno que a fines de 2012 entraba en un cono de sombras por la muerte de Néstor de dos años antes y el giro hacia lo ideológico, más que lo pragmático, de Cristina Kirchner, quien en 2011 había logrado su segundo mandato con el tan renombrado 54 por ciento de los votos.

Para ese fin de año aparecían como acallados lo intentos de la re-re, nunca desestimados de plano por la propia Cristina por las razones más arriba señaladas que, por otra parte, son harto conocidas. El año que se abría con el Bicentenario de la Asamblea del año XIII incluía una  elección clave en octubre de renovación parlamentaria y también de gobernaciones, como la de Buenos Aires.

No había candidato todavía a suceder a Cristina. Daniel Scioli estaba callado en este punto porque cuando habló le saltaron al cuello. Y eso que simplemente había dicho que si no era Cristina, él pretendía jugar en el gran escenario. Se apresuró.

Todavía la re-re no estaba enterrada. Todavía.