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BOMBARDEOS CRIMINALES E IMPUNES

Hace setenta años, 16 de junio de 1955, bombardeos sobre Plaza de Mayo. Bombas y metrallas en un mediodía nublado en el que hubo otros blancos inesperados como el edificio central de la Policía Federal al que le volaron parte del quinto piso que pertenecía al área de Comunicaciones. Una tragedia nunca vista aquí, ni afuera. Crímenes de lesa humanidad. Mataron su pueblo y huyeron al Uruguay, casi un centenar entre pilotos y asistentes. Tres meses, asistidos desde la Argentina como si fueran héroes. Ninguna sanción penal, ningún castigo. La Revolución Libertadora tuvo una dupla  de fuego: Pedro Aramburu, ejército e Isaac Rojas, marina. 

Por Armando Vidal

Máximo Romero Kelly, piloto de la Armada, tenía apenas 24 años cuando desprendió la pesada bomba contra la Casa Rosada para matar a Perón, ilusión no consumada. Destruyó buena parte del viejo edificio y huyó para escapar montado sobre un tren al Tigre porque había visto caer un avión rebelde de la Aeronáutica, cuyo piloto salvó su vida con un paracaídas. Le había dado en el blanco otro piloto de la Aeronáutica pero leal, Ernesto Adradas, también joven. Peronista, Adradas sería el piloto que en 1973 traería a Juan Domingo Perón a su Patria en la que moriría un año después. (NdE:  ver aparte "Adradas, el gran ejemplo"). 

* El pasado del pasado

A vuelo de pájaro veamos de entrada la dimensión de la desmesura contra Perón ya que nada explica la acción de los pilotos de la Marina y la Aeronáutica,  salvo el odio. Los antecedentes son hechos históricos que van tejiendo una trama de conflictos que divide al país entre peronistas y antiperonistas.

1) 24 de octubre de 1929.  Caída económica y hecatombe del mercado financiero de Nueva York que sacude a América latina y arrastra al gobierno del presidente radical  Hipólito Yrigoyen

2) 1930. Presidida por José Figueroa Alcorta, la Corte Suprema de Justicia convalida el golpe militar. Un absurdo vigente. Yrigoyen, preso en la Isla Martín García, había sido el primer presidente de la Nación elegido en 1916  por el voto secreto y obligatorio por la ley de Roque Sáenz Peña de 1912 . 

3) Comienza la llamada Década Infame –fraude y corrupción- que culmina el 4 de junio de 1943 con el golpe contra el conservador Ramón Castillo. Semilla del peronismo. 17 de octubre de 1945,  Perón es rescatado de su prisión en Martín García por un pleito del desarticulado GOU por cuestiones de liderazgo. Fue llevado al hospital militar y de allí puesto en el balcón por el presidente también militar Edelmiro Farrell, allegado a Perón en el cuarenta por el placer del esquí en las montañas andinas y la colaboración de un joven conscripto, Enrique Oliva (1).

Farrell quiso que Perón saliera al balcón para calmar a la multitud que hacía horas que reclamaba su presencia. Perón salió al balcón y sin saber lo que iba a decir lanzó como saludo un…”¡Trabajadores..!”, que inició la lucha con sus enemigos.

4) Perón ganó las elecciones de 1946, venció a un conglomerado de radicales, conservadores, socialistas y comunistas por un corto margen: 300 mil votos. Y arrancó por asegurar la organización de los sindicatos, reorganizarlos o crearlos con la gran participación del ministro de Trabajo, Domingo Alfredo Mercante, “el corazón de Perón” como lo llamaba Evita.

5) Primera decisión: juicio político a todos los jueces de la Corte Suprema de Justicia que juraron después del fallo que impuso Figueroa Alcorta -fallecido en 1931- a favor del golpismo. Una humillación a la justicia toda. El proyecto lo presentó y fundamentó en 1946 un joven diputado de la Nación y presidente de la bancada peronista, Rodolfo Decker. En 1947, el Senado de la Nación sentenció la condena.

6) Un juez rosarino al estilo de los de hoy en Comodoro Py pidió el desafuero del diputado nacional Ricardo Balbín que iba a ser candidato a gobernador enfrentando a Mercante. Las elecciones se realizaron el 12 de marzo por un mandato hasta el 4 de junio de 1952. ¿Por qué dos años? Porque había que unificar mandatos como pasó en otros distritos. Ese espacio lo imponía la constitución realizada en el verano de 1949, con el papel destacado del constituyente platense, nacido en Concordia, Arturo Sampay. Y Perón, que había presentado el proyecto de ley de la reforma que no planteaba su reelección, cambió de criterio. Y sin avisarle previamente a su amigo del alma, Mercante, que era el presidente de la asamblea constituyente, instaló el tema. Si bien podía resolverse con un acuerdo parlamentario, molesto con Perón, Mercante prefirió ser candidato a gobernador. Obtuvo el 57,49 por ciento de los votos y Balbín el 33,49. Balbín votó, salió y la policía bonaerense lo detuvo. Estuvo preso en Olmos donde, por disposición de Mercante, ocupó en un momento la casa del director. Perón lo indultó a fin de año y Balbín volvió a ser candidato en las presidenciales de 1951, que ganó Perón.

7)1951, con la participación de varias figuras que entraron en escena poco después como Eduardo Lonardi, Pedro Aramburu y Alejandro Agustín Lanusse, estalló un golpe encabezado por el general Benjamín Menéndez, cuya incapacidad estaba a la altura  de su coraje que era mucho. Hay una amplia nota en esta misma tapa de Congreso Abierto de Alberto Amato sobre este primer golpe a Perón. Incluye el acto en la Av. 9 de julio, organizado por la CGT que pedía que EvIta fuera la candidata a vicepresidenta de Perón.

8) 1952, 26 de julio. Murió Eva Perón, Evita. Impresionante dolor popular en todo el país y en la ciudad de Buenos Aires, en primer lugar. Desde ese momento Perón tuvo otras compañías y la misma soledad desde aquel día,

9) 1953. Perón estaba tejiendo un acuerdo con dos políticos de ideas afines. Uno, era el chileno Carlos Ibañez  del Campo y el otro el brasileño Getulio Vargas. Acababa de hablar Perón desde la Casa de la Moneda cuando volvió para hablar desde el balcón en un acto organizado por la CGT. De golpe, estallan bombas en distintos lugares de la Plaza de Mayo que dejaron seis muertos, Una de ellas en la boca del subterráneo. Eran bombas radicales que nunca pertenecieron a los radicales de a pie. Roque Carranza sostuvo siempre que era inocente y que si admitió su responsabilidad fue por la tortura policial. Perón, por su lado, enterró su sueño geopolítico de un pacto ABC (Argentina, Brasil, Chile) para equilibrar la balanza con los Estados Unidos.

10) 1954. Conflicto con la Iglesia. Flotaba un aire antiperonista en los templos que Perón agravó con una ley a favor del divorcio, mientras la Iglesia admitía la creación del partido demócrata cristiano. El 14 de junio se realizó la marcha de Corpus Cristi de unos 200 mil adherentes que culminaría en el Congreso de la Nación donde se quemaría una bandera argentina de manos seguramente infiltradas, tras lo cual el gobierno expulsó a dos altos exponentes eclesiásticos que tomaron un avión a Roma en las mismas horas que aparecían en el cielo la cruz del Señor. Lo que vino fue como la danza del diablo: los bombardeos y metrallas en Plaza de Mayo y cercanías. 

* Final con el hombre clave 

Máximo Romero Kelly falleció el 23 de marzo de 2020, a los 89 años. La Nación le dio la importancia que la clase social de su lector y la propia vida del personaje merecían. Fue su última resonancia, aunque de menor alcance y significado que la lograda, en 2005, por la revista del diario Clarín, de junio, con motivo de los cincuenta años de lo sucedido el 16 de junio de 1955.

¿Qué decía la tapa de la revista con el rostro de Romero Kelly? Decía: "Lo haría de nuevo".

Días después, quien escribe estaba en búsqueda de contactos para una nota para Clarín con motivo de un proyecto de ley que permitiera la integración de dos astilleros pegados y divididos, el Tandanor que estaba en trance porque en el proceso de privatización menemista  el adjudicador prefirió perder lo que había invertido que pegar lo mucho que le faltaba y el Pedro Domec, este último a cargo de la Marina. Con el administrador del Tandanor y su personal, la información era fluida. Con el otro, ningún puente. 

El proyecto de ley era del presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Camaño, de franca relación con el periodista, lo mismo que con su vocero, Julián Mandriotti.

De pronto, sin que nadie recuerde al promotor -ni Camaño, ni Mandriotti, ni el que escribe-, llegó lel día y la hora del encuentro. Se presentó el periodista y lo recibió el titular del arma en persona, el almirante Jorge Godoy y sus colaboradores.

- Perdón pero yo no soy la señora directora Ernestina Herrera de Noble, dijo el periodista con una sonrisa.

- Venga con nosotros que le mostramos el astillero y después comemos, dijo Godoy en un clima distendido y familiar.

Luego de ver enormes barcos y submarinos en construcción, explicados por el propio Godoy y acompañantes, volvimos al edificio. Buena atención, buena comida, buena conversación, llegó el momento hacerle al jefe de los marinos la pregunta que le cambió la cara...

- ¿Qué opinión tiene almirante acerca de lo que dijo en la revista de Clarín el entonces piloto Máximo Romero Kelly en cuanto a que "lo haría de nuevo", o sea descargarle la bomba a la Casa Rosada?.

- Fue sancionado por ello, respondió secamente.

 La procesión iba por dentro de Godoy. Difícil seguir. Ya todo se había dicho. Ese fue el único castigo que recibiría  Romero Kelly.

Eso no resume lo sucedido en 2005 con motivo de los cincuenta años de aquella tragedia. Falta recordar la aparición ese año del libro Bombas sobre Buenos Aires, de editorial Vergara, acompañado en tapa con la ampliación Gestación y desarrollo del bombardeo aéreo sobre la Plaza de Mayo del 16 de junio de 1955, cuyo autor es Daniel Cichero, nacido en Quilmes y que quien escribe, quilmeño también, no conoce ni pudo ubicar hasta estas líneas.

En ese buen libro, Cichero entrevistó al vicealmirante (R) Máximo Romero Kelly, el primero de sus reportajes, entre otros personajes.

Se percibe en el discurrir del texto la naturalidad de un caballero que puede llamar cobarde a Perón con una distinción de sello liberal que, incluso, extiende a toda la Armada. Un buen gorila de buen decir, piensa este periodista. Así este hombre explica que "el objetivo principal era la Casa de Gobierno" pero no matar a Perón con una bomba, que  pensar eso es una "imbecilidad " sino "quebrarlo en su fortaleza".  En ningún momento habla de cuando arroja la bomba sino que describe el marco del tiempo, el cielo nublado, los perfiles de altura como para no chocar con la propia bomba y añade que cuando todos los golpistas estaban en Uruguay "pensamos que Perón iba a fusilar".

- ¿Y por qué cree que...?, inquiere Cichero.

- No tuvo el valor (...) Y yo creo que no lo hizo, en parte por ese toque cobarde de Perón.

Hábil disertante, no dijo lo que iba a decir en el reportaje posterior en la revista de Clarín de que "lo haría de nuevo", aunque tampoco se lo preguntaron. Como para darle una satisfacción a Cichero prefirió hablar de Ernesto Adradas, lo cual despertó inmediato interés en el reportero como le sucederá a  toda persona que haya llegado hasta aquí con la lectura.

Cuenta que en 1977 iba a Inglaterra a correr una de las regatas más importante, la Admirais Cup cuando en un vuelo de Aerolíneas el piloto se enteró que viajaba un ex aviador naval y lo invita a pasar a la cabina, lo cual se concreta en vuelo a Madrid después de un cambio de tripulación en Brasil. Todo, acota, sin mucho interés de su parte. Le avisa a la azafata, ella consulta y él acude a saludar y ser presentado.

-- Tal y tal, el señor Adradas...

-- ¿Usted es Adradas el de la Fuerza Aérea?

-- Si, si. Adradas de la Fuerza Aérea.

-- Mire, yo soy el aviador naval que iba en el avión al lado del avión que usted derribó sobre Puerto Nuevo. Me enteré que por eso le dieron una casa y un auto...

Sigue el relato: "el silencio se cortaba con Gillette. Nadie decía nada...yo me bajo para ir al ómnibus y veo que viene la mujer que estaba al lado mío -se ve que era la mujer del copiloto- y me dice: "Pensar que este hijo de puta siempre me dijo que era antiperonista".  

Hasta acá, la vida de esos pilotos.

Máximo Romero Kelly, un traidor a la Patria, de paseos placenteros. El otro, Ernesto Adradas, el leal a la ley, a la Constitución y a las autoridades, estaba trabajando después de las penurias que le impusieron los dictadores de la Revolución Libertadora que lo obligaron a ganarse la vida como podía hasta ingresar a Aerolíneas Argentinas.

* La Revolución Fusiladora

El saldo que dejó la Revolución Libertadora, que los peronistas preferían mencionarla como la Revolución Fusiladora por los muertos que dejó, tuvo dos etapas. La primera con el Gral. Eduardo Lonardi , iniciada el 23 de septiembre ("Ni vencedores ni vencidos") y la segunda el 13 de noviembre cuando lo echaron por por demasiado humano. Querían matar y lo hicieron. El Gral. Pedro Eugenio Aramburu carga con su propia carga de muertos después en 1956 con el fusilamiento de más de treinta civiles y militares, entre ellos el conductor de un intento de recuperar el sistema democrático,  conducida por el general Juan José Valle, un hombre de vida y muerte ejemplar, lo contrario de Aramburu, alguna vez su amigo.  Los hechos los pintan de sangre, a él y a su segundo, Issac Rojas, el hombre que besó el presidente peronista converso Carlos Menen. Aramburu no tuvo esa suerte  

Transformado Aramburu en político, en 1963 perdió la elección que ganó el radical Arturo Illia, echado por el Gral. Juan Carlos Onganía. 1969, se produjo el llamado "Cordobazo" en defensa de los trabajadores, con la participación del estudiantado, en protección de la industria nacional contra la política liberal de Adalbert Krieger Vasena respaldado por Onganía y sin ninguna la participación a la vista del  tercer cuerpo del Ejército, a cargo del Gral. Alejandro Agustín Lanusse.

Tras ello fue  secuestrado Aramburu en 1970, el 29 de mayo, cuyo cuerpo apareció días después en Timote. Siguió la caída de Onganía y el trámite final de la llamada Revolución Argentina a cargo de de Lanusse, uno de los presos de Perón tras el golpe de 1951. Y quien le pondría la banda presidencial a Héctor Cámpora, en 1973, el delegado de Perón.  Lanusse  le había dado el cuerpo embalsamado de Evita, le devolvió el grado militar y el pago de sus haberes adeudados, aceptado por Perón porque todo le pertenecía pero -para enojo de Lanusse-, se opuso al llamado  Gran Acuerdo Nacional por lo cual no cumplió la fecha fijada en la que debía estar para ser candidato.

Lo que continuó fue una ráfaga de alegrías populares y pesares: volvió Perón y lo recibieron con sangre peronista en Ezeiza; renuncia del presidente Cámpora, interregno e inicio de la tercera presidencia de la Nación. Duró poco.

Cierre de esta historia: en el único juicio con militares en el banquillo, en 1985, el Gral. Alejandro Agustín Lanusse declara  contra los ex comandantes genocidas.

No todo es lo mismo.

 (1) Periodista. Presente en la reunión de enero de 1958 entre Perón y Rogelio Frigerio, figura clave en la entonces Unión Cívica Radical Intransigente que llevaba como candidato a presidente en las inminentes elecciones de febrero a Arturo Frondizi. Acción resumida con la expresión "El Pacto" porque implicaba el voto peronista a cambio de que el nuevo gobierno pusiera fin a la proscripción del peronismo impuesto por la Revolución Libertadora. Ganó Frondizi y no cumplió. Oliva, periodista de Clarín y corresponsal en Neuquén. En 1976 huyó a Francia desde donde fue corresponsal para el mismo diario con el seudónimo de Francois Lepot.  Años después, fue el conductor de una asociación llamada Resistencia Peronista, de gran tarea para lograr compensaciones reparatorias a víctimas y familiares, incluyendo el bombardeo demencial. También fue uno de los entrevistados por Daniel Cichero en su libro "Bombas sobre Buenos Aires". Su última misión asumida, Enrique Oliva fue presidente de la Asociación Resistencia Peronista