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LOS PLANES QUINQUENALES
En contraste con la política económica liberal, está la gran obra de Perón en la segunda mitad de los años cuarenta del siglo pasado, que extendió sus alcances, al margen de los gobiernos, hasta 1974. Creador de las grandes empresas estatales, alentó la producción y acumulación, basado en el consumo interno y la sustitución de importaciones. Aquí, la historia,
Por Horacio Rovelli
Había renunciado el presidente Roberto Marcelino Ortiz afectado por la diabetes que lo había dejado ciego y fue reemplazado por su vicepresidente, Ramón S. Castillo, cuando se produce la Segunda Guerra Mundial (1939/45). En esas circunstancias, instrumentaron un llamado Nuevo Plan Pinedo priorizando los acuerdos comerciales con los Estados Unidos.
Pero no fue suficiente para reanimar la producción y el trabajo.
En ese marco de una sociedad desigual, los Estados Unidos, tras Pearl Harbor, entran de lleno en la Segunda Guerra Mundial y presionan sobre los gobiernos de la región para que participen. El gobierno conservador de Castillo duda, pero propone como sucesor presidencial en las elecciones que debían realizarse en 1943 a Robustiano Patrón Costa, dueño del Ingenio San Martín de Tabacal en Salta, vinculado a la Standard Oil y asiduo visitante de la embajada.
Es en esa situación que el 4 junio de 1943 un grupo de militares nacionalistas denominados GOU (Grupo de Oficiales Unidos. sic), entre los que estaba el coronel Juan Domingo Perón, ejecuta un golpe militar desplazando a Castillo y nombrando primero a Rawson y después a Ramírez que como presidente provisional de la Nación lo designa secretario de Trabajo y Previsión a Perón y como vicepresidente de la República al general Edelmiro Farrell, los hombres fuertes del GOU.
El GOU era una organización secreta militar nacionalista que no quería subordinarse a los Estados Unidos.
La proclama del golpe de Estado la escribe Perón y denuncia “…el fraude, peculado y corrupción del gobierno de Castillo, que el movimiento es esencialmente constitucional y que lucha para mantener una real y total soberanía de la Nación”.
Como secretario de Trabajo y Previsión logró armar una corriente de sindicalistas afines, que sumado a los trabajadores del interior con poca y nada de experiencia en el tema, logra ampliar la agremiación y ser mayoría en la CGT.
“Cuando me hice cargo de la Secretaría de Trabajo y Previsión -cuenta Perón-, un abogado me preguntó: ¿Cuál cree usted, Coronel, que es la ley más necesaria?. Y yo le contesté: una que haga cumplir la mitad de las leyes que existen”.
Tras el 17 de octubre de 1945 y en elecciones libres y limpias, pese a la intervención abierta y manifiesta de la embajada de los Estados Unidos, Perón es elegido presidente de la República a comienzos de 1946.
Ni bien asume ejecuta un progresivo plan a favor de los trabajadores. Hace aprobar y aplica leyes de jubilaciones y pensiones, de vacaciones pagas, indemnización por despido, prevención de accidentes de trabajo, jornada laboral de ocho horas, aguinaldo, el estatuto del Peón, creación de Tribunales de Trabajo, es decir, el fuero laboral, la ley de Asociaciones Profesionales y Convenios Colectivos de Trabajo.
Los dueños de los grandes campos (terratenientes) obligados a pagar impuestos y salarios a sus trabajadores, realizaron un retiro persistente de la oferta de carne y granos, tanto en el mercado local como en las exportaciones.
Esas menores exportaciones significaban menos ingresos de divisas con las que se importaban los bienes de capital e insumos necesarios para el proceso de industrialización y generaba un cuello de botella, por lo que se optó por la intervención del comercio exterior mediante la creación del IAPI (Instituto Argentino para la Promoción del Intercambio), que le compraba directamente al productor y asumía el rol de exportador y a la vez sostenía el precio de los productos.
Las ganancias obtenidas por el IAPI en el mercado mundial durante el trienio 1946/48 sirvieron para subvencionar la energía y favorecer la industrialización. La medida tenía como principal fin que sea el Estado el que se apropie de la diferencia entre el precio internacional de los alimentos y el bajo costo de su obtención por la fertilidad de nuestro suelo (Teoría diferencial de la renta, de David Ricardo) [1]
* Miguel Miranda
Perón tenía ideas propias sobre qué hacer en la economía local, pero contó en su equipo con un economista de fuste, uno de los más importantes que tuvo la historia de nuestro país, don Miguel Miranda (1891/1953).
Miguel Miranda había nacido en el conurbano bonaerense, Tenía en sus comienzos una pequeña fundición de chatarras. De una gran inteligencia, sumada a una fuerte perseverancia, estudió por su propia cuenta y analizaba la economía del país y de las finanzas. Pronto llegó a tener un importante patrimonio cuando conoció a Perón, quien lo sumó a su equipo de planificadores y lo hizo su hombre de consulta en el tema.
En 1945, por pedido de Perón, el presidente Farrell nombra a Miranda director del IAPI. En marzo de 1946 se nacionaliza el Banco Central de la República Argentina (BCRA) y asume como presidente.
Allí produce la transferencia de ingresos de los exportadores (básicamente los terratenientes y grandes acopiadores) a favor de los trabajadores y de la industria al duplicar la emisión monetaria, esto es, los exportadores ahorraban en pesos fuertes y había reservas en oro que la respaldaban.
Miguel Miranda al aumentar fuertemente la cantidad de dinero creado por el BCRA, hizo que prácticamente con las mismas reservas hubiera el doble de base monetaria. Esa parte creada de dinero se la dio en créditos blandos (a bajas tasas de interés) a los industriales y a los trabajadores.
En esas circunstancias, viene Roque Vasalli de Italia, se entrevista con Perón y éste le pregunta que hacía Italia antes de hacer tanques para Mussolini. Le respondió que hacía cosechadoras.
Perón le dice que las haga en la Argentina, por lo tanto el Estado hace un tinglado en Firmat (provincia de Santa Fe), y a través del Banco Industrial le dio préstamos accesibles a largo plazo y le pagó con plata del Estado por diez meses a sus trabajadores. Hoy todavía Vasalli Fabril SA existe y produce excelente cosechadoras.
¿De dónde sacó la plata Perón? De las reservas internacionales que las multiplicó en pesos por dos, con lo que sus antiguos poseedores se quedaron con la mitad y la otra mitad restantes los trabajadores y los industriales (obviamente después de eso nuestros sectores dominantes no ahorraron más en nuestra moneda).
Con recursos generados por los exportadores, el peronismo impulsa la industrialización del país y, gracias al fin de la guerra, logra avanzar tecnológicamente y ponerse a la par de los países desarrollados, incorporando a ingenieros, técnicos, científicos y empresarios de los países derrotados que tenían un alto nivel de conocimiento y experiencia.
También empleó las acreencias que se tenía sobre Gran Bretaña a la que nuestro país asistió en alimentos durante la guerra y, a cambio de esas deudas, le compró los Ferrocarriles y los teléfonos de la que eran propietarios.
“Miranda con la aldaba golpeaba la puerta de mi pieza en mi residencia y me dijo: miré general ya está listo este negocio […] Conseguimos los ferrocarriles por dos mil veinte nueve millones de pesos […] bienes directos e indirectos, esos indirectos representaban veintiséis mil propiedades que tenían los ferrocarriles” , palabras de-Juan Domingo Perón. Los ingleses solicitaban 10 mil millones.
En julio de 1947 se crea el Consejo Económico Nacional para elaborar el Plan Quinquenal y Miguel Miranda es nombrado su presidente. Forma un equipo de técnicos y empresarios y es apoyado por la Secretaría Técnica de la Presidencia a cargo de José Figuerola. El Primer Plan Quinquenal abarca el período 1947-1951 y prevé las necesidades de materia prima de origen nacional, combustibles, energía eléctrica (hidráulica y térmica) maquinarias y transportes.
Paralelamente desarrolla el programa mínimo de inversiones y obras necesarios para asegurar los suministros de materias primas, energía y combustible e impulsar así la industria y agricultura. Finalmente propone diversificar la producción, crear fuentes de energía, vías de comunicación, medios de transporte y aumentar los mercados consumidores.
* Las empresas
El peronismo en 1946 constituye Gas del Estado, Combustibles Sólidos y Minerales, Centrales Eléctricas del Estado, y Combustibles Vegetales y Derivados. Durante 1947 se fusionaron Centrales Eléctricas del Estado y la Dirección General de Irrigación para dar nacimiento a Agua y Energía Eléctrica, reemplazando la energía termoeléctrica por la hidráulica.
Para ello se construyeron diques con sus respectivas centrales hidroeléctricas como el Escaba en Tucumán, el Nihuil en Mendoza, Los Quiroga en Santiago del Estero y seis diques con usinas en Córdoba, seis en Catamarca, cuatro en Río Negro y tres en Mendoza, usinas térmicas en Mar del Plata, Mendoza, Río Negro y Tucumán.
En 1943 Argentina tenía una potencia instalada en centrales de 45.000 kilovatios pasando en 1952 a producir 350.000 kilovatios.
Se nacionalizan además de los Ferrocarriles y los teléfonos, las usinas eléctricas, las empresas de gas, los puertos con sus elevadores, las plantas de servicios sanitarios, los seguros y los silos de campaña.
Así surgieron nuevas empresas estatales: la Empresa Nacional de Energía, Yacimientos Carboníferos Fiscales, Gas del Estado. Además, se nacionalizaron las empresas alemanas que fueron la base del grupo Dirección Nacional de Industrias del Estado (DINIE) y el transporte urbano de pasajeros de la Ciudad de Buenos Aires.
La explotación del yacimiento carbonífero de Río Turbio se inició en 1947. Para que la explotación fuera posible debieron construirse caminos, puentes, usinas, viviendas, traerse maquinarias y tenderse líneas férreas para unir Río Turbio con el puerto de Río Gallegos.
Se construyó el gasoducto que unió Comodoro Rivadavia con Buenos Aires, con él la distribución de gas aumentó de 300.000 metros cúbicos por día a 15.000.000 de metros cúbicos y abarató su costo considerablemente.
Se descubrió petróleo en Neuquén, Salta, Tierra del Fuego y Mendoza. Se puso en funcionamiento la destilería de La Plata. Compró buques petroleros Renovó y amplió la marina mercante a 1.200.000 toneladas por año. Creó Aerolíneas Argentinas e hizo el Aeropuerto internacional de Ezeiza.
* EE.UU, en contra
En 1948 los Estados Unidos instrumentan el llamado Plan Marshall para la recuperación de los países tras la guerra mundial. Para que la Argentina participe, Estados Unidos forzaba a bajar el precio del trigo, además quería liberalizar las condiciones para la remisión de beneficios de las empresas norteamericanas y a restringir o eliminar el rol del Instituto Argentino de Promoción del Intercambio (IAPI) en las exportaciones e importaciones.
En suma, una política de presiones dirigidas al abandono del plan económico llevado adelante por el gobierno y encarnado en la figura de Miguel Miranda, presidente del Banco Central y del IAPI y, de hecho, principal responsable de la conducción económica, dado que la exigencia estadounidense era que la comercialización se debía hacer con empresas privadas, porque para ellos la meta de la reconstrucción de Europa requería que la Argentina volviera a ser exportadora de productos agropecuarios baratos.
En el verano del Hemisferio Norte, los Estados Unidos, Canadá y Australia tuvieron cosechas récord de trigo. También la agricultura europea se recuperaba con gran rapidez. Estos hechos determinaron un cambio general en el abastecimiento agrícola mundial respecto de los años anteriores.
Las exportaciones agrícolas norteamericanas se multiplicaron varias veces por encima de los niveles anteriores a la guerra. En esas condiciones, el gobierno norteamericano garantizó un precio sostén para el trigo y canalizó los excedentes hacia Europa occidental. Con la instrumentación del Plan Marshall cayeron los precios agrícolas en los mercados internacionales, a lo que se sumó, en nuestro país, la sequía de 1952.
Es en ese marco que se presenta y se trata de ejecutar el Segundo Plan Quinquenal, que tenía varios objetivos: aumento de la producción agraria en detrimento de la industria, reducción de las importaciones, contención del gasto público, reducción de la intervención estatal en la economía y apertura a los capitales extranjeros. Aumento de la productividad del trabajo.
El congelamiento de los sueldos derivó en el inicio de un ciclo de huelgas y movilizaciones obreras. La respuesta del gobierno fue el retiro de las estructuras sindicales de los dirigentes gremiales que apoyaron esas medidas de fuerza.
Se fueron agotando las reservas internacionales y en 1950 el gobierno tuvo que recurrir a un crédito de 125 millones de dólares (aproximadamente 2,5% del Producto Interno Bruto) con el banco norteamericano Export Import Bank. En 1953 se sanciona la Ley de Inversiones Extranjeras para favorecer al capital extranjero a que viniera e invirtiera en el país. Se obtiene un nuevo crédito por 60 millones de dólares para construir una planta siderúrgica, se acuerda con Industrias Kaiser la producción de automóviles (Jeep IKA) y se acuerda con la California para la extracción de petróleo.
* El campo y los obreros
La situación social fue aprovechada por la burguesía agraria que capitalizó el descontento y, empleando la base social de la Iglesia Católica y de la Unión Cívica Radical, genera el apoyo al enfrentamiento. El 12 de junio de 1955 una gigantesca manifestación de toda la oposición recorrió las calles de Buenos Aires. La CGT llama dos días más tarde a un paro general. El 16 de junio los aviones de la marina bombardean la plaza de mayo matando civiles indefensos.
El Peronismo se asentaba en los trabajadores, en el Estado y en una incipiente burguesía nacional que tenía en Miguel Miranda y posteriormente en José Ber Gelbard, que encabeza la Confederación General Económica (CGE), que representa básicamente a los empresarios nacionales del interior del país, sus principales referentes.
En marzo de 1955 se hace el Congreso de la Productividad con la presencia de la CGE. “Nosotros hemos sostenido en 1944 que en la comunidad argentina no debe haber lugar para aquel que no sea capaz de producir, por lo menos, lo que consume. Esa etapa ha sido superada, y, por lo tanto, debemos iniciar una nueva con un nuevo objetivo, el nuevo postulado es que cada argentino debe producir al máximo para engrandecer y enriquecer a la República” , palabras de Juan Domingo Perón.
Tanto el Plan Pinedo, como el gobierno de Perón, lograron crear un nuevo modelo de producción y acumulación, basado en el consumo interno y en la sustitución de importaciones (ISI), el “talón de Aquiles” es la dependencia de divisas del sector agro–ganadero. La base del modelo ISI está fundamentada en el pensamiento keynesiano.
* Teoría keynesiana
La teoría keynesiana aparece preliminarmente en nuestro país con el Plan Pinedo, pero se desarrolla plenamente en la década del cuarenta con el gobierno de Perón. Es decir, en la Argentina persisten dos modelos económicos de acumulación y de distribución de la riqueza, uno, basado en el trabajo y la producción nacional de matriz diversificada que impulsa la industrialización.
Ese modelo denostado como populista rigió desde 1945 a 1974, pese a gobiernos de distintos signos y fue el sostén de una economía en crecimiento con mejoras en la distribución del ingreso, a la vez, determinante del modo de relaciones comerciales internacionales. Al final de ese período (1973-74), los acuerdos con la ex URSS, donde se intercambiaba carne y trigo por represas, fue conformando el país más integrado de América Latina, donde mejor se distribuía la riqueza y la diferencia entre los sectores más ricos y más pobres era menor.
En cambio, la propuesta neoliberal, con todas sus variantes, no tiene un proyecto nacional (y en su lógica no lo puede haber) ya que los precios de los factores de la producción los determina el mercado, eufemismo que esconde la decisión de los grandes operadores nacionales e internacionales en un país que produce bienes y servicios, que tiene serios atrasos tecnológicos y déficit estructurales, y que no puede competir sin el apoyo y direccionamiento del Estado.
Es así en la gran mayoría de su producción -salvo aquellas que dependan del rinde por tener la tierra más fértil del mundo, donde más toneladas se producen por hectáreas de soja o de determinados minerales, más algunos enclaves industriales como puede ser la producción de trépanos para perforar pozos, algunos segmentos de la industria automotriz o del laminado de acero o de aluminio-, pero aún así con la necesidad de contar con energía subsidiada para su realización.
La lógica imperante en el modelo pro mercado es la búsqueda y apropiación inmediata de la ganancia a como dé lugar, sin plantearse la situación de mediano y largo plazo, como si el mercado pudiera configurar el presente y ese presente el futuro. Se construye una sociedad a partir de la tasa de ganancia, que es la que permite en ese modelo comparar las inversiones, esto es, se invierte en aquello que genera más ganancia, de esa manera se puede optar por producir “caramelos en lugar de acero” y también si otras economías generan mayor tasa de beneficio, emigrar hacia ellas.
En ese marco, son diametralmente distintas las funciones de un Estado en una economía que en otra. En la primera es imprescindible el rol planificador, orientador y regulador del Estado.
Desde el punto de vista económico, para esa visión de la economía, la principal función del Estado es regular, establecer las “reglas de juego”, qué es lícito y qué es ilícito, qué es “blanco” y qué es “negro”.
En el modelo neoliberal, el Estado debe evitar intervenir y de hacerlo, que sea sólo en forma circunstancial ante ciertos “defectos” del mercado (que no son otra cosa que el ámbito donde se juntan oferentes y demandantes de un mismo bien o servicio), donde no se toman en cuenta las relaciones de fuerza dispares que puede haber entre sus operadores.
El modelo neoliberal hace que el Estado ausente desorganice a la sociedad, la apropiación de lo que se produce y de los recursos comunes de la sociedad, porque el Estado es, además de las instituciones, una relación entre las personas, es una manera de vincularnos cotidianamente en torno a cosas que nos involucran a todos: la vialidad, la educación, el intercambio de productos, la sanidad, el respeto, los procedimientos lógicos y los procedimientos morales.
Pero estamos hablando de economía y de un país latinoamericano como el nuestro, donde sabemos -o deberíamos saber- que para nosotros va a imperar la lógica de mercado, en la que los capitales internacionales buscan cuñas donde reproducir rápida y fuertemente su acervo, sin interesarle la consistencia y sustentabilidad de los mismos. Su política va a ser extractivista (petróleo, gas, minerales) y aprovechar la ventaja comparativa de las tierras fértiles, a la par que se utiliza el endeudamiento para que la economía Argentina se subordine a esas políticas.
Pero el mayor endeudamiento hará que más temprano que tarde que recomience nuevamente la compra de divisas, a lo que el BCRA tiene como única defensa otra vuelta de suba de la tasa de interés, con lo que la situación se torna insostenible, lo cual, sumado al descontento popular, augura nuevas y más profundas crisis que se irán repitiendo sistemáticamente mientras cae la producción y se incrementa el desempleo.
“Porque, puesto que los hombres avanzan casi siempre por los caminos que otros han trazado y proceden en sus acciones imitando lo que otros han hecho, y puesto que es imposible mantener exactamente el mismo camino y alcanzar el mismo grado de virtud de aquellos a los que imitas, un hombre prudente debe tomar siempre los caminos que han seguido los grandes hombres e imitar a los que han sido más ilustres, para que, si sus capacidades no llegan a igualarlos, por lo menos se le parezcan un poco”. Maquiavelo, “El Príncipe”.
[1] David Ricardo fue el economista inglés que desarrolló el concepto de renta económica y lo hizo en base al precio de los granos. La noción de renta estaba asociada a un beneficio extraordinario por encima del beneficio normal que reportaba la actividad agrícola. Esta recompensa adicional que recibían los propietarios de las tierras dedicadas a la actividad agrícola, era derivada de las condiciones de la tierra y no del trabajo aplicado a su explotación. Imaginemos a dos latifundistas -sostenía Ricardo-, uno con campos mucho más fértiles que el otro. Ambos venden los granos al mismo precio. Pero los costos del que es propietario de las tierras más fértiles son mucho menores que los costos del que es propietario de las menos fértiles, he aquí la renta agrícola (Principios de Economía y Tributación 1807)
Fuente: Radio Gráfica, 27/9/2023