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ESTATUTO DEL PERSONAL

Esta nota cuenta el final de un largo esfuerzo en el que las respectivas Cámaras y la Asociación del Personal Legislativo estuvieron empeñados hasta lograr un régimen legal que pusiera en orden la situación de los trabajadores de las plantas permanente y transitoria. También fija procedimientos para jerarquizar por méritos y capacidad al personal del Congreso. Dura critica del entonces ministro de Trabajo, Armando Caro Figueroa, quien, habiendo sido elegido diputado nacional, rehusaría después a ocupar la banca.

Por Armando Vidal

El Senado de la Nación transformó en ley un estatuto para el personal del Congreso que, por primera vez, pone límites al ingreso del que reviste caracter "político", dado que será transitorio y habrá de culiminar cuando cese el mandato del legislador que lo llevo. Para el personal estable, en cambio, la ley concede estabilidad a los comprendidos hasta llegada la edad de la jubilación, salvo renuncia o incapacidad permanente y absoluta.

Traducido en números esto significa que llegado el momento habrán de irse 3,978 empleados transitorios, quienes que serán reemplazados por otros tantos.

Todos, en consecuencia, tienen fecha fija de desvinculación (cuatro años en el caso de los que trabajen para un diputado y seis si lo hacen para un senador). En cambio, 7,016 empleados integrarán una planta permanente para cuya pertenencia se fijan determinadas condiciones.

Ricardo Sablich, titular de la Asociación del Personal Legislativo, ofició de puente entre Eduardo Menem, presidente provisional del Senado, y Alberto Pierri, jefe de Diputados, en negociaciones que, finalmente, culminaron con la ley aprobada en ambas ramas legislativas con el respaldo de los trabajadores en las galerías.

Sin miedo a que le escupan el café cuando ocupe su banca de diputado (*), el ministro de Trabajo, Armando Caro Figueroa, dijo poco antes de la sanción de la ley que el estatuto del personal del Congreso era "anacronico y corporativo''.

El estatuto era una vieja aspiración del personal. Y que su aprobación se haya producido cuando se agitan las guadañas con las que amenaza Carlos Ruckauf, vicepresidente y titular del Senado, no es mera casualidad.

(*) Caro Figueroa rehusaría luego a ocupar la banca. Quince años después, la ley 24600 agudizaba sus debilidades a partir de una laxitud de aplicación, en especial en la Cámara de Diputados -presidencia de Eduardo Fellner-, que parecían concederle la razón al hijo del ex senador peronista Armando Caro.

Fuente: Clarín, 22/11/1995.