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PERÓN Y LA EDUCACIÓN
Aunque es un tema más divulgado por pleitos gremiales y dispares atenciones de los distintos gobiernos, nacionales y provinciales, la educación en la Argentina es un tema abierto y pendiente porque está asociado a un perfil del país en su conjunto. Aquí, una voz autorizada a abrir un debate.
Por Enrique Hidalgo (*)
Es un lugar común del antiperonismo referir, sin ningún fundamento, que el peronismo se nutre, crece y existe por el voto de los ignorantes. La crítica supone que quien la emite se autocalifica de “no ignorante”, es decir, de instruido, conocedor o, aun, de sabio (no de humilde).
Sin ingresar en definir qué significa ser instruido, sabio o ignorante (¿será demostración de cultura haber votado a De la Rúa o Macri?), sería provechoso un análisis de cuáles fueron la inversión, las políticas y los resultados en educación en los gobiernos presididos por Perón, y los que lo precedieron y sucedieron.
Intuyo que los gobiernos de Perón quedan bien parados.
Lo que se puede asegurar es que, desde lo teórico, jamás consideró que un pueblo ignorante era ideal para su modelo de conducción. Todo lo contrario. Más aún, su crítica al sistema político argentino previo a 1945 es, justamente, que los dirigentes eran impresentables ante la masa. Eran, dice, ignorantes y brutos, por eso no se presentaban ante el pueblo y usaban un sistema de controles y prebendas para lograr el voto.
Concretamente, sobre la cultura del pueblo, esto decía Perón en 1951, en uno de sus textos clásicos, Conducción Política:
“Algunos creen que una masa se conduce mejor cuando más ignorante sea. Es teoría también de algunos conductores políticos. Cuanto más ignorante mejor –piensan–, porque ellos la conducen según sus apetitos. Los apetitos propios de una masa de ignorantes son malos consejos para la conducción, porque los apetitos están en contra de la función básica de la conducción: que sea una masa disciplinada, inteligente, obediente y con iniciativa propia. Esa es la masa ideal para conducir, es la masa fácil, la que se conduce sola, que ‘se va de la mano del conductor’, y en esos momentos debe conducirse sola”.
Perón quería gente pensante. Y parece que tenía razón. Porque luego de 18 años de proscripción, injurias y calumnias, en 1973 la masa siguió votando peronismo. Y no por ignorante.
Seguramente los modelos de educación y de conducción política del siglo XX no son los mismos que requiere el siglo XXI.
Personalmente, sin embargo, creo que la presencia del Estado Nacional gestionando escuelas, como fue el modelo de la ley Láinez desde inicios del siglo pasado, sería muy útil, especialmente en los sectores donde más hacen falta escuelas e inversión. Pero es una discusión que me supera. Lo que sí se puede afirmar es que identificar al peronismo con ignorancia sólo puede ser producto de la mala fe, o de ignorantes.
(*) Abogado y ex secretario parlamentario de la Cámara de Diputados de la Nación.
Título y bajada: Perón y la educación/El antiperonismo, entre la ignorancia y la mala fe
Fuente: https://www.elcohetealaluna.com/14/2/2021
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