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LAS RETENCIONES Y LA GUERRA

La recuperación de la democracia cumplía su cuarto de siglo y en un marco evocativo de grandes debates se insertaba en ese presente el proyecto que fijaba por ley las retenciones al campo que puso en pie de guerra a terratenientes y chacareros contra el gobierno de Cristina Kirchner.

Por Armando Vidal

Esta pelea por la renta agraria, en la que paradojalmente los porteños aparecen del lado del interior, se perfila como el más expectante de los debates del Congreso. Un modo de celebrar el cuarto de siglo de democracia y las dos décadas de la ley de coparticipación federal de impuestos, al margen de la mora del mismo Congreso para aprobar otro reparto como lo emplazó la reforma constitucional de hace casi tres lustros.

Tal como todo está perfilado, el despliegue de actores y la escenografía -afuera y adentro del Congreso- superan con creces cualquier otra obra.

Con una excepción: la relacionada con los derechos humanos, desde la anulación en 1983 de la ley de autoamnistía de la dictadura, hasta la anulación veinte años después de las leyes de Punto Final (1986) y de Obediencia Debida (1987).

El Congreso pasó por grandes tenidas, y en particular la Cámara de Diputados. La más tensa y ruidosa fue la pelea por la ley que puso en discusión el gobierno de los sindicatos, en febrero de 1984, con galerías colmadas de peronistas y alfonsinistas que se atacaron sin respiro.

De más alto tono fueron los debates por el acuerdo con Chile por el Beagle (1985), y por la deuda externa a lo largo de cinco sesiones (1986), en los que el alfonsinismo se negó a crear una comisión investigadora de la Cámara.

Tras ellos, los de la reforma del Estado y emergencia económica impuestas por el menemismo para las privatizaciones (1989) y la bochornosa ampliación de cinco a nueve miembros de la Corte (1990).

Siguieron el extraordinario papel del Congreso, en especial de la Cámara de Diputados, de no aprobar el tratado con Chile por la Poligonal por los Hielos Continentales (1991) y generar otro en acuerdo con legisladores trasandinos.

Después, las escandalosas sesiones de privatización de Gas del Estado e YPF (1992), con el entusiasta apoyo del entonces diputado Oscar Parrilli, desde 2003 secretario general de la Presidencia. Y la pulseada por la ley de declaración de la necesidad de la reforma constitucional (1993) presionada por Menem para su reelección.

Hubo más, como el frustrado intento del entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo, de privatizar el Correo (1996), con todas sus derivaciones y, cinco años después, la obra de arquitectura política del Congreso para superar el derrumbe, caída y renuncia de Fernando de la Rúa.

Todo ello -incluida la denuncia de presuntos sobornos en el 2000 en el Senado por una ley laboral- está en los diarios de cada entonces.

También fueron los periódicos de la época los que rescataron para la historia la importancia de lo resuelto en la reforma constitucional de 1866 -en plena guerra de la Triple Alianza contra Paraguay- realizada en Santa Fe. Lo fueron porque las Actas de las sesiones desaparecieron. Al final de esos dos días -10 y 12 de setiembre- se resolvió por 22 votos a favor contra 10 que los llamados derechos de exportación son uno de los recursos permanentes -hasta ese momento eran temporales- con que cuenta la Nación.

La Constitución los incluye como tales en su artículo 4 y dispone que establecerlos es facultad del Congreso (Art. 71 inc. 1).

El gobierno de la presidenta Cristina Kirchner, ex titular de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, fundamenta sus decisiones sobre las retenciones móviles en normas que provienen de la reforma al Código Minero de 1966, del régimen de facto del general Juan Carlos Onganía, y en una ley de la última dictadura.

Este es el marco jurídico en el que va a insertarse la voluntad del Congreso de la Nación. Hay otro mucho más amplio: un país que aguarda y teme el desenlace de lo que nunca debió ser de este modo.

Volanta, título y bajada: Las sesiones por las retenciones móviles/ El Congreso, ante otro debate histórico en un cuarto de siglo de democracia/ Desde sus bancas se trató la deuda externa, la reforma del Estado y el Beagle, entre otros.

Fuente: Clarín, 1/7/2008