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EL OTRO SERVICIO MLITAR
Nota testimonial del editor que recuerda la experiencia de su servicio militar, 1963, cuando con tal de no caer en manos de los militares optó por ser policía por un año. No le fue mal. Estuvo en el área de Comunicaciones y por lo tanto sin bastón y en contacto permanente con chicas. Sus herramientas fueron una Motorola, una teletipo y una máquina de escribir por cada comisaría por la que pasaba como relevo de francos y coberturas de ausencias de policías de carrera. Siempre con oficina propia y sólo a órdenes de superiores que no estaban en las comisarías. Allí confirmó su vocación de servicio con otra clase de informaciones. Y fue periodista. Que hoy se pregunta ¿por qué no un servicio social obligatorio bajo el amparo de los derechos humanos? ¿Por qué no enseñar a ayudar?
Por Armando Vidal
El 12 de octubre de 1963 asumió el presidente radical Arturo Illia, elegido en las elecciones de julio de ese año con un porcentaje de votos positivos que osciló en el 25 por ciento, suficientes para triplicar al ex golpista y fusilador Pedro E. Aramburu (Udelpa), quien salió tercero, luego de Oscar Alende (UCRI). La ceremonia en el Parlamento tuvo a un joven presente pero no adentro, que no conocía, sino afuera, en la esquina de Av. Entre Ríos e Hipólito Yrigoyen. Y no como periodista si no como policía conscripto de la Dirección Comunicaciones de la Policía Federal. Nunca supo para qué lo habían mandado allí ya que sobraban policías de la Dirección Seguridad.