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PADRES, HIJOS Y UNA OFENSA

La dimisión del canciller Jorge Taiana puede verse como un enojo pasajero, hecho  que también admite interpretaciones que trascienden el conflicto por Botnia, la pastera con que los colorados del Uruguay quieren perturbar la relación con la Argentina. Todo lo desató un error del diario que más leen los Kirchner que terminaría siendo un acierto a su favor.

Por Armando Vidal

Sin que nadie pudiera imaginarlo –ni siquiera Clarín-, la presidente Cristina Kirchner llevó al extremo su malestar por un trascendido que el diario tradujo mal y, tras ello, logró que Jorge Taiana, canciller, el hijo de Jorge Taina, el médico y ministro de Perón, sintiera con razón ofendido el reconocido apellido peronista y renunciara a su alto cargo sin vuelta de hoja.

Un apellido con tantos años de cárcel no puede desconsiderarse tan fácilmente como hizo en su enojo telefónico la jefa de Estado, según cuentan versiones periodísticas que el Gobierno confirmó al no desmentirlas. Tampoco había motivo de queja alguno por el trato en general bueno de la prensa con el canciller, entre otras razones porque es lo habitual con los responsables de esa cartera en cualquier gobierno y, además, porque no es el único ministro de Cristina que se ganó esa consideración.

Seguramente el canciller habría contenido su reacción si Cristina, en su segunda carga en la conversación telefónica, no lo hubiese comparado –en el plano de la emblemática lealtad peronista- con Amado Boudou, aquel joven ucedeísta de la Mar del Plata de sus tiempos universitarios, hoy un ministro de Economía sin mucho juego propio. Un ministro de los que hacen mérito fumigando a periodistas, en especial sin son de Clarín.

Qué enorme capacidad de conceder alegrías a la hinchada contraria en el mismo momento en que la Corte Suprema de Justicia abre con su fallo la vía expedita a la ley de medios audiovisuales.

Y todo inmediatamente después del acierto del Gobierno de seguir la estrategia de disuasión bajo presión con la cual puso fin al bloqueo del puente de Gualeguaychú sin que la sangre llegara al río.

Sin mucho nuevo para decir, ni entusiasmo hasta para reconocer el gravitante peso moral en la cuestión del oriental Pepe Mujica, todo el abanico anti K no hallaba razones de peso para desacomodar a Cristina ni a Néstor, que a la vez comenzaba sus primeros movimientos por Unasur.

Fue en este clima previo a la llamada fatal que el canciller había dejado también el paso libre al ex embajador en Venezuela Eduardo Sadous para que concurriera al Congreso en medio de un creciente fervor popular por la selección argentina en Sudáfrica. Lo que fuera a decir en comisión de Diputados acerca del presunto pago de coimas en negocios de exportación a Venezuela importaba menos antes del traspié de Cristina con Taiana que después de lo conseguido por la jefa de Estado al no medir sus palabras.

Y todo por un error de Clarín –el diario que más leen los Kirchner para placer de Héctor Magnetto, otro exponente del tiempo de los gladiadores- que interpretó que Brasil, en lugar de asumir sus propias responsabilidades por la contaminación del río Uruguay, iba a meter la cola en Botnia como si tuviera la misma potestad de la corona lusitana en tiempos de la colonia.

El tema de la pastera a la vera del río de poca agua que, por lo menos, le robó el paisaje a Gualeguaychú y puso a un tris de consagrar la estrategia separatista del partido Colorado del Uruguay - los coloradores enfrentaron a Artigas, Rosas y Perón- es una suma de torpezas, maldades e ignorancias. Y, por ello, gruesos son los errores en una orilla pero también en la otra. Aquí incluyen la gestión de Eduardo Duhalde por no haber tomado en serio y a fondo el tratado por el río Uruguay, copia en lo que al asunto concierne del tratado del Río de la Plata.

Este tratado de Perón de 1973/4 creó una comisión binacional en la que deben plantearse las obras que se piensan realizar cuando conciernen a la calidad de las aguas, modelo también empleado en 1975 con el tratado sobre el río Uruguay. Es por eso que el tribunal de La Haya le dio la razón a la Argentina.

Ese acuerdo, en el que la Argentina reconoció la posición de delimitación de las aguas planteada por Montevideo y dejó la isla Martín García para nuestro país pero como reserva natural,  se consagró así, sin discusiones, por voluntad de Perón a su retorno definitivo a la Argentina luego de haber sufrido a los colorados en el gobierno del Uruguay, que cobijaban a golplistas argentinos y a los marinos que bombardearon a su pueblo en 1955. Entre esos presidentes, a partir de 1954, estuvo Luis Batlle Berres, el padre de Jorge Batlle. El último Batlle es más conocido por lo que dijo que por lo que hizo. Fue el que con la misma ligereza con que ofendía a los argentinos ("una manga de ladrones del primero al último", los definió en 2002) le decía que sí a Botnia y firmaba la autorización sin haber cumplido con la obligación de consultar previamente a la comisión binacional que debía aprobar la operación.

En 1974, antes de asumir su tercera presidencia y por lo tanto de firmar el tratado con el Uruguay por el río de La Plata, Perón le decía al canciller Alberto Vignes, que lo visitó en Gaspar Campos,   que aceptara una oferta que provenía del gobierno inglés para una administración conjunta de las Malvinas, sin que eso llegara a plasmarse. El interinato de Raúl Lastiri transfería la necesidad de consultar con Perón, quien pese a su convicción de que había que poner un pie  en las islas irredentas, no hizo mucho más para aprovechar la oportunidad que no se repetiría. Sus años, debilidades físicas y un agobio de otros problemas internos puedan explicarlo. La referencia sólo es para afirmar que los cancilleres, incluso durante la dictadura, nunca obran por sí solos ya que son interpretes de políticas de Estado y no ejecutores individuales. Obviamente, tampoco en un gobierno K.

¿Quería Cristina sacarse de encima a Taiana por eventuales alineamientos futuros? ¿Quería el cargo para Héctor Timerman, el hijo de Jacobo? ¿Quería hacerlo ahora cuando se presiente un tembladeral en Medio Oriente por obra de un estado acusado de terrorista?

En poco tiempo se sabrá.