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DIPUTADOS, ANEXO Y OLVIDO
Podría decirse que Eduardo Camaño no se sintió Gardel al finalizar su gestión de presidente de la Cámara de Diputados (2001/05) si bien fue el artífice de las obras que transformaron el edificio anexo. Cuando se inauguró y él ya no era legislador, ni siquiera lo invitaron al acto.
Por Armando Vidal
Los diputados tienen en marcha un plan de acción interno que puede verse como el más importante desde 1983. La enunciación para hacer de la Cámara un modelo que apunte a dignificar con su imagen y funcionamiento al pueblo que ella representa, define la importancia de las intenciones:
* Reestructurar la administración para que cada uno de los 257 diputados afronte a través de una partida fija los gastos que genera, incluyendo, además de la dieta, el costo de las comunicaciones telefónicas, transporte y personal a cargo.
Si el diputado se quedase con el dinero, lo cual podría de hecho hacerlo, significaría en la práctica que renuncia a ejercer el deber para el cual fue elegido, por lo que podría ser expulsado por desorden de conducta.
* Ordenar el funcionamiento de la actividad legislativa, ajustando el número de las comisiones y la vida operativa en el edificio anexo Dr. Juan Carlos Pugliese. Endeble estructura de paredes delgadas, con grandes escaleras que no conducen a ninguna parte, el anexo fue inaugurado en 1985 bajo la gestión de quien lleva su nombre.
Desde hace muchos años padece un estado de cuasi abandono, que no logran disimular algunos arreglos y una mejor limpieza en los últimos tiempos.
Su espacio, a modo de atrio, que servía a los caminantes para protegerse de la lluvia, ahora está enrejado por razones de seguridad.
En la vereda, desde hace tres años, vive y duerme una mujer joven que reclama una casa con escritura incluida, sin que los diputados reparen en su existencia, promuevan su desalojo o le aconsejen otro destino.
Distinguido en la intimidad por sus cucarachas y los devaneos de un gato solitario y blanco que la suciedad de las cocheras —su hábitat— transformó en negro, todo en el anexo parece posible.
* Modernizar, con participación de sus trabajadores, la histórica Imprenta, que emplea a unas 800 personas, eje por otra parte de una defraudación que investiga la Justicia por presunta malversación de fondos por parte de ex funcionarios del Senado. Tiene presupuesto propio, asignado por la misma ley que lo concede para los tres poderes de la República, al igual que la Biblioteca del Congreso y la Dirección de Ayuda Social (DAS), la obra social de los legisladores y del personal.
La Imprenta realiza trabajos encomendados por organismos del Estado y privados, pero carece de tecnología y padece de una serie de problemas, sólo superados por la buena voluntad de sus trabajadores.
Se halla en el subsuelo del Palacio Legislativo, una virtual cueva oscura, de aspecto siniestro.
* Reorganizar la obra social del Congreso (DAS), que tiene 430 empleados y una deuda de casi 12 millones de pesos.
Se atribuye su desorden a la intervención dispuesta hace trece años por quien era titular del Senado, Eduardo Duhalde, que le encomendó la misión al secretario administrativo, Angel Abasto.
No se rige por la ley de obras sociales, sino por una propia. Tiene una particularidad: no hay límite de edad para el ingreso de beneficiarios indirectos, por lo que atiende a quienes no están incluidos en otras obras sociales. Tiene unos 30 mil afiliados, el 90 por ciento de la Capital y Gran Buenos Aires.
* Hay otro problema a la vista: la pesada reja que cubre la espalda del edificio concebido por el arquitecto Víctor Meano, a lo largo de la calle Combate de los Pozos. La herrumbre la ha carcomido y reponerla cuesta hoy 8 millones de pesos. Su caída podría tener efectos catastróficos.
En este cometido está el presidente de la Cámara, Eduardo Camaño, cuya vocación por asuntos de orden interno lo diferencia sustancialmente de sus antecesores, al parecer porque proviene del campo de los números: antes de dedicarse a la política administró durante veinte años un sanatorio de Quilmes.
Tiene a disposición 23 millones de pesos producto de ahorros del ejercicio anterior.
Camaño encara la misión tomando particularmente en cuenta que, en el caso de la Imprenta y de la DAS, es la Cámara de Diputados la que este año, por ser impar, tiene la responsabilidad de su conducción.
"Todo hay que hacerlo con la gente y el gremio", dice este hombre clave en la sucesión presidencial, presidente del congreso justicialista, amante de los acuerdos y emprendedor de misiones infrecuentes en la lógica de los políticos.
Si consigue lo que se propone tendrá derecho a sentirse Gardel.
Volanta, título bajada: Buscar ordenar las cuentas y ser más eficientes/ Diputados quiere limpiar su imagen/ El titular de la Cámara quiere ordenar la administración, mejorar el funcionamiento legislativo, modernizar la imprenta y reorganizar la obra social.
Fuente: Clarín, 10/2/03.