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GARCÍA COSTA, DE URIBURU…(2)

Víctor García Costa era un coleccionista de aquellos que no dejan espacio sin cubrir comenzando por los libros. Pero la gran obra sobre la relación de Perón con Balbín no la escribió nadie, ni siquiera él. Perón se va acercando, Viene de lejos, cargado de dolores viejos y sueños nuevos.

Por Armando Vidal

Heredero el general Alejandro Agustín Lanusse de una compleja situación de la cual también era responsable, pensar en devolver a los militares a los cuarteles, restablecer la vida de los partidos políticos y compartir una democracia sin proscripciones demandaba, nada menos, que conseguir el apoyo de Juan Domingo Perón.

Perón, un hombre que por todo lo que había pasado desde 1955, tocaba el cielo con sus manos. Cercano a los 80 años, había nacido en 1893 pero fue registrado dos años después porque era muy alta la mortandad infantil, en especial los bebés. Palabra de Perón, grabada y publicada.

Lanusse tenía bien en claro que había que hacer justicia con él. Y lo hizo sin tapujos, comenzando con la devolución del cuerpo embalsamado de Evita, robado de la CGT en el ´55 y enterrado en un cementerio de Italia con otro nombre. Recibió el cuerpo en Madrid, en su residencia de Puerta de Hierro.

Luego, llegaron los haberes no cobrados y la reintegración del grado militar, misión encomendada al coronel Francisco Cornicelli –antiperonista como Lanusse, obvio- que fue a ver a Perón a Madrid.

Veamos la escena.

Llegó el coronel Cornicelli a la residencia vestido de oscuro, con un portafolio y un impermeable que lo cubría. Esperó en la antesala y cuando lo invitaron a pasar se sacó el impermeable, se puso la gorra que sacó del portafolio y, vestido con su uniforme, entró, se cuadró y dijo: “Con su permiso mi General”. Perón lo recibió de pie,  lo saludó y lo invitó a sentarse. (Testimonio de hace unos años de la viuda de Cornicelli al autor de este artículo).

La Hora del Pueblo tenía en primera fila al pampeano Daniel Paladino, delegado de Perón, quien le transmitía declaraciones e impresiones acerca de los diálogos con Balbín. Fue eficiente  en su cometido pero a Perón no le gustaba porque se tomaba una confianza que él no le había dado.

En ese ámbito de representantes de varios partidos, Balbín tuvo siempre cerca a García Costa, representante del partido Socialista, hombre inteligente, informado y confiable. ¿Habrá pensado Balbín alguna vez en Juan B. Justo, fundador del PS y su presidente?. Justo, , el médico bañado en sangre atendiendo heridos en la batalla en Plaza Lavalle, 1890, rebelión impulsada por Leandro N. Alem contra el corrupto presidente Miguel Juárez Celman, cuñado de Julio A, Rocca, que finalmente renunció.

* La carta de Perón

Fechada el 25 de septiembre de 1970, Perón le escribió a Balbín, presidente de la Unión Cívica Radical del Pueblo para decirle:

Estimado compatriota: (...) Tanto la Unión Cívica Radical del Pueblo como el Movimiento Nacional Justicialista son fuerzas populares en acción política. Sus ideologías y doctrinas son similares y debían haber actuado solidariamente en sus comunes objetivos. Nosotros, los dirigentes, somos probablemente los culpables de que no haya sido así. No cometamos el error de hacer persistir un desencuentro injustificado. (...) Separados podríamos ser instrumentos, juntos y solidariamente unidos, no habrá fuerza política en el país que pueda con nosotros y, ya que los demás no parecen inclinados a dar soluciones, busquémoslas entre nosotros, ya que ello sería una solución para la Patria y para el Pueblo Argentino. Es nuestro deber de argentinos y, frente a ello, nada puede ser superior a la grandeza que debemos poner en juego para cumplirlo.

El tono cálido, franco y claro, un Perón en la intimidad,  produzco una gran impresión en Balbín y en dos amigos muy cercanos: Juan Carlos Pugliese y el Bicho Luis León. ¿Podrían los radicales, vencer las resistencias del pasado, la peleas y la cárcel misma sufrida por Balbín? Un acuerdo con un líder de ochenta años y un pueblo que lo sigue...¿es posible con tantos radicales antiperonistas furiosos? ¿Y los sindicatos peronistas?

En tanto, Perón se va acercando debido a las reparaciones brindadas por Lanusse. ¿Y si Lanusse quiere ser el candidato a presidente del Gran Acuerdo Nacional que venía en marcha? El radicalismo había aportado a destacadas figuras a su gobierno como el ex presidente de la Cámara de Diputados, Arturo Mor Roig y el constitucionalista Jorge Vanossi, además de Aldo Ferrer, ministro de Economía que provenía de la gestión de Levingston, una barrera contra el neoliberalismo.

Había otro ministro con pretensiones: Francisco Manrique,  poco que ver con el capitán de la Marina que había sido como colaborador de Aramburu. Vinculado con periodistas, en 1958 creó  el vespertino Correo de la Tarde que se extendió hasta 1963. Allí trabajaba Marcos Cytrynblum, que dos años después ingresaba a Clarín, donde llegaría ser el jefe de redacción más exitoso por haber alcanzado a vender un millón de ejemplares los domingos.

Había otras fuerzas en pugna. En  octubre de 1971, un motín nacionalista estalló en el cuartel de Azul que genero el envio de tanques que nunca llegaron porque las fuerzas rebeldes habían dañado un puente que no hubieran resistido ese peso. Aquí un testimonio de quien escribe porque como periodista de Clarín llegó con un colega ya fallecido y debieron volver. Al encontrar a la vuelta a las tropas informamos lo que pasaba y el jefe de la operación ordenó detener la marcha. Y se terminó la chirinada. 

Más grave fue lo que sucedió con la fuga de los presos de organizaciones armadas que el 15 de agosto de 1972 escaparon del penal de Rawson, seis primero y después otros diecinueve. Los primeros llegaron al aeropuerto de Trelew, tomaron un avión que estaban por partir y lo desviaron a Chile. Llegaron los otros escasos minutos atrás pero el siguiente avión fue advertido de lo que sucedía y debieron entregarse a un juez que las fuerzas de la Marina no respetó y se llevaron a  todos a la base Almirante  Azar. Una semana después fueron asesinados dieciséis en las puertas y tres quedaron heridos que se repusieron pero también fueron asesinados en la dictadura de Videla.

A esta altura a Lanusse se le fueron escapando de sus manos la idea de ser su propio sucesor en la presidencia porque los movimientos de Perón fueron sacándolo del tablero. Se explica su calentura cuando en la comida de camaradería de los militares, el 27 de julio del ´72, dijera:

"Si Perón necesita fondos para financiar su venida, el presidente de la República se los va a dar. Pero aquí no me corran más a mí, ni voy a admitir que corran más a ningún argentino, diciendo que Perón no viene porque no puede; permitiré que digan porque no quiere, pero en mi fuero íntimo diré porque no le da el cuero para venir".

Perón no iba a cumplir la resolución del gobierno de que todo candidato a presidente debía estar en el país antes del 25 de agosto porque él, simplemente, no quería ser presidente. Pero no nos adelantemos.