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VERSIÓN TAQUIGRÁFICA

En homenaje a los jóvenes interesados se publica aquí la versión taquigráfica del debate en la Cámara de Diputados de la ley que daría el derecho a votar a los 16 años a quien quiera ejercerlo. Es la sesión en la que un diputado oficialista desató un escándalo (Andrés Larroque) que pudo comprometer hasta la aprobación de la norma que reclamaba 129 votos por el sí. Radicales y socialistas, además de otros sectores, abandonaron el recinto. Luego, el bloque que conduce el santafesino Agustín Rossi alcanzó a reunir 131 votos. Como en todo gran debate, hay mucha información conexa que puede ser aprovechada para artículos y trabajos académicos. 

 Por el Editor

El 31 de octubre de 2012, a las 12 y 16, la Cámara de Diputados de la Nación abrió su sesión especial con 138 legisladores en sus bancas. A continuación se procedió al izamiento de la Bandera Nacional y se entonó de pie -diputados y público-  el Himno interpretado por la Orquesta de la Escuela de Florencio Varela. Después se realizaron los homenajes previstos, el primero, al 30 de octubre de 1983 -el día de la célebre votación general que llevaría a la presidencia de la Nación al candidato radical Raúl Alfonsín, principio del fin de la dictadura- y después a los integrantes del Comando Cóndor por el osado desafío de volar y aterrizar en las Malvinas en 1966 para llamar la atención sobre la irredenta causa, además de otro al recién fallecido Luis Alberto Bontempo, subsecretario de Vivienda de la Nación y a las victimas de un accidente reciente en la provincia de Jujuy. Siguió el planteo de una cuestión de privilegio del diputado Remo Carlotto con motivo de declaraciones de la diputada Elisa Carrió (que en la sesión, como se verá, será respondida) y, tras ello, se pasó a tratar el öden del Día Nº 1164 con la habilitación del sufragio a partir de los 16 años.

* El debate sobre el voto a los 16 

Sr. Presidente (Julián Domínguez).- La Presidencia informa que existe un dictamen de mayoría y seis de minoría. En consideración en general. Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Conti.- Señor presidente: estamos considerando un dictamen aparentemente extenso –se trata de nueve artículos-, pero en realidad se trata de modificaciones a todas las leyes de carácter electoral y la ley de ciudadanía. Se persigue un solo objetivo: ampliar la base electoral de nuestra democracia, aquella que inició el doctor Alfonsín cuando fuera electo presidente. Más adelante Néstor y Cristina Kirchner recuperaron el valor de la política, la autoridad presidencial, y trataron de rescatar a los partidos políticos como poleas transmisoras para los cargos electivos. Ampliaron derechos y le dieron un sentido a la política como transformación de la realidad para todos, pero fundamentalmente para los que nada tienen. En ese marco se inscribe esta ampliación de derechos políticos.

Esta cuestión no es oportunista ni demagogia de adultos, como me espetó alguien tirándome un dictamen casi por la cabeza cuando presidí la reunión de la comisión. Este dictamen es sinónimo de coherencia y unificación del sentir, el hacer y el pensar, sin importarnos quiénes vayan a ejercer ese derecho a votar en la franja de los 16 a los 18 años ni sin saber por quién se inclinan.

También me extraña que alguien de mi generación, que cuando teníamos esa edad militábamos y luchábamos por los que menos tenían –tuvimos la suerte de no estar entre los desaparecidos-, cronista acreditado en esta casa, hoy le haya puesto a su nota, en el diario Clarín, el título de “El fraude a la ley Sáenz Peña”. Marcelo (NdE: Helfgot): ¡en honor a los desaparecidos, compañero, recordá cómo pensabas cuando militábamos juntos!

Esos nueve artículos se centran fundamentalmente en el hecho de que los mayores de 16 años puedan ejercitar el derecho de votar. Asimismo, se introducen otros cambios: en consonancia con la ampliación de derechos que venimos otorgando desde el kirchnerismo, se saca la palabra “sexo” como dato a considerar en las leyes electorales. También en consonancia con las últimas leyes electorales votadas por este Congreso de la Nación –me refiero a la que estableció las PASO, donde usamos la palabra “elector”- se cambia el término “ciudadano” por “elector”.

No es que queramos achicar el concepto de ciudadanía, que es mucho más amplio que el de elector. Se adapta en varios artículos el nombre “Ministerio del Interior”, ya que hoy se llama “Ministerio del Interior y Transporte”; se mejora la transparencia para el votante ciego o con capacidades especiales y fundamentalmente se deja abierto el terreno para que más adelante, junto con los avances tecnológicos en la construcción de nuestro padrón electoral, podamos también otorgar el voto a los extranjeros. Es así como se amplía la democracia con la que se constituirá la República: con instituciones que respondan al voto popular y a la soberanía popular, no a las corporaciones de siempre que engamadas se disfrazan de República, reservándose privilegios para ellas, para muy pocos, y no beneficiando la vida común de la totalidad de nuestro pueblo. Ni oportunismo ni demagogia.

Los jóvenes de La Cámpora, del Movimiento Evita, del Colectivo Militante, del Frente Transversal, de Colina, de Carta Abierta, de la Juventud Sindical, del Partido Justicialista, del Partido de la Victoria, del Frente Grande, de MILES, del Partido Comunista, del Partido Solidario, de Nuevo Encuentro, del Partido Comunista-Congreso Extraordinario, del Partido Humanista, los socialistas K, FORJA, los radicales K, todos unidos y organizados seremos nosotros los que iremos a la conquista de ese voto, pero no podemos hacerlo porque ustedes no tienen organizada su militancia para conquistar el voto juvenil y se niegan a ampliar un derecho político como el que estamos tratando.

Por otro lado –con esto voy a concluir- quisiera que reflexionemos los colegas de mi generación, que en esta Cámara seguimos siendo mayoría en todos los bloques. Pertenecemos a una generación diezmada, porque en nuestra juventud sufrimos una pérdida afectiva distinta a la que impone el decurso normal de nuestra finita vida. Sufrimos el dolor de la pérdida de hermanos, primos, padres, abuelos e hijos y nos hicimos viejos con ese dolor.

¡Qué alegría saber que nuestra vida y la de quienes siempre levantaron las banderas de aquellos desaparecidos cuya pérdida nos irrogaron hoy revalorizan a la juventud, porque empezamos a aceptar a la militancia juvenil en la política, en lo gremial, en la fábrica, en los barrios, y también les damos la oportunidad de ejercitar el derecho al voto! Seguramente después nos van a exigir reformar la Constitución para también tener derecho a ejercer la representación popular de su franja etaria.

Como dijo un compañero el otro día en la comisión, no queremos a esos jóvenes transformados en adultos, con pensamiento adulto y racional; los queremos votando, gritándonos y llamando al niño que nosotros tenemos dentro, invitándonos a transgredir, a ser anárquicos, a contravenir las normas impuestas por moralinas y prejuicios que ya no tienen sostenimiento ni en la Argentina ni en esta región. Por lo tanto, dar el voto a los jóvenes significa –por lo menos para quien habla- reivindicar a la juventud, a nuestra generación, a las banderas de nuestros desaparecidos y saber que serán los jóvenes los que también se podrán preparar para votar a partir de los dieciséis años a fin de seguir llevando sus banderas hasta la victoria, siempre. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Landau.- Señor presidente: voy a citar algunos antecedentes de este tratamiento legislativo. Quiero recordar que hasta el año 2010, aunque la mayoría de edad para ejercer derechos civiles se cumplía a los veintiún años, se entendía que la capacidad para votar debía ejercerse a partir de los dieciocho. Pero es a partir del año 2010 que este Congreso consideró que el proceso de maduración de los jóvenes había avanzado lo suficiente como para otorgarle la plenitud de los derechos civiles y estableció entonces la mayoría de edad a los 18 años. Ya existía antes de esa fecha la emancipación antes de los 21 por casamiento o por acceso a título habilitante.

De hecho, hay que recordar que un 15 por ciento de los nacimientos en Argentina son de padres menores, entre 15 y 19 años, y esos padres aportar al sostenimiento de sus hogares. En el orden penal, los menores a partir de los 16 ya tienen responsabilidad penal y son punibles por delitos graves imputables penalmente que merezcan pena mayor a los dos años, y juzgados. En la esfera laboral a los 18 años pueden trabajar libremente por la ley de contrato de trabajo, pero con 16 pueden hacerlo con autorización paterna, y ésta se presume si viven independientemente de la familia. Hay que recordar que casi un 10 por ciento trabaja más de 20 horas semanales y pueden de hecho afiliarse por esta situación de enmarque dentro de la Ley de Contrato de Trabajo y de Asociaciones Profesionales a cualquier asociación profesional a partir de los 14 años, y obviamente pueden votar.

El 88 por ciento de los jóvenes de entre 16 y 18 años estudia, pueden conducir una moto y con autorización de sus padres pueden obtener la licencia para conducir. Incluso en el proyecto de Código Civil Unificado se reconoce una capacidad progresiva a los menores a partir de los 13 años para que puedan decidir sobre su persona y sus bienes, es decir que el derecho considera su voluntad como válida en determinados actos jurídicos.

Ello implica, señor presidente, que la franja de ciudadanos de entre 16 y 18 años puede ejercer por sí derechos en materia laboral, gremial, familiar y está sujeta a la coerción del Estado en materia penal. De modo que si ese imperium el Estado ya lo aplica a los menores, parece justo reconocer la posibilidad de participar efectivamente con su voto en la conformación de la voluntad colectiva de la ciudadanía, que precisamente se expresa en relación con la orientación general del Estado. Si las leyes penales, laborales, de familia, gremiales, etcétera, se aplican, ¿cómo no participar del debate previo a la discusión de esas materias? Pero no puedo terminar la exposición sin referirme a las críticas que ha merecido el proyecto por parte de los señores diputados y senadores de otros bloques. Sólo advierto en esas opiniones diferencias por cuestiones terminológicas.

En primer término, todo parece girar en torno a la modificación de la palabra “ciudadano” por “elector” que se ha efectuado en todos los artículos del Código Electoral en que se encontraba consignada la primera palabra. La crítica expresa es que se vacía el contenido de ciudadanía ya que no hay más ciudadanos sino sólo electores. Se pretenden aquí ver fantasmas donde sólo se ha efectuado una corrección terminológica propia de la materia electoral que trata el código de rito.

Este Código utilizaba alternativamente ambos términos sin que hubiera un significado diferente en la elección de cada uno de ellos en cada caso. Por ello, precisamente al contrario de lo que manifestara la oposición, lo que se ha buscado es evitar que hubiera diferentes interpretaciones de ambos términos, unificando su utilización en el más propio de un Código Electoral.

Si es un Código Electoral, ¿qué más propio que “electores” y no “ciudadanos”? El término “ciudadanos” se mantiene en la ley respectiva, la 346, que establece en su artículo 8º quiénes tienen tal carácter. En segundo término, se critica que el kirchnerismo está menoscabando a los adolescentes de 16 al establecer una distinción con los de 18 y no obligarlos a sufragar. Algunos han señalado: “Si todos tienen capacidad, la igualdad debe ser para todos”.

Esto no es así. La obligación se establece para todos por igual, en un todo de acuerdo con el artículo 37 de la Constitución Nacional. Solamente se ha excluido a los jóvenes electores menores de 18 años de la penalidad que la falta de ejercicio que tal obligación acarrea, igualándolos a los mayores de 70 años, que han tenido esta excepción desde hace muchos años. En ese sentido, no recuerdo que nadie de la oposición haya planteado que la excepción de la obligación de votar de los mayores de 70 años –contenida en el inciso a) del artículo 12 , era un menoscabo a los derechos de esos mayores. Entonces, serán los propios jóvenes los que progresivamente asumirán su derecho-obligación hasta que la institución quede definitivamente legitimada por la sociedad. Habrá quien quiera ejercerlo y quien no; para eso pasarán por una elección no obligatoria.

Seguramente este carácter será provisorio hasta el momento en que la práctica lo torne definitivo. El ejercicio efectivo irá consolidando el derecho. También se ha planteado que habría una discriminación hacia los extranjeros naturalizados que recién votarían a los 18 años , en relación con los argentinos nativos y por opción, que votarían a los 16. En ese caso la diferencia radica en que el artículo 2° de la ley de ciudadanía número 346 establece que los extranjeros mayores de 18 años residentes en la República con dos años continuos pueden manifestar su voluntad de ser ciudadanos por naturalización ante los jueces federales de su sección.

Consecuentemente no existen ciudadanos naturalizados menores de 18 años que puedan ser afectados por la norma y que puedan sentirse discriminados. Luego de las discusiones del proyecto original en el Senado se decidió no modificar las normas en cuanto a los derechos de los extranjeros para obtener la naturalización o el derecho a ser electores. Por eso no se modificó el artículo 2° de la ley 346 y tampoco se incorporó a los extranjeros con dos años de residencia en el artículo 1° del Código Electoral.

Las reformas serán progresivas y en el futuro podrá reverse la posibilidad de su inclusión. Esta es la intención, porque incluso fue manifestado por los autores del proyecto durante la deliberación que se llevó a cabo en el Senado de la Nación. También deberán irse armonizando paulatinamente todas las normas relativas a la franja etaria de 16 a 18 años en materia civil, comercial, laboral y de responsabilidad penal juvenil. Finalmente, quiero referirme a las voces que ven en este proyecto una especulación electoral, porque –según han dicho no estamos discutiendo el voto dentro de la concesión de otros derechos. Evidentemente esa no es más que una expresión de odio o de impotencia, quizás ante el fracaso electoral de la fuerza política a la que pertenece el diputado que lo manifestó.

Justamente, este gobierno se ha caracterizado por el reconocimiento de más y mayores derechos a todas y a todos: a los niños, a los adolescentes, a los mayores y a las mujeres. Se han olvidado de las normas impulsadas por el gobierno nacional que han establecido la asignación universal por hijo, la ley de matrimonio igualitario, la ley de identidad de género, la ley de elecciones primarias, la modificación de la mayoría de edad, los beneficios previsionales y laborales para las empleadas domésticas, la universalización de las jubilaciones, etcétera. ¡Tienen la memoria muy frágil! Para nosotros resulta muy fácil defender este proyecto. Se trata del otorgamiento de nuevos derechos y de la ampliación de la base democrática de la Argentina.

Resulta mucho más difícil ponerse en la posición inversa. Por ende, queda en claro que de un lado estamos los que otorgamos los derechos y, del otro, los que se oponen al otorgamiento de dichos derechos. (Aplausos.)}

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba, quien compartirá el tiempo con el señor diputado Tunessi.

Sr. Negri.- Señor presidente: voy a informar en parte el dictamen de minoría del radicalismo procurando desdramatizar esta discusión, ubicarla en su justo término y saber qué estamos debatiendo hoy. En primer lugar, quiero hacer una referencia brevísima a los diputados preopinantes sin faltarles el respeto. Nosotros no venimos a discutir, a veintinueve años de recuperada la democracia, la paternidad de la historia en la Argentina.

Eso, primero, es un acto de soberbia, después, de imbecilidad y, finalmente, es no conocer lo que sucedió en el pasado y en función de ello construir el futuro.

Solamente venimos a debatir historia y queremos construir lo mejor para el país, partiendo de la base de que las naciones son el resultado de lo que aprenden sus pueblos y también son producto de aciertos y errores. En segundo término, no somos nadie para otorgarle derechos a alguien (NdE: este mismo argumento fue sostenido con las mismas palabras por el senador oficialista Aníbal Fernández, al fundamentar el proyecto de su autoría, en la sesión anterior de la Cámara alta).

Las sociedades empujan por el reconocimiento de mayores derechos, y si algo ha logrado la juventud y lo ha hecho mejor que nadie , ha sido a los empujones y no porque el Estado haya sido muy generoso con los jóvenes en la Argentina, aun en la actualidad. Una cosa que nos une con el dictamen de mayoría es el reconocimiento a la ampliación de derechos desde los 16 años.

Esto en términos generales.

Además, es algo que tiene que ver con nuestra historia, que no voy a repasar, pero puedo mencionar las revoluciones de 1903 y de 1905.

Pero para ser más contemporáneos puedo nombrar algo que no es patrimonio de un partido y que se relaciona con algo que mencionó el diputado preopinante como un tema menor, que es qué calidad de derechos se tiene cuando se es ciudadano y cuando se es elector. Hoy recordamos veintinueve años desde el retorno a la democracia.

En 1983 la juventud no sólo empujaba por un reconocimiento político sino que se habían perdido los derechos civiles, que constituyen la otra categoría más importante, y la libertad de pensar y de expresarse. Habíamos sido invadidos por los miedos y por la pérdida de la vida. Entonces, no se puede capitalizar este hecho como si fuese el resultado de la gestión personal de un dirigente político. Es el resultado de la muerte, que no tiene dueño, y es el resultado de la vida, de la cual son dueños todos los que la han podido defender.

Tenemos tres diferencias sustanciales con el dictamen de mayoría, que reconozco que son muy grandes y que se relacionan con lo que señaló el diputado preopinante.

La primera de ellas es que consideramos que el dictamen de mayoría es discriminatorio; en segundo lugar, busca en el atajo del artículo 37 de la Constitución Nacional para ver cómo la expansión del derecho no termina siendo obligatoria, y aunque digan que lo es, termina siendo optativa, es decir, absolutamente voluntaria.

La tercera diferencia muy importante –lo digo con respeto que tenemos con el diputado preopinante como filosofía, como concepto, tiene que ver con el carácter de elector y de ciudadano. Esto se ha discutido mucho en el mundo; aún sociólogos actuales siguen debatiendo sobre esto. En cuanto al primer proyecto, ojalá lo hubiesen modificado, porque fueron por la ampliación de derechos.

Sin embargo, aquel proyecto del senador Fernández quería hacer votar hasta a los extranjeros, pero quedaban afuera los de 18 años naturalizados. Nuestro dictamen contempla la facultad desde los 16 años y la obligatoriedad para votar a los nativos por opción y también a los naturalizados. Por otra parte, la obligatoriedad no es un tema menor.

Es más, la Constitución del 94 reformada le dio al derecho electoral una jerarquía constitucional que hasta ese momento no tenía. La obligatoriedad no es una cuestión que pueda escabullirse por algún lugar. Con anterioridad a la Constitución de 1994 estaban las razones excusatorias, después, las infracciones del Código Electoral. ¿Qué hicieron? Muy sencillo. Para que no fuera obligatorio, buscaron la modificación en el Código Electoral del artículo 18 y lo pusieron dentro del Registro de Infractores, que no va a merecer ningún tipo de sanción. ¿Para qué amañar las cosas?

¿Dónde está la razón? ¿Dónde se plantea el problema y esa diferencia que hasta ahora nadie pudo explicar, después de tanta verborragia en el discurso de la defensa de derechos que se reconocen y se amplían y que nadie los va a detener? Que sea obligatorio; las otras responsabilidades las va a asociar el Estado y la sociedad en su conjunto. Ahí vamos a creer en la maduración de nuestros jóvenes en la responsabilidad política. No hay argumento para sostener lo contrario.

En tercer lugar, para nosotros no es un dato menor la diferencia entre elector y ciudadano. Esto tiene que ver con la calidad de la democracia. La cuestión de la democracia formal ya está explicada y escrita. Si el elector tiene un signo de igualdad es el derecho a votar. Pero hoy la sociología en general fundamenta la necesidad de tres derechos para definir la calidad de ciudadano, y todos los cientistas sociales se refieren a ello; por ejemplo, Marshall, que es un sociólogo inglés, dice que la calidad de ciudadano en una democracia es sinónimo de una democracia participativa, activa, abierta y que comprende la totalidad de los derechos. No se trata solamente de la calidad de elector después de modificar ocho leyes por un problema de plata, como ocurre con la ley de financiamiento , que en una democracia formal significa que te lleven para votar y que después el Estado te abandone en el reconocimiento de los otros derechos.

Los tres derechos fundamentales son: los derechos civiles, los derechos sociales y obviamente los derechos políticos. Sobre eso tenemos mucho que hablar. Nosotros no modificamos ninguna de las siete u ocho leyes que sí se reforman en el dictamen de la mayoría, porque para nosotros es sagrado mantener lo que significa el avance en el reconocimiento de la calidad de ciudadano, no porque se lo reconozca formalmente sino porque es el reconocimiento a un derecho que el habitante que los tiene en plenitud puede exigir y demandar al Estado que le dé respuesta ante las ausencias que tiene, y fundamentalmente es un derecho para los jóvenes.

Por eso, no es un dato menor, y los dirigentes políticos jóvenes del Frente para la Victoria y los que se consideran progresistas deberían tener como norte la obligatoriedad del ejercicio ciudadano y no solamente el requisito formal de votar, porque ésa sería una satisfacción absolutamente momentánea.

Finalmente, quiero señalar un tema central. ¿Qué nos está pasando? Algunos creen que podrán festejar mucho lo que se vote hoy, y en general yo coincido, y creo que todos también. No creo que haya mucha diferencia. Pero en su justa medida, porque si el concepto que se tiene del derecho del ciudadano no tiene la respuesta a los otros dos aspectos, no estaríamos haciendo nada más que reconocer la ampliación de un derecho sobre la cual estamos de acuerdo, pero basta con repasar dos o tres cosas.

Quiero señalar en qué situación se encuentran hoy los jóvenes en la Argentina, tomando los datos del Observatorio de la deuda social en nuestro país, que considera la situación de los adolescentes entre 13 y 17 años. El déficit de la cobertura de salud es del 43 por ciento; el de medio ambiente, 48 por ciento; las condiciones de saneamiento, 46 por ciento; la tasa de pobreza, casi 37 por ciento; la indigencia, 9,8 por ciento; las necesidades básicas insatisfechas, 21 por ciento.

Según la Asociación Civil Argentina del proyecto Educar y la UNESCO consideran que en la región argentina solamente el 43 por ciento culmina sus estudios secundarios. Según el censo del propio Moreno para 2010 del total de jóvenes entre 18 y 24 años solamente el 20 por ciento realiza estudios superiores. Ni hablar de la salud, del flagelo del paco, que no sólo no te incluye sino que te saca definitivamente de la sociedad, arrastra al padre, a la madre, a la familia entera, quienes pierden toda expectativa de inclusión. Es en el empleo donde más se nota la caída frente a la ausencia de políticas para los jóvenes.

De los adolescentes ocupados entre 15 y 18 años el 84 por ciento trabaja en negro; cantidad de embarazadas adolescentes que crece en forma agigantada. Por eso hoy venimos a decir “sí” a la ampliación de los derechos. En este caso estamos hablando de la ampliación de uno de los derechos: el electoral. Sin embargo, está absolutamente ausente la política del Estado para resolver lo que debería ser la principal demanda, es decir, las asignaciones pendientes respecto de los derechos civiles y sociales.

No es cuestión de creer solamente que el titular de los derechos viene a reconocérselos a alguien pues sabemos de la ausencia y el bache enorme que existen en esta materia frente a la expectativa de una sociedad que se siente excluida, al margen, con un Estado que no la asiste ni tampoco le brinda respuestas. En estos días se ha dicho que vamos hacia una epopeya y que recordáramos el voto femenino, que es lo mismo.

Digo esto respetuosamente: el peronismo debería manejar este tema mejor que nosotros, y sabe que es absolutamente distinto porque era otro tiempo y otra historia. Si hay algo que debemos reconocer es la impronta que el reconocimiento del voto femenino implicó en términos políticos y sociales. Esto fue la consecuencia del avance en el reconocimiento de otros derechos que estaban ausentes y que no se habían recuperado totalmente.

Entonces, no comparemos. Aquello fue el resultado de un progreso que pudo no detenerse por mucho tiempo, salvo por el desencuentro de los argentinos. Vamos a ampliar un derecho. Sí estamos de acuerdo en términos de la edad, pero falta la respuesta del Estado frente a las políticas sociales abandonadas en los últimos veinte o treinta años en la Argentina. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Tunessi.- Señor presidente: complementando lo manifestado por el señor miembro informante del dictamen de minoría, quisiera reflejar la clara posición que tiene la Unión Cívica Radical en términos de ampliar la base de los derechos y relegitimar permanentemente el proceso democrático con mayor participación. El oficialismo se queja de que nosotros caracterizamos muchas de sus iniciativas como una decisión especulativa o cargada de oportunismo; siempre la mezquindad del cálculo político se antepone a los nobles objetivos de expandir y dar más derechos.

Nos tienen acostumbrados a que las banderas más nobles, los propósitos más importantes, sean utilizados con otras finalidades subalternas, menores. Han arrastrado muchas de las grandes banderas de las mayorías populares para usarlas con fines innobles. En consecuencia, tenemos derecho a pensar que en este caso no los mueve una verdadera intención de ampliar la base de sustentación de la democracia y dar más derechos a los jóvenes sino la mezquindad de un mero cálculo. Sin embargo, no estamos convencidos de que los jóvenes vayan a votar por la opción del gobierno.

Creemos que hay que dar lugar a la rebeldía, a las ilusiones, a los sueños y al pensamiento de los jóvenes, que son mejores siempre y tienen menos contenido de especulación, menos carga de cálculo, más idealismo, más nobleza, más altruismo. Por eso hay que brindar ese lugar a los jóvenes en el contexto de la ampliación de uno de sus derechos.

No nos vamos a oponer a la idea de que los jóvenes voten porque sería contrariar nuestros principios y nuestra historia, desconocer la lucha del involucramiento de los jóvenes en las grandes causas nacionales que ha protagonizado el radicalismo desde fines del siglo XIX hasta la actualidad. En todas esas luchas ha habido una extraordinaria proliferación de jóvenes, que impulsados por la nobleza de sus ideales hicieron posible el avance de los derechos en la historia política argentina. Muchos de ellos pertenecen a las filas de la Unión Cívica Radical.

En la conquista del voto universal y obligatorio, en las reformas políticas, en la reforma universitaria, en las luchas sociales, en la noche más aciaga de la Argentina, la dictadura, muchos de esos jóvenes han ofrendado su vida para tener un pensamiento propio.

 ¿Cómo podríamos estar en desacuerdo con que los jóvenes voten, se involucren, tengan participación, nos interpelen, como se dijo acá, nos cuestionen y tengan la irreverencia propia de la juventud, la frescura y los ideales que nosotros añoramos en muchos casos? - Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, profesora Norma Amanda Abdala de Matarazzo. Sr. Tunessi.- No podríamos estar en desacuerdo, pero queremos advertir que estamos frente a una población vulnerable que –como se ha dicho- padece de mucha discriminación. No se trata de hacer una manipulación desde la política dándoles derechos a los jóvenes ni de que nosotros hagamos una concesión.

En todo caso es la lucha de la juventud argentina a lo largo de la historia la que ha conquistado estos derechos. Además tienen derecho al trabajo, a la educación, a la recreación, a formar una familia y tener una vivienda, a tener un futuro distinto, porque muchos de ellos no lo tienen en nuestro país. Ni siquiera tienen acceso a un medio de transporte digno.

Carecen de derechos básicos, que están absolutamente vulnerados. Para ser coherentes los invito a leer la reforma que estamos impulsando en la legislación civil, específicamente respecto de la capacidad y los derechos de los jóvenes, porque las leyes vigentes tienen un claro atraso. Nos dicen que debemos anticiparnos a la agenda del gobierno y la Unión Cívica Radical ha impulsado en esta Cámara iniciativas sobre esta materia. Pareciera que si no votamos afirmativamente estamos en contra del derecho de los jóvenes, pero los invito a que revisen los proyectos presentados en este Parlamento por la Unión Cívica Radical, que plantean un programa de acción nacional para la juventud, el empleo joven, que hemos promovido desde nuestro bloque; la formación juvenil, el polo nacional de la juventud, etcétera. ¿Por qué no consideramos tales cuestiones?

Por otra parte, cuál es la razón por la que no vamos hacia la aprobación de la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes, que claramente establece la posibilidad de dar a éstos el derecho de ciudadanos y no de meros votantes. Los invitamos a que integralmente analicen esta visión, sin pensar que se trata de cálculos especulativos. Nosotros vamos a votar por la obligatoriedad del voto juvenil; el sufragio voluntario me parece demasiado liberal para nuestra democracia, y no se contextualiza con la idea histórica del peronismo.

Háganse cargo de pensar qué ocurre en el resto del continente latinoamericano; advertirán que las mayorías resultan conformadas con el voto obligatorio y no con el voluntario. ¿Qué es esto de quitar lo que oportunamente plasmamos en la legislación, es decir, el voto secreto, universal y obligatorio, y no el sufragio voluntario? Queremos personas jóvenes plenas que voten, que tengan el derecho y la responsabilidad ciudadana de contribuir a la consolidación de esta democracia que es de todos los argentinos. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Zabalza.- Señora presidenta: venimos con la mejor voluntad de honrar el tema que nos convoca: el proyecto que incluye la participación de la juventud argentina y la ampliación de sus derechos políticos. Hoy, nos situamos en una Argentina que ha transitado doscientos años desde que dejamos de ser colonia, en una marcha institucional que enfrentó períodos de organización y desorganización nacional, hasta que finalmente nos dimos nuestra Constitución; sin embargo, siempre se trató de una marcha hacia adelante.

Asimismo, oportunamente iniciamos un camino democrático con la sanción de la ley Sáenz Peña –que hace poco cumplió cien años , que establece el sufragio obligatorio, universal y secreto. Ha habido diferentes vaivenes, violaciones a la soberanía popular a raíz de golpes de Estado que dramáticamente condicionaron nuestra democracia, que se sucedieron con mayor intensidad represiva a medida que se avanzó en el tiempo. Ayer, evocamos veintinueve años del triunfo electoral del radicalismo, encabezado por Raúl Alfonsín, quien marcara un claro quiebre: nunca más a las violaciones de los derechos humanos, nunca más a las violaciones del modelo democrático.

Esto, no ya como mera expresión de deseos sino porque tenemos la seguridad de que ésta es la convicción que alberga la mayoría de las conciencias de los hombres y mujeres de nuestro país. Gracias a ello pudimos sortear, en democracia, la grave crisis de 2001, echando las bases –así deberíamos entenderlo para que todos nos comprometamos con la necesidad de mejorar la democracia actual. No nos equivoquemos. A pesar de ser un viejo concepto, vale la pena recordarlo: la democracia no es un regalo menos aun para los sectores populares, los que menos derechos tienen , sino un valor por el que hay que luchar permanentemente perfeccionándolo y mejorándolo. Quizás todos, y sobre todo quienes militamos políticamente, debiéramos hacernos una pregunta al final del día: ¿qué hemos hecho hoy para mejorar la democracia en nuestra patria?

A nuestro entender, nadie es el dueño de la democracia, con excepción del pueblo soberano; y todos debemos trabajar para mejorarla día a día. Vivimos un tiempo muy particular no sólo en la Argentina sino también en el resto del mundo, porque se han profundizado los disvalores de una sociedad consumista, como sistema. Esto podríamos sintetizarlo en la aspiración de la persona a tener más y no a ser más. La juventud actual ha nacido y crecido en la era de la imagen, muy impactada por la cultura de la televisión e Internet; y muchos jóvenes –no todos se vinculan al mundo y al conocimiento más por medio de soportes digitales que a través del papel y la imprenta.

Este es un poderoso influjo que quizá marca diferencias con los que como quien habla tenemos unos cuantos años y en la vida hemos tenido estímulos y posibilidades diferentes, entendiendo que los logros positivos siempre son fruto del esfuerzo y el trabajo en común. Guillermo Estévez Boero tuvo una preocupación sustancial y permanente por la juventud argentina.

En la presentación de uno de sus proyectos de ley de juventud sostuvo que la juventud es futuro, proyección, que se es joven porque se tiene un tiempo por delante, es una etapa de proyección y práctica que nos prepara o no para lograr realizaciones a lo largo de la vida. Nosotros rescatamos una línea de comportamiento de la juventud argentina porque siempre hubo jóvenes que no bajaron los brazos, que no lucharon por objetivos personales y marcaron un camino al resto del pueblo.

Así fue la acción de French y Beruti en la Revolución de Mayo, con jóvenes como Belgrano y Moreno en la Junta de Mayo; los jóvenes en los ejércitos de la independencia nacionales, a quienes sumamos a las Niñas de Ayohuma, Manuela Pedraza y Juana Azurduy; la Joven Argentina de Esteban Echeverría con su acción en los tiempos de la organización nacional; los jóvenes de la reforma universitaria de 1918, ejemplo dado al mundo desde Córdoba que transformó los contenidos feudales de la enseñanza, democratizándola y abriendo las puertas de la universidad argentina al pueblo, con esta vieja consigna de unidad obrero estudiantil que durante muchos años signó la prédica de nuestros estudiantes; los jóvenes de FORJA, con Scalabrini Ortiz, Jauretche y Dellepiane, que condenaron a la Década Infame; el joven Alfredo Palacios, que a los 25 años fue electo diputado nacional por la Boca; los jóvenes del 17 de octubre de 1945, que ocuparon espacios en los sindicatos e impulsaron el acceso del pueblo trabajador a la participación en el poder político de la Nación; los jóvenes de Malvinas, entre los cuales incluyo a los que homenajeamos, que hace más de 40 años eran jóvenes; los jóvenes que recuperaron la democracia después de cada golpe de Estado, con sus mártires y sus movilizaciones, siempre dando, nunca pidiendo.

Debemos un gran homenaje a la juventud argentina. Humildemente en nuestras gestiones tenemos dos ejemplos que me parece muy importante citar.

A principios de 2002 se instauró en la ciudad de Rosario el presupuesto participativo en medio de la crisis de representación que vivían las instituciones argentinas. Creímos que era necesario abrir democráticamente las puertas de todo lo que significa gestión en transparencia a la participación ciudadana. Eso es lo que nos da legitimidad y ayuda a profundizar un sistema transparente.

Más tarde, en 2005, se instauró el presupuesto participativo joven, cuando se eligieron delegados en las escuelas de cada uno de los seis distritos que tiene la ciudad de Rosario, porque es una ciudad descentralizada. Esos jóvenes presentan proyectos que se votan en 130 lugares que se instauran en la ciudad para que la gente vote a favor de sus iniciativas. Los proyectos de los jóvenes significan más cultura.

Por ejemplo, hablan del espacio público barrial que debe mejorarse desde las mismas plazas. Las iniciativas de los jóvenes hablan de cómo invertimos más en capacitación para que tengan trabajo.

O sea que existe una actitud absolutamente positiva y constructiva, pensando más en la sociedad, pero como jóvenes. El otro proyecto, encabezado por quien fuera gobernador de la provincia de Santa Fe –Hermes Binner-, habla de un gabinete joven en la provincia de Santa Fe.

 ¿Cuál es el sentido?

Hasta ahora se trataba de secretarías de la Juventud, donde los jóvenes hablaban con los jóvenes. Este proyecto es diferente, porque incluye el diálogo intergeneracional, porque los jóvenes están presentes en todos los ministerios. No sólo debaten entre pares, sino que aportan su mirada joven sobre los problemas de la sociedad en su conjunto, y no simplemente sobre la coyuntura que aqueja a los jóvenes.

Por eso nosotros estamos convencidos de un camino, porque la juventud es una gran concentración de fuerzas biológicas. La responsabilidad que tenemos como sociedad consiste en canalizar esa fuerza hacia adelante, como si fuera el cauce de un gran río, para que no se desborde ni se atrofie. Resulta imprescindible que la sociedad se preocupe por el espacio de los jóvenes, para canalizar correctamente esa energía juvenil en construcción, palabra a la que le damos un profundo significado.

No queremos jóvenes muertos ni por los tiros ni por la droga ni por la marginalidad; queremos jóvenes vivos que den lo mejor de sus ideas y de su acción, con el fin de construir –con mayúsculas- un país para todos. Por eso valoramos como positiva lo incorporación de los jóvenes a la ejercitación de los derechos políticos. La ampliación de la franja del derecho a votar entre los 16 y los 18 años servirá para ampliar la base de sustentación de nuestra democracia.

Mejorar la democracia implica abrir y consolidar espacios de participación. Por ello no tenemos dudas de dar este debate en el seno de la sociedad. Nos preocupa que hoy las encuestas estén hablando de que existe una mayoría de la sociedad y de jóvenes que no están de acuerdo con la ampliación de los derechos ciudadanos a partir de los 16 años. Para ello también existen las organizaciones políticas vivas, que quieren trabajar en el seno de la sociedad para modificarla positivamente, para defender valores y para tratar de convencer a la mayoría de la gente de cuál es el camino correcto al entender de cada organización.

Nosotros, como FAP, hemos emitido nuestro dictamen, porque todas las fuerzas que integran este Frente están convencidas del objetivo de aprobar la ampliación de los derechos a los jóvenes de 16 a 18 años. No compartimos el dictamen de mayoría. Por eso no lo vamos a acompañar. No estamos de acuerdo con que se exceptúe a los jóvenes de la obligación de votar.

Nos parece un tema crucial. A nuestro entender, no existe lógica alguna en ello. En primer lugar, debemos cumplir con lo que prescribe la Constitución Nacional, pequeño tema. En segundo término, existe un tema profundamente conceptual desde lo político, basado en el hecho de ver la realidad sobre valores y no sobre hechos coyunturales, sobre todo tratándose de jóvenes. La sociedad abre un derecho más, que es un tema no menor y la construccción democrática implica que todos participemos en ella, porque somos receptores de esos derechos.

Pero en cualquier democracia que funcione, si hay derechos, hay deberes para los que participamos; cada ser humano no es de palo. Nosotros tenemos que requerir a cada ser humano una conducta que signifique un compromiso con la sociedad, en el sentido de que ésta debe garantizar derechos y cada uno de nosotros debe tener deberes para que esos derechos puedan ser efectivos para toda la sociedad.

En este caso, si hay un deber que nosotros tenemos que reclamar a los jóvenes es que hay que participar en el deber de votar; es el mínimo deber exigible en un acto tan trascendente como el de votar. No hay ninguna duda –a nuestro entender- de que con el voto opcional lesionamos a la propia democracia.

El hecho de ejercer la opción tiene obviamente sentido para los mayores de setenta años, por cuestiones mecánicas, pero nunca puede tener un sentido lógico para quienes han dado pruebas fehacientes de que tienen todas las capacidades para asumir las responsabilidades que la sociedad les abre. No aceptamos que voten solamente los que están interesados en la política. Pensamos que como sociedad debemos empujar a todos a tomar definiciones concretas frente a uno de los actos más trascendentales de nuestra democracia, como es votar.

 Además, creo que en una sociedad como la nuestra, permeada de disvalores y de oportunismos políticos, abrimos el cauce a elecciones restringidas al no asegurar la obligatoriedad de ese voto. Nuestra convicción es que la lucha por los ideales se sostiene por los valores; en esto no hay atajos, y menos frente a la juventud argentina. En el mismo sentido –también lo planteamos en nuestro dictamen- creemos y sostenemos que la calidad democrática de una sociedad no hay que medirla exclusivamente por el número de los que puedan participar, sino también, de acuerdo con lo que dice Bobbio, por la forma como se ejercen nuestros derechos.

En nuestro dictamen propugnamos acompañar esta iniciativa para el mejoramiento del sistema electoral vigente en la Nación en el sentido de transparencia, de mayores mecanismos de control, de la independencia de cada ciudadano en el momento de ejercer su voto. Asimismo, hemos insistido con el tema de la boleta única, que lamentablemente tenemos sin tratamiento en la Comisión de Asuntos Constitucionales de la Cámara de Diputados.

Mi compañero Omar Duclós se referirá a una cantidad de elementos más que contiene nuestro dictamen cuando le corresponda hablar en representación del FAP. Yo simplemente quisiera terminar esta participación con dos frases. Decía Alfredo Palacios, tomando una cita del socialista francés Jean Jaurés: “¡Jóvenes, yo os envidio, tenéis un mundo por construir!” Y decía nuestro inmortal José Ingenieros en Las fuerzas morales: “Juventud que no embiste, es peso muerto para el progreso de su pueblo.” (Aplausos.)

 Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires, que comparte su tiempo de veinte minutos con la señora diputada Ivana María Bianchi.

Sra. Gambaro.- Señora presidenta: voy a fundamentar nuestro rechazo al dictamen de mayoría en los siguientes términos: la Constitución Nacional reconoce derechos y nosotros en el Congreso reglamentamos su ejercicio. La Constitución, en su artículo 37, habla de que el voto es universal, igual, secreto y obligatorio.

Cuando reglamentamos en las leyes el ejercicio de estos derechos, buscamos que se cumpla el cometido. Varios fallos, no solamente de nuestra Corte, sino de Tribunales internacionales, dicen que de nada sirve tenerlo en la letra muerte, si después no hay mecanismos para su efectivo ejercicio. Entonces nuestra obligación es garantizar ese derecho a voto en un sistema jurídico. Nosotros vamos a hacer una modificación en la ley electoral, que se introduce en un sistema jurídico y que tiene que ser autosuficiente, porque si deja blancos puede existir interpretación y libre voluntad. La Constitución nos indica que es obligatorio.

El señor diputado Landau mencionaba las excepciones o las distintas capacidades que tiene hoy el Código Civil. Es cierto se que se le reconocen capacidades. También hay que mencionar que hasta los 18 años la regla es la incapacidad.

La Convención sobre los Derechos del Niño establece que los menores de 18 son niños. Entonces, las excepciones que nosotros podemos agregar a la incapacidad las hacemos cuidando que la reglamentación y toda la ley que se dicte, no solamente en la ley electoral, sino en todas las de acceso, garanticen vuelvo a la Constitución y al artículo 37 ese ejercicio igual del voto. Me permito traer alguna información del nuevo proyecto de Código Civil, que estamos tratando y que algunos hemos empezado a leer.

El año pasado o el anterior nosotros bajamos la edad de 21 a 18, no porque nos parecía correcto, sino porque había mucha doctrina civil que lo venía diciendo, y el Código Civil nuevo lo incorpora.

Sigue trayendo la capacidad progresiva, que significa que todos los menores de 18 años con distintas denominaciones jóvenes, niños, adolescentes, niñas necesitan de un cuidado especial.

 Entonces, desde el punto de vista laboral, establece que se necesita la autorización de los padres, pero se puede eximir de esa autorización si el niño muy joven cuenta con un título profesional habilitante. Es decir, tiene capacidades para ejercer ese derecho.

En temas civiles puede el niño, inclusive, ir en contra de sus padres, pero hace en el marco de una causa judicial y con un juez que lo asiste. Lo mismo sucede en relación con los temas comerciales, donde existen muchísimas limitaciones.

Pero si esta dañado su patrimonio -si lo tiene , puede acudir a un defensor que en instancia judicial, otra vez, garantizando los derechos de ese niño, puede hacerlo. Después, en el tema penal el doctor Landau mencionaba que es verdad que son imputables entre los 16 y 18 años.

Lo que tenemos que mencionar es que las penas de multa no se le aplican, y casualmente las penas por delitos electorales son de multa. Hoy la obligatoriedad para el resto de los ciudadanos se determina por el pago de una multa cuando no se concurre a votar.

Entonces, aunque hubiéramos olvidado de incluirla en el dictamen de modificación de la ley electoral, de todas maneras no podemos aplicar la multa porque hay otra legislación vigente. Hace muchos años que esto no se permitiría.

Estas señales nos indican que estamos en un sistema, y no estoy hablando del Código Civil vigente –que va a ser modificado-, sino del proyecto que estamos tratando ahora, donde establecemos capacidades especiales. ¿Para qué son esas capacidades especiales?

Para garantizar igualdad en el ejercicio de los derechos. Nada dice el dictamen respecto de qué medidas debe tomar el Estado para que todos, los jóvenes y los niños, voten en igualdad de condiciones.

La ley de educación lo dice: hasta los 18 años, se deben establecer en toda la Nación y las provincias cada una con su criterio programas progresivos que les permitan adquirir toda la información y formación necesarias para ejercer su soberanía. No sé si llegamos nosotros a que las provincias hagan las modificaciones para que aquellos jóvenes que hoy están en 4º o 5º año del secundario empiecen a hacer los simulacros de votación, empiecen a saber las diferencias entre elecciones legislativas y presidenciales, empiecen a saber que el voto es secreto y que no pueden hacerlo a viva voz, y empiecen a saber que deben entrar solos al cuarto oscuro.

Esto lo tienen que empezar a hacer a partir del primer año. No llegamos a hacerlo. Entonces, nos podemos encontrar en la situación de que el año que viene haya muchos jóvenes a votar, pero no sepan cómo hacerlo.

¿Qué pasa si el padre no los acompaña porque forma parte del veinte por ciento que descree de este sistema, aunque sea obligatorio y existan sanciones?

¿Quién le va a asegurar la información y la formación para que vaya a votar en completa y total libertad? No estoy diciendo aquí nada que los partidos políticos y las agrupaciones mencionadas por los diputados preopinantes no puedan suplir.

¿Qué pasa con aquellos jóvenes que hoy no participan en ninguna de estas agrupaciones? ¿Cómo van a acceder a esa información? ¿Vamos a dejar en cabeza de los padres esa responsabilidad? ¿Vamos a apresurarnos en ajustar los programas educativos en las distintas provincias? ¿Vamos a hacer una campaña de información?

¿Vamos a instruir a los presidentes de mesa para que tengan especial atención con los jóvenes que van a llegar y que tengan entre 17 y 18 años porque ellos no cuentan con la misma formación e información que los mayores de 18 años?

Cabe aclarar que esto último no se da porque ellos quieran, sino porque muy probablemente fuera de las agrupaciones políticas el Estado no les está brindando la información.

Si queremos ampliar derechos, debemos modificar y armonizar toda la legislación, justamente para que los jóvenes puedan exigir que se cumplan esos derechos. En este sentido, vuelvo al artículo 37 de la Constitución Nacional, porque es nuestra obligación garantizar esa igualdad en el voto a través del Estado y no a través de las agrupaciones o de sus propios padres. Al respecto, quisiera poner como ejemplo algo que quizás parezca una nimiedad.

Si un padre no hace un cambio de domicilio, el joven quiere ir a votar, pero el padre no lo quiere llevar en el auto, ¿cómo llega al lugar de sufragio? Cuando hablamos de formación y de participación lo que nosotros queremos hacer es ampliar esa igualdad a la que me referí con anterioridad.

Mucho se ha dicho aquí sobre la necesidad de ampliar la base electoral, y esto es así; mucho se ha dicho también sobre la reforma electoral cuando introdujimos modificaciones en lo atinente al documento con el que se podrá ir a votar. Pero toda esta información sobre cómo se debe utilizar y cómo se va a controlar no está disponible ni siquiera para los mayores de edad.

Entonces, ¿qué podemos esperar del joven que vaya a votar con su DNI si tiene que exigir un ticket, un sello o un certificado? Reitero que esta información todavía ni siquiera está disponible para los adultos. No quiero plantear esta discusión en términos de quiénes están a favor de ampliar los derechos y quiénes están en contra. Las cosas nunca son blanco o negro.

Sí puedo decirles a favor de qué estoy. Estoy a favor de que más derechos implique también mejores derechos. Para ello, toda la estructura jurídica debe ser autosuficiente y garantizar que a los jóvenes que vayan a votar no les ocurrirá lo mismo que al 20 por ciento del padrón, es decir, que a sus padres, que no van a votar ni participan del sistema político.

 En consecuencia, si es en beneficio de los jóvenes, si es para ampliar derechos y no se lo hace sólo por una especulación electoral en beneficio del propio sistema y de nosotros, los políticos, reitero: más derechos, pero también mejores derechos. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por San Luis.

Sra. Bianchi (I.M.).- Señora presidenta: aclaro que estoy a favor de nuestros jóvenes. Digo esto porque es absurdo lo que ciertos sectores quieren dar a entender, en el sentido de que quienes voten a favor de este proyecto están con los jóvenes, y quienes voten en contra, es porque no los quieren incluir en la política ni están de acuerdo con la juventud. Sinceramente, nada más lejano de la realidad.

Votar a favor de este proyecto no es creer en los jóvenes, sino utilizarlos como herramienta política. Personalmente, jamás voy a estar de acuerdo con que se utilice a los jóvenes para sumar votos.

Al respecto, me pregunto si los adultos no tenemos una deuda muchísimo más importante y urgente con ellos. Les damos derecho a votar, pero no les damos seguridad.

Todos somos testigos que día a día mueren y roban a miles de jóvenes por sus zapatillas y celulares. Les damos derecho a votar, pero no les damos un país equilibrado, con una economía sustentable.

Les damos derecho a votar, pero no les dejamos un ambiente sano, ya que no se toman medidas ambientales ni estructurales. Les damos derecho a votar, pero no les damos una buena educación ni una posibilidad laboral.

Tengamos en cuenta que un millón de jóvenes no estudian ni trabajan, el 50 por ciento abandona la escuela secundaria –que ya sabemos que es obligatoria , el 52 por ciento no comprende lo que lee y el 40 por ciento ni siquiera sabe qué pasó el 25 de mayo de 1810. ¿Alguien cree que la culpa de esto es de los jóvenes? No; la culpa es de la ley de educación que no les enseña la verdadera historia de la República Argentina.

Les damos derecho a votar, pero no les damos un trabajo ni un transporte digno, como para que puedan estudiar, divertirse, pasear y visitar a sus amigos. Les damos derecho a votar pero pretendemos despenalizar la droga. Les permitimos que se hagan daño y que también puedan dañar a los demás.

Les damos derecho a votar pero no les damos prioridad en las universidades; los vemos hacinados, sentados en los escalones, en baños contaminados, en edificios con problemas de derrumbe y poca higiene.

Les damos derecho a votar, pero no les damos una buena salud.

Les damos derecho a votar, pero hacemos que se peleen entre ellos, creyendo que en la Argentina hay dos bandos: el de La Cámpora y el de Clarín.

Pero nos equivocamos, señora presidenta. Hay una sola Argentina en la que se debe pensar, una sola Argentina que se debe tratar en conjunto y por la que todos debemos luchar para salir adelante. Es la Argentina de todos, no de unos y de otros.

Les damos derecho a votar, pero no les damos buenas herramientas en las escuelas técnicas para que puedan así estudiar y salir con un buen oficio.

Les damos derecho a votar, pero no les damos herramientas ni les informamos para que puedan tomar decisiones responsables en cuanto a la salud sexual y reproductiva, pero sí les decimos que hay otras maneras de actuar ante una situación que se podría haber evitado, aunque esta manera sea la muerte.

Les damos derecho a votar, pero no les damos la posibilidad de tener su propio hogar, su propia casa, un lugar donde puedan soñar su futuro, el de ellos con sus hijos, con sus familias. ¿Cuántos jóvenes de la República Argentina tienen acceso a una vivienda? Ninguno.

Les damos derecho a votar, pero no incentivamos su educación. Les damos derecho a votar, pero no perfeccionamos su civismo, no les enseñamos a votar. No les enseñamos para qué y por qué se vota. No les enseñamos sobre nuestra historia.

¿Y sabe qué, señora presidenta? No quiero que se cometan los mismos errores que cometimos los jóvenes de antes. Que eso no vuelva a suceder en este país.

Nunca vi en todos estos años jóvenes organizados pidiendo el voto. Pero sí vi jóvenes pidiendo oportunidades, vi jóvenes pidiendo trabajo, vi jóvenes pidiendo una mejor vida, una mejor escuela y una mejor economía. No estamos escuchando a los jóvenes.

No enarbolen la bandera de dar derechos. Sería mejor escuchar lo que nos están pidiendo a gritos. Cuba y Corea tienen el voto a los 16 años.

Esto demuestra claramente que el voto a los 16 años no es sinónimo de una genuina ampliación de derechos, sino que debe serlo de una democracia sólida y justa.

Me hubiera gustado que este proyecto del Poder Ejecutivo viniese con un plan, con un desarrollo y una capacitación para políticas para los jóvenes. No quiero dejar de nombrar a mi líder, a mi genia –como lo digo yo , que fue Eva Perón. Esa es la forma ejemplar que un verdadero peronista tiene de introducir en la Nación un cambio de estas características.

Ella fue la que incluyó y la que hizo justicia con todas las mujeres de la República Argentina. Sus misioneras, las misioneras de Evita, capacitaban a todas las mujeres del país y organizaban simulacros de votación en todas las provincias para que aprendieran a votar, preparándolas para una vida cívica.

Pero lo más importante, lo que me hace sacar el sombrero, es que se hacía sin fraude electoral. Con este logro se daba al régimen electoral el último hito de justicia en este país. Me hubiera gustado que esto fuera en un marco legislativo y social diferente, con formación ética y ciudadana. Pero es lo que hay, como dicen ustedes. Es lo que hay, y es el 54 por ciento.

Si me permiten, solamente quiero dar humildemente un consejo. No juguemos con los jóvenes ni usemos el clientelismo político para obtener votos. Dejemos que ellos decidan, no nos aprovechemos de su vulnerabilidad, porque corresponde ser serios y ellos son los representantes del futuro. Si nosotros hacemos las cosas mal, nos llamaran a juzgar, porque en vez de dar derechos hoy votamos una iniciativa que sólo sirvió para sumar votos. Quiero terminar con una frase de Mario Benedetti: “Ser jóvenes sin prisa y con memoria, situarse en una historia que es la suya y no convertirse en viejos prematuros.” (Aplausos.) -

2 - CUESTIÓN DE PRIVILEGIO

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Carrió.- Señora presidenta: habíamos acordado primero plantear una cuestión de privilegio porque un diputado de la Nación, el diputado Feletti, formuló una cuestión de privilegio sobre mi persona. - Varios señores diputados hablan a la vez. Sra. Carrió.- Remo Carlotto. Yo no estaba en el recinto.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor, colaboren con la Presidencia y hagan silencio.

Sra. Carrió.- Pido disculpas. Me gustaría decir dos cosas. Primero, yo hablé de Remo Carlotto, no de su señora madre, y Remo Carlotto no es abuela. En segundo lugar, los datos están expresados en la sesión del 13 de diciembre de 2006, donde se trataba el tema de los bancos genéticos y la diputada Tate dijo: “También creemos que es llamativo que quienes participaron de la reunión plenaria de las comisiones de Legislación Penal y de Derechos Humanos sean las genetistas encargadas de realizar los estudios de paternidad y genética forense.”

(Varios señores diputados hablan a la vez).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Es una cuestión de privilegio y la diputada tiene cinco minutos. Sra. Carrió.- Tal fue el escándalo por la denuncia de la diputada Tate, que a pedido del bloque oficialista el tema volvió a comisión. Es todo lo que tengo que decir y ahora comenzaré con mi alocución sobre el tema en tratamiento.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La cuestión de privilegio planteada pasa a la Comisión de Asuntos Constitucionales. -

3 - HABILITACIÓN DEL SUFRAGIO A PARTIR DE LOS DIECISÉIS AÑOS DE EDAD (Continuación)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Prosigue la consideración del asunto en tratamiento. Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por el dictamen de minoría.

 Sra. Carrió.- Señora presidenta:...

Sr. Carlotto.- Pido la palabra.

Sra. Carrió.- No voy a conceder interrupciones. No estamos de acuerdo y nos expedimos por el rechazo del proyecto. Voy a argumentar sobre tres cuestiones. En primer lugar, para nosotros se trata claramente de una impostura. ¿Qué es una impostura? Es un fraude.

Como dice Pichón Rivière es el “como si de la tarea”. Como no les damos ningún derecho a los jóvenes, decimos que les damos todo. En la Divina Comedia, un poco antes del abismo había un monstruo que tenía cara de hombre justo y cola de serpiente. Se trataba justamente de la enorme vocación de hacer daño de quien aparecía como un justo reivindicador de los derechos de otro.

Me parece que estamos frente a eso. Este proyecto sube el padrón electoral, sube la base, y en consecuencia aumenta la representación de los concejales del PJ en la provincia de Buenos Aires porque sube el piso. No me preocupa y respeto las posiciones.

Es cierto, yo les dije, no hago demagogia con los adultos. Sabemos que el estalinismo es la máscara ideológica de la obsecuencia en todos los gobiernos, por lo menos desde que estoy en esta banca. La segunda cuestión es cuál es el impacto que tendrá sobre la escuela media, porque muchos de los chicos que van a votar van a escuelas medias, y los informes del propio Ministerio de Educación y todos los que nosotros acompañamos en nuestro dictamen hablan del agujero negro de la escuela media argentina. Incluso, la diputada preopinante habló de los niveles de deserción sin precedentes.

En consecuencia, ¿qué vamos a introducir nosotros en la escuela media? ¿El mercado del voto? Todos acá sabemos en lo que se ha transformado el mercado del voto en la Argentina. Todos saben cómo se trata a los pobres. Yo misma en mi provincia, cuando era chica, veía cómo se trataba a los indígenas.

¿Para qué introducirlos ya en la adultez? ¿A qué edad hacerlos responsables, en una vida que cada vez es más larga? ¿Hacer responsables del sistema a nuestros hijos de 16 años? ¡Qué disparate, señora presidenta! ¿Qué van a introducir? ¿Qué van a ofrecer, fuera y dentro de la escuela secundaria? No estoy hablando de algunos; hablo del mercado del voto. ¿Qué van a ofrecer a cambio del voto: dinero, acaso droga?

(Manifestaciones en las bancas).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- El señor diputado Carlotto le solicita una interrupción para plantear una cuestión de privilegio.

ra. Carrió.- No concedo interrupción alguna, señora presidenta. En todo caso, cuando termine mi exposición podrá hacer uso de la palabra. Tercer argumento: muchos de los que estamos acá nos creímos grandes cuando éramos muy jóvenes. Todos creíamos que éramos grandes cuando teníamos 16, 17 o 18 años.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Según el artículo 128 del reglamento, cederé el uso de la palabra al señor diputado Carlotto para que plantee su cuestión de privilegio. Luego la señora diputada podrá terminar su exposición, restando el tiempo cedido.

Sra. Carrió.- En ese caso, no hay ningún inconveniente, señora presidenta. 

 4 - CUESTIÓN DE PRIVILEGIO

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Para una cuestión de privilegio tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Carlotto.- Señora presidenta: en la Cámara hay una práctica que se está tergiversando: plantear una cuestión de privilegio para contestar otra. Sin embargo, debo asumir esta situación, porque acabamos de escuchar falacias de parte de la señora diputada Carrió. En ningún momento hubo algún tipo de denuncia contra mi persona en el tratamiento de este proyecto, salvo los dichos de la ex diputada Tate, que no hizo ninguna acción sino un planteo basado en información falsa proporcionada por la doctora Di Lonardo, directora del Banco Nacional de Datos Genéticos, sobre información reservada que fue proporcionada ilegalmente en ese momento.

Personalmente conversé con la ex diputada Tate sobre la cuestión para clarificarla. Las declaraciones por parte de la señora diputada Carrió en un programa televisivo claramente tenían la intención de ensuciar la política que llevan adelante Abuelas de Plaza de Mayo, aunque ahora ella diga que no. Nosotros planteamos con mucha claridad que si esta es la argumentación que tiene la señora diputada para argumentar que yo tenía un negocio con un laboratorio genético privado, debo decir que es absolutamente endeble, inexistente, carente de seriedad; parte de la campaña en contra del gobierno y de la búsqueda y localización de niños apropiados durante la última dictadura que lleva adelante en los medios de comunicación.

Me parece doblemente ofensivo. No sólo no tuvo la oportunidad de escuchar cuál fue el planteo que hice, porque comenzó hablando de otro diputado, de modo que ni siquiera estaba al tanto de quién había hecho la cuestión de privilegio, sino que su argumentación fue en función de los dichos de una diputada en el marco del debate de un proyecto que, si constatan la versión que vamos a proporcionar, observarán que las declaraciones de la señora diputada Carrió tergiversan también los tiempos de tratamiento del tema.

Porque la discusión del Banco Nacional de Datos Genéticos tuvo dos instancias: la primera, por el proyecto presentado por mí, y la segunda, por el proyecto presentado por el Poder Ejecutivo nacional. Entonces, es falso, de falsedad total. Pero repito, no se puede ir por los medios de comunicación a decir cualquier cosa de las personas, ofendiendo su honra, planteando argumentaciones para hacer una justificación de carácter político.

Que sea clara la diputada, que plantee que está en contra de la búsqueda y localización de niños apropiados y listo, ese es el tema aquí. Porque plantear esto no es, desde ningún punto de vista, una postura antojadiza. Tampoco creo que tenga que ver con una cuestión personal, sino que busca atacar una determinada política. Para el buen funcionamiento de este Congreso pido que las cuestiones de privilegio no sean contestadas por otras cuestiones de privilegio. Espero que la diputada Carrió aporte todos los elementos de prueba que tiene en la comisión que haga el tratamiento correspondiente de mi planteo.

Espero que aporte los elementos o que, si no, haga una retractación pública, porque no puede ofender a las personas de esta manera, tan livianamente, reiterando lo que he planteado en la cuestión de privilegio. Creo que esta situación sigue violentando lo que debe ser un buen comportamiento, en el marco de lo que se planteó aquí al comienzo: estamos a punto de cumplir treinta años del retorno democrático y me parece que tenemos que tener una profunda valorización y no hacer políticas que tienen como única consecuencia escupir para arriba. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La cuestión de privilegio planteada pasará a la Comisión de Asuntos Constitucionales.

- 5 - HABILITACIÓN DE SUFRAGIO A PARTIR DE LOS DIECISÉIS AÑOS DE EDAD

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, que dispone de quince minutos como miembro informante del dictamen de minoría.

Sra. Carrió.- Señora presidenta: como decía, nuestra generación quiso ser grande, y gran parte de ella fue víctima. Es bueno reconocer que a todos nos atropelló la vida. Por supuesto que hay atropellos que son superlativos, y que son de los peronistas; esto que quede a salvo, porque les encanta. Pero estoy hablando de nosotros como generación: nos atropelló la vida.

 ¿Para qué queremos que la vida atropelle a nuestros hijos? Si ellos son el aire fresco, como dice el diputado Yoma -y yo lo respeto, y se lo digo de corazón- ¿para qué meterlos en este aire? Éste no es un aire democrático y el señor diputado Yoma lo sabe. Este aire da asco.

Siguiente argumentación: la demagogia con los jóvenes.

En toda la historia de la humanidad la libertad se fundó en la ley; es mentira que la libertad se funda en la licencia. Por eso la mayor metáfora de salida a la libertad, la que origina la noción de libertad, es la salida de Egipto: primero están las Tablas, y después, la libertad. Todos buscamos nuestros límites, especialmente cuando somos jóvenes. Cuando por licencia de los padres los chicos no encuentran límites, se les va quitando libertad y responsabilidad a lo largo de su vida. Un sujeto de 16 años tiene muchas cosas importantísima que resolver: su vida afectiva, la elección de una carrera, su futuro trabajo, los conflictos en la familia, que a esa edad se aceleran. Se ama mucho, es cierto; pero también se sufre demasiado.

¿A qué apuntamos? ¿A que sean responsables de la Argentina que construimos nosotros, los adultos, y que ahora queremos salvar llevando a votar a chicos de 16 años que nada tuvieron que ver con lo que nosotros hicimos, ni con nuestra generación, ni con la democracia? ¿Cuál es la licencia o el derecho a la libertad de esa cantidad de chicos que no van a la escuela, que están en las villas?

Cuando considerábamos el proyecto relativo al ingreso ciudadano a la niñez, por el que militamos durante muchos años pero que luego se pervirtió pues no se les dio a todos, hablando sobre el tema de la droga, alguien me dijo: “Carrió, es el sentido de la vida, ¿entiende?”. ¿Ustedes creen que frente al cambio de civilización que estamos atravesando en la Argentina y ante tanta impostura, ese chico va a salvar el sentido de la vida yendo a votar?

Esto, lisa y llanamente, es pura demagogia. (Aplausos.)

(Manifestaciones en las galerías).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.

Sra. Terada.- Señora presidenta: en primer lugar, el respeto es fundamental, y el que debemos a los jóvenes constituye una prioridad; pero ese respeto tiene que darse en el sentido...

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Si me permite, la señora diputada Bullrich le solicita una interrupción. ¿La concede?

Sra. Terada.- Sí, señora presidenta.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Para una interrupción, tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Bullrich.- Señora presidenta: observo que en el recinto hay un grupo político que ha tenido la posibilidad de venir a presenciar la sesión. Quisiera saber si ha habido algún mecanismo de entrega de invitaciones a todos los bloques, de manera democrática, o si sólo La Cámpora ha podido asistir. ¿Podría darme una explicación, señora presidenta, acerca del mecanismo de reparto de entradas en esta Cámara?

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tengo conocimiento de que no hay entradas para la Cámara... Por favor, pido a quienes se ubican en la bandeja de la izquierda que hagan silencio y respeten a quien en este momento está dando una respuesta a una señora diputada. Como decía, se presentaron solicitudes por Secretaría de los distintos bloques, y se les acordó ahí. Continúa en el uso de la palabra la señora diputada por el Chaco.

Sra. Terada.- Señora presidenta: cuando los jóvenes quieren algo, pelean por ello. El ejemplo más claro estuvo dado por la pelea por el boleto estudiantil, en la que hubo jóvenes que perdieron la vida. Reitero: éste es un ejemplo claro de que cuando la juventud quiere algo, lucha para conseguirlo.

Sin embargo, luego de haber recorrido provincias y de conversar con los jóvenes acerca de sus prioridades, advertimos –como señalara la señora diputada Carrió que éstas tienen que ver con el futuro, con la búsqueda de una atención social ascendente que se funde en la educación. A pesar de ello, encontramos que la educación es el aspecto en el que menos hincapié se hace. Por ejemplo, en el Chaco tenemos una deserción escolar, a nivel secundario o medio –como quiera llamárselo del 50 por ciento. Esto evidencia que, a pesar de todas las becas y las asignaciones familiares por hijo que se reciben, igual los jóvenes no terminan la escuela secundaria.

Cabe preguntar también qué pasa con la alta tasa de suicidio de los jóvenes, quienes no encuentran el sentido para seguir viviendo o buscando un futuro. Por otro lado, tenemos que erradicar las escuelas pobres para los pobres. ¿Por qué tiene que haber una escuela especial para determinado nivel social cuando las escuelas más pobres, que tendrían que estar en mejores condiciones, en verdad dejan mucho que desear? Además, según el censo 2010, el 45 por ciento de nuestros jóvenes de 15 a 19 años no posee cobertura de salud. Es otra de las deudas pendientes que tenemos respecto de nuestros jóvenes.

Adentrándome en el análisis del proyecto de ley, quiero resaltar que el cambio del concepto de ciudadano por el de elector no es un tema menor. No en balde nuestra Constitución Nacional habla de ciudadanos de la Nación y de cada provincia en muchos de sus artículos, por ejemplo el 8°. La ciudadanía no involucra solamente los derechos políticos, como en el caso del elector, sino también los sociales, económicos y civiles. Por eso creo que esta modificación tiene una connotación: lo único que interesa son los derechos políticos porque, simplemente, en cada joven se ve a un posible elector.

Asimismo cabe preguntarse qué sucederá con provincias como la del Chaco, en el artículo 90 de su Constitución dispone que el elector es el ciudadano mayor de 18 años. Surgirá una controversia, pues por un lado los jóvenes de 16 y 17 años podrán votar para elegir presidente, vicepresidente, senadores y diputados nacionales, y no a sus propios representantes provinciales. Esto muestra la incongruencia que existe cuando no se busca el bienestar de los jóvenes sino su utilización demagógica.

Por último, quisiera señalar que por un lado hablamos de los jóvenes y de la necesidad de ampliar sus derechos concediéndoles los políticos, civiles y demás, y por el otro, ayer en la Comisión de Educación se aprobó un proyecto por el que se propicia que los jóvenes de 16 años deban jurar solemnemente fidelidad a la Constitución Nacional y respeto a las instituciones de la República.

Existe una contradicción: por un lado hay un reconocimiento expreso de que nuestros jóvenes desconocen el contenido de nuestra Constitución, incluso su Preámbulo, y por ende cuáles son las instituciones de un sistema republicano; por el otro, hoy estamos a punto de consagrar este derecho, por supuesto no con nuestro voto, porque el bloque de la Coalición Cívica ARI no se prestará al uso de los jóvenes.

Más allá de los argumentos que se esgrimen, la realidad muestra que, justamente, no se está buscando ampliar los derechos de los jóvenes sino, simplemente, utilizarlos una vez más, como ha venido sucediendo hasta ahora. (Aplausos.)

 Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Prat-Gay.- Señora presidenta: quisiera aprovechar que está ocupando la Presidencia para preguntarle si entendió cuál fue la segunda cuestión de privilegio que planteó el diputado Carlotto, porque personalmente no la entendí, aunque sospecho que fue una repetición de la primera. Si se establece que no se va a contestar una cuestión de privilegio pero se da una respuesta a una cuestión de privilegio planteada, quiero saber si hubo una nueva cuestión de privilegio o, simplemente, se concedieron cinco minutos más para repetir la primera cuestión, que había sido planteada en el tiempo adecuado.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Eso lo resolverá la Comisión de Asuntos Constitucionales, a donde fue girada esa cuestión de privilegio.

Sr. Prat-Gay.- O sea que usted tiene la misma duda que tengo yo, señora presidenta.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Lo resolverá la comisión, señor diputado. La Presidencia solicita a los jóvenes que están en las distintas galerías que, por favor, se mantengan en silencio. Cuando algún señor diputado exprese que no está de acuerdo con lo que se va a votar, les pido que no efectúen manifestaciones. Necesitamos que exista respeto y silencio en el recinto.

Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Rodríguez.- Señora presidenta: con la debida autorización del cuerpo, voy a leer una cita que me parece interesante traer a este debate. “Hacer obligatorio el voto femenino es fomentar la división de la familia con gérmenes de anarquía. Es disminuir el poder marital, ya socavado por la acción económica de la mujer; es propender a la disminución de los matrimonios, porque no seducirá al hombre a construir un hogar cuya dirección no le pertenece”.

 Eso lo decía el diputado Francisco Uriburu en 1932, justamente al recomendar que el voto femenino fuera optativo y que debía alcanzar únicamente a las mujeres instruidas. En ese momento, conservadores y socialistas estaban a favor del voto femenino.

La diferencia consistía en que los socialistas defendían una igualdad plena y absoluta, mientras que los conservadores pensaban que se trataba de una cuestión optativa. Ya sabemos que los radicales estaban proscriptos.

En el debate de 1932, los conservadores utilizaban argumentos absolutamente impresentables, muy semejantes a los que luego sostuvo el diputado Reinaldo Pastor en 1947.

Algunos de esos argumentos eran los siguientes: que la fisiología femenina hacía dificultoso el traslado al acto eleccionario, por lo que sostenían que era mejor que el voto fuera optativo; que la mayoría de las mujeres no estaba interesada en votar, y que el voto era una carga muy pesada. Hemos escuchado estas cosas y otras semejantes.

Ahora bien, por lo menos hay que reconocer a los conservadores del 32 y del 47 que tenían algo de honestidad: directamente defendían que el voto fuera optativo, aunque con argumentos impresentables. Pero no se escondían, como hoy lo hace el oficialismo, en el subterfugio de decir que es progresivo, que no implica sanciones a los que no voten y cuestiones semejantes.

Si observan el dictamen de minoría que se trató en 1947, se encontrarán con que el planteo fundamental consistía en que el voto de las mujeres fuera optativo y que no hubiera sanción. Y si leen las presentaciones efectuadas por Pastor y García Quiroga, realmente verán que son increíbles, todas ellas abominables.

El hecho de que el voto fuera optativo y de que se eliminaran las sanciones parece haber sido recogido ahora por el oficialismo y no por la minoría. La postura del bloque oficialista en este momento, de no establecer una sanción por el hecho de no votar, me parece que no tiene asidero jurídico alguno.

Cualquier que ingresa en la Facultad, a los diez minutos ya sabe que una norma imperativa necesita una sanción, en caso de no cumplirse. Ahora bien, lo que estamos tratando de saber es en qué basa el oficialismo su propuesta de diferenciar entre mayores y menores de dieciocho años, porque básicamente la Constitución dice que el voto debe ser obligatorio en condiciones de igualdad, y este principio exige que las diferencias sean explicadas, que tengan sustento.

En algunas diferencias no hay sustento que valga, porque tienen que ver con categorías sospechosas o algo parecido, al menos para decir que es un escrutinio estricto; acá me podrán decir cuánto más o menos estricto es, pero tendrán que dar un fundamento. Así lo dice el proyecto y no va a variar.

El fundamento del promotor de esto, el senador Aníbal Fernández, es que existe una razón fáctica: según la Convención Internacional del Niño se es niño hasta los dieciocho años; por lo tanto, el voto no debería ser y no va a ser obligatorio. Si dice que hay una razón fáctica y después cita a la convención, hay algún problema. Pero de todas maneras, ¿de dónde surge en la convención que el voto no puede ser obligatorio?

Esto no me queda muy claro. Me gustaría que el señor senador Fernández lo explicara.

Otro argumento que se usó desde el oficialismo para defender este régimen optativo es que este derecho se estaba haciendo progresivo y que esta progresividad tiene que ver, por un lado, con la facilidad para ejercer el derecho y, por otro, con la necesidad que tiene la sociedad de estar preparada.

Son los mismos argumentos que se dieron en 1932 y en 1947 en relación con el voto facultativo para las mujeres. ¿Qué decían en ese momento? Que la sociedad no estaba preparada, que las mujeres no estaban preparadas, que era algo que debía implementarse de a poco. Nuevamente, este era el argumento sostenido para oponerse con subterfugios al voto de las mujeres. En tiempos mucho más recientes también hemos escuchado aquí que la sociedad no estaba preparada para afrontar una serie de cambios, entre ellos el matrimonio igualitario, la identidad de género y demás.

Cada vez que alguien se quiere oponer a una verdadera igualdad se dice que la sociedad no está preparada o algo semejante. Las palabras “progreso” y “progresividad” suenan bien, pero no ocultan que en este caso estamos estableciendo una distinción injustificada entre mayores y menores de dieciocho años. Se ha planteado que los menores de edad no tienen la administración de su patrimonio.

En realidad, serían otras las cuestiones consideradas para no aplicar la multa. Son todas excusas, como las que se han esgrimido en otras oportunidades. ¿Cuál es la diferencia entre el dictamen de mayoría y el de minoría? Que no hay multa; sí la incorpora el dictamen del peronismo. Tenemos distintos tipos de sanciones.

Por otro lado, los menores sí tienen patrimonio, pese a lo que se ha dicho. Más allá de los argumentos que circularon en 1947 y en 1994 en relación con la obligatoriedad del voto, me gustaría centrarme en dos, que son de orden político e ideológico y que creo que es algo que también el oficialismo debería evaluar si se reivindica como un gobierno nacional y popular.

El primero es que si pensamos que la democracia es un bien público, no resulta admisible que haya personas que gocen de dicho bien público sin participar en el esfuerzo que implica asumir la decisión colectiva. Esto de decir que es una carga pesada, una mochila muy pesada para los jóvenes –como he escuchado en los debates- en realidad termina siendo un argumento que descalifica a los jóvenes, o bien plantea un voto calificado al sostener que es sólo para algunos jóvenes. En realidad, yo tengo confianza en los jóvenes, pero en todos los jóvenes; no veo por qué en algunos sí y en otros no. Y si en todo caso la participación política es costosa, lo es para todos, y no solamente para los jóvenes de 16 años.

Para muchas personas es costoso, pero esto no las exime de la obligación. Básicamente, los argumentos han sido en términos de calificación, es decir, que los jóvenes no estaban calificados para votar. El segundo argumento es que hay indicadores importantes en aquellos lugares donde el voto es optativo en relación con aquellos grupos más desaventajados.

Si pensamos en Estados Unidos, por ejemplo, en personas de color, en personas que tienen menor nivel adquisitivo o menor nivel socioeconómico, y así una cantidad de cuestiones que los subordinan dentro de escalas jerárquicas de poder, tienen mayores niveles de abstencionismo en estos sistemas de voto voluntario.

Esto justamente produce una subrepresentación intolerable dentro de la sociedad, porque aquellas personas que requieren ser más representadas aún en el sistema político son quienes finalmente resultan menos representadas. La única garantía para promover esta situación de mayores votos es que se vote obligatoriamente. Por eso en el 94 y en el 47 además se promovía el voto obligatorio. Solamente es cuestión de ver los debates.

Señora presidenta: yo comencé mi exposición recordando las exposiciones vertidas por los conservadores al momento de discutir el voto femenino en el 32 y en el 47. Y decía que es bueno recordarlo porque muchos de esos nefastos argumentos son los mismos que hoy se aplican a los jóvenes.

Ahora bien, yo me pregunto qué deberían haber hecho quienes defendían la igualdad plena cuando se discutía el sufragio de las mujeres en el 47 en la Cámara si hubieran sido la minoría, y no la mayoría con los votos suficientes.

Lo dije una vez, insisto, releyendo una y otra vez los debates de la Cámara, ¿qué hubiera pensado Eva Perón si le hubieran dicho que entre lo posible y lo justo y necesario era mejor lo posible, que era mejor votar con los conservadores y era mejor un pequeño paso que ir por todo? ¿Realmente creen que Evita hubiera dicho: "Y sí, avancemos progresivamente”, simplemente porque la sociedad no está preparada? ¿Las mujeres no estamos preparadas? ¿No queremos tener esta pesada carga? A mí no me cabe la menor duda, compañeros.

Por favor, en esto sean honestos y plantéense qué hubiera pensado Evita si hubiera tenido alguna duda entre un voto optativo y un voto obligatorio para las mujeres. ¡Por favor! Esta misma reivindicación que hacían los diputados peronistas creo que deberían tener la honestidad de hacerla con Eva. Señora presidenta: yo quiero la igualdad en el voto de todos los que puedan votar. Yo quiero que los jóvenes voten, y quiero que voten porque tengo la misma consideración que tengo por los adultos y las adultas. Y hoy se va a sancionar una ley que plantea una discriminación absolutamente injustificada entre regímenes de participación política de adultos y jóvenes.

Aquí se ha sostenido que la discusión es entre quienes están a favor de la ampliación de derechos y quienes están en contra. En realidad, podríamos reformular esta disquisición y decir que quienes militamos a favor de la igualdad plena sabemos que no se puede separar los derechos de la forma en la que están distribuidos; sabemos que no se puede separar el goce de los derechos de la igualdad de los derechos. Por ello, podríamos decir que la discusión es entre quienes queremos la ampliación de derechos con igualdad plena y quienes obstaculizan esa igualdad plena.

Además, así como mi deber constitucional es oponerme a una norma que es inconstitucional, mi deber moral, como lo hubiera sido el de una feminista en el 49 aquí hay muchos diputados que reivindican esa posición feminista de 1949, es estar en contra de esta diferenciación injustificada, porque sigo sosteniendo que el voto de los jóvenes debe ser obligatorio. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Tonelli.- Señora presidenta: una vez más estamos tratando con injustificado apuro un proyecto de ley que realmente no es urgente. Es más, en la comisión ya dijimos que desde nuestro punto de vista esta propuesta no apunta a resolver una necesidad o un reclamo real; más bien este proyecto parece estar destinado a satisfacer alguna aspiración del oficialismo. Al margen de ello, esta iniciativa ha sido mal concebida y está mal redactada. Digo esto porque el texto contiene defectos que lo convierten en claramente inconstitucional. Al respecto, debo recordar que el texto original presentado por el senador Fernández, incluía también el otorgamiento del derecho a voto a los extranjeros no naturalizados. Esta posibilidad luego fue eliminada del proyecto que finalmente aprobó el Honorable Senado.

De todos modos, esto demuestra la incoherencia con la que el oficialismo suele tratar algunos temas. Así, cabe recordar que hace unos meses los extranjeros eran personas sospechosas de querer llevarse nuestra tierra o de querer hacer con ella no sé qué cosa. Por esa razón, se sancionó una norma que le restringe la posibilidad de comprar tierras, que los discrimina y que los obliga a inscribirse en un registro como si fueran delincuentes. Esa norma es claramente inconstitucional, porque va en contra de lo que establece el artículo 20 de la Constitución Nacional.

Esos mismos extranjeros que hasta hace pocos meses eran sospechosos de vaya a saber qué cosa, ahora son tan importantes que se propicia otorgarles el derecho a voto. Además, aunque esa parte del proyecto de ley no fue aprobada por el Honorable Senado, quedaron los rastros. Esta es la razón por la cual se propicia la modificación de más de 20 artículos del Código Electoral, de la ley de partidos políticos, de la ley de financiamiento de partidos políticos y de la ley de identificación de las personas, en los cuales el único cambio que se efectúa es reemplazar la palabra “ciudadano” por “elector”. En lo que respecta al fondo de la cuestión, es decir, a partir de qué edad corresponde, conviene o es razonable que las personas empiecen a votar, hay que partir de la base –esto es incontrastable de que resulta necesario fijar una edad a partir de la cual se puede sufragar y antes de la cual no se lo puede hacer.

Es evidente que las personas no pueden votar desde el día de su nacimiento, ni desde los dos o cuatro años de edad. Por esta razón, reitero que resulta necesario y es imprescindible determinar una edad a partir de la cual se puede votar. En ese sentido, hasta ahora nuestra legislación electoral prevé que esa posibilidad comience con la mayoría de edad, es decir, a partir de los 18 años.

Hay que recordar que inclusive antes, cuando la mayoría de edad estaba establecida a los 21 años en el Código Civil, a los 18 años se adquiría la condición de menor adulto, a partir de la cual las restricciones que quedaban en cabeza de los jóvenes eran mínimas porque realmente a partir de los 18 años siempre se adquirió prácticamente la plena capacidad. De manera tal que es razonable que el derecho a votar comience con la mayoría de edad, porque tal como dice el artículo 129 del Código Civil, “la mayor edad habilita, desde el día que comenzare, para el ejercicio de todos los actos de la vida civil, sin depender de personalidad alguna o autorización de los padres, tutores o jueces.” Aclaro, por las dudas, que esta norma se mantiene exactamente igual en el nuevo proyecto de Código Civil y Comercial que está a consideración del Congreso.

Antes de la mayoría de edad, antes de cumplir los 18 años, los jóvenes padecen severas limitaciones en su capacidad, que están previstas en el Código Civil, no porque a alguien se le haya ocurrido. Por ejemplo, no pueden contraer matrimonio sin autorización paterna o judicial, no pueden administrar sus bienes, no pueden contratar, testar, donar órganos, no pueden ingresar a las fuerzas armadas, es decir, no tienen plena capacidad civil. Inclusive, no deja de ser paradójico que los jóvenes de menos de 18 años no pueden otorgar un mandato civil para cualquier acto rutinario de la vida; sin embargo, los estaríamos habilitando a otorgar el más importante de los mandatos políticos: el de elegir al presidente y a los representantes que los van a gobernar.

Me parece que es un contrasentido que los jóvenes, antes de los 18 años, no tengan plena capacidad civil pero sí plena capacidad electoral. Por otra parte, esa plena capacidad electoral es relativa de acuerdo con el propio texto del proyecto al que me voy a referir a continuación. Como es necesario fijar una edad a partir de la cual se adquiera el derecho a votar, los 18 años –la mayoría de edad parece un punto razonable que encuentra razón de ser, tiene fundamento.

Elegir a los 16 años no tiene ningún fundamento porque si nos apartamos del criterio objetivo, que es la mayoría de edad, entonces podemos fijar la edad para empezar a votar a los 16, 15, 14, 13, 12 o cuando se nos dé la gana, porque ya carece de fundamento y de razonabilidad y se torna en una decisión puramente discrecional. Ahora bien, más allá de esto, el proyecto contiene una grave discriminación en lo referido al derecho de votar.

Es la que existe entre los argentinos nativos y por opción, por un lado, y los argentinos naturalizados, por el otro. Esta discriminación e incoherencia está expresada en el propio proyecto porque el nuevo artículo 7º de la ley 346, en caso de que se apruebe este proyecto, pasaría a decir: “Los argentinos que hubiesen cumplido la edad de 16 años gozan de todos los derechos políticos conforme a la Constitución y a las leyes de la República.” Insisto: los argentinos a partir de los 16 años gozan de todos los derechos. Pero a continuación el nuevo artículo 1º del Código Electoral, en caso de que se apruebe este proyecto, dice: “Son electores los argentinos nativos y por opción desde los 16 años de edad y los argentinos naturalizados desde los 18 años de edad que no tengan ninguna de las inhabilidades previstas en esta ley.” Entonces, ¿en qué quedamos? ¿Los derechos políticos se adquieren a los 16 años o a los 18?

En todo caso, ¿en qué se justifica esta discriminación respecto de los argentinos naturalizados? Esta discriminación –como imagino que cualquiera de ustedes comprenderá es absolutamente inconstitucional. Cito en este sentido un fallo reciente de la Corte Suprema de Justicia, en el caso del juez Hooft, de Mar del Plata, a quien se le denegó un ascenso por su condición de argentino naturalizado. La Corte declaró la inconstitucionalidad de esa discriminación o diferenciación y dijo –esto es importante que existe una presunción de inconstitucionalidad cuando una norma discrimina no por ser argentino sino por ser argentino naturalizado, que es lo que hace esta norma. De modo que aquí hay una clara presunción de inconstitucionalidad.

Por otra parte, vale la pena aclarar, porque aquí se dijo que no era posible naturalizarse antes de los 18 años de edad, que eso es falso. El artículo 2° de la ley 346, de ciudadanía, establece en su primer inciso que aquel extranjero que tenga dos años de residencia en el país y 18 años de edad puede requerir al juez federal su naturalización, mientras que el inciso 2° dispone que los extranjeros, sin ningún límite de edad, incluidos en alguno de los ocho supuestos que contempla, pueden solicitar su naturalización al juez federal. Entre esas ocho situaciones se encuentra el matrimonio, servicios a la patria, ser profesor, etcétera.

Por lo tanto, la diferenciación que hace el proyecto de ley es una discriminación absolutamente injustificada e inconstitucional. Otra discriminación que hace el proyecto es negar a los jóvenes de 16 años la posibilidad de ser autoridad de mesa, porque prevé que sólo puedan serlo a partir de los 18. Si tienen el pleno goce de los derechos políticos, como dice el artículo 1°, ¿por qué no ser autoridad de mesa a partir de los 16 y tener que esperar hasta los 18? Esto habla a las claras de la melange o mezcla que hay en el proyecto y la falta de una concepción unificada. Esta diferencia viola el artículo 16 de la Constitución Nacional que establece la garantía de igualdad ante la ley. También viola el artículo 1.1 del Pacto de San José de Costa Rica y el artículo 26 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.

Otro inconveniente que presenta el proyecto de ley es la falta de obligatoriedad para el voto de los menores de 18 años. Si bien en la ley se establece el deber de votar a partir de los 16 años, más adelante se libera de sanción a los jóvenes de entre 16 y 18 años que no voten, del mismo modo que mantiene la exención de sanción para los mayores de 70. No existe ninguna razón para ello. Respecto de los mayores de 70, la exención es muy anterior a la modificación de la Constitución en 1994 que estableció la obligatoriedad del voto y ha sobrevivido. Esto puede tener como justificativo las dificultades físicas que suelen afrontar los mayores de 70.

Pero en el caso de los jóvenes menores de 18 no se comprende cuál es la razón para que el voto no sea obligatorio cuando el artículo 37 de la Constitución Nacional claramente dice que lo es. Está claro que no existe obligación jurídica si no va acompañada de una sanción en caso de incumplimiento. De modo que no es jurídicamente razonable decir que hay obligación de votar pero que no hay sanción, porque sin sanción no hay obligación; sin sanción no hay deber. Desde Ulpiano se repite que no hay obligación sin sanción, del mismo modo que en materia penal se aplica la regla de que no hay delito sin sanción. Por todas estas razones propiciamos votar en contra de este proyecto, que además hubiera requerido un tratamiento más minucioso y cuidadoso, para que en todo caso, si va a ser sancionado, se corrijan y superen las cuestiones que señalé. Lamentablemente no fue posible.

Nuestra propuesta alternativa a la de conceder el derecho a votar a partir de los 16 años, que no nos parece razonable, es crear un Programa Nacional de Capacitación Electoral para los jóvenes a partir de los 16, que debería ser diseñado por la Cámara Nacional Electoral, para que los jóvenes se entrenen, se capaciten y entiendan la importancia del voto, el funcionamiento de la democracia y del sistema electoral, de manera tal que lleguen a la razonable y adecuada edad de 18 años, y cuando deban ejercer el voto por primera vez lo hagan con plena conciencia y capacidad, a sabiendas de lo que están decidiendo. Este es nuestro proyecto alternativo, y las razones por las cuales vamos a votar en contra de la iniciativa. (Aplausos.)

- Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara,  Julián  Domínguez)

. Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Bullrich.- Señor presidente: un principio fundamental de las reformas que las leyes electorales deben tener es que debido a que requieren una mayoría especial para su votación se considere que aquel que dicta la ley no sea quien la aplique de manera inmediata. Este principio es absolutamente importante y así lo plantearon distintos bloques, tanto aquí como en el Senado. Sin embargo, se ha negado la posibilidad de que este proyecto sea puesto en vigencia en la subsiguiente elección.

Esto demostraría que no hay un interés inmediato, de corto plazo, sino la capacidad de pensar hacia el futuro. No obstante, el planteo es que esta medida comience a regir en las próximas elecciones. Ni siquiera existe documentación de quienes hoy tienen la edad de votar, de modo que, según este proyecto, los jóvenes de 14 años tendrán que llevar un certificado de escolaridad para sacar un nuevo documento. Seguramente será para control o para que puedan inscribirse sólo aquellos que presenten dicho certificado. Si tomamos en cuenta los datos que tenemos en este momento en materia de escolaridad, quienes tengan que otorgar el Documento Nacional de Identidad a partir de los 14 años se encontrarán con algunas sorpresas.

Por ejemplo, que el 41 por ciento de los jóvenes que deberían estar cursando los últimos años de la escuela secundaria, no lo están haciendo, han abandonado la escuela; que de acuerdo con las últimas pruebas de capacidad y calidad educativa, el 52 por ciento de los jóvenes que están cursando la escuela secundaria tienen dificultades para comprender textos, y que el 33 por ciento de los jóvenes entre 16 a 24 años están desocupados y son protagonistas de actos delictivos, ya sea como víctimas o victimarios.

Evidentemente, se trata de una franja etaria que presenta grandes diferencias. Por un lado, hay jóvenes que tienen familias con mayor capacidad económica y sobreprotección, lo que se traduce en el hecho de que se quedan más en casa y comiencen a trabajar más tarde, generando una “sobreadolescencia”; y por otro, existe el mundo de los jóvenes conocidos como “ni”, ni estudian ni trabajan, con un altísimo porcentaje de adolescentes embarazadas precoces en situación de extrema precarización.

Seguramente podríamos pensar que ésta es la verdadera ampliación de los derechos. Pero se ha accedido al mayor presupuesto educativo, del 6 por ciento del producto bruto interno; entonces, ¿cómo puede ser que tengamos más deserción escolar y peores resultados en educación? Esto se explica porque justamente estos derechos, estos bienes que deberíamos estar protegiendo, los estamos en realidad desprotegiendo, queriendo plantear una concepción de un derecho que ya existe. Ya existe el derecho de los jóvenes a votar en Argentina; los jóvenes votan en Argentina. No se está ampliando un derecho; lo único que se está discutiendo es una edad de corte.

Hoy los jóvenes de 18 años votan en la Argentina y la discusión de la edad de corte tiene que basarse en la razonabilidad. Zaffaroni dijo que si los jóvenes pueden ser imputados de un delito, también pueden votar, pero se equivoca, y se equivoca mal. ¿Por qué se equivoca? Porque no es lo mismo, porque un joven de 16 años no tiene la misma compresión del daño que uno de 18. Además, un joven de 18 años tiene una pena plena, y uno de 16 no la tiene. No la tiene en la realidad actual ni en ninguno de los proyectos que están en las Cámaras acerca de los regímenes penales especiales. Yo preguntaría al oficialismo si estaría dispuesto a considerar para los jóvenes de 16 años una pena plena, pero seguramente me van a decir que no, y con toda la razón. ¿Por qué? Porque a los 16 años el joven no tiene la misma comprensión del daño que aquél que ya tiene la plenitud de sus derechos.

En consecuencia, esta es una realidad absolutamente cortoplacista, demagógica, pensada en términos de una elección. Ninguno de los temas que hoy tendría voto unánime en este Parlamento, vinculados con reformas electorales, son tratados. No se discute el tema de la boleta única ni nada, sólo aquellos proyectos que el oficialismo de golpe saca de la galera. En 1912 –el otro día la presidenta la reivindicó- se sancionó la ley Sáenz Peña, que se refiere al voto universal y obligatorio.

Estamos violando ese precepto constitucional. Estamos teniendo un error conceptual al plantear la no obligatoriedad del voto de los mayores y de los menores de 16 y 17 años, que deben tener un voto obligatorio si se pretende incorporarlos al padrón, no un voto optativo. Justamente el voto optativo es el voto manipulable, del registro, de aquél que puede registrarse, mientras que el obligatorio es el voto de todos, no solamente de los que se dedican a la política sino del conjunto de los jóvenes. Por eso es un error conceptual.

El voto no obligatorio de los 70 años ya habría que pasarlo a los 80 porque hoy esta edad ha quedado vetusta, ya que no es lo mismo hoy una persona de 70 años que en 1912. Entonces, como es totalmente distinta la situación, lo que hoy se está analizando es que quizás esas personas no pueden movilizarse por sus propios medios, una cuestión que no tiene que ver con el derecho, porque el derecho sigue y las personas mayores pueden votar hasta el día de su muerte. Simplemente se trata de no sancionarlos.

Estamos poniendo una edad de corte a los 18 años, dentro del conjunto de las actividades que puede desarrollar un joven. Hace dos años pasamos de 21 años a 18 años la mayoría de edad, y ahora pretendemos pasar a los 16 años el voto; sin embargo, como bien dijo la señora diputada Gambaro, no queremos discutir otro tipo de acciones que se plantean en el proyecto de nuevo Código Civil que tienden a proteger a los jóvenes. Nosotros hemos votado por la obligatoriedad de la educación secundaria; es decir que hasta los 18 años los jóvenes tienen que estar en la escuela.

Detrás de este proyecto de ley hay una pregunta: ¿qué se esconde? Eso lo sabremos cuando por primera vez veamos quién, cómo, de qué forma y con qué recursos se registran los jóvenes para votar. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- A continuación expondrá el señor diputado Yoma, quien comparte su término con el señor diputado Rivas. Tiene la palabra el señor diputado por La Rioja.

Sr. Yoma.- Señor presidente...

Sr. Pais.- ¿Me permite una interrupción, señor diputado, con el permiso de la Presidencia?

Sr. Yoma.- Sí, señor diputado.

Sr. Presidente (Domínguez).- Para una interrupción, tiene la palabra el señor diputado por Chubut.

Sr. Pais.- Señor presidente: disiento respeto de una expresión formulada por el señor diputado Tonelli en relación con el artículo 2° de la ley 346, que fuera sancionada en 1869 y tuviera sucesivas derogaciones y resultara modificada en distintas ocasiones. La última modificación se produjo durante el gobierno del doctor Raúl Alfonsín, en 1984. Deseo señalar que esa ley no dispensa la edad de 18 años para que los argentinos naturalizados tramiten la nacionalidad; el inciso 2 del artículo 2° dispensa la edad de residencia mínima continua.

Dice así: “Los extranjeros que acrediten ante dichos jueces haber prestado, cualquiera que sea el tiempo de su residencia, alguno de los siguientes servicios...” No plantea una excepción a la edad de 18 años, ya que el inciso 1, del mismo artículo, establece que son ciudadanos por naturalización los extranjeros mayores de 18 años que residiesen en la República dos años continuos y manifestasen ante los jueces federales de sección su voluntad de serlo. Por otro lado, los artículos 3° y 4° aluden a la situación de los hijos de los ciudadanos naturalizados nacidos en el extranjero, e incluso expresamente se prevé su enrolamiento en el servicio de la Guardia Nacional, que hoy ha caído en desuetudo, es decir, está derogado. La única forma de que un extranjero obtenga su nacionalización, es teniendo más de 18 años.

Sr. Presidente (Domínguez).- Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por La Rioja.

Sr. Yoma.- Señor presidente: debo valorar la decisión política de la presidenta Cristina Kirchner en el sentido de que hoy estemos debatiendo este tema. Yo presenté el primer proyecto en el año 1997, en el Senado, y lo reiteré en los años 1999, 2001 y 2003, y en este mandato, en 2011 y 2012. Desde esta banca pido a la señora presidenta que la misma vocación que tiene para ampliar la participación ciudadana sea puesta de manifiesto para impulsar en el Parlamento la instrumentación de los juicios por jurado, a fin de que el pueblo sea el protagonista en la sanción de los delitos, terminando así con la deslegitimación de la Justicia penal.

Se trata de un régimen de la Constitución que todavía no nos hemos animado a instrumentar. Si la presente sesión hubiese ocurrido en Francia, en mayo del 68, en la Sorbona o alrededor del Congreso los jóvenes habrían escrito, por ejemplo, “no pedimos derechos, tomémoslos”, “no sé lo que quiero bien, pero lo quiero ya”, “prohibido prohibir”.

Ellos estarían pintando las paredes en las calles. Leeré algunas de esas consignas de los jóvenes de aquellos tiempos, que también se repitieron aquí, en la Argentina, en ocasión del “cordobazo”, pues son gráficas. Tales frases, que en estos días estuve repasando, tienen una vigencia magnífica: “La imaginación al poder”; “La libertad es la conciencia de la necesidad”; “No me liberen, yo basto para eso”, escribían los jóvenes en el Odeón, en la Sorbona; “Graciosos señores de la política: ocultáis detrás de vuestras miradas vidriosas un mundo en vías de destrucción. Gritad, gritad; nunca se sabrá lo suficiente que habéis sido castrados”.

Esto nos estarían escribiendo los jóvenes en las paredes del Congreso, o también: “Pensar juntos, no. Empujar juntos, sí.”; “Gracias a los exámenes y a los profesores el arribismo comienza a los seis años.” Toda esta enorme voluntad de cambio ha transformado las pautas culturales del mundo en los años sesenta. Nosotros lo vivimos en 1968 y no eran jóvenes universitarios.

La primera movilización fue en Francia el 10 de mayo de 1968, y la protagonizaron veinte mil estudiantes de las escuelas secundarias. Es notable la participación que tuvieron los estudiantes secundarios en el Cordobazo, cuando se unieron en un mecanismo de coordinación con los universitarios y los obreros y salieron a las calles de Córdoba en la épica más importante que dio la juventud argentina de transformación. Las limitaciones de la dictadura al ingreso a la universidad provocaron en los jóvenes esa conciencia de cambio por la universidad pública, abierta y participativa. El mayo francés terminó con la muerte de un estudiante secundario.

En la Argentina la Noche de los Lápices fue una de las tragedias que hubo durante la dictadura militar, y fueron los estudiantes secundarios los que la protagonizaron. Hoy los jóvenes estudiantes secundarios están diciendo “no” en las escuelas en las que están participando. Acá no estamos debatiendo si les vamos a conceder o no el derecho a la participación: ellos están participando a pesar nuestro.

Este proyecto busca que esta participación también se canalice en la política, que esa voluntad crítica, rebelde, transgresora, de cambio y transformación pueda incorporarse a la política para que nos ayude a instrumentar los cambios que la sociedad necesita. Nosotros necesitamos de los jóvenes, y no dar nosotros a ellos. Necesitamos lo que ellos pueden aportar a un sistema político anquilosado, aburguesado, que no se anima a introducir los cambios que hubo en la década del sesenta.

Más tarde, la dictadura y la guerra de las islas Malvinas los alejaron de la participación popular a raíz del genocidio de los jóvenes. Todavía estamos sufriendo el peor de los efectos de la dictadura, que no tiene que ver sólo con nuestros desaparecidos sino también con las pautas culturales de la dictadura que aún no podemos remover. Cuando tenía 12 años y estaba en sexto grado en la clase de sufragio de Educación Cívica nos indicaron como tarea organizar una elección en el grado. La propuesta era armar dos fórmulas que compitieran por la presidencia del sexto grado de la escuela primaria.

Tuvimos que salir a recorrer Chilecito para ver cuáles eran los problemas y armar una plataforma electoral, y fuimos a las elecciones en una fórmula con el actual representante de la Asociación de Trabajadores del Estado, el entrañable compañero y amigo Normando Ocampo. Perdimos esa elección con dos hijas de dos gendarmes que estaban radicados en Chilecito, pero tuvimos que hacer una campaña de quince días con propuestas y discursos. Esa fue la clase de sufragio: la práctica de la democracia.

Hace unos días, uno de mis hijos, de 16 años, organizó un grupo para ir a las escuelas y llevar un cuestionario para preguntar a los demás jóvenes de su generación qué opinión tenían en relación con lo que hoy estamos tratando. Se trataba de tres preguntas: qué opinan sobre la iniciativa; si concurrirían a votar en caso de ser aprobada la norma; y si desean contar con mayor información sobre los temas de su generación, de su comunidad o país. Muy pocas escuelas los dejaron entrar. Los directores les impidieron a los jóvenes ingresar para debatir el proyecto con sus pares.

Es el mismo sistema educativo que está expulsando a los jóvenes. No solamente les niega la participación, sino que está aumentando la matrícula de la deserción escolar vinculada con el desempleo y los gravísimos problemas que hoy enfrenta la juventud. Esa pauta cultural es la que nos reclaman hoy los jóvenes en las calles. Nos piden que cambiemos.

En este Parlamento, cuando escuchamos algunos discursos, pareciera que estuviésemos en el siglo XIX. Como decía Maurice Duverger, la negativa a bajar la edad de votación de 35 a 18 años por parte de los sectores conservadores tenía por fundamento que los jóvenes eran demasiado impulsivos para los cambios. Es lo que estamos escuchando ahora, además de lo que vemos en los directores de las escuelas, que han impedido que los jóvenes ingresaran en los establecimientos a debatir con los jóvenes.

Estamos pretendiendo otorgar algo que ellos ya se otorgaron, porque están participando y decidiendo en las calles, en los colegios, en los clubes y en todos los ámbitos de la sociedad. Cuando tenía 17 años no pude llegar al “Cordobazo”, porque se produjo en 1969, pero a esa edad ingresé a la universidad. Todavía no podía votar, pero participé del “Viborazo”, junto con muchos jóvenes de mi generación.

Se llamó “Viborazo” por aquel célebre gobernador de Córdoba que dijo que había que aplastar la víbora roja que anidaba en la juventud argentina. Ese gobernador duró tres días, porque lo echamos con la movilización popular. Parece increíble que hoy les estemos dando la posibilidad a los jóvenes de decidir sobre temas tan concretos como ocurre con su comunidad, con su generación y con su país. Bien dijeron algunos compañeros que existen datos alarmantes en los problemas de nuestros jóvenes. Tienen que entrar en la agenda política, y la mejor manera de hacerlo es que los jóvenes puedan participar y votar.

Esta agenda debe ingresar en este Congreso y en las legislaturas provinciales. Es cierto que existe un 30 por ciento de la población mundial compuesta por jóvenes y adolescentes. También es verdad que las principales causas de muerte de los jóvenes se vinculan con los accidentes de tránsito, en primer lugar; el suicidio, como segunda causal; el tercero son los abortos mal practicados, y el cuarto, el sida y las enfermedades de transmisión sexual. Son muertes evitables que deben formar parte de la agenda del sistema político. La irrupción de los jóvenes con su voto va a producir lo mismo que ocurrió con la mujer, cuando en este Congreso se estableció la ley de cupo femenino.

Hasta ese entonces, los temas de la familia, la mujer y la minoridad figuraban ausentes. Ahora debatimos violencia de género, igualdad de género y sancionamos leyes que protegen a la mujer y evitan la violencia familiar. Necesitamos que los jóvenes irrumpan en la política con esa voluntad de cambio, nos impongan su agenda y que, de una vez por todas, el sistema político comience a tratar esta agenda que nos preocupa.

No debemos reprimir la participación de los jóvenes ni ser paternalistas, porque así no lograremos la solución de sus problemas. Por eso debemos incrementar cada vez más la participación de nuestros jóvenes. Es mucho lo que tenemos para debatir. Hay muchos temas que le dan sustento hasta legal a esta cuestión.

La Convención sobre los Derechos del Niño establece que los jóvenes de doce a dieciocho años son sujetos de derecho pleno a la participación. La misma Convención determina que el sistema cognitivo de una persona –esto está científicamente comprobado sobre la base de estudios biológicos- recién termina de desarrollarse a los treinta años. Si tenemos que usar este parámetro para medir los niveles de participación debemos empezar a pensar que las personas pueden votar recién a partir de los treinta años. He escuchado decir que esos jóvenes no están en condiciones de asumir determinadas obligaciones.

Les recuerdo que a los dieciséis años se pueden casar y trabajar. De acuerdo con lo informado por la OIT, en el mundo hay 200 millones de niños menores de dieciocho años que trabajan.

De manera que pueden celebrar contratos de trabajo y ejercer innumerables derechos. ¿Cómo no van a poder entonces decidir sobre su propio destino, el de su país y el de su comunidad? Si no lo permitimos, si no lo canalizamos a través del sistema democrático, van a usar el camino donde más cómodos se sientan, que es donde se produjeron los grandes cambios en la sociedad: en las calles, en las paredes y en las plazas. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Conforme a lo acordado en la reunión de presidentes de bloque, les recuerdo que por Secretaría registren a los diputados que harán uso de la palabra en el debate en general. Prorrogamos por quince minutos hasta las 15 y 45 la inscripción de los señores legisladores que vayan a hacer uso de la palabra. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

* Un discurso muy especial 

Sr. Rivas (1).- Señor presidente: el proyecto de ley que hoy tratamos y que nos llega para su revisión desde el Senado lleva ya varios meses debatiéndose en este Congreso y también en toda nuestra sociedad. Hemos podido escuchar gracias a esos debates diversas opiniones tanto de especialistas o de legisladores como también de ciudadanos de a pie.

En mi opinión, deberíamos primero entender que estamos viviendo una etapa política de ampliación de derechos democráticos, es decir, de seguir incluyendo a la mayor cantidad de habitantes en el universo de ciudadanos otorgándoles derechos cívicos a sectores sociales que hasta ahora no los tenían.

Es en ese marco que se debe buscar la motivación que tiene el proyecto que tenemos sobre nuestras bancas. El inconsistente argumento de algunas voces de la oposición que pretende encontrar en la especulación electoral la verdadera motivación del proyecto se derrumba con un dato, en caso de sumarse a todos los jóvenes de entre dieciséis y dieciocho años al padrón electoral: este sólo aumentaría aproximadamente el 3 por ciento.

La discusión acerca de si los jóvenes de entre dieciséis y dieciocho años de edad están capacitados para votar me parece ociosa. La propia evolución antropológica se encarga de resolver esa discusión, a no ser que alguien se atreva a sostener seriamente que hace un siglo, cuando se sancionó la ley Sáenz Peña, aquel joven de dieciocho años estaba más capacitado que el joven de dieciséis años de hoy. Permítame que le cuente una anécdota personal. Hace algunas semanas me envió un correo electrónico un profesor de historia del colegio al que concurren mis hijos.

Me pedía una entrevista para un grupo de alumnos que me iban a formular preguntas sobre historia contemporánea argentina, en particular desde la década del 70 hasta nuestros días.

Confieso que cuando entró a mi oficina el grupo de chicas y chicos adolescentes, mi prejuicio estético me hizo suponer lo peor. En el mejor de los casos, pensé, voy a ser sometido a la clásica y aburrida mirada de Billiken. Pero me equivoqué. Fue un recorrido inteligente, preciso y adulto sobre nuestros últimos cuarenta años de historia, y también sobre nuestra evolución democrática. La charla no tuvo nada que envidiarle a una conversación entre adultos sobre política. Es más, ésta fue más fresca. El profesor me precisó que el promedio de edad de los chicos era de 17 años.

Cuento esto, porque este episodio concreto me permitió dimensionar cómo han crecido las inquietudes políticas en esa franja joven de la sociedad. En el fondo, señor presidente, este debate se ha repetido a lo largo de nuestra historia cada vez que un nuevo actor social fue incorporado a nuestra vida política. Los ejemplos no los doy, porque ya todos los conocen. La tensión se produce entre quienes pretenden monopolizar derechos cívicos y aquellos que tratamos de que cada vez sean más los sectores de la sociedad que le den más sustento a nuestra democracia.

Convengamos que el de los jóvenes constituye un tema muy sensible, ya que ellos cargan con una fuerte estigmatización social, y si son pobres, peor. Pero como bien dice el proyecto que tratamos, comparten y piensan un modelo de Nación, de Estado, de economía, y muestran un fuerte interés por cambiar las cosas más inmediatas que los afectan. Por eso me parece positivo que en esta oportunidad, en vez de hostigarlos, les demos el derecho de expresarse electoralmente.

Por último, señor presidente, adelanto mi voto afirmativo, ya que estoy convencido de que darles la posibilidad de votar a los jóvenes desde los 16 años significaría incorporar a la vida política a uno de los sectores más dinámicos de la sociedad. Significaría renovación, aumento de intensidad y oxígeno para nuestra democracia. Y nuestra democracia, no debe renunciar a esos beneficios. Muchas gracias.

(Puestos de pie, varios señores diputados aplauden y felicitan al orador.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Muchas gracias, diputado Jorge Rivas. Estamos convencidos de que sus palabras son un testimonio y ejemplo de superación para todos los legisladores presentes independientemente del bloque al que pertenezcan. Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

Sr. Sacca.- Señor presidente: por supuesto que toda ampliación de derecho es bien recibida Personalmente lo celebro, porque forma parte de nuestro ADN radical la lucha permanente por la ampliación de derechos en lo que respecta a los derechos de los jóvenes, de los niños, de los trabajadores y todo aquello que nuestra Constitución establece desde un principio. Recuerdo que allá por el año 1989 la Juventud Radical planteaba, junto a Franja Morada, la necesidad de ampliar el derecho a voto a los 16 años, a fin de que este derecho fuese más amplio e inclusivo.

Por eso, reitero que la ampliación de derechos será siempre bien recibida en el seno del radicalismo. Ahora bien, la ampliación de un derecho, que hoy es motivo de alegría y de beneplácito, no implica que no podamos hacer una queja formal por la falta de discusión o por aquellos derechos, que si bien ya existen, no se ponen en funcionamiento. Me refiero al derecho al estudio y el derecho al trabajo.

En ese sentido, quisiera citar algunos datos estadísticos brindados por el propio INDEC. Así, puedo decir que desde 2003 a 2010, en la franja de la población que va de los 16 a los 24 años, ha crecido en un 17 por ciento la cantidad de jóvenes que no estudian ni trabajan, a pesar de que el oficialismo se jacta de haber puesto en marcha justamente en 2003 un modelo progresista e inclusivo.

Lamentablemente, para esta franja etaria de la población ni siquiera hemos logrado dar la discusión sobre esta realidad que la afecta, según la cual 2 de cada 10 jóvenes no trabajan ni estudian. Además, lejos de brindar soluciones inmediatas a esa necesidad, vamos para atrás.

Digo esto porque de acuerdo con el presupuesto que el oficialismo aprobó sin prisa y sin pausa para el año 2013, tenemos 23.867 becas menos para los estudiantes universitarios. Asimismo, cabe señalar que en la actualidad en nuestro país hay 2.618.560 personas excluidas. De ellos, el 35 por ciento son jóvenes de 14 a 25 años. Reitero que estos datos corresponden al propio INDEC.

Por otra parte, en 2006 se aprobó la ley 26.206, que establece la obligatoriedad de los estudios secundarios. Esto tampoco se cumple por ausencia del Estado. Es cierto que se está trabajando para corregir esta realidad, pero las cosas no se están haciendo bien o las medidas no se implementan de manera correcta.

Tengo otro dato que reafirma lo que estoy diciendo. En el estrato que va de los 17 a los 18 años hay un 26 por ciento de adolescentes jóvenes de las zonas urbanas que no están incluidos en el sistema educativo; estamos hablando de casi 3 jóvenes de cada 10. Por lo tanto, es fundamental seguir ampliando derechos en todos los sentidos, para nuestros trabajadores, para nuestros jóvenes y para nuestros ancianos. Pero también es de vital importancia fortificar los ya adquiridos, de manera cabal para el Ejecutivo, y de manera concienzuda para el legislativo, que tiene que discutir las mejores soluciones.

(Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara, Norma Amanda Abdala de Matarazzo).

Sr. Sacca.- Para dar un solo dato, en la provincia de Buenos Aires uno de cada tres jóvenes termina la secundaria, uno de cada tres está en la escuela y uno de cada tres está afuera del sistema educativo. No sólo no tienen la asistencia estatal para estudiar, sino tampoco para trabajar. Son datos del INDEC, señores. Sin duda que se ha avanzado mucho en materia de beneficios, por ejemplo, para los bebés y para las madres, como la Asignación Universal por Hijo. Esto es indudable.

Sin duda que también se ha avanzado mucho en cuanto a las jubilaciones con la moratoria jubilatoria, aunque todavía hay deudas pendientes. Hemos descuidado mucho a nuestros jóvenes, ya sea tanto con derechos que no tienen como con derechos que ya tienen, pero que no están siendo garantizados.

Es importante reivindicar la tarea que realizó la juventud radical junto a Franja Morada y a la Federación Universitaria Argentina, que no cesó un segundo en militar permanentemente a favor del voto joven. Por supuesto que lo hizo tratando de que fuera un voto obligatorio. Nuestro dictamen es en ese sentido. Quiero recordar a la diputada preopinante que dijo que la oposición no estaba organizada y que la organización juvenil más grande de este país, la Federación Universitaria Argentina, está conducida por la oposición. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos.

Sr. Rogel.- Señores legisladores, señora presidenta: el bloque de la Unión Cívica Radical, que integro, viene hoy al tratamiento de un proyecto de reforma al Código Electoral que en su artículo 1º pretende incluir la posibilidad de que los jóvenes en la República Argentina emitan su voto y, de esa manera, decidan el destino nacional a partir de los 16 años de manera no obligatoria.

El bloque que represento tiene diferencias, dudas y sospechas con respecto a este proyecto. ¿En qué consisten esas dudas, diferencias y sospechas? El diputado Tunessi, entre otros, se ha referido a ellas con muchísima claridad. Las voy a repetir de manera escueta. Hay diferencias, dudas y sospechas que, al tener un proyecto alternativo, las hemos planteado por escrito.

En primer lugar, no podemos estar discutiendo la reforma al Código Civil en la República Argentina sin resolver la contradicción de que se esté otorgando el derecho a votar y todavía las personas que tienen 18 años en nuestro país no tienen plenas capacidades. Esta es una contradicción que todavía estamos a tiempo de resolver para que no exista una grosera diferencia con la norma que se va a sancionar en el día de la fecha.

En segundo lugar, hay que tener en cuenta el concepto de obligatoriedad, que nosotros hemos incluido en nuestro proyecto y a lo que el oficialismo se ha negado. Una situación parecida se ha dado en Chile, retirando la obligatoriedad del voto. Otra diferencia que se manifiesta claramente y que tiene que ver con nuestras sospechas se vincula con que si estamos otorgando derechos fuera de toda especulación, es lógico, loable y necesario que el proyecto entre en vigencia a partir del año 2015.

De lo contrario, en un solo juicio y sin ninguna descalificación, tenemos el derecho de pensar que se hace con un fin específicamente electoralista a partir de alguna encuesta que ande dando vueltas. Por último, pensamos que nuestro proyecto y el del diputado Maldonado –al que ha hecho referencia el diputado Tunessi , que contemplaba un programa integral de políticas de inclusión, debería haber ido en paralelo con este proyecto de ley. Pues bien, ¿qué ocurre hoy en la Argentina? Hay dos posiciones: si votás por el proyecto que ha traído el gobierno, estás cerca de los Kirchner; si votás en contra, estás con la derecha y puntos suspensivos. El país no se divide en dos. Como dice la canción: “Somos mucho más que dos”. Al menos, habemos tres; por lo menos, creemos que estamos los radicales.

Entonces, ¿qué tenemos que hacer como ejercicio intelectual? Ir al origen, a la fuente. Sin apoderarnos de la historia, fue la Unión Cívica Radical, con sangre sudor y lágrimas, quien logró después de veinticinco y cinco años de abstención revolucionaria que el más pobre de los criollos, sin que el patrón le robara la libreta en la puerta del cuarto oscuro, decidiera el destino nacional.

Allí estuvo Hipólito Yrigoyen, y para ello dejó los mejores años de su vida, con muertos y tres revoluciones. No se repartieron escarapelas y chocolate, hubo muertos y en la revolución de 1905 Hipólito Yrigoyen se responsabilizó absolutamente de todo lo ocurrido pese a que la proclama revolucionaria había sido firmada por los hijos de las familias más patricias de Buenos Aires , como símbolo de que se necesitaba terminar con el fraude y toda la corrupción imperante. A eso Hipólito Yrigoyen dedicó su vida y la Unión Cívica Radical estuvo veinticinco años, hasta 1916.

Armamos un partido antes de lanzar una candidatura; después que armamos el partido luchamos para que la gente votara y recién después nos presentamos a elecciones. Eso hemos hecho en la construcción democrática como aporte a la Argentina. Por eso nosotros tenemos dudas de cómo se construye el poder popular, y cómo se construye la posibilidad de otorgar nuevos derechos. Soy de las personas que creen que los legisladores no somos los titulares del derecho, sino que es el pueblo; aquí estamos por mandato popular para decir cómo y cuándo hay que otorgar esos derechos.

Apelando a esa historia, cuando el 6 de septiembre de 1930 se produjo el infame golpe de Estado por el petróleo en la República Argentina, en la Isla Martín García Hipólito Yrigoyen, seis meses después, decía que había que empezar de nuevo. No se refería a lanzar su candidatura, porque sabía que no iba a volver, sino que pensaba en reconstruir la democracia. Tanto es así que a los tres meses tuvieron que cambiarle de carcelero, porque ya lo había convencido.

En esa persistencia histórica que tuvo este partido es que hemos construido entre todos la democracia y en eso me baso para lo que voy a decir. Como se dijo aquí, la juventud ha sido partícipe. Fue Barrotaveña en aquella proclama histórica que lanzó el desafío a los jóvenes; fueron los jóvenes quienes hicieron realidad la 1420 y la reforma del 18 para que los trabajadores y el pueblo pudieran acceder a la universidad en la República Argentina; fue la juventud radical, después de las reuniones de Setúbal, la que fue a buscar a Raúl Alfonsín para conformar el último y seguramente definitivo proceso de consolidación democrática.

La UCR tiene los problemas de toda construcción democrática. Hay diferentes posiciones respecto a cómo apretar el dedo entre estas dos encrucijadas: el sí o el no. Pero hay plena coincidencia, y lo hemos plasmado en el proyecto, en que nos hubiera gustado que en una cosa tan interesante el oficialismo hubiera tenido a bien para un partido que tuvo algo que ver, como relaté, en la construcción democrática de la Argentina, abrir el proyecto para incluir algunas modificaciones. Ello no fue posible.

Era esto o nada. Por eso algunos legisladores a la hora de apretar el botón votarán de una manera y otros, de otra. Las coincidencias están plasmadas. Si hay un partido que no tiene que dar lecciones de construcción democrática, entre otros seguramente está el nuestro. Si hay un partido que no tiene que salir a explicar a los pibes que amamos y deseamos profundamente que participen, es el nuestro.

Pese a todo, la Unión Cívica Radical conduce la Federación Universitaria Argentina en nuestra República. Quien gobierna sabrá qué profundidad le quiso dar al proyecto. Como puede haber alguna especulación a la hora de votar, pido a la Presidencia que también se ponga en consideración un proyecto de mi autoría y de otros señores diputados, contenido en el expediente 6.397-D.-2012, que plantea la obligatoriedad del voto hasta los 75 años, exceptuando la responsabilidad de quien deba ser fiscal o presidente de mesa.

En un país donde la democracia ha estado bastante ausente, la capacidad de todas esas personas debe ser utilizada. Mi pedido es para aventar cualquier sospecha respecto de a quién puede beneficiar o perjudicar esta medida. Algunos podrán pensar que esa franja puede ser adversa al gobierno. Por las convicciones profundas que vienen desde la historia, aun a riesgo de equivocarme, a pesar de las dudas, sospechas, y de las diferencias planteadas en nuestro proyecto alternativo, por los pibes de la Juventud Radical y de Franja Morada, vamos a acompañar en general el proyecto en consideración para que los pibes en la República Argentina puedan decidir el destino nacional.(Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por San Luis.

Sr. Pansa.- Señora presidenta: a comienzos de los años ochenta Raúl Porchetto ironizaba con una canción y nos decía: “Si hay que triunfar/siempre te vamos a llamar/para guerras o elecciones/pibe no nos abandones. Che, pibe, vení, votá”. Este fue el himno de muchos jóvenes de la democracia que habían sido niños en la dictadura.

En esta canción veíamos materializado el reclamo de nuestros derechos: derecho a ser escuchados, valorados, comprendidos y no utilizados. Fue la generación de los años 80, que nutrió las instituciones cuando volvió la democracia. Se forjó en su espíritu, y aun cuando nada le fue fácil, supo poner el hombro a las instituciones, luchando con enorme sacrificio para hacerse un lugar en la política de un país que elegía la vida democrática como garantía de paz y progreso.

Por eso hoy nos seguimos preguntando, en nombre de esos jóvenes de la generación de los años 80 y 90, dónde quedaron nuestros derechos, nuestras aspiraciones; cómo estamos hoy con ese reclamo que parece que, más allá del gobierno de turno, sigue teniendo igual vigencia. Veamos qué supimos hacer. Nuestro país fue firmante de la Convención sobre los Derechos del Niño en los años 90, a la que le dimos rango constitucional con la reforma de 1994. Anteriormente, adherimos al Pacto de San José de Costa Rica. Además, materializamos todo en una ley: la 26.601 sobre Protección Integral de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes.

Consagramos el derecho a la calidad de vida, a la integridad, a la educación, a la salud, a la protección de los derechos humanos, al ambiente y al paisaje, al trabajo decente, a la seguridad social y al acceso a una vivienda digna. Es hora de ver y analizar qué hicimos con todo esto; qué vida le dimos a la letra. Analicemos el derecho a la vivienda, pero hagámoslo en un país en el que todos los días nos dicen que se creció al 8 por ciento promedio anual.

Los propietarios de viviendas en 1980 representaban el 71 por ciento; en 2001, el 70 por ciento, y en 2010, el 67 por ciento. Los inquilinos en 2001, llegaban al 11 por ciento; en 2010, al 20 por ciento. En materia de hacinamiento en viviendas aptas, en 2001 se registraba un 22 por ciento, y en 2010, un 37 por ciento. Respecto del hacinamiento en hogares de más de tres personas por cuarto, en 2001 había alrededor de 500 mil, y después de crecer durante diez años, en 2010 seguimos teniendo prácticamente la misma cifra.

Según datos del barómetro de la deuda social, el informe 2012, el 18 por ciento de los jóvenes viven en construcciones precarias; el 20 por ciento, en condiciones de hacinamiento, el 18 por ciento, sin acceso al agua corriente, y el 40 por ciento, sin gas.

Esto nos dice que en este país que creció tanto, el gobierno no supo o no quiso construir una verdadera justicia social. Hay más de 3 millones de hogares con problemas de vivienda, 10 millones de argentinos afectados y, como todos sabemos, esto significa claramente que estos niños, jóvenes y adolescentes no tienen una vivienda digna, no encuentran su lugar, un hogar que los contenga, lo cual los desplaza a la esquina, donde tampoco encuentran contención y se los expone a la marginalidad, que, aunque este gobierno quiera esconder bajo la alfombra, destruye día a día a toda la sociedad, tomando forma de asesinatos, de violaciones, de robos, de violencia familiar y de un crecimiento desmesurado del narcotráfico, para el que parece que no se tiene una estrategia clara para controlarlo.

Veamos un poco qué pasa con el derecho a educarse, derecho fundamental al que nos comprometimos como todos sabrán- por todos los convenios signados, especialmente con la ley de protección de los derechos del niño, que expresamente en el artículo 15 dice: “Derecho a la educación. Los niños, niñas y adolescentes tienen derecho a la educación pública y gratuita, atendiendo a su desarrollo integral, a su preparación para el ejercicio de la ciudadanía, a su formación para la convivencia democrática y el trabajo.” Sin embargo, y aún cuando no podemos negar el incremento del presupuesto para la educación, los resultados lejos de ser alentadores, deben ser una permanente alerta para cambiar el rumbo, si es que éste existiera.

El informe de la UNESCO dice que sólo el 43 por ciento de los jóvenes en la Argentina finaliza el secundario; en Perú y Chile, el 70; en Colombia, el 64; en Bolivia, el 50; y en Ecuador el 48. Más del 50 por ciento de los niños de 15 años no comprenden textos sencillos. La prueba PISA del 2009, donde participan 65 países, en exámenes a jóvenes de 15 años, dice que la Argentina está en el puesto 58 en lectura, 55 en matemática y 56 en ciencias. Hoy sabemos que de la población de entre 15 y 34 años, el 20 por ciento nunca lee un diario. En el 2003, 846 mil jóvenes no estudiaban ni trabajaban en la Argentina; en el 2010, 993 mil jóvenes no estudiaban ni trabajaban en la Argentina, y en la actualidad hay datos que indican que más de 1.200.000 jóvenes no estudian ni trabajan.

En la Argentina se lee menos de un cuarto de libro por año. En la educación secundaria el 28,5 por ciento mantiene algún rezago educativo. Seguramente tampoco ha sabido este gobierno darle contenido a un derecho tan básico como la educación, tan relacionado con la que hoy tratamos. Difícilmente la educación actual responda a la necesidad de instrucción integral para la formación de ciudadanos plenos; ni decir si a esto lo miramos por segmentos sociales, donde existen abismales diferencias en la posibilidad de acceder a educaciones especiales, como las plásticas, las musicales o la educación física, cuestiones no menores para completar ese ciudadano íntegro y formado para la vida democrática. Veamos qué pasó con los derechos humanos de los jóvenes. Realmente qué poco creíble se hace el relato cuando tampoco en el plano de los derechos humanos esenciales se avanzó.

El Pacto de San José de Costa Rica, en su artículo 7°, incisos 2), 3) y 5), garantiza los derechos a la libertad personal, y en su artículo 8°, inciso 2), la presunción de inocencia. Lo propio hace la Convención de los Derechos del Niño, en su artículo 37.

Sin embargo, se sigue aplicando el decreto ley 22.278/80, de la dictadura. Esto permite que el Estado pueda intervenir en la vida de los menores y de sus derechos, invocando el abandono material o moral. También bajo la supuesta tutela del Estado se permite la privación de la libertad aun en inocencia.

 Por la Convención sobre los Derechos del Niño, los adolescentes son sujetos de derecho responsables en el ámbito de la democracia. Es lamentable recorrer los sitios destinados a menores, para su cuidado, en algunos casos, y para su recuperación, en otros. Llenan de preocupación las condiciones paupérrimas, cercanas al abandono, que hoy existen en esos temas. Hace instantes mencionamos el flagelo de las adicciones.

Esto nos lleva a preguntarnos qué representa en realidad esta problemática. ¿Se trata de una problemática en sí misma o del síntoma de una sociedad que no produce los mecanismos necesarios para incluir, asistir, generar horizontes y construir espacios para su desarrollo integral, acompañando a los niños y jóvenes en esta etapa tan difícil de formación? Debemos profundizar este análisis si realmente, como sociedad, estamos comprometidos con nuestros niños, niñas y adolescentes.

Siguiendo con la problemática de las adicciones, en el informe publicado en 2011 por la CICAD –Comisión Interamericana para el Control del Abuso de Drogas vemos claros indicios de lo expuesto y de la ausencia de políticas públicas en esta temática. Allí se indica un aumento, en los últimos años, de la prevalencia del consumo de marihuana entre los adolescentes en el secundario. Se ubica a la Argentina entre los cinco países con prevalencia más alta en el uso de cocaína respecto de la población de estudiantes secundarios.

Además, sabemos que el inicio del consumo de alcohol hoy se sitúa a los 13 años, y el comienzo del consumo de marihuana y cocaína, a los 14 años. Frente a esto, la Sedronar tiene un presupuesto de 103 millones de pesos para 2013, que en más de la mitad representa gastos operativos.

A las claras, esto es insuficiente. En la Argentina no hay instituciones para la internación de menores que se encuentren en condiciones reales que permitan lograr el verdadero objetivo de preservar al menor y recuperarlo. Éste es otro derecho más que solo declamamos o ponemos sobre la mesa en vísperas de elecciones.

Veamos qué pasa con el derecho al medioambiente digno.

 Sería bueno pensar en los términos de sustentabilidad medioambiental, en el legado para estas generaciones, en lo que dejaremos a ellas para que puedan desarrollarse y crecer; pero la respuesta que tenemos sigue siendo desalentadora. La ley de glaciares ha sido complicada de mil formas. Ni siquiera hemos sido capaces de terminar su inventario, y de esa manera nadie podrá valorar cuánto destruirán las megainversiones de las mineras amigas del gobierno; ello, hasta que sea tarde y debamos hablar de refugiados ambientales, de recursos hídricos perdidos y de sociedades que no contarán con agua de calidad para desarrollarse.

De igual manera ha sucedido con la ley de bosques. En los presupuestos nacionales, del presente o del pasado, no hemos fijado los montos necesarios a los que por ley estamos obligados; para 2013 se han previsto 230 millones de pesos, frente a los más de 2.500 millones de pesos que corresponden.

También debemos citar la ley de recuperación de basura electrónica, demorada hasta lo imposible vaya a saber para beneficio de quién; de nuestros jóvenes, seguramente, no.

Analicemos qué pasa con el tratamiento de la contaminación de la cuenca Riachuelo-Matanza. A cuatro años de la sentencia de la Corte Suprema existen más de 6 millones de personas que viven en la cuenca, el 20 por ciento de las cuales está en riesgo. De esas personas, 700 mil son niños.

El 14 por ciento de esos chicos tiene déficit psicomotor; el 4 por ciento tiene plomo en la sangre; el 3,5 por ciento, arsénico en la orina; el 1,78 por ciento está contaminado con cromo, y el 1 por ciento, con mercurio, y finalmente, el 29,1 por ciento es anémico. El último informe de la Asociación de Vecinos de La Matanza, por el que se pide auxilio a la sociedad, dice textualmente: “Todos sabemos que el curso tiene alto grado de contaminación. No sabemos el grado de riesgo sanitario que representan las aguas, los sedimentos y el aire tanto para humanos como para el resto de la biota del ecosistema”.

Mientras tanto, la Autoridad de la Cuenca Matanza-Riachuelo –ACUMAR ha establecido criterios de calidad del agua y efluentes que parecen determinados a mantener o incrementar el riesgo tóxico. La lógica pareciera la misma, ignorar la ley aun cuando el mandato provenga de la propia Constitución Nacional, de leyes o de la Corte Suprema de Justicia de la Nación.

Por eso, señora presidenta, como parte de esta generación de jóvenes que tanto luchamos por nuestros derechos y en nombre de mis compañeros del bloque peronista, voto a favor de la educación; voto a favor de los derechos básicos de los jóvenes actuales y futuros; voto a favor de su inclusión, de su derecho a una vivienda digna; voto a favor de la salud y del goce de un medio ambiente sano; voto a favor de sus derechos humanos y su verdadera inclusión; voto a favor de sus esperanzas y su derecho a progresar y vivir en democracia.

Pero jamás, señora presidenta, jamás a favor de este proyecto del oficialismo inspirado en su necesidad de perpetuarse en el gobierno convencido de ser propietario único de toda razón y verdad. Con respecto a eso el sociólogo francés Alain Touraine dice: “¡La democracia sería una palabra muy pobre si no fuera definida por los campos de batalla en los que tantos hombres y mujeres combatieron por ella! “Si necesitamos una definición fuerte de la democracia, es en parte porque hay que oponerla a aquellos que en nombre de las luchas democráticas antiguas, se constituyeron y siguen constituyéndose en los servidores del absolutismo y la intolerancia.”

Claramente no es ni será este el camino y la forma de construir más derechos y democracia para los jóvenes de hoy y los que lo fuimos en el ayer. (Aplausos).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires, quien compartirá el término de quince minutos con el diputado Valinotto.

Sr. Duclós.- Señora presidenta: nos toca legislar sobre una cuestión que representa la ampliación de derechos para un sector de la sociedad: los jóvenes de 16 a 18 años, pero paradójicamente no observamos el involucramiento ni la movilización de los mismos tras este objetivo. Escuchamos hablar del compromiso y el entusiasmo de los jóvenes militantes que participan activamente en distintas fuerzas políticas, pero cuando dirigimos la mirada al conjunto de los jóvenes de la sociedad advertimos con preocupación que un alto porcentaje muestra indiferencia o indirectamente asegura no sentirse en condiciones de emitir un voto responsable o a conciencia.

Créame, señora presidenta, que quien proviene de la militancia juvenil, abrazando con pasión el amanecer de la democracia, próxima a cumplir treinta años gracias a la lucha de muchos argentinos y el compromiso especialmente de muchos jóvenes, no deja de observar este proceso con cierta amargura. Aquel 30 de octubre de l983 tenía 17 años y me quedé con muchas ganas de votar. ¿Qué hemos hecho para que ante la posibilidad de brindar a los jóvenes el derecho a elegir a sus representantes no tengamos en las calles su presencia respaldando esta iniciativa? La respuesta la encontramos al dialogar con ellos en la escuela, el club, el barrio.

Muchos nos plantean que no les interesa, los indiferentes; otros que no quieren votar porque no se sienten con la información necesaria para participar de una decisión responsable, los desinformados; también nos encontramos con el reproche de aquellos que nos preguntan para qué, si la política y el Estado no les dan respuesta a sus necesidades prioritarias, los desencantados.

¿Cómo no comprenderlos cuando coincidimos en que no hemos podido asegurarles equidad y calidad en la educación? En este debate se han citado estadísticas de estudios serios que muestran que aproximadamente la mitad de los jóvenes en la etapa del nivel medio no termina la secundaria. Y si analizamos la composición de este 50 por ciento de deserción nos encontramos con que el 70 por ciento pertenece a los sectores más desfavorecidos.

Si analizamos las posibilidades de insertarse luego en el mercado de trabajo, veremos que quienes lo intenten se encontrarán en desventaja por la falta de calificación. Los que quieren ingresar a la universidad o a los institutos terciarios se encuentran con dificultades económicas o distintos condicionamientos socioculturales. Reivindicamos con orgullo que tenemos un sistema educativo gratuito, pero debemos ser sinceros y reconocer que no todos los que quieren pueden ingresar a la universidad para cursar estudios superiores.

Muchos de ellos no pueden acceder a las becas, porque tienen montos insuficientes o porque se perciben de manera tardía. Otros tienen desventajas por la brecha existente en la calidad educativa que se produce en la escuela secundaria. La van acumulando y llegan con debilidad a la universidad, o ingresan a una carrera terciaria pero luego deben abandonar. Ahí tenemos un 40 por ciento de deserción, aproximadamente, en los estudios superiores. Por eso es que hay distintas iniciativas presentadas en esta Cámara vinculadas con temas.

Recientemente hemos presentado un proyecto de ley por el que se propone la creación del Instituto Nacional para la Igualdad de Oportunidades en Educación Superior. El Frente Amplio Progresista también ha presentado un proyecto de Ley Nacional de la Juventud y hay otras iniciativas vinculadas con el primer empleo, el acceso a la vivienda, a la salud y distintos derechos que están pendientes. No cabe duda –y este es un momento de reflexión para todos quienes integramos esta Cámara- de que este Congreso está en mora respecto de avanzar en la generación de herramientas que permitan instrumentar políticas públicas que atiendan los profundas necesidades de la juventud.

Por eso, cuando nos encontramos frente a los legítimos reproches de los jóvenes, les hemos dicho que no se dejen quitar el derecho a elegir y transformar esta instancia en una oportunidad para luchar por incluir en la agenda las políticas públicas pendientes. Les decimos que tomen el voto como una llave para abrir las puertas de las conquistas de los derechos aún sin ejercer. Confiamos en los jóvenes. No tenemos dudas de que, finalmente, los jóvenes tomarán conciencia de su poder, se comprometerán y, seguramente, nos exigirán cada vez más para que todos estemos a la altura de las circunstancias, lo que significa estar a la altura de sus demandas.

En consecuencia, intentando interpretar este mensaje de los jóvenes y la necesidad de fortalecer y perfeccionar nuestra democracia, desde el Frente Amplio Progresista hemos suscrito un dictamen propio, tal como lo anticipó el señor diputado Zabalza.

Entre sus postulados nuestra iniciativa expresa la obligatoriedad del voto. No cabe duda de que nuestra Constitución así lo establece en el artículo 37, al señalar el carácter universal, igualitario, secreto y obligatorio del voto. No existen razones para discriminar a este segmento de la población. El oficialismo ha encontrado el eufemismo de decir que se mantiene la obligatoriedad legislativa, pero al mismo tiempo se exime de sanción a quien no concurra a votar. Como ya se ha dicho aquí, no hay obligación que pueda sostenerse si no existe una penalidad que se fije por el incumplimiento.

Todos sabemos que la eximente que se trata de plantear tiene otro fundamento cuando se la vincula con los mayores de 70 años.

Cuando se legisló, se presumió que los mayores de esa edad constituyen un segmento con dificultades para movilizarse. Felizmente esto ha quedado cada vez más desactualizado, porque la expectativa de vida saludable va evolucionando, y ya son muy pocos los que tienen estos condicionamientos. Por lo tanto, no existe posibilidad alguna de equiparar una situación con la otra. Les estamos enviando a los jóvenes un mensaje negativo y contradictorio al decirles que les otorgamos un derecho pero que queda librado al criterio de ellos el hecho de ir o no a votar. El voto, así como es un derecho, también va de la mano de la responsabilidad que corresponde asumir.

Por esa situación de indiferencia y desinformación, proponemos la necesidad de encarar una campaña masiva de sensibilización y concientización a nivel nacional, mediante la intervención de los distintos organismos competentes, para que rápidamente lleguemos a motivar o sensibilizar a todos aquellos que aún lo necesiten para que puedan aprovechar plenamente esta oportunidad. Planteamos la modernización y perfeccionamiento del sistema electoral.

Consideramos que no podemos desaprovechar esta oportunidad en la que estamos reformando el Código Electoral para avanzar en actualizaciones que representen mejoras orientadas a garantizar mayor transparencia y simplificación, así como también a estimular la participación.

La innovación en materia de normativa electoral puede coadyuvar al objetivo de fortalecer el vínculo entre la política y la ciudadanía, porque en una democracia el voto es uno de los pilares fundamentales. Como bien dijo el diputado Yoma hace un rato, tenemos un sistema anquilosado. Pues bien, atrevámonos a modificarlo. Es la segunda vez en el año que estamos modificando el Código Electoral; lo hicimos para incorporar la tarjeta, el soporte magnético del DNI para acreditar la identidad al momento de emitir el voto. Allí planteamos la necesidad de avanzar en la instrumentación de la boleta única como manera de transparentar, simplificar y garantizar igualdad de oportunidades a las fuerzas políticas que participan en el proceso electoral y también a los electores. Recuerdo que cuando tratamos este tema en la sesión del mes de abril, la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales, la señora diputada Conti, reconoció que nos debíamos este debate.

En la primera reunión de la comisión se conformó un grupo de trabajo integrado por un representante por cada uno de los bloques pero luego, lamentablemente, aún no hemos podido avanzar. Creemos que es necesario dar ese salto cualitativo. Si queremos convocar a los jóvenes a que se sumen a la vida democrática tenemos que hacerlo con un sistema moderno. Los chicos son de la era de la informática y del conocimiento, de las nuevas tecnologías. No podemos invitarlos a sumarse a un cuarto oscuro empapelado con tantas boletas, consecuencia del sistema que tenemos y de la fragmentación que padecemos. Nuestra propuesta contempla la incorporación del cupo joven. Para atraer la participación de los jóvenes es necesario que la lista de los candidatos tenga un cupo.

Así como fue necesario incorporar en su momento a la mujer, que estaba rezagada en la representación política, para que pudiera incorporarse fuertemente y así ocurrió , creemos que el cupo para los jóvenes es importante. Se nos dijo en la comisión que hay fuerzas que han abierto las puertas a la representación juvenil. Pensamos que esto no puede descansar en la decisión de un líder o de la dirigencia partidaria: es necesario que quede establecido en la norma. Proponemos que en las listas haya un cupo del 20 por ciento de jóvenes con posibilidades ciertas de ser elegidos.

También proponemos suprimir el umbral del 3 por ciento que determina, en definitiva, la imposibilidad de que muchas fuerzas minoritarias puedan acceder a la representación, lo que significa que muchos ciudadanos queden sin representación y se sobreestime la representación de las mayorías. Finalmente, como quiero ceder el uso de la palabra al señor diputado Valinotto, solicito autorización para insertar el resto de mi discurso en el Diario de Sesiones.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba, que cuenta con cuatro minutos.

 Sr. Valinotto.- Señora presidenta: voy a ser lo más sintético posible, dado que me han quedado muy pocos minutos. Hoy tratamos en una sesión especial un dictamen a partir de un oportunismo electoralista que ha creído tener el oficialismo, porque no podemos pensar que sea posible la existencia de una propuesta si antes no se analiza lo que quiere la sociedad y lo que quieren los mismos jóvenes de dieciséis y diecisiete años. En la sociedad no existía este reclamo, más allá del orgullo que hoy significa para nosotros que haya jóvenes con semejante posición política y tanta formación. Se trata de apenas un 16 por ciento de los jóvenes. Antes no lo reclamaban, aunque ahora vienen a adherir al proyecto, lo cual veo muy bien.

Nosotros estamos absolutamente de acuerdo con generar la posibilidad de que los jóvenes participen en la vida política del país, pero no lo pueden hacer en las actuales circunstancias, cuando tenemos un sistema electoral absolutamente perverso; un sistema electoral del que ellos mismos, que creen en la democracia, se van a avergonzar el día de la elección. Se van a encontrar con que ese 30 por ciento de pobres –al que pertenecen también los jóvenes que se van a incorporar que están recibiendo millones en concepto de ayuda social, son llevados a votar y son exigidos para determinada forma de emisión del voto. Esto es así y nadie lo puede negar. Lo vemos en cada acto electoral. Como se ha dicho acá, en el Congreso, a este sector no se lo toma como libre pensador, porque si está recibiendo aportes de parte del gobierno no debería votar en contra del oficialismo.

Por supuesto que no van a ser todos y que cada una de las fuerzas opositoras tiene la misma oportunidad, pero no el mismo aparato, movilización ni dinero. Creemos que si, efectivamente, se modificara la ley electoral, si pudiéramos debatir sobre su modificación estableciendo lista única, generaríamos mayor transparencia y mejoraríamos ostensiblemente el sistema electoral argentino.

Nosotros propiciamos ese voto. Por eso la abstención del FAP significa el respeto a los jóvenes y votar en contra de esta pretensión del oficialismo que no viene más que a generar o creer que con esto puede realmente condicionar un acto electivo. Incluso vamos a una Comisión donde ya tienen el dictamen cerrado, algo que se ha hecho costumbre. Antes se hacía disimuladamente; ahora se hace descaradamente, y se nos convoca con urgencia a esta sesión especial. ¿Qué necesidad tenemos de llegar a esta situación cuando tenemos tiempo para debatir? Pero no, el oficialismo considera que tiene que ir aceleradamente a poner en cartera cada una de estas posiciones pensando en su permanencia en el poder.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Alonso (L.).- Señora presidenta: en primer lugar hará uso de la palabra la señora diputada Martínez, y luego hablaré yo.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Martínez.- Señora presidenta: esta ley tiene dos caras, la que se muestra y la que se esconde. Nos quieren mostrar una ley épica para los jóvenes y nos esconden las faltas de política de juventud en casi diez años de gobierno. Para nosotros es importante llamar la atención y dejar en claro en este Congreso y al conjunto político en general, que nos debemos debates más urgentes.

Me hubiese gustado votar un conjunto de leyes para la juventud, leyes que respondan a la iniciación laboral, el primer empleo o la implementación del boleto estudiantil en todo el país, o que discutamos la cuestión educativa, ambiental o cultural. Quisiera estar debatiendo decenas de excelentes ideas y proyectos de todos los partidos políticos que hace mucho están presentados y esperan tratamiento de este Congreso.

Pero empezamos a revés. Hoy estamos a punto de votar una ley que responde a la necesidad de un gobierno y no a los problemas de los jóvenes de nuestro país.

Otros colegas dieron -y seguramente van a acercar- datos concretos que muestran la realidad que viven los jóvenes en la Argentina: la realidad de los que no estudian ni trabajan, los que no terminan el secundario, los que trabajan en condiciones precarias, los que no tienen acceso a la salud, y podemos seguir un rato largo con esas realidades de todo el país. Extender derechos políticos mientras los derechos sociales son precarios es crear ciudadanía frágil y débil.

Por eso nosotros no vamos a acompañar este proyecto del gobierno y no vamos a entrar en esta trampa de decir una cosa y hacer otra, o no hacer, en este caso. Hablamos de las dos caras que tiene esta ley, y la cara oculta es la que esconde los verdaderos fundamentos.

Esta ley le conviene electoralmente al partido del gobierno, pero seguramente no lo van a decir. Pero les conviene, y ojo que no lo digo por los votos. Lo digo porque esconden una agenda de gestión que cada vez se equivoca más. No encuentro en esta ley una vocación democrática del gobierno.

También se ha dicho que esta propuesta va a acercar a los jóvenes a la política. En realidad no lo sabemos; ojalá sea así. De cualquier manera, todo esto entra en contradicción con lo que surge del propio texto que estamos por votar. Digo esto porque, por un lado, permitimos que los jóvenes puedan votar pero, por el otro, impedimos que sean elegidos o que puedan fiscalizar su propio voto. Tengo la sensación de que les estamos diciendo que esto se mira, pero no se toca. Existen otras contradicciones.

Por ejemplo, a partir de la sanción de este proyecto vamos a tener jóvenes que podrán votar a los 16 años, pero no manejar; vamos a tener jóvenes que podrán votar, pero que no pueden ser elegidos; vamos a tener jóvenes con acceso al cuarto oscuro, pero sin acceso a una vivienda digna o a un crédito, y vamos a tener jóvenes que van a poder votar, pero que no podrán ir a bailar.

Seguramente a muchos de ustedes les resultarán banales algunas de las cosas que estoy diciendo, pero es la realidad de lo que vamos a sancionar en el día de hoy, y también es una realidad contradictoria que le dejaremos a los jóvenes a partir de mañana. Por último, quiero decir que nosotros siempre vamos a estar a favor de la extensión de derechos, más aún los que fortalecen la participación y la cultura democrática.

Pero hoy estamos a favor de una agenda joven, de una agenda legislativa que incluya sus derechos políticos y que no lo haga por un apuro electoral. Queremos construir una agenda que permita discutir los temas que preocupan e interesan a los jóvenes y que no se siga pateando el debate. (Aplausos.)

(Manifestaciones en las galerías)

 Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia solicita al público que se encuentra en las galerías que respete a los oradores. Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Alonso (L.).- Señora presidenta: a lo largo de estos últimos meses el tratamiento de este tema me ha llevado a cambiar varias veces mi posición frente al fondo de la cuestión. En este sentido, debo confesar –los miembros de esta Honorable Cámara ya lo saben que siempre me he encontrado en una posición favorable en toda discusión que tienda a la ampliación de derechos.

Sin embargo, a medida que el debate fue avanzando en el Senado y luego en esta Honorable Cámara, empecé a hacerme algunas preguntas, que son las que uno habitualmente se hace cada vez que se plantea una reforma institucional y política de este tipo.

Así, me pregunté si es una obligación incumplida por el Estado argentino que los jóvenes de 16 y 17 años no puedan votar.

¿Hay un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos que obligue al Estado argentino a promover una ley de ese tipo? ¿Quién promueve esta reforma? ¿Esta reforma estuvo antes en la agenda política del partido promotor? ¿Fue una promesa que hicieron en las campañas electorales de 2003, 2005, 2007, 2009 y 2011? ¿Cuál es el contexto en el que se promueve el voto de los jóvenes de 16 y 17 años? ¿Para qué lo hacen? ¿Cuándo va a aplicarse esta norma, en caso de ser aprobada? ¿Quien la promueve, se verá beneficiado con su aplicación?

Las respuestas a todas esas preguntas me llevan a la misma conclusión: estamos frente a un proyecto engañoso e hipócrita y ante una propuesta demagógica, tal como lo señaló con anterioridad en este recinto la señora diputada Carrió. Por todo eso, y por otras razones que voy a exponer a continuación, nuestro bloque va a votar en contra de este proyecto. Lo hacemos porque esta reforma no busca ampliar derechos; esta reforma buscar recortar la libertad de ser chico. 

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Alonso (L.).- Esto lo afirma con bastante crédito una diputada que ha promovido y votado a favor de la ley de matrimonio igualitario y de la ley de identidad de género, y que desde que ingresó a esta Cámara promueve la despenalización y legalización de la interrupción voluntaria del embarazo. O sea que algo de crédito respecto de la ampliación de derechos me puedo dar a mí misma, y también me lo pueden dar los colegas presentes en este recinto.

Aquí ya se ha dicho cuál ha sido la historia de los incumplimientos de los derechos de los niños, niñas y adolescentes desde el año 1983 a esta parte. Mi colega de bloque también se ha referido a las contradicciones que plantea este proyecto en lo que será el futuro comportamiento de nuestros adolescentes en la vida social, política, económica, cultural y demás. Es evidente que nosotros, como Estado, no cumplimos lo que la convención de los derechos de los niños, niñas y adolescentes nos manda.

La realidad es que la convención no nos manda que los jóvenes de 16 y 17 años tengan derecho a votar, pero sí que tengan derecho a educarse, a trabajar, a esparcirse, al deporte, a la cultura y a tener una familia. Y me parece que este Estado -y también el gobierno- niegan estos derechos al no dar tratamiento a una cantidad de proyectos que son necesarios y urgentes, y al no imputar partidas en las leyes de presupuesto para que esos derechos se efectivicen en la práctica.

Cuando uno responde todo ese cuestionario que yo hice al principio, llega a la conclusión de que los jóvenes no importan, no preocupan. Pero ahora los jóvenes sí importan porque van a votar, y entonces sí se vuelven un botín de caza para algunos actores políticos que entienden que pueden obtener beneficios de esos votos. Pero no responden con políticas públicas –y no lo han hecho en estos últimos años para satisfacer sus derechos y cumplir con las garantías que les corresponden.

Permítame citar, señora presidenta –va a ser una cita larga , al licenciado Espeche, que es psicólogo y jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital Pirovano de esta ciudad, quien participó en una de las audiencias que organizaron hace unas semanas las comisiones del Senado.

Decía Espeche: “No es un cercenamiento de derechos el hecho de que un chico de 12 ó 13 años no pueda manejar. No se trata de reprimir sino de conducir el crecimiento del chico hasta tanto esté condiciones de hacerlo. En términos evolutivos, si bien hay precocidad, los 16 años no son una edad donde la madurez sea suficiente como para, por ejemplo, ejercer algunos cargos públicos, conducir automóviles y, a mi criterio, humildemente, tampoco para emitir un voto. Esto no significa suprimir derechos sino al revés: entiendo que es ofrecer a los chicos el derecho a ser chicos. Se trata de ayudarlos a incubar su potencial hasta tanto accedan a la madurez correspondiente. Se insiste con la idea de seducir a los chicos con libertades que terminan esclavizándolos de sus propios impulsos o de algunos manejos espurios que se hacen en nombre de la libertad. En realidad, la libertad de un chico es la libertad de poder ser chico, y es deber del Estado, de la ciudadanía, de los padres, de los educadores y del mundo adulto comprender su propia función, que es la de ir cuidando a esos chicos para que puedan despegarse en tiempo y forma para acceder sin peligros o evitando la mayor parte de los peligros a una plena conciencia”.

Sabias palabras de un psicólogo, señora presidenta. Aquí se han escuchado voces de muchos abogados sobre el voto de los jóvenes de 16 y 17 años, pero me pareció importante traer esta mirada de Espeche respecto de la libertad de ser chicos. Los chicos tienen derecho a ser chicos y nosotros no tenemos derecho a hacerlos grandes de golpe mientras no cumplimentamos sus otros derechos y garantías. Señora presidenta: no me quedan dudas de que esta reforma no está pensada ni fue escrita para cuidar a los chicos ni para garantizarles la libertad de ser chicos. Aquí no se están ampliando sus derechos.

Les estamos diciendo que no pueden ser chicos y que tienen que ser adultos, pero sólo para votar; para un montón de otras cosas, no. Y yo quiero que sean chicos.

Quiero que disfruten de sus derechos como chicos y como adolescentes, y que incuben todo su potencial para que sean las mejores personas y los mejores ciudadanos.

Cuando analizo en estas semanas un estudio de opinión que muestra que el 83 por ciento de los consultados argentinos y argentinas están en contra de esta reforma, entiendo muchísimas cosas. Entiendo que este Congreso se apresta una vez más a desilusionar a toda la sociedad, a decirle que no le importan ni le preocupan las mismas cosas que a ella. Entonces se comprende el 13 de septiembre y lo que va a suceder el 8 de noviembre y el malestar de la sociedad.

(Varios señores diputados hablan a la vez)

 Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Silencio, por favor.

Sra. Alonso (L.).- Señora presidenta: cuando las instituciones no atienden ni entienden, nos alejamos más de nuestros ciudadanos. Voto convencida en contra de este proyecto porque, como dice Ricardo Forster, de Carta Abierta, en un viejo artículo: “De buenas intenciones está construido el camino a la barbarie”. (Aplausos.)

(Varios señores diputados hablan a la vez)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Neuquén.

Sra. Comelli.- Señora presidenta: el interbloque que formamos con diputados de distintas provincias no tiene una única postura, y cada uno va a adelantar la suya en particular. Algunos estamos a favor, otros están en contra, y hay quienes van a pedir en su momento insertar su exposición en el Diario de Sesiones y solicitarán permiso para abstenerse de votar, como es el caso de mis compañeros de bloque Guzmán y Brillo.

Yo hablo en nombre del diputado Wayar, que también va a votar a favor, mientras que el diputado Garramuño fundamentará después su posición. Pertenezco a un partido provincial que es un movimiento popular que nació y siempre fue acompañado por el calor de los jóvenes.

Empecé a militar muy joven, a una edad en que ni siquiera pude votar a Alfonsín, pero ello no me importaba, porque militábamos en un partido que nos abría las puertas para participar.

La concesión de derechos políticos, como decía Bobbio, fue la consecuencia natural de la concesión de los derechos de libertad, ya que la única garantía de respeto a la libertad radica en el derecho de poder controlar al poder al que le corresponde esa garantía. El ejercicio pleno de la libertad de nuestros jóvenes, ineludiblemente, tiene que estar conectado con la participación política: que tengan la posibilidad de elegir a sus representantes. Y desde el poder político, desde el Estado, desde la clase política, desde los diputados, tenemos que estar preparados para darles respuesta y contenerlos, no solamente en cuanto a los derechos políticos sino a todos los derechos que les son propios y de los que ya se ha hablado en este recinto.

Sobre todas las cosas debemos tener los oídos abiertos para escucharlos. Nuestros jóvenes van a interpelar fuertemente a sus representantes y tenemos que estar a la altura de esa circunstancia. Como militante siempre he reivindicado la participación plena, la máxima participación, porque en democracia muchos hablan de ella pero a la hora de afirmarla con la inclusión de más y mejores derechos, como es esta ampliación de derechos, parecen dudar o no entender la profundidad del concepto.

(Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, Julián Andrés Domínguez)

Sra. Comelli.- Estoy hablando de uno de los pilares de la democracia, que es la amplitud de la base de participación, como fue en su momento -y costó tanto entender- la amplitud para permitir el voto a las mujeres.

Recuerden bien: no había inmensas manifestaciones en las calles reclamando por el derecho del voto a las mujeres; era una ínfima minoría de mujeres militantes, particularmente después con el acompañamiento de la compañera Eva. Entonces, a aquella expresión de que los jóvenes no están en las calles reclamando por su derecho al voto, tenemos que darle una respuesta desde el derecho, no desde lo que me parece.

Creo que tenemos que admitir que la realidad que el derecho debe dar se debe ajustar a los compromisos y reconocimientos plenos que tenemos como obligación a partir no sólo de la Convención sobre los Derechos del Niño sino también de la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes.

 Hay un proyecto que pedimos que sea acompañado porque, en representación de Argentina, estuvo presente Mariano Cascallares y firmó aquella convención. Los jóvenes si quieren militar, lo hacen, algunos se solidarizan con los que menos tienen desde distintas organizaciones y asociaciones, trabajan, estudian, pueden formarse académicamente, optar por participar en los colegios; sin embargo, no pueden votar.

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita a los señores diputados que hagan silencio para escuchar a la oradora. Continúa en uso de la palabra la señora diputada por Neuquén.

Sra. Comelli.- Decía que uno de los argumentos que hemos escuchado es que los jóvenes, por ejemplo, van a elegir según dicten algunos adultos, corporaciones o grupos políticos. Los jóvenes no hacen lo que los adultos queremos que hagan, y las que somos mamás de adolescentes y conocemos a sus compañeros de escuela, sabemos que es así.

Ellos pretenden otras cosas. Son jóvenes y construyen permanentemente el contrarrelato de la historia. Son ellos los que critican y analizan los paradigmas establecidos y proponen nuevos y se sublevan a realidades preestablecidas. Necesitamos de la visión de los jóvenes a la hora de reflexionar, y tratar de sustraernos de tanto prejuicio. Hay muchísimos derechos que tienen que materializarse en realidades, políticas activas de gobierno.

Sin embargo, lo que estamos considerando en este momento se vincula con el planteo de los derechos políticos y no debemos hacerlo escudándonos en un montón de falacias o argumentando que los adolescentes son incapaces. No son chicos, no son niños; son adolescentes, como lo plantea la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes y también el nuevo Código Civil. Creo en el derecho que estamos por aprobar.

No sé si es primero el huevo o la gallina; es decir, si habría que crear planes de estudio para que los chicos voten o crear esta obligación, y que luego se ajusten los planes de estudio. No podemos tener conceptos tan reaccionarios como los que ha expresado alguna blonda diputada para con un grupo social que lo único que ha hecho es vivir las miserias de las políticas de los adultos.

 ¿Acaso somos mejores que los que pueden decidir y pensar? Recién se hablaba de una encuesta que reflejaba que el 83 por ciento está en contra de esta medida. Tal vez piensen que los votos puedan definirse por pertenecer a alguna mayoría.

Creo en esta norma. Se habla del 4,8 por ciento del total del padrón, si votara el ciento por ciento –cosa que es improbable , ello no cambiaría el destino de ninguna fuerza política. Tal vez obligue a tener un discurso y trabajar con la juventud para seducirla y así poder acompañar un proceso. Apoyo esta iniciativa en nombre de todos aquellos niños que los adultos –acá somos muchos hemos expulsado al trabajo desde muy jóvenes, con miles de carencias, y hoy son adultos de 15 años, padres de familia. (Aplausos en las galerías.)

Pertenezco a un partido en el que el diputado Claudio Domínguez y el concejal Juan Pablo Prezzoli han acompañado esta realidad, para que en Neuquén puedan tener la misma amplitud de derechos. Respetando las convicciones de todos y en particular las del interbloque que represento, que tiene distintas posturas según la inteligencia y la historia de cada uno, quiero finalizar diciendo que acompañamos con toda decisión esta modificación que se pretende hacer a la legislación. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Santiago del Estero.

Sra. Abdala de Matarazzo.- Señor presidente: esta iniciativa de modificación al Código Electoral Nacional abre una puerta de participación al segmento de jóvenes de 16 y 17 años, que tiene absoluta conciencia del acontecer diario, con acceso permanente a los medios de comunicación, a las redes sociales y a la tecnología en general. En muchos casos se trata de jóvenes cargados de responsabilidades familiares y laborales por su inserción temprana en el ámbito social.

Todos sabemos que una norma de estas características tiene la virtud de generar un espacio de verdadera participación ciudadana, pilar de la consolidación de los valores democráticos. Es cierto que aunque no tengan entidad, las consideraciones que devienen en comentarios maliciosos que subestiman la capacidad de los jóvenes, son utilizadas para dilatar o postergar el tratamiento de una cuestión trascendental como la que nos ocupa.

Estas son las cuestiones que nos ponen de cara a la sociedad, como genuinos representantes del pueblo, para que el anhelo y proclamación de mayor participación ciudadana vaya más allá de la tribuna o de la pauta. Por eso debemos descartar la discusión sobre qué porcentaje de los jóvenes de 16 y 17 años ejercerá la opción de votar, porque de ninguna manera se puede postergar una sustancial conquista social a causa de una mera y fría estadística. Debemos generar los espacios en que los jóvenes se puedan expresar y abrir los caminos de comunicación para la atención de sus inquietudes, que en definitiva será la antesala para posibilitar su participación a través del voto.

Sin duda alguna, esta norma que habilita en forma optativa a los jóvenes que sientan la vocación o la necesidad de expresarse, nos pone en el portal de la historia más allá de nuestra función y rol legislativo, dándonos la oportunidad de valorar la instancia, más allá de las especulaciones reales y mezquinas con respecto a la posibilidad que tenemos de avanzar hacia una nueva conquista social, como lo fue el voto universal con la ley Sáenz Peña, que celebra su centenario, el voto femenino, el cupo de género, el Código Nacional Electoral, etcétera.

Algunas provincias argentinas son las pioneras en asumir el cambio en un punto de la historia y de la política. No podemos porque sí o por temor, o por los mantos de duda inventada o las especulaciones odiosas que no se ajustan a la realidad, estar en contra de esta norma ampliatoria de los derechos y facultades de los jóvenes de 16 y 17 años.

No podemos consentir el absurdo de asociar la aplicación de la norma a una contienda electoral, ya que está demostrado que existe un vasto sector de jóvenes con ansias de participación ciudadana y vocación para sufragar, salvo el caso de algunos privilegiados provenientes del ámbito privado que recalaron en cargos políticos. Estoy segura de que la mayoría provenimos de la militancia en los partidos políticos, donde no excluimos a los menores de 18 años a la hora de participar, de opinar, de manifestarse políticamente.

En definitiva, esto sería de un menor análisis en comparación con la situación de los innumerables jóvenes que, por razones de carga familiar, de estudio o de ansias de superación, antes de los 18 años deben afrontar el mundo de las responsabilidades. Por eso, es justo y necesario que puedan expresarse democráticamente para gravitar, con su voto, sobre el destino institucional de nuestra patria. De hecho, la experiencia en las emancipaciones de los jóvenes, a lo largo y a lo ancho de la República, habla a las claras de la necesidad de ampliar la posibilidad de participación y decisión respecto de un segmento de la sociedad que a diario se manifiesta individualmente o en grupos.

Mal que pese a algunos, los jóvenes son el hoy porque su participación garantiza el futuro. Por todo lo expuesto, desde el bloque del Frente Cívico por Santiago, apoyo el voto optativo a los 16 años para quienes deseen participar, para aquellos que de hecho militan activamente en partidos políticos, para los que sienten la necesidad de definir quién habrá de representarlos. Actúo así en la convicción de que esta conquista social significa un salto cualitativo para nuestra democracia, y sobre todo, una cuota de confianza para nuestros jóvenes; los mismos que con orgullo abrazan la bandera argentina motivados por un modelo de país que los incluye y escucha haciéndolos protagonistas de la nueva historia. Asimismo, votaré afirmativamente en memoria de esos miles de jóvenes que también quisieron protagonizar la historia, pero fueron silenciados. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Prat-Gay.- Señor presidente: la propuesta del oficialismo consiste en un proyecto de ley tendiente a ampliar derechos. Me parece que, como legisladores, debemos preguntarnos no tanto qué derecho se amplía porque esto ya lo sabemos sino cuál es la lista de derechos que deberían ser ampliados y modificados, pues solo luego de recorrer esa lista estaremos en condiciones de interpretar a qué obedece la prioridad del oficialismo en concentrarse en esta ampliación de derechos.

Digo esto porque, a mi juicio, la gran mayoría de los bloques de la oposición habría estado dispuesta a aprobar el proyecto de ley en debate, si éste se hubiese planteado en otros términos. En algún momento, nosotros llegamos a alcanzar una propuesta –sin la formalidad de un proyecto en la que sugeríamos que a partir de la próxima elección presidencial, o sea, 2015, se ampliara a los jóvenes que entonces tuvieran 16 o 17 años el derecho de votar por primera vez en una presidencial. Quizás en estos momentos las galerías estarían llenas de preadolescentes de 13 y 14 años, no de 15 y 16. Incluso hasta sería una imagen más simpática y todos estaríamos de acuerdo en votar en esa dirección.

¿Por qué el oficialismo no estuvo de acuerdo? No hay otra respuesta posible: la motivación del oficialismo es la próxima elección. Y más allá de que estemos hablando de un puñado de votos, como desde el oficialismo nos quieren hacer creer, cuando el objetivo final es alcanzar la re reelección cualquier voto vale. Por eso, sin considerar la propuesta concreta de ampliación de derechos, como legisladores no podemos ignorar cuál es la motivación del oficialismo, que es manifiesta, clara y transparente. Ni siquiera la ha disimulado en el articulado y la lexicografía que utilizó en el proyecto de ley. Como bien lo planteó la diputada Terada, al oficialismo le interesa más que los jóvenes sean electores y no ciudadanos.

( Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Solicito a los asistentes a las galerías que guarden silencio, por favor.

Sr. Prat-Gay.- Nuestra interpretación y la de muchos bloques de la oposición es que el oficialismo quiere usar a los chicos para lograr la re reelección, y entendemos que es una práctica política totalmente repudiable...

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- ¡Solicito silencio, por favor!

Sr. Prat-Gay.- …usar a cualquier persona, pero más aún a los más jóvenes, a los que son la esperanza del país, incluidos por supuesto los que por su convicción hoy han venido a apoyar desde las galerías y nos dejan hablar como corresponde.

Esta es la segunda reforma electoral que propone el oficialismo en este año, y vemos una meticulosa selección de prioridades de su parte. La prioridad no es que los comicios y el acto electoral sean lo más transparentes posible, por ejemplo a través de un procedimiento de boleta única o de un procedimiento a nivel nacional –podrían ser discutibles sus pros y sus contras de voto electrónico, que sí existe en algunas provincias. Esto hubiera sido más prioritario que las dos reformas que nos acercó el oficialismo durante este año.

Más allá del mérito o no del argumento, ya se señaló que las encuestas demuestran con claridad que hoy esto no es una prioridad para los jóvenes. Me sucede lo mismo que a una diputada preopinante, pues mis hijos me dicen: “Me van a dar el derecho de ir a votar pero no me permiten ir a bailar”.

Realmente es así; las prioridades de los jóvenes y el grupo que pretendemos beneficiar son otras, y toda esta discusión es una cobertura para no encarar a fondo las cuestiones centrales que hoy afectan a la gran mayoría de los adolescentes en nuestro país.

Ejemplo de ello es la cuestión central del narcotráfico. ¿Qué se ha hecho durante este año como acción concreta de estos legisladores para tratar de reducir el narcotráfico, el flagelo más grande que produce un genocidio en la clase adolescente? Les damos el voto pero no los rescatamos efectivamente de la droga, no les damos una educación de calidad, no les damos la garantía de aspirar a un empleo digno al terminar la escuela secundaria, no les garantizamos la salud, no les damos una expectativa de vocación de progreso.

¿Qué estamos haciendo entonces, señor presidente? Como dije, no los rescatamos de la droga pero les decimos: “vení pibe, dame una mano, poné acá tu voto que nosotros te vamos a acompañar”.

No los protegemos de la inseguridad pero les decimos: “ayudame en esta que en la próxima te ayudo yo”. No les damos la posibilidad de progresar con educación pública de calidad y una salida laboral digna para todos los jóvenes que quieren progresar, pero sin embargo les pedimos que nos acompañen con el voto, no les facilitamos la esperanza de acceder a una vivienda.

¡Qué difícil es hoy llegar a tener una vivienda en la Argentina! No hablo de los adolescentes y jóvenes solamente, sino también de los adultos, más allá de las innumerables promesas incumplidas por este gobierno. Por eso decimos con toda claridad que estaríamos dispuestos al debate para que esta reforma se apruebe a partir de 2015.

Estamos dispuestos a discutir a fondo la respuesta que los chicos se merecen, pero no estamos de acuerdo con ser cómplices de usarlos inescrupulosamente, como pretende hacerlo este gobierno, que quiere hacer esto lo más rápido posible para asegurarse el año que viene alguna chance de modificar en algún lado las cosas para acceder a la reelección. No cuenten con nosotros para eso. No vamos a legitimar esta maniobra...

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita a la barra que por favor guarde silencio. Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sr. Prat-Gay.- De hecho, señor presidente, adelanto la decisión de nuestro bloque en el sentido de retirarnos del recinto antes de la votación, para no avalar esta trampa que está proponiendo el oficialismo. (Aplausos.) -

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita nuevamente a la barra que por favor guarde silencio. Tiene la palabra el señor diputado por Córdoba.

Sr. Fortuna.- Señor presidente: nadie puede dudar de que después de más de cincuenta años de vigencia del peronismo como movimiento de profunda raigambre popular, uno de sus principales aportes a la organización nacional y a su pueblo fue el permanente reconocimiento de la necesidad de incorporar derechos políticos, cívicos, sociales, económicos y culturales que la gente ha venido reclamando y que su concreción ha transformado efectivamente la vida de los argentinos.

Vale también la oportunidad para reconocer los valiosos aportes que se hicieron desde otros posicionamientos políticos y sociales, que tuvieron la sensibilidad suficiente para comprender la evolución de esos derechos, rescatando también la especial participación de la juventud argentina a lo largo de toda la historia. Sin duda que efectuó aportes importantísimos para el desarrollo de la democracia en nuestro país.

Los derechos existentes y los nuevos que van surgiendo en orden a la participación política, cobran verdadero valor cuando son útiles para transformar la realidad que se materializa en forma muy sencilla, logrando concretar las expectativas de los ciudadanos. Es una condición indispensable para mejorar la vida democrática. Obviamente que no estamos en contra de ampliar los derechos políticos de los jóvenes, que podrán votar entre los 16 y los 18 años.

Anticipo que voy a acompañar este proyecto. También estamos a favor de que efectivamente se cumplan los derechos vigentes en nuestra Constitución, como en nuestras leyes. Hoy representan una verdadera preocupación para los jóvenes, tal el caso del acceso a la educación, a la capacitación para el trabajo, a la salud, a la vivienda y a la recreación.

El Estado debe contar con políticas efectivas para atacar a las lacras del alcoholismo y la drogadicción, como también la trata de personas, donde los jóvenes son especialmente vulnerables, sin que exista una respuesta categórica a estos reclamos. Quiero remarcar que en nuestra provincia de Córdoba el peronismo fue pionero al impulsar innovaciones e incorporar derechos políticos. Algunos surgieron desde el llano, como aconteció con la experiencia de las internas abiertas para elegir candidatos.

Otros provienen del ejercicio del gobierno, como ocurrió con la ley de igualdad de género, que se sancionó con la reforma constitucional de 2001, o la habilitación de los jóvenes de dieciocho años, hombres y mujeres, para poder ser legisladores provinciales, que también logramos en ese año. El artículo 82 de la Constitución reformada en el año 2001 dice claramente que el derecho se asume efectivamente cuando el elector ocupa su cargo en la Legislatura provincial.

O sea que los jóvenes de dieciocho años que están en condiciones de ser legisladores pueden ser votados a los diecisiete años si las elecciones se hacen en forma anticipada. Quiero remarcar que en la capital de la provincia de Córdoba está habilitado desde el año 1995 en el nivel municipal el voto de los jóvenes que tienen entre dieciséis y dieciocho años para los cargos electivos municipales.

Cabe aclarar que ese proceso fue impulsado en la reforma de la Carta Orgánica municipal por la Unión Cívica Radical y que el sistema se viene utilizando desde esa época.

También corresponde decir que el grado de participación que han tenido los jóvenes en esa experiencia ha sido realmente escaso, pero valoramos la intención de que ellos vayan incorporando en forma progresiva las herramientas de la democracia en su función, en su compromiso y en su práctica militante.

Quiero dejar en claro que en nuestra provincia habilitamos en el año 2012 la utilización de la boleta única tanto para los cargos provinciales como para los municipales y que tuvimos un gran éxito en su aplicación. Volviendo al derecho de los jóvenes, la Convención de los Derechos del Niño reconoce un concepto de complemento y armonía entre los distintos derechos de los jóvenes, como son el derecho a la salud, a la nutrición, a la educación y por supuesto también a la participación política.

Pero debemos tener en claro que entre esos derechos no hay supremacías: son derechos que conforman una integralidad, que hacen a la armonía necesaria para desarrollar todas las potencialidades de los jóvenes.

Por eso digo que si vamos a ampliar derechos, comencemos por dar asistencia a los que ya están consagrados. Hay estadísticas confiables –como bien se dijo acá- que marcan la falencia del sistema en cobertura de salud y en el sistema educativo. Precisamente en el nivel medio, en donde está esa franja etaria, se percibe con mayor nitidez la incapacidad del sistema para que los jóvenes terminen sus estudios. Un 41 por ciento de esos jóvenes no lo hacen o se demoran en concluir su educación en el nivel medio.

No estamos hablando de un tema menor, porque precisamente la educación es la principal herramienta de inclusión social y es precisamente la que prevé las mejores condiciones para que después uno se pueda integrar al aparato productivo del trabajo. Para nosotros el trabajo es la principal fuente de la dignidad personal y familiar y constituye un pilar fundamental en el desarrollo de la sociedad en su conjunto.

Prepararse para una actividad laboral en esta etapa del desarrollo productivo requiere de la capacitación como principal herramienta para incorporar y hacer efectiva realmente la participación en el sistema laboral. Hoy los resultados de políticas que generaron exclusión social están a la vista de todos. Esto produce una incertidumbre adicional en nuestros jóvenes, que han visto a sus padres sin trabajo y han sufrido la pérdida de su fuente de ingreso.

Esta situación no ha sido percibida en su verdadera magnitud por parte del gobierno nacional, a pesar de que se han recuperado fuentes de trabajo y se ha reducido la desocupación. Todavía tenemos mucha pobreza y no aprovechamos las dificultades que nos da un mundo que cada vez más requiere de lo que somos capaces de producir. Finalmente, quiero dejar en claro que en ese sentido también en la provincia de Córdoba nuestros gobiernos desde que se hicieron cargo de la conducción del Estado provincial en el año 1999 implementaron políticas activas, como el programa Primer Paso, en plena ejecución y que logró la incorporación de más de 80.000 jóvenes entre los 16 y 25 años al aparato productivo provincial.

También remarco que en estos primeros diez meses de gestión hemos incorporado el boleto educativo gratuito, del cual participan 200.000 jóvenes, docentes y no docentes de todos los niveles que tienen habilitado el boleto educativo para poder concurrir gratuitamente a los distintos niveles de enseñanza que tenemos en la provincia de Córdoba. Con las consideraciones expresadas, esperemos que además de habilitar este derecho de participación política para los jóvenes, se tomen las decisiones pertinentes para hacer efectivos todos los derechos.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Raimundi.- Señor presidente: adelanto en nombre del Bloque de Nuevo Encuentro, que desde luego vamos a votar a favor de este proyecto. No lo voy a fundamentar contestando algunas contradicciones, pero a veces hay que escuchar cada cosa, ¿no? Porque nos ha pasado en más de un discurso que hemos escuchado –incluso en el mismo discurso, con diferencia de segundos- que se habla de especulación electoral por un lado, y al mismo tiempo se dice que faltan derechos y que esto constituye un retroceso.

Entonces, existe una contradicción: si realmente es verdad que faltan derechos, ¿cómo hacemos para presumir que los jóvenes van a votar a aquel que les fue quitando los derechos? Salvo que lo que realmente se piense es que los jóvenes son tontos y que van a votar a aquel que se le saca derechos. Si es así, hay que decirlo sin ningún subterfugio, con todas las palabras, pero hay que decirlo y no sugerir ese tipo de contradicciones. Más bien lo voy a fundamentar desde el contexto político actual que vive tanto nuestro país como nuestra región, señor presidente. Primero, porque es una reparación.

Yo no sé si ustedes recuerdan pero en la campaña electoral del año pasado había una publicidad que promocionaba la candidatura de dos personas que son colegas nuestros en esta misma Cámara, donde un joven se acercaba a una señora que estaba esperando un colectivo y casi que le quitaba pero con amabilidad la cartera. Así, se sugería que ese joven era un delincuente. Imagínese la gravedad de ese mensaje simbólico que se transmite a una mujer que está mirando eso y se siente representada. De esta manera, cada vez que se le acerque un joven pensará que le va a robar la cartera. Pero sobre todo tengamos en cuenta la sensación que tiene un joven ante una propaganda emitida desde la propia política que lo asocia con la delincuencia.

Esto mismo pasa en los programas de televisión que ustedes habrán visto sobre todo en los medios grandes, desde luego. Me refiero a esos programas conducidos por periodistas “progre”, que le ponen un micrófono a un joven, le modifican la voz, se expresa con dificultad, le pixelan o cuadriculan el rostro y de lo único que habla es de la oscuridad de la droga, del delito y de la violencia. Pero lo cierto es que la experiencia de estos últimos años marca un avance extraordinario en la creatividad que exhiben los jóvenes, sobre todo de los sectores más humildes, en términos de radios comunitarias, talleres de arte, tareas de cuidado de las personas mayores, cine, murgas, música, etcétera.

Lo que quiero decir con todo esto, es que este proyecto es una suerte de reparación frente a esa estigmatización del joven que hacen los poderes hegemónicos, a los que les conviene que la sociedad desconfíe de los jóvenes y que los jóvenes desconfíen de la política.

En segundo lugar, este proyecto es un reconocimiento, porque la velocidad de circulación de la información y la aceleración del ritmo de vida hace que hoy pasen muchas más cosas y en menos tiempo en la vida de un joven. Sin duda ellos llegan a un nivel de ubicación frente a la realidad que es anterior al que llegaban los jóvenes en otro momento, cuando el ritmo de circulación y de velocidad de la información era menor.

En tercer término, aquí se ha hablado de oportunismo. En este sentido, busqué en el diccionario de la Real Academia el significado de ese término, y dice: “Conducta socio política que prescinde de principio y condiciones tomando en cuenta sólo las circunstancias de tiempo y lugar para obtener el mayor beneficio.” Veamos si es así. Preguntémonos qué se logró con el plan Conectar Igualdad.

En este caso debemos tener en cuenta que la computadora no es tan importante para un joven que vive en una casa en la que los papás o los hermanos ya tienen una computadora; es importante para el joven que vive en una familia en la que sus papás jamás le hubieran podido comprar esa computadora, ya sea por limitaciones económicas, culturales o estructurales que arrastramos como sociedad.

También debemos tener en cuenta lo que representa la televisión digital como salto tecnológico, porque en lugar de ocurrir lo mismo que en otros saltos tecnológicos, en los que primero accedían a él quienes tenían dinero para comprar, en este caso llegó primero a quienes reciben la asignación universal, una jubilación mínima o algún programa asistencial. Lo mismo tenemos que decir respecto de la identidad de género. Antes una persona tenía que humillarse o esconderse porque no se sentía digna de mostrar su identidad sexual, pero hoy la puede exhibir orgullosamente con su documento. También tenemos el caso del plan Patria Grande, que hoy le permite acceder al documento de identidad a los inmigrantes de los pueblos hermanos, cuando hasta hace poco tenían que callarse cuando el empleador les decía “agarrá esto o nada, porque ni siquiera estás documentado”.

Ahora en unos meses tienen la dignidad de poder mostrar su documento de identidad. Tampoco podemos olvidar que en el país se están sorteando 12 mil viviendas mensuales. Todo esto forma parte de un proceso de avances claros en la ampliación de derechos, tanto individuales como sociales y económicos. Esto no es oportunismo. Uno de los últimos puntos que quiero tocar tiene que ver con la cuestión de elector o ciudadano. La ciudadanía no es algo que se consigue con una declaración. La ciudadanía tiene que ver con la construcción de calidad democrática que está íntimamente relacionada con la centralidad de los temas que discute la sociedad.

¿Qué sentido tenía votar la plataforma económica de un partido político si los condicionamientos de endeudamiento externo ya estaban decididos en otro lugar completamente ajeno a la política? ¿Qué sentido tenía votar una propuesta si ya sabíamos que en otro lado se había decidido que se debía rifar el Estado? Cuando una sociedad empieza a discutir cuestiones centrales como si el monopolio de la información lo tuviese que decidir el arreglo de un sector con un juez o lo tienen que decidir los foros de debate, la legitimidad de un Poder Ejecutivo y la mayoría parlamentaria votada por millones de personas, eso quiere decir que la sociedad está discutiendo un tema central, está discutiendo una disputa histórica de poder en la Argentina.

Uno de los temas meridianos que se discute en estos días es si la independencia de la Justicia es un cuento de hadas o si hay profundos intereses económicos y corporativos enquistados en ella. Eso es valorar el voto de los jóvenes, no solamente porque se les da un instrumento sino porque se los coloca en un eje central de decisión de por dónde pasa el meridiano de poder en una sociedad. Se dice que todavía hay deuda en muchos derechos.

Todos reconocemos que es probable que sea así, pero ello se debe a que se perdió la discusión sobre los ejes centrales del poder. Hoy estamos discutiendo si la Argentina se planta frente a los acreedores internacionales o si –como dice algún periodista o algún ex funcionario tenemos que reabrir el canje con esa rebarba de fondos de los acreedores internacionales. Y no lo hacen por los intereses del país sino para volver a cobrar las comisiones que cobraban cuando ellos eran los que negociaban la deuda, no en nombre del Estado sino de sus intereses y de los bancos internacionales que representaban. Eso es lo que construye ciudadanía. Hay una línea de tiempo que hace coincidir los momentos de mayor retroceso del campo popular con los momentos de mayor despolitización.

Por eso, no es lo mismo sentirse convocados ahora que en otra época. ¿Qué joven se podía sentir convocado para indultar a un genocida o para alinearse detrás de los Estados Unidos? Los jóvenes se sienten convocados cuando hay un proyecto de unidad latinoamericana o cuando se juzga a los genocidas. Termino con una frase que decía cuando yo era un militante mucho más joven. Es de un pensador francés, pero yo se la había leído a Antonio Machado en vísperas de la Guerra Civil Española. Dice así: “Jóvenes, haced política porque si no la hacéis, la política igual se hará de todos modos, y lo más probable es que sea contra vosotros.” (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Solá.- Señor presidente: frente a esta propuesta que viene del Senado nosotros encontramos que hay varias formas de tomarla, pero vamos a hacerlo de la manera que nos parece que más nos acercamos a la pretensión de que la Argentina sea más democrática, más inclusiva, con mayor participación popular, y sobre todo, que sea un país menos conservador en el sentido de que esté más dispuesto a arriesgar.

La propensión a arriesgar, en contraposición con la propensión a no arriesgar, es lo que finalmente define si uno va hacia el futuro –aun a tientas o se queda en el statu quo preestablecido, llenando el discurso de dudas que pueden ser correctas pero que indican la falta de temeridad y de decisión para avanzar hacia el futuro.

 Por lo tanto, vamos a acompañar este proyecto para que quienes hayan cumplido 16 años puedan votar. Lo vamos a hacer tomando el riesgo que premia las decisiones. Las decisiones que no tienen riesgo no son las que nos interesan ni las que van a cambiar la Argentina. Las decisiones obvias, indicadas por un supuesto sentido común, que no es tan común, no son las que van a cambiar este país; son decisiones corrientes de gobierno. Las únicas decisiones que pueden cambiar la Argentina son aquellas que suponen riesgo. Y hay riesgo acá porque vamos a decirles a los adolescentes que pueden votar. Se es adolescente aproximadamente a partir de los 13 o 14 años. La palabra adolecer –todos lo sabemos quiere decir que le falta algo. Uno adolece de algo, le falta algo. ¿Qué es lo que le falta a los adolescentes? Es difícil interpretarlo.

No soy psicólogo ni tengo vocación de serlo, pero si tuviera que decir cómo fue mi vida, diría que lo que les falta es seguridad: seguridad en uno mismo, en quién es uno frente a los demás, en quién es uno en esa sociedad, en cuál es el camino entre los millones que se le abren a un adolescente, mucho más si le interesa la cuestión ideológica y quiere practicar política. Esa seguridad está ausente, ¿pero es razón para castigarlo? No. ¿Es una razón para quitarle derechos? No. ¿Es razón para decir cómo vamos a pedirle que vote si tiene inseguridad porque es adolescente, frase de la cual me hago cargo porque nadie la dijo acá? No, no es una razón.

Al contrario, es el Estado y el pueblo argentino el que tiene que decirle: “Bueno, ahora, encima, vas a tener que votar y eso seguramente te va a dar más seguridad y más responsabilidad”.

Digo esto pensando en el adolescente común.

Pero he visto acá que en muchísimos discursos se aprovecha la cuestión de la propuesta del voto a los 16 años diciendo algunas cosas muy ciertas pero que no tienen nada que ver con la decisión de votar. Se llegó a hablar del medio ambiente, de la ACUMAR, de cómo va el tema del Riachuelo.

Podríamos hablar también del problema de la droga, que nos invade, que paraliza a los adolescentes, en especial el paco que afecta a los pobres, porque la otra droga la controla la clase media a través de los controles privados a los que puede llegar. Podemos hablar de la inseguridad, no la personal sino en general, o de lo que significa para un adolescente de una barriada relativamente pobre del conurbano o de los conurbanos que hay en el país ser rebotado en una disco, porque la disco tiene sentido si rebota, de modo que el que puede entrar cree que es distinto a los que no pudieron hacerlo, y ese adolescente queda por ahí tomando birra en la esquina.

Podemos tocar el violín con el tema de los adolescentes durante toda la tarde, diciendo verdades, pero que en el fondo no tienen que ver con el derecho al voto a partir de los 16 años. Por el contrario, si nos arriesgamos e introducimos 1.400.000 votantes más –que no tenemos idea de por quién van a votar, como dijo la diputada del Movimiento Popular Neuquino, porque siempre van a hacer algo diferente a lo que se les dice , a lo mejor tenemos más fuerza para fortalecernos y hacer que el Estado, la Nación y el gobierno puedan cumplir con aquellos deberes que no se cumplen.

Siempre se pueden invocar los derechos del niño, los convenios internacionales, el estado real del país, lo que significa un adolescente excluido, etcétera. El tema es si vamos a acentuar esa situación aprobando esta ley que permite votar a partir de los 16 años.

De ninguna manera vamos a hacerlo sino que vamos a abrir una puerta para que puedan opinar quienes sufren esas cuestiones, de la misma manera en que opinan todos los días aquellos que tienen un sueldo de miércoles, inferior a dos mil pesos y que tienen que ir a votar, aquellos que están mal, que tienen destruida la familia, que no tienen trabajo, aquellos cuyos hijos reciben una pésima educación.

Es cierto que estamos retrocediendo en calidad educativa, pero para decir esto tendríamos que hablar de educación y ahí sí tiene sentido hablar del tema, pero no para habilitar el voto a los 16 años.

Esa es nuestra opinión. Si a todos aquellos que sufren debemos aumentarles sus derechos, que no tienen que ver con el derecho al voto, y esperar a que mejore su situación para poder darle el derecho al voto, que es lo que se pretende con los adolescentes, entonces no dejemos votar a todos los que sufren, a los desamparados, a los que tienen mala salud, a los que tienen mala atención sanitaria, a los que se inundaron este fin de semana, porque primero debemos corregir otras cosas.

Ese es un criterio absurdo que no arriesga nada, es lo más fácil. Hoy no estamos para sacar a la Argentina con estas medidas fáciles sino para arriesgar. No estoy absolutamente seguro –ni mis compañeros tampoco de que esta sea una norma fenomenal que vaya a mejorar las cosas. Vamos a arriesgar porque somos demócratas, y ante la duda, pro democracia, más derechos; esa sería la síntesis.

Quiero dejar bien en claro algo: así como arriesgamos, es una cobardía no haber puesto en la norma que el voto era obligatorio. Es una cobardía sospechosa hacer “Juvenilia” y pasar la mano por el lomo.

Es una demagogia sospechosa porque empoderamos a un chico, pero al mismo tiempo debemos darle señales de conducción, de obligación, de responsabilidad. Por lo tanto, puede votar pero tiene que averiguar. No puede dejar de votar porque es obligatorio, porque de lo contrario –como se dijo hay ciudadanos de primera y de segunda: entre los 16 y los 18 años tenemos a los malcriados, y los mayores de esa edad tienen la obligación de votar.

Ese es un error grave de la norma, porque queremos que se politicen, y para eso deben ir a votar todos, no solamente los que estén concientizados. Felicito a aquel que tenga capacidad de concientizar a la juventud.

Hace poco dije una frase sobre una agrupación juvenil. Cuando todo el mundo las critica yo dije que a mí también me gustaría tener una. Esto no es demagogia: tengamos huestes juveniles, formaciones juveniles que siempre quisimos tener y tuvimos hace muchos años, pero con otro sentido, otra dinámica y otra mirada sobre el mundo y la Argentina. Si les damos derechos no les pasemos la mano por el lomo; démosles obligaciones, que tan bien no están. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

* Pino, recuerdos amargos

Sr. Solanas (F.E.).- Señor presidente: la ampliación de derechos siempre es una medida que tienta al más decidido de los apoyos. En estos tiempos oscuros, de precariedad, de doble discurso y de injusticia, luchamos por ganar mayores derechos nada menos que para la juventud en el momento más importante de su vida, en el que se forja su identidad, en el que se quiere independizar, capacitarse, aprender todo lo maravilloso del mundo que está descubriendo y sobre todo sentirse capaz de ganarse la vida, forjar una familia y su propio destino.

Esta iniciativa llena de nobles propósitos tiene sus partes oscuras, porque estamos en una Argentina que lejos de haber colocado el acento en la conquista y ampliación de los derechos que la Convención Iberoamericana de Derechos de los Jóvenes indicaba desde hace mucho para avanzar sobre el derecho a la capacitación, al trabajo, a la cultura, la vivienda y el esparcimiento –a pesar de los guarismos oficiosos , va en sentido contrario. No lo digo yo, lo dice la CEPAL y lo ratifica la UNESCO.

Hay 900 mil jóvenes que no estudian ni trabajan. Es más, el 60 por ciento de los menores de 25 años están desocupados.

Ocho, nueve y diez años de crecimiento a tasas chinas. ¿Dónde colocaron el acento para ampliar, para sacar de esta degradación a la juventud argentina? Los jóvenes de entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan crecieron de 846 mil en el 2003 a una cifra que supera en 150 mil a la anterior. En el 2010 llegaron a 993 mil jóvenes que no estudian ni trabajan. A eso debemos agregar que la mitad de los que estudian en el secundario no llegan a terminarlo.

En este marco de precariedad, ¿qué se ofrece a la juventud argentina? Debemos ver cómo ha crecido el uso de la droga, el paco, la marginación y el delito. Buena parte de los asesinos y delincuentes que hoy asolan el Gran Buenos Aires y las ciudades del país son menores. Seamos serios. No es la primera vez que en las vísperas de una elección aparecen proyectos tentadores por parte del oficialismo. Y acá se ve la pata de la sota.

( Manifestaciones en las gradas y en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Pido a las barras silencio porque el principio de funcionamiento de esta Cámara es garantizar el uso de la palabra de todos los legisladores oficialistas y opositores. Tenemos una sesión larga y solicito el mayor respeto en el uso de la palabra para los diputados que no son del oficialismo.

 Sr. Solanas (F.E.).- Muchas gracias, señor presidente, yo soy partidario de los Parlamentos abiertos, pero abiertos para todos, también para la oposición. Digo esto porque sería muy interesante haber visto barras cuando acá se degradó la democracia votando a cuatro manos la ley antiterrorista, y en la última sesión votando la ignominiosa y vergonzosa ley de las ART. ¿Dónde estaban las barras? (Aplausos.) Una vez más estamos ante un cálculo electoral.

¿Quién es el padre de esta ley? El inventor de incendios, el ignominioso senador Aníbal Fernández. 

(Manifestaciones en las barras)

Sr. Presidente (Domínguez).- Por favor solicito silencio a las barras. Continúe en el uso de la palabra señor diputado.

Sr. Solanas (F.E.).- Este tipo de cosas sucede en las vísperas de elecciones importantes, y esta lo es, porque el oficialismo piensa arremeter contra la Constitución y la independencia del Poder Judicial para llegar a una convocatoria para reformar la Constitución Nacional y posibilitar la “re-re”.

Seguramente tienen el modelo de Insfrán, de Formosa, o el de Santa Cruz. Se han hecho más de cincuenta modificaciones a la ley electoral en estos años. ¿Dónde están el voto electrónico y la boleta única, que es lo único que puede garantizar comicios libres? Ante cada elección se han venido haciendo modificaciones y el último ejemplo fue en el 2009, cuando se inventaron las listas testimoniales.

¿Quién recuerda un mamarracho más grande? Scioli, Massa, Guevara, todos fueron elegidos candidatos a diputados, pero desaparecieron; ninguno asumió. La ley de Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias –las PASO -se votó en el Parlamento, pero en diciembre de 2009 la presidenta vetó en forma completa los dos artículos que garantizaban la igualdad de derechos a las fuerzas minoritarias. La historia política nacional está lejos de ser transparente.

En los comicios se ha realizado todo tipo de fraudes: los fraudes preelectorales –como éste , el robo de boletas, la falsificación de padrones y todas otras cosas que se descubren después. Por eso, Proyecto Sur tiene como política no votar ninguna iniciativa que incida en la primera elección directamente sobre la ley electoral. Nosotros apoyamos y acompañaremos leyes que tiendan a avanzar progresivamente en el sentido de democratizar los comicios, lograr más derechos para la juventud, etcétera; pero debemos tener en cuenta que si ello incide sobre la primera elección, no adheriremos. Solo votaremos a favor, en tales casos, para su aplicación en las siguientes elecciones. En definitiva, lo primero que quiere saber esta Cámara es si el oficialismo dará una señal de transparencia, avanzando en el establecimiento del voto electrónico y la boleta única, o seguirá trampeándonos. (Aplausos.)

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Por favor, la Presidencia pide silencio a la barra. Tiene la palabra la señora diputada por Tierra del Fuego.

Sra. Fadul.- Señor presidente: hace más de diez años, como convencional constituyente de la primera Carta Orgánica de mi ciudad, Ushuaia, por el bloque del Partido Federal Fueguino me tocó fundamentar nuestro respaldo al voto optativo de los jóvenes a los 16 años. Desde ya, pido autorización para insertar en el Diario de Sesiones lo que en esa ocasión expuse, no obstante lo cual me permitiré leer algunos párrafos. Decía, entonces: “En primer lugar, consecuentes con nuestra postura ideológica no solo queremos reafirmar la necesidad de ampliar la base del sufragio universal, sino también queremos ampliar las bases de participación y realizar un reconocimiento de derechos”.

Por otro lado, expresé: “Estamos convencidos de que esta Carta Orgánica Municipal tiene la oportunidad histórica no solo de afianzar los derechos civiles y políticos de los jóvenes y adolescentes, sino sobre todo, de afianzar el derecho y ejercicio de una formación y participación ciudadana activa”.

En esa oportunidad, también me referí a lo que escribiera el español De la Cuadra, quien expusiera: “Una inyección de votos juveniles, además de contribuir a equilibrar el peso político, legítimo de la tercera edad, y de ensanchar la universalidad del sufragio universal, probablemente haría volver la cabeza de los políticos hacia los problemas educativos, el paro juvenil y la formación profesional”.

(Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª  Norma Amanda Abdala de Matarazzo)

Sra. Fadul.- Hoy, más de diez años después, con mayor razón sigo pensando en ese sentido, esta vez respaldando la instauración del voto juvenil a nivel nacional. Coincidiendo con el señor diputado Rivas en cuanto a que los jóvenes constituyen una de las franjas más activas de la sociedad, considero importante esta decisión porque nos posiciona sobre lo que queremos para el futuro. No debemos quedarnos atrapados en apreciaciones de corto plazo.

En este tema tan trascendente la coyuntura debe perder relevancia en pos de valorar lo que consideramos mejor para la democracia argentina, ampliándola y reconociendo los justos derechos a los jóvenes que piden ejercer su voto ciudadano. Siempre sostuve que reconocer estos derechos significa alentar la participación, invitar a la construcción de nuestra Argentina y promover la igualdad con responsabilidad. Estoy convencida de que la democracia se perfecciona con más participación, más compromiso y más convicción. Se ha puesto en duda la motivación original del oficialismo al plantear esta iniciativa, pensando que su fin último es ensanchar su propio caudal electoral en vista de las próximas elecciones.

Si esa fuera su intención, ese pensamiento implicaría subestimar al electorado, y nosotros debemos confiar en nuestras propias capacidades para involucrar a los nuevos electores en nuestro proyecto político.

El proyecto de ley que hoy tratamos trasciende al gobierno de turno, va más allá de la coyuntura actual, porque la participación ciudadana responde al ideal de Estado que defendemos. La construcción de la Argentina del futuro es una tarea social y colectiva, y por ello reclama con claridad la participación de todos.

Señora presidenta: decididamente acompañaré el proyecto de ley en consideración pensando en lo que siempre hemos impulsado desde el Federal Fueguino: otorgar más derechos para más ciudadanos, pensando en más argentinos participando activamente de la responsabilidad y el compromiso de elegir a sus representantes. La ampliación de derechos siempre es una conquista, nunca un retroceso. Dar derecho a votar a nuestros jóvenes sin duda será dar más y mejor vida a nuestra democracia, por lo cual votaré por la afirmativa.

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Favario.- Señora presidenta: siento una extraña sensación, que tal vez deviene de la paradoja de que desde esta banca demócrata progresista tengo que expresar los fundamentos de mi postura en contra de un proyecto de ley tan progresista que a partir de ahora la Argentina, junto con la moderna democracia de Irán, serán los países más adelantados del mundo en materia de derecho electoral de las personas.

A partir de la sanción de esta norma, al igual que en Irán, en nuestro país se podrá votar a los 15 años y no a los 16, como hoy hemos escuchado reiteradamente. Sí, a los 15 años, señora presidenta, porque el artículo 7° del dictamen de mayoría, que modifica el artículo 23 de la ley 26.571, dice así: “En las elecciones primarias deben votar todos los electores, de acuerdo al registro de electores confeccionado por la justicia nacional electoral. “Para las elecciones primarias se utilizará el mismo padrón que para la elección general en el que constarán las personas que cumplan 16 años de edad hasta el día de la elección general”.

Es decir que como la elección primaria forma parte del sistema electoral argentino, de acuerdo con esta disposición se va a poder votar con quince años. ¡Tengan cuidado! En esta suerte de fiebre de reformas electorales que se producen tan rápidamente, no vaya a ser cosa que aparezca en poco tiempo algún legislador que sea más progresista y termine proponiendo so pretexto de ampliar derechos- que voten los chicos de 12 años. Yo solo respondo a mi leal saber y entender, y pertenezco a un partido que desde el acierto o el error tiene posiciones claras.

No oscilamos entre la dubitación y el resultado de las encuestas, entre el voto optativo, el obligatorio o el escalonado, no especulamos con el “qué dirán” ni con eventuales réditos electorales y vamos a votar negativamente este proyecto. No me voy a abstener ni a retirar del recinto, porque entiendo que la voluntad política se expresa con el voto y no con el discurso.

Seguramente que este tema hubiera sido motivo de un debate levantado, si no fuera que ha venido con la etiqueta de la urgencia. Si estuviéramos discutiendo el voto para las elecciones de 2015, seguramente otras serían las posiciones, con argumentos y discursos mucho más sinceros. A decir verdad, nosotros no tenemos votos, pero tampoco ingenuidad como para terminar siendo funcionales al gobierno.

No nos cerramos en esquemas ideológicos ni ignoramos que el proyecto tiene una evidente intención política oculta. No figuraba esto en el programa de los partidos políticos ni fue discutido el tema en las campañas electorales de 2009 y 2011, para quienes estamos presentes en estas bancas; tampoco fue reclamado por ninguna entidad representativa de la juventud.

El proyecto salió de la galera apuntando a la elección de 2013. Esta iniciativa contiene un nexo indisoluble vinculado con la reforma constitucional. Por eso le apuntan a la elección inmediata, que será crucial para el oficialismo, y esto lo saben todos.

Si no consiguen los legisladores suficientes para obtener los dos tercios de los votos para reformar la Constitución, después aparecerá el precipicio. El señor diputado Kunkel ha dicho con razón que si se aprueba este proyecto de ley el kirchnerismo lo va a usar como spot de campaña electoral.

Hugo Quiroga, prestigioso politólogo de mi ciudad, dijo: “Si el kirchnerismo estuviera convencido que en esta franja etaria no tiene mayoría, el proyecto no existiría”.

En la fundamentación de los autores se dice: “El aliento brindado a la señora presidenta por miles de jóvenes y su genuina expresión de voluntad de sumarse a los cambios políticos, sociales y económicos que su gobierno representa, como así también al modelo de crecimiento con inclusión social y redistribución de la riqueza, nos convencen de la necesidad de modificar la edad mínima requerida para votar”.

Para esa finalidad política se ha pergeñado este proyecto que apunta a la suba del techo electoral para que producto del reparto en razón de la aplicación de la ley de representación proporcional se beneficien los partidos más grandes en detrimento de las fuerzas minoritarias, y hacer eso –a nuestro entender- significa quebrar el principio de representatividad. Consideramos que el proyecto tiene también un ingrediente político distractivo: contribuye a esconder el escándalo del vicepresidente Boudou.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se agotó su tiempo, señor diputado. Tiene la palabra el señor diputado por La Pampa.

Sr. Robledo.- Señora presidenta: la ley Sáenz Peña amplió los derechos civiles con el voto secreto y obligatorio. Luego, en la década del 50, apareció el voto de la mujer a instancia de la compañera Evita. En el mismo sentido, el voto voluntario de los jóvenes de 16 a 18 años es, sin lugar a dudas, también una ampliación de derechos, y ampliar derechos civiles siempre es una conquista, nunca un retroceso.

Por otro lado, este proyecto no parte del prejuicio de que todos los jóvenes tienen vocación política, así como muchos adultos tampoco la tienen; sólo estimula una más temprana incorporación a la política a favor de los jóvenes. Tenemos la intención de ampliar ciudadanía apostando a ello, así como también debemos apuntalar a la educación, a la inclusión y al compromiso democrático de todos. Tampoco es un argumento en contra que pocos países hayan aprobado una iniciativa similar a la que estamos impulsando.

Es cierto que sólo Cuba, Nicaragua, Ecuador y Brasil, en América, Austria en Europa e Irán tienen normas similares. Sin embargo, todo proceso de ampliación de derechos ofrece la resistencia de su tiempo. Lo mismo sucedió a principios del siglo XX con la universalización del voto secreto y obligatorio y más tarde con el voto de la mujer.

 Hace treinta años enviábamos a jóvenes de 18 años a combatir en las Islas Malvinas contra un ejército profesional de una de las principales potencias militares del mundo y no eran muchos los que se alarmaban por eso; casi les parecía natural. Por otra parte, el sentido de responsabilidad cívica y política ha sido históricamente un atributo que excede la edad de las personas. Este país lo forjaron próceres que se formaron y comprometieron desde muy jóvenes.

Sólo a modo de ejemplo, recordemos que el general José de San Martín a los 16 años de edad fue ascendido a teniente segundo por sus acciones en los Pirineos frente a los franceses y por haber participado en las batallas navales contra la flota inglesa en el mar Mediterráneo. Por su parte, Martín Miguel de Güemes a los 14 años se enroló en el Regimiento Fijo de Infantería, cuyo cuartel central estaba en Buenos Aires.

Recordemos también al coronel Dorrego y, más recientemente, a los jóvenes militantes secundarios que cayeron víctimas de la última dictadura militar. Como se trata de la cosa pública, debemos recordar que han sido las generaciones mayores las que generalmente han funcionado como barrera para el trasvasamiento generacional. Los dirigentes políticos tenemos la obligación de formar dirigentes jóvenes y de generar espacios para la participación. Sin embargo, muchos jóvenes se las han rebuscado para formarse militando en escuelas, universidades, en los barrios y en los movimientos sociales.

El general Juan Domingo Perón el 5 de julio de 1963 dijo en un discurso destinado a los jóvenes que el futuro es de la juventud, y si no mediaran otros factores la supresión biológica aseguraría el triunfo a los jóvenes. Sin embargo, hay que acelerar el proceso, porque la evolución del mundo no espera.

He ahí la función de una juventud que tenga conciencia de la hora en que vivimos y de la misión que le corresponde. En la misma línea de pensamiento, Néstor Kirchner pidió a los jóvenes que sean transgresores y que opinen.

Sostuvo que la juventud tenía que ser un punto de inflexión del nuevo tiempo, y nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner ha dado sobradas muestras de su vocación por crear espacios de participación a las generaciones más jóvenes. La conciencia de respeto de esta ampliación de derechos alcanza a los tres poderes del Estado. El propio presidente de la Suprema Corte de Justicia, el doctor Ricardo Lorenzetti, dijo que es razonable ir avanzando en la construcción de los derechos políticos de los jóvenes de 16 años. Señora presidenta: una anécdota. Un grupo de jóvenes de aproximadamente 17 años, unidos y organizados, fue a la provincia de La Pampa y participó de un acto.

En nuestra provincia el Partido Justicialista les permite ser adherentes a partir de los 16 para militar y para formarse políticamente. Militaban con sus camisetas, pancartas y bombos, y uno de ellos, Federico, me mandó un mensaje: “Tengo un grupo de jóvenes que quiere militar y quiere participar. A ellos les interesa la participación, espero que te interese a vos. Si te interesa, llamanos.” Esto demuestra que los jóvenes tienen vocación por participar, que desde ya no sé si por familia o por lo que sea, pero se están definiendo políticamente a qué organización partidaria van a pertenecer.

 Por esto y por los argumentos antes expuestos, que son los fundamentos, quiero concluir que nuestro bloque va a acompañar este proyecto con la vocación de aquellos que creemos que toda ampliación de derechos civiles va en beneficio del fortalecimiento del sistema democrático. Señora presidenta: si usted me permite, mi compañera de banca va a hacer uso del resto del tiempo que nos corresponde.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por La Pampa.

Sra. Regazzoli.- Señora presidenta: ampliar derechos políticos es democratizar aún más la sociedad. Dar a los jóvenes a partir de los 16 años el derecho a votar es hacerlos partícipes de la definición del país en que quieren vivir, para que dejen de ser nombrados sólo en discursos de ocasión y se transformen en constructores de su propio destino. En el actual momento histórico de nuestra patria, los jóvenes están volviendo a discutir de política, de modelos de sociedad, a reclamar por el cumplimiento de sus derechos y a militar en distintas organizaciones partidarias, gremiales y sociales.

Este elemento es importantísimo para fortalecer la democracia. La dirigencia política no puede dejar de comprometerse con la construcción de una sociedad inclusiva, que impulse a los jóvenes a ser parte de las decisiones que van a gravitar en su vida futura. Siempre les hemos reclamado compromiso y militancia desde las palabras; hoy es tiempo de darles las herramientas para que esa exigencia sea puesta en práctica, ya que de lo contrario seríamos unos hipócritas que hablamos mucho para no cambiar nada en hechos concretos.

En cualquier lugar que estemos escuchamos conceptos como: “el futuro es de los jóvenes”, “la dirigencia debe dar espacio a los jóvenes”, “es necesario que la juventud se involucre en los problemas sociales y políticos”. Entonces, debemos ser consecuentes y apoyar leyes y políticas que faciliten la participación de la juventud. Cuando se involucran en organizaciones estudiantiles, cuando ingresan en la militancia política y cuando se expresan desde lo comunitario, nos damos cuenta de que tienen plena conciencia de la importancia que su participación tiene en la conformación de la Argentina del mañana.

Quienes venimos de años de participación política recordamos nuestros inicios y los momentos previos a la dictadura de 1976. Éramos jóvenes que soñábamos con una sociedad mejor y más justa. ¡Nadie nos preguntó la edad cuando éramos secuestrados, desaparecidos y torturados!. (Aplausos).

Mientras muchos de los que hoy dudan de la madurez de los jóvenes para ejercer el derecho a voto se escondían o trataban de pasar desapercibidos en esas épocas nefastas, miles de jóvenes participaban de la historia del país. Por ello, vaya nuestro homenaje a los estudiantes que tomaron parte de la Noche de los Lápices, considerados por las Fuerzas Armadas como subversión en las escuelas. Vaya nuestro homenaje –repito a Claudio de Acha, María Clara Ciocchini, María Claudia Falcone, Francisco López Muntaner, Daniel Racero, Horacio Ungaro, Gustavo Calotti, Pablo díaz, Patricia Mirando y Emilce Moler. (Aplausos).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La Presidencia solicita a la señora diputada que redondee su exposición.

Sra. Regazzoli.- Ya finalizo, señora presidenta. No sacamos de la galera las políticas, como dijo un diputado preopinante. Lo que tenemos es una presidenta que decide todos los días lo mejor para su pueblo. (Aplausos prolongados.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Olmedo.- Señora presidenta: para llegar a este recinto tuve la oportunidad de recorrer mi provincia, Salta, y gran parte del país escuchando a los jóvenes y a mis hijos, porque gracias a Dios tengo la suerte de tener chicos en la escuela secundaria y primaria. Aquí se ha señalado que el voto femenino lo solicitaron las mujeres a través de Eva Duarte de Perón, y que los sindicatos lo pidieron los trabajadores. Ahora, el voto para los jóvenes no lo piden ellos; lo está proponiendo un sector político de la sociedad.

Me pregunto si realmente habrán escuchado a los jóvenes. Yo los escucho, y puedo decir que su problema no es el voto.

Su problema es la falta de valores; su problema es la falta de oportunidades; su problema es que la mitad deja la escuela secundaria. El problema es que hay una generación “ni-ni”, que ni estudia ni trabaja por falta de oportunidades, en distintos lugares de nuestro país. Mi padre me enseñó que no hay que quemar etapas, que todo llega a su tiempo y en su justa medida. En mi opinión, el permitir a los jóvenes que voten a los 16 años implica quemar una etapa. La mejor edad es la de la escuela secundaria, donde existe ese compañerismo, donde los jóvenes se fortalecen en valores y en amistades y van eligiendo el destino de su vida. Cuando la política entra en la escuela sucede lo que ya ha ocurrido muchas veces en algunos colegios que, por ejemplo, se quedaron sin clases por la discusión del precio de un sándwich o por no estar de acuerdo con alguna materia. Entonces, si vamos a darles derechos a los jóvenes, también hay que darles obligaciones. Pero también hay que darles más derechos, como el de ser elegidos, poder salir del país, manejar un auto, etcétera.

Sin embargo, yo no veo factible un intendente, un concejal o un diputado que tenga 16 años de edad. También hay que darles derechos a tener oportunidades. Si se siguen dando derechos, se van a quedar con los derechos en las manos, porque se estará vaciando mucho la sociedad. Desde mi punto de vista, lo mejor que se puede hacer por los jóvenes es resolver sus problemas actuales: la droga, el acoholismo, la falta de oportunidades y de valores, la casa, la familia. Un joven me decía hace poco: “Mi voto va a valer más que el de mi padre”. Yo lo escuchaba con mucha atención y le pregunté por qué decía eso.

Me contestó: “Porque mi padre ya está en el sistema, ya está en una cooperativa, recibe un subsidio. Ahora van a venir por mí y yo voy a ver cuánto va a valer mi voto”. Yo le expliqué que eso no es la democracia. Me contestó: “Ya lo sé, pero es lo que estoy esperando. Voy a ver con qué me quieren comprar”. Esa no es la realidad que queremos los argentinos. Sueño con un país que crezca y se ponga de pie, donde vuelva la cultura del trabajo y del orden, los valores, el respeto y la autoridad en las escuelas, y no que un alumno le pegue a un profesor o se dirija a él con los pies arriba del banco. Sueño con que vuelva el respeto a la bandera argentina, que vuelva el respeto a este Congreso…

( Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Pido a los jóvenes y a la gente que está en las galerías que, por favor, colaboren guardando silencio. El diputado tiene el derecho de hablar y nosotros tenemos que escuchar y permitirle la participación que corresponde. Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Olmedo.- Falta el respeto porque tienen que volver los valores. Los jóvenes se van a dar cuenta –seguramente más adelante, como me ocurrió a mí, luego de años de que los consejos de un padre siempre son sanos y nunca van por caminos equivocados.

Hoy agradezco los límites que me pusieron mis padres. En esta oportunidad, más que un voto en contra voy a darles a los jóvenes la posibilidad de que se desarrollen en nuestro país, de que crezcan en nuestra Argentina y no se tengan que ir a otro lado, que puedan respetar a las autoridades. No tengo dudas de que tienen que ser parte de la democracia y militar en los partidos.

Yo soy fundador y presidente de un partido político, y gané esta banca gracias al pueblo, que es el soberano, y no porque me pusieran en una lista. Soy un agradecido del pueblo y de los jóvenes. Agradezco a este Congreso por poder expresarme libremente. Gracias por el respeto. Gracias a todos los jóvenes.

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Reitero el pedido de guardar silencio. Comenzamos con la lista de los oradores que cuentan con cinco minutos para exponer. Tiene la palabra la señora diputada por Chaco.

 Sra. Soto.- Señora presidenta: estuve escuchando atentamente el debate desarrollado en el recinto, y creo que muchas cuestiones se deberían discutir en otro momento y circunstancia. Estamos debatiendo la irrupción de los jóvenes en la política. Así como Evita, en su momento, nos dio el derecho a las mujeres para votar e irrumpir en la vida política, otorgándonos el derecho a elegir y ser elegidas, hoy nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, está dando a los jóvenes el derecho a irrumpir en la vida política. (Aplausos.)

Tanto ella como Néstor vienen de una época difícil que nos tocó vivir a todos los argentinos, en los años setenta, al igual que otros jóvenes y compañeros que hoy están sentados acá como legisladores, que vivieron la época del golpe militar, donde no se les preguntaba a los jóvenes si tenían derecho a desaparecer; los hacían desaparecer por pensar distinto, por querer una Argentina más justa, libre y soberana, por plantear la distribución de la riqueza y no la concentración en pocas manos.

Creo que hoy nuestros jóvenes están debatiendo lo mismo: qué tipo de sociedad queremos y cómo se insertan ellos en este espacio político a través de distintas agrupaciones, no importa si es La Pingüina, La Cámpora, o como le llamen. Ellos quieren y piden participación, y es el derecho que nosotros tenemos que darles.

Cuando mandaron a nuestros jóvenes a las Islas Malvinas nadie les dio capacitación. Les pusieron un fusil en las manos y les dijeron que fueran a pelear, sin preguntar si sabían manejar o disparar un arma. Cuando a nuestros jóvenes de la Noche de los Lápices –sobre la cual escuché hablar a varios legisladores los torturaron, violaron e hicieron desaparecer –todavía hoy no hemos podido recuperar sus cuerpos , nadie les preguntó si querían desaparecer. Los jóvenes que hoy están participando de este debate nos están pidiendo que, como legisladores, les demos el derecho a poder participar, a elegir y a decidir la vida y el rumbo político, económico y social que queremos como argentinos. (Aplausos).

Por eso, como otros legisladores, voy a acompañar con mi voto positivo a este proyecto que estamos tratando. Lamentablemente, en este momento no hay legisladores del macrismo en el recinto, porque muchos de los jóvenes que están acá están luchando por la educación pública que el señor Macri quiere privatizar. (Aplausos.) Resulta que son “irrespetuosos” porque pelean por su derecho, pero no les quieren dar el derecho a poder votar y decidir. Es doloroso escuchar a muchos legisladores que reniegan de su propia identidad y del propio espacio que tienen que dar a sus hijos.

También tengo hijos adolescentes, y cada vez quedamos más desactualizados frente a los planteos de los jóvenes, que en algunos casos nos superan. Hoy estamos dándoles la oportunidad de poder elegir y poder cambiar la vida y la realidad que esos jóvenes viven, como muchos legisladores plantearon.

Es cierto que falta educación, falta salud y falta vivienda. Pero quiero saber qué hicieron en su momento muchos legisladores que están del otro lado, porque no se pueden olvidar que hubo un presidente que dos años antes tuvo que abandonar el gobierno porque el pueblo le pedía que se fueran todos. (Aplausos.) No deben tener amnesia sino plantear las políticas como tienen que ser. Siempre van a ser oposición, no tienen posibilidad de crecimiento, porque cuando la crítica es buena se construye y se crece, pero cuando es mala se retrocede y se tiene el resultado que vimos en las últimas elecciones. (Aplausos.) Les guste o no, Cristina Fernández de Kirchner sacó el 54 por ciento de los votos, acompañando a una sociedad y a muchos jóvenes. Esta medida no está planteada para la reelección de Cristina. Que los jóvenes puedan votar a los 16 años implica darles el derecho de participar y decidir. (Aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Mendoza.

Sra. Juri.- Señora presidenta: qué difícil se torna esta sesión para algunos señores diputados. En algún momento nos ilusionamos cuando el gobierno decía que iba a ampliar los derechos a los jóvenes. Tal vez pensamos ilusos –porque nos pasó con otros proyectos que íbamos a debatir en serio los problemas de los jóvenes.

No me voy a detener demasiado, porque los señores diputados preopinantes han hablado mucho sobre la capacidad de los jóvenes para elegir autoridades, votar y asumir sus responsabilidades, que creo que las tienen. Sin embargo, no creo que por votar dos años antes o después vayamos a mejorarles su calidad de vida, la de todos los argentinos o la de los que están por venir. Tampoco quisiera caer en la tentación de pensar que esta iniciativa es oportunismo político. Si así lo hiciéramos, estaríamos subestimando a los jóvenes.

A veces nos hacen creer que todos los jóvenes en la Argentina están desesperados por apoyar a Cristina, y no es así. Todavía quedan muchísimos jóvenes en nuestros comités, muchísimos jóvenes tratando de ver cómo ingresan al mercado laboral, a la universidad, atienden su salud o resuelven otros problemas. Lamento que nos quieran hacer creer esto.

A veces, algunos señores diputados quieren confundir a la sociedad con esta militancia, que cuando es genuina, es bienvenida, nos ayuda, oxigena y refresca, pero me da pena que el kirchnerismo les haya robado la independencia, la sana rebeldía, la mirada nueva para empezar a ser independientes y no ser, muchas veces, funcionales al poder.

No quisiera pensar que la entrega de las netbooks que se conoció hace pocos días tiene que ver con este proyecto, pero el número coincide: 2.109.000 jóvenes se van a incorporar al padrón electoral, casi la misma cantidad de netbooks entregadas. Ojalá que esto no tenga nada que ver y se trate sólo de una casualidad. Quiero aprovechar este momento para hablar sobre los verdaderos derechos que estamos negando a los jóvenes. Me hubiera gustado volver a hablar de la ley de trata de personas. (Aplausos.)

Tal vez, me hubiera ido muchísimo más tranquila sabiendo que si lo hacíamos habríamos dado a los jóvenes otros derechos que necesitan. (Aplausos.)

Me habría ido muchísimo más tranquila si hubiéramos puesto en consideración la ley del primer empleo y la del techo digno para los jóvenes. No solamente yo, nos habríamos ido todos más tranquilos; habríamos podido mirar a los jóvenes y decirles que de verdad les ampliamos sus derechos. Porque aunque al gobierno no le gusta escucharlo, las cifras de los jóvenes de la Argentina no son alentadoras.

La verdad es que entre todos tendremos responsabilidades y culpas, pero aquí hay un gobierno que, lamentablemente, es el que impone los temas sobre los que tenemos que hablar. Me gustaría compartir con ustedes algunos datos, muy poquitos.

Si hablamos de la salud, la sexta parte de los nacimientos de nuestro país corresponden a madres menores de 19 años. El propio INDEC difundió que 8 de cada 10 mujeres jóvenes con hijos viven en la pobreza. Trescientas cuarenta mil chicas de entre 15 y 24 años son jefas de familia, y el 80 por ciento pertenece a los hogares de los quintiles más pobres. Esto no lo decimos nosotros.

Fíjense en materia de educación. Hace pocos días, el ministro Sileoni decía por algunas de las radios: “La gravedad de la deserción escolar de los jóvenes es un problema serio y encima afecta a los más pobres”. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Gracias, señora diputada. Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Ocaña.- Señora presidenta: hoy, al principio de la sesión, durante los homenajes, recordábamos al 30 de octubre de 1983. En esa fecha emití mi primer voto. Tenía mucho más que 16 ó 18 años, tenía 23, pero en aquella época no era habitual votar. Recuerdo con cuánta expectativa afronté ese día, fui a votar y esperé el resultado de la elección, básicamente porque se dejaba atrás una noche oscura, la de la dictadura.

Me pregunto por qué, en el caso de este proyecto, vemos un bajo interés por parte de los sectores juveniles y de la sociedad en general a su tratamiento. Incluso estuve buscando información en los distintos distritos electorales, las ciudades de nuestro país, en las que se aplicará esta posibilidad del voto para los menores de 18 años. Y me llamó la atención la baja participación juvenil. Me empecé a preguntar por qué sucedía esto.

Es algo que aprendí en la universidad, en mi carrera de Ciencias Políticas: las reformas políticas no solucionan los problemas de representación. Creo que por mucho que nosotros lo pretendamos, este proyecto no lo va a hacer. Como sabemos, en su concepción clásica la ciudadanía tiene tres dimensiones: la civil, la política y la social.

El proyecto hoy en tratamiento pretende abordar una sola dimensión, que es la electoral: la concesión a los jóvenes de la posibilidad de elegir a sus representantes, sin abordar ni discutir las otras dimensiones. Muchos diputados que me antecedieron en el uso de la palabra hicieron referencia a la situación que atraviesan los jóvenes respecto del ejercicio de sus derechos: al trabajo, a la salud, a la educación, a la seguridad y, fundamentalmente, a la problemática que ellos tienen, a los 800 mil jóvenes llamados “ni-ni”, que ni trabajan ni estudian.

Como aquí se ha dicho, tampoco abordamos en esta discusión aspectos esenciales sobre los derechos civiles de los jóvenes, o la posibilidad de ser elegidos. Esto se suma a la discriminación que contiene el proyecto de ley, que claramente fija un voto calificado en contradicción con el artículo 37 de la Constitución, que establece que el sufragio es universal, igual, secreto y obligatorio.

Por todo esto he decidido no acompañar la iniciativa en debate; además, lo hago porque la aplicación de la reforma será inmediata, por lo que temo que haya un tufillo oportunista en este tratamiento “exprés” de la norma. Está ausente la discusión central del tema, es decir, los derechos ciudadanos de los jóvenes, así como también la necesidad de dar un debate serio sobre el sistema electoral.

Existen acuerdos respecto de otras reformas, por ejemplo, la que apunta a eliminar las listas “sábana” o aquella que tiende al establecimiento del voto electrónico –que no pudimos discutir en la Cámara , y, fundamentalmente, se advierte la necesidad de debatir en torno de la ausencia de derechos y obligaciones que garanticen, de parte del Congreso, el pleno ejercicio de la ciudadanía de los jóvenes. Muchos proyectos han sido presentados por distintos bloques políticos, pero nunca hemos podido debatirlos ni discutirlos.

Lamentablemente, el oficialismo está impulsando la iniciativa en tratamiento, que no dará respuestas más allá del aspecto puntual al que apunta. Por supuesto, coincido en que los jóvenes pueden aportar muchísimo a la política. Muchos de los que estamos aquí militamos desde adolescentes; por eso sabemos que sería importante llevar a cabo una discusión sobre este tema.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Misiones.

Sra. Perié.- Señora presidenta: aclaro que estaba sentada más adelante para compartir con los compañeros los distintos discursos. En primer lugar, deseo señalar que voy a dedicar esta votación al Gato Sánchez, un compañero que, como yo, tenía 16 años en la época en que comenzamos a hacer política en la provincia de Misiones.

También como yo, tenía los sueños, la ilusión, la mística, el compromiso de jóvenes militantes, como fuimos en la década del 70. El Gato Sánchez fue asesinado por la dictadura militar. En nombre de estos compañeros, de los miles que hoy no están, de toda nuestra generación que fue diezmada por esa dictadura cívico militar, hoy estamos aquí para responder con esa misma militancia y ese mismo compromiso.

Por eso, me llamaron la atención las expresiones de algunos dirigentes, como una diputada preopinante que expresó su oposición al proyecto a pesar de que la juventud de su propio partido se ha manifestado a favor de él. Entonces, el hecho de que estén representando a ese partido y a esa juventud desconociendo que ésta ha expresado su apoyo al proyecto, pone de manifiesto las grandes contradicciones que tienen.

Me llama mucho la atención que ocurra esto en un partido centenario, que en verdad quiero mucho porque a él perteneció mi papá y hoy pertenece mi mamá. A nosotros, los peronistas, tales contradicciones nos llaman la atención. No puedo dejar de manifestar que este momento histórico comenzó con el compañero Néstor Kirchner...

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

quien inició esta gran etapa de nuestra historia y quienes tenemos algo más de 50 años pensábamos que no volveríamos a vivir esta ratificación de derechos. Seguramente los diputados de mi bloque y de otras bancadas que están convencidos de lo que propiciamos aprobar ya se refirieron a los derechos que se están concediendo. También escuché decir que acá no estamos para ratificar derechos.

¿Para qué estamos acá entonces? ¿Para qué venimos a representar a la gente que nos votó? Para traer lo que escuchamos en nuestros pueblos y provincias. Al respecto, debo ser honesta y aclarar que no pertenezco al gobierno de Misiones que, sin embargo, es una de las provincias que primero ratificó el derecho al voto a los 16 años. Nobleza obliga, hay que reconocerlo.

Por el momento histórico que vivimos, por la coherencia que nos llevó a hacer política cuando teníamos esos 16 años, por los compañeros que pueblan estas galerías y pertenecen a diferentes movimientos y asociaciones, y por la historia de nuestro país, ratifico este voto a los compañeros y a los que no lo son, pero que con esos 16 años todos los días nos piden que sigamos siendo coherentes con nuestra vida política, con el compromiso y con la patria. Por toda esa historia que nos pertenece mi voto será absolutamente positivo. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.

Sra. Juri.- Señora presidenta: pido la palabra por haber sido aludida. 

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Pido por favor a los asistentes a las galerías que colaboren guardando silencio y respetando a los oradores. Tiene la palabra la señora diputada por Mendoza.

Sr. Juri.- Señora presidenta: quiero aclarar a la diputada que acaba de hacer uso de la palabra que, en lo personal, votaré a favor del proyecto de ley en consideración. Le pido que no se preocupe tanto por lo que hace este centenario partido y sí por los derechos que su partido hoy está negando a los jóvenes.

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor, para sesionar necesitamos la colaboración del público asistente a las galerías. Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.

Sr. Castañón.- Señora presidenta: creo que no estamos dando el mejor ejemplo de un debate civilizado cuando, al escuchar lo que no nos gusta, chiflamos o interrumpimos. - Manifestaciones en las galerías. Sr. Castañón.- Soy uno de los diputados que hoy va a votar en contra... -

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Necesitamos que hagan silencio, por favor.

Sr. Castañón.- Como la miembro informante del bloque oficialista ha manifestado, en Río Negro y en San Carlos de Bariloche, su ciudad, en todos los medios públicos y en las reuniones de parlamentos jóvenes a las que he asistido, he dicho que este es un proyecto electoralmente oportunista, demagogo y anticonstitucional.

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Castañón.- He dicho que es un proyecto demagogo, oportunista y anticonstitucional. Lo dice un hombre que participa activamente en la política desde hace treinta años y que ha tenido espacios en la actividad partidaria desde la juventud radical, con representaciones electorales en mi ciudad siendo muy joven. Manifiesto esto para no ingresar en un choque de generaciones. Hace treinta años he tenido la oportunidad y la libertad de militar activamente en un partido político y de participar en la vida democrática de este país.

No voy a poner en discusión la capacidad de los jóvenes de entre 15 y 17 años, máxime perteneciendo al bloque de la Unión Cívica Radical, que siempre ha reivindicado, trabajado y luchado por la ampliación de estos derechos de los sectores juveniles. Pero creo que en estos momentos están en el colegio secundario, institución que por excelencia crea la capacidad crítica y fomenta el debate.

¿Qué sucede cuando ese niño no está en condiciones de procesar y criticar esa información? ¿Es lógico darles semejante responsabilidad en pleno proceso de crecimiento en cuanto a lo que significa la formación ciudadana? Por eso creo que antes de discutir si pueden votar o no, habría que darles las herramientas que necesitan para su formación, fortalecer los derechos que hoy ya poseen y garantizarles su pleno ejercicio.

Claro ejemplo de lo que he dicho lo constituyen la educación, la vivienda, la salud pública y el transporte público, que hoy son deficitarios. Me sigo preguntando: ¿el derecho a votar es un pedido de esta franja etaria? No he visto manifestaciones de jóvenes que solicitan ese derecho. Creo que ha ocurrido todo lo contrario: muchos están muy lejos de acercarse a la política y a la función pública. Si pensamos que se van a interesar por la sanción de un proyecto de ley, estamos muy equivocados.

Soy un convencido de que los derechos se ganan. No se establecen por ley ni por decreto. Este proyecto amplía los derechos de manera parcial, ya que el único que se les amplía es el derecho de participar en un acto eleccionario. No hay ampliación de ningún otro derecho, como han dicho algunos señores diputados: no pueden salir del país, no pueden obtener licencia para conducir ni pueden concurrir a un boliche a bailar. Por eso reitero que se trata de un proyecto electoral oportunista, demagogo y anticonstitucional.

La cuestión de por qué es oportunista se respalda en cifras reales que el padrón electoral, a nivel nacional...

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se acabó su tiempo, señor diputado.

(Manifestaciones en las galerías)

 Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor, pido silencio a la barra. Quiero hablarles a todas las personas que hoy nos acompañan en las galerías. Estamos muy contentos de recibirlos. Para nosotros constituye un honor recibir a los jóvenes.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- También quiero pedirles que colaboren. Aquí hay diputados de distintos sectores políticos. Todos tienen derecho a expresar lo que piensan. Si están de acuerdo, me parece correcto que festejen, pero van a oír a personas que no coinciden con el proyecto en consideración, por lo que les pido respeto. Son jóvenes y los entiendo, porque siempre he militado con jóvenes y tengo hijos jóvenes que están militando...

( Aplausos en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- …así que confío en ustedes para poder avanzar con mucho respeto, como nos merecemos todos. -

(plausos en las galerías)

Sr. Castañón.- Señora presidenta: solicito autorización para insertar el resto de mi discurso en el Diario de Sesiones.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Se toma nota, señor diputado. Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.

Sr. Buryaile.- Señora presidenta: comparto plenamente sus palabras. Solamente quería pedirle un poco de flexibilidad, entendiendo la efusividad de quienes están en las galerías, que a veces hace que nos cueste terminar a tiempo.

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Hay muchos oradores anotados para hacer uso de la palabra. El debate se extendería demasiado. Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires, que comparte cinco minutos con el señor diputado Héctor Daniel Tomás.

Sra. Zamarreño.- Señora presidenta: venimos hoy a debatir un proyecto para reconocer y ampliar los derechos de los jóvenes. Venimos a profundizar aún más la democratización de la representación política, democratización que comenzó en el año 2003, cuando Néstor Kirchner nos invitó a participar y a debatir en política y nos dijo a los jóvenes que no éramos el futuro sino que somos el presente.

Este es un hecho que no está aislado en el mundo. Países como Brasil, Austria, Nicaragua o Suiza ya implementan el voto a partir de los dieciséis años. Incluso la Comisión de Asuntos Políticos de la Asamblea Parlamentaria Europea resolvió en el año 2011 recomendar a los cuarenta y siete Estados miembros del Parlamento Europeo la posibilidad de bajar la edad para votar a los dieciséis años. A los detractores de este proyecto les quiero decir que hay algo que realmente me preocupa. Parecería que por momentos estuvieran hablando del voto calificado, cuando nos estamos refiriendo a ampliar los derechos.

A su vez, a aquellos que parecería que entienden que ser ciudadano tiene que ver con el nivel educativo quiero decirles que cuando se sancionó la ley Sáenz Peña sólo el 7 por ciento de la población estaba alfabetizada. Hoy es el peronismo el que viene como movimiento emergente del pueblo a levantar la bandera de la ampliación de derechos.

Es nuestra obligación como representantes del pueblo realizar acciones para fortalecer la democracia reconociendo que en América latina los jóvenes somos actores protagonistas. Lo somos desde el año 2003 porque Néstor Kirchner y hoy Cristina Fernández de Kirchner nos invitó a conducir el presente y a sugerir posibilidades de construcción de futuro. En memoria de Néstor Kirchner mi voto es positivo. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por San Juan.

Sr. Tomás.- Señora presidenta: brevemente adelanto mi voto positivo. Creemos que se viven tiempos distintos, un mundo distinto, con nuevos paradigmas y realidades, y es responsabilidad de nosotros, como dirigentes, dar la posibilidad de que los jóvenes en definitiva construyan con más participación una democracia y una nación distinta.

En mi provincia, San Juan, se ha aprobado la ley 8.314, que justamente establece el voto a partir de los dieciséis y diecisiete años. Definitivamente asumo la responsabilidad como dirigente político de generar nuevos líderes políticos con una ética de la responsabilidad y de la formación, con compromiso y mucho coraje. Estos son los jóvenes. Muchas veces escuchamos y nos preocupa pensar que hay quienes ponen a los jóvenes bajo sospecha. Hablan de los jóvenes, de la droga y de la delincuencia, pero también tenemos que hablar de los millones de jóvenes argentinos que se dedican al trabajo, al estudio y a formar una familia.

En definitiva, con los mandatos de Néstor y de Cristina Fernández de Kirchner les ofrecemos este instrumento, esta ley para que construyan una nación hoy y mañana. Muchas gracias, señora presidenta. Y adelante: usen y aprovechen este instrumento, jóvenes. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. Nebreda.- Señora presidenta: voy a compartir mi tiempo con la señora diputada Bedano, y pido autorización para insertar parte de mi discurso.

Solamente quiero decir que este proyecto de ley que hoy vamos a votar viene a reconocer el derecho a expresarse, opinar y participar para decidir la conformación de las estructuras políticas determinantes de sus intereses, ya que asume que cuando los jóvenes tienen lugar para expresar el mundo que quieren no sólo lo expresan como sujetos de derecho sino que formulan propuestas con ideas en las que prima la sensatez y el interés del bien común con formas innovadoras del accionar social-político.

Hay que dejar emerger el rostro profundamente luminoso de los jóvenes para salir de la postergación. La generación que va entre los 15 y 24 años es profundamente activa y está informada. Se trata de una generación interesada en el espacio público que ha ido abriendo cada vez más a una relación crítica con el mundo y quiere cambiarlo para todos para que sea más justo.

Creo que esta ley, señora presidenta, viene a romper de una vez por todas la relación esquizofrénica que existe entre lo que el mundo demanda a los jóvenes y las imposibilidades de concretar sus sueños. Por eso quiero decir como dice Arbolito: “No me etiquetes, no me encasilles, no me limites: el mundo cambia. Si vos cambiás, todos somos más felices”. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. Bedano.- Señora presidenta: también voy a insertar mi discurso. Simplemente quiero decir que con mucho gusto acompaño este proyecto. Vengo de una ciudad que el próximo 5 de diciembre va a elegir al Intendente de los Niños y de los Jóvenes, establecido por ordenanza de su Concejo Deliberante. Paralelamente funciona el Concejo Deliberante Estudiantil, el Gabinete de los Niños y el Parlamento Infantil, cuatro organismos establecidos en la ciudad de Villa María que dan una clara visión de que cuando los adultos nos proponemos hacer realidad lo que decimos en cada discurso para hacer efectivo el ejercicio de los derechos de los jóvenes, hay que ponerlo en práctica.

Estamos orgullosos de poder contar en las próximas elecciones con todos los jóvenes de 16 a 18 años y compartir con ellos la fila para votar en las escuelas. (Aplausos.)

(Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, Julián Domínguez)

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- A la tribuna: no hay problema que hagan uso de la bandera, pero les pedimos que sean respetuosos para que se pueda votar en el tiempo programado. Tiene la palabra el señor diputado por Chaco.

Sr. Maldonado.- Señor presidente: en primer término, quiero compartir unos segundos con la barra para decirle que lo mejor que puede suceder es que sancione una ley donde existan posiciones diversas, porque ella tendrá el mérito de la razón y la discusión.

Casi como decía Violeta Parra, intentado Volver a los 17, quiero compartir mi exposición con Franja Morada, la Juventud Radical, y los jóvenes voluntarios de la República Argentina. (Aplausos.) Estas organizaciones han trabajado durante muchos años en nuestro país para garantizar y ampliar las bases de derechos de los sectores juveniles.

En lo personal, trabajé y trabajo en ampliar los derechos civiles, políticos y sociales de la juventud. Por esta razón, adelanto mi voto afirmativo al proyecto de ley en consideración. (Aplausos.) Al respecto, quisiera relatarles brevemente cómo he militado para llegar a esta instancia. Lamentablemente no está presente la señora diputada Pilatti Vergara, a quien en algún momento invité, cuando éramos diputados provinciales, a participar de un proyecto de mi autoría, que luego se convirtió en ley, por el cual se declaró el 16 de septiembre como el Día del Estudiante en recordación de la Noche de los Lápices.

Esa norma se sancionó por primera vez en la provincia del Chaco, y luego el entonces presidente Kirchner la tomó como modo de homenaje a esos militantes. Con esta iniciativa hoy estamos ocupándonos únicamente de los derechos políticos. En este sentido, deseo hablarle a los jóvenes que represento, para quienes también quiero más derechos sociales.

No voy a abundar en datos estadísticos, porque ninguno de los presentes ignora más allá de lo que indica el relato oficial que en la Argentina hace falta educación, vivienda, trabajo, en definitiva, en la Argentina hace falta que los discursos de ampliación de derechos se vinculen con la realidad. Hoy dije que quería referirme a los jóvenes de mi provincia, porque es en la Argentina profunda donde se siente el impacto real de las necesidades de este sector.

Voy a votar convencido, pensando en mis hijos, con quienes converso sobre estas cuestiones, porque creo en la juventud. Además, mi partido político habilita a los jóvenes de 16 años a figurar como adherentes, porque la Unión Cívica Radical le brinda la posibilidad a los jóvenes que se enrolan en nuestras filas a militar por estas cuestiones.

Tenemos pendiente –esto es tarea del colectivo social generar la ampliación del debate en este Parlamento. Hoy se hizo referencia a tres proyectos de ley de mi autoría, cuyo tratamiento se encuentra frenado porque esta Cámara no abre sus puertas a la discusión. No podemos venir aquí a debatir solamente las cuestiones que forman parte de la agenda del oficialismo.

Digo esto porque quisiera discutir también sobre la creación del programa de Acción Nacional para la Juventud Projoven, el programa Promoción del Empleo Joven, el Consejo Federal del Empleo y Formación Juvenil y el Foro Nacional de la Juventud que tramita bajo el número de expediente 6.436-D.-12 y sobre la aprobación de la Convención Iberoamericana de los Derechos de los Jóvenes. Esto implica hablar de salud y de trabajo.

 Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita al señor diputado por Chaco que finalice su exposición.

Sr. Maldonado.- Ya termino, señor presidente. En la historia argentina los jóvenes pronunciaron en el manifiesto liminar de la reforma universitaria del 18 que los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan. Por eso, invito a todos estos jóvenes y también a los presentes a ir por las libertades, que no sólo tienen que ver con el derecho a votar, sino también con darle a cada uno de los argentinos lo que le corresponde, pero que les estamos negando. (Aplausos).

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Cleri.- Señor presidente: había preparado varios discursos para el día de hoy, pero la imponente barra y los diputados preopinantes hicieron que cambiara mi decisión. De algo sí estoy convencido: de lo que expresó el diputado Rivas y claramente nos demostró que el convencimiento político y la acción política no solamente son un proceso electoral sino de construcción, de valentía y de mantenimiento en el tiempo. Los pueblos, sobre todo el nuestro, han luchado mucho por su democracia.

Los jóvenes radicales lucharon contra el fraude, nuestra compañera Evita luchó para que la mujer pudiera votar y empezara a decidir. En aquel momento las mujeres todavía no tenían la capacidad plena que después lograron. Por aquel entonces se daban algunas argumentaciones similares a las que hoy hemos escuchado aquí. Por ejemplo, se decía que la mujer iba a ser manipulada por su marido. Hoy se dice que los jóvenes van a ser manipulados y los subestiman.

Luego de eso vino la lucha de la resistencia peronista para que volviera la democracia. Hubo muchísimos fusilamientos y compañeros desaparecidos. Después vino la Noche de los Lápices. ¿Qué derecho tenían esos pibes a participar? Tenían mucho derecho a participar y a debatir, pero había un sistema que muchos civiles llevaban adelante para que una corporación y una elite siguieran gobernando.

Más adelante vino la época en la que 30.000 compañeros –luego desaparecidos lucharon para que la democracia volviera a regir en la Argentina. Esa era la democracia en la que todos y cada uno de ellos pensaron para que hubiera un país mejor y no para que alguien que no fuese elegido por el pueblo gobernase y tomase las medidas que se tomaron.

Aún hoy se viven las consecuencias de esas medidas de un gobierno que no fue elegido por el pueblo. Estamos ahora ante un debate: la obligatoriedad o la especulación. La verdadera obligatoriedad es la de tomar conciencia social. Los jóvenes están tomando conciencia social de que cuando hay más democracia y más participación política se debate en todos los ámbitos de la vida. No hay que encerrar a la política en el mero acto electoral.

Aquí se nos ha dicho que nosotros queremos especular electoralmente. No es así. Queremos que cada vez más haya jóvenes con conciencia social y que sigan defendiendo un proyecto de país del que se sienten parte, porque son escuchados, porque saben hacia dónde se va y porque saben que nunca se va a tomar una medida en contra del pueblo y por eso la acompañan. Néstor Kirchner recuperó la política y Cristina la puso en escena. Hoy venimos a discutir y a hablar de valores e ideales. Algunos plantean que hay que modificar los sistemas electorales. Me da la sensación de que todavía no comprendimos el mensaje del pueblo.

Al pueblo hay que hablarle a la cara, explicarle lo que se va a hacer. Cada una de las políticas de este gobierno nacional, desde la ampliación de derechos –como este caso hasta las medidas económicas, fueron claramente anunciadas cara a cara, se explicó por qué y para qué se tomaban, y no vinieron de la mano de una modificación del sistema electoral porque como a algunos se les acerca el cuarto de hora están pensando en el año que viene. Y como piensan en el año que viene y saben que no han podido enamorar al pueblo –no sólo a los jóvenes se oponen a esta ampliación de derechos.

Pensaba también en que Walter Campos, Julio Flores, Romina Iturain y Ricardo Villalba –los muertos del 19 y 20 de diciembre tenían entre 15 y 17 años; estaban luchando por que se terminara ese país que los excluía, estaban luchando por participar. No estaban diciendo “quiero votar”, sino “quiero ser escuchado, no quiero pasar hambre”. (Aplausos.)

En el año 2003 se volvió a poner en escena la política. Hoy estamos debatiendo una nueva agenda política de mayor democracia contra esas corporaciones que quieren seguir gobernando. El miedo es de las corporaciones porque son cada vez menos.

Son un grupo minoritario que piensa que los jóvenes –que no les tienen miedo , que la nueva dirigencia política –que tampoco les tienen miedo , que el trasvasamiento generacional que está viniendo –que no le tienen miedo no van a parar hasta que esta patria esté completamente liberada. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Santiago del Estero.

Sra. Pastoriza.- Señor presidente: en el día de ayer hemos conmemorado los veintinueve años de la elección que trajo nuevamente la democracia a nuestras vidas, aquel día en que la sociedad tomó la decisión de emprender el camino de la democracia dejando atrás el autoritarismo, votando a Raúl Alfonsín como el primer presidente de esa recuperación democrática.

Durante esos años en que el silencio atronador del miedo dominaba la vida pública, muchos jóvenes entregaron altruistamente sus vidas y muchos otros se animaron a cuestionar y construir una alternativa de consenso, dejando atrás diferencias partidarias, con la firme convicción de que la democracia se recuperaba, consolidaba y crecía con la organización gregaria del conjunto de las fuerzas vivas.

Ellos trabajaron arduamente en la multipartidaria para encontrar el camino hacia la democracia. Una de las primeras acciones de la dictadura militar fue clausurar los centros de estudiantes, porque comprendía que en esos centros se construía el pensamiento crítico y se respiraba democracia.

Mucho antes de este tiempo oscuro de la dictadura militar, en 1918, los jóvenes exigieron la reforma universitaria. En ella se habilitaba que a los 17 años votaran a las autoridades de la universidad y pudieran ser integrantes del gobierno universitario. En aquel entonces se cuestionaba el cogobierno aduciendo que los estudiantes no tenían la madurez suficiente para construir la vida en las universidades públicas. Hoy nos resultaría imposible concebirla sin la participación activa del claustro estudiantil.

La nueva franja etaria que se incorporará a la plataforma democrática no es cautiva de ningún partido ni de ningún gobierno. Se equivoca aquel que cree que los jóvenes se dirigirán con la mansedumbre bovina a votar por tal o cual candidato. Se equivocan también aquellos que creen que los jóvenes pueden caer presa de prácticas clientelares. Muy por el contrario, la juventud es la rebeldía de la dignidad. El voto es la herramienta más importante que tenemos, es el instrumento que les estamos suministrando para que presionen por sus inquietudes.

Sr. Presidente (Domínguez).- Señora diputada: se ha acabado su tiempo. Le pido que cierre su discurso.

Sra. Pastoriza.- Termino con las palabras que pronunciara el gobernador de mi provincia, Gerardo Zamora, en el acto por la democracia realizado ayer en mi provincia: “Nosotros necesitamos que esta democracia se nutra de juventud, porque si se nutre de juventud se nutre de mística, de ideales, de aquello de lo que nosotros nos nutrimos cuando podemos soñar el cambio profundo.” Adelanto mi voto afirmativo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.

Sr. Fiad.- Señor presidente: hoy estamos discutiendo si los jóvenes a partir de los 16 años pueden votar, una iniciativa que se impulsa aceleradamente para poner en la agenda el derecho de este grupo etario a emitir su voto en las urnas. Con relación al proyecto que nos ocupa, anticipo mi voto a favor en general y en particular por el dictamen de minoría presentado por la UCR por el que se permite que los jóvenes puedan votar a partir de los 16 años.

No me parece mal de ningún modo estar sentados aquí para discutir este tema, pero antes de entrar específicamente en éste, déjenme decir que si de algo estoy seguro es de que hay muchos otros temas que urgen con angustia en la agenda de este Congreso y que responden a necesidades apremiantes, que marcan la diferencia entre vivir y sobrevivir de los argentinos, y que deberían ganar un lugar prioritario en la agenda del gobierno.

En este sentido, como médico, como miembro de la Comisión de Acción Social y Salud Pública y como presidente de la Comisión de Prevención de las Adicciones y Control del Narcotráfico del Congreso de la Nación, quiero señalar que hay muchos jóvenes que no van a tener el derecho de votar porque les está faltando, primero, el derecho de vivir con dignidad, con salud, con oportunidades que trascienden la definición de los destinos de la Nación en las urnas. Antes que nada necesitan una oportunidad para vivir, para proyectar su futuro, para dar un sentido a su vida.

Por más que aquí se desarrollen elegantes retóricas oficialistas sobre la aplicación de derechos debemos asumir que hay deudas que no son prioritarias en la agenda del país.

Sería bueno que el oficialismo asumiera que hay miles de jóvenes argentinos de 16 y 17 años que no tienen oportunidad de estudiar, acceder a la salud, planificar su futuro y elegir, porque viven excluidos. Desde la negligencia del poder estamos negándoles sistemáticamente oportunidades. Asumamos que la realidad de los jóvenes del país no es la realidad de los colegios que se encuentran en el centro de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Hay colegios en Formosa, en el Chaco, en la puna jujeña y en lo más austral del país, donde están faltando cosas básicas. Entonces, si queremos pensar que estamos ampliando derechos e irnos a dormir tranquilos esta noche a casa, bravo, espectacular por la terapia simplista que adormece las conciencias y da paz a los insensibles y conformistas.

Mañana cuando nos levantemos recordemos que hay miles de jóvenes en todo el país a quienes les están faltando derechos básicos que se vinculan con leyes que el Congreso no está tratando, porque sólo está obsesionado con seguir el rumbo que le ordenan, contrariando los intereses de quienes son nuestros representados.

Si verdaderamente los respetamos, si pensamos que esto es una ampliación de derechos, y con honestidad intelectual los consideramos como ciudadanos dignos de decidir sobre el futuro de la Nación, nos quedaríamos a mitad de camino si este derecho fuera sólo optativo.

Los derechos y las obligaciones son como dos caras de la misma moneda; imposible proporcionar unos sin hacernos cargos de las otras. Si damos derechos también debemos imponer obligaciones, porque de esta manera estamos reconociendo la dignidad, la capacidad y la responsabilidad de estos jóvenes.

Nosotros los reconocemos como personas, ciudadanos, sujetos de derecho, y por lo mismo queremos confiarles derechos y obligaciones. Si pueden ejercer derechos es porque estamos convencidos de que son capaces de ser titulares de obligaciones y ejercerlas con responsabilidad.

Es decir, nosotros somos quienes los estamos reconociendo como ciudadanos y no como inválidos que requieren una protección especial, gozando de ciertos derechos pero negándoles capacidad para el cumplimiento de obligaciones. Mostrémosles a los jóvenes que verdaderamente creemos en ellos.

Si es así, reconozcámosles la capacidad para ejercer derechos y ser titulares de obligaciones. Señores diputados del oficialismo: como representantes del pueblo de las provincias argentinas tomen nota de que los habitantes del norte, sur, litoral, centro y de todos los rincones de la patria tienen problemas graves vinculados con la supervivencia.

Trabajemos en conjunto para resolverlos. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Formosa.

Sr. Donkin.- Señor presidente: no hace mucho tiempo el Senado de la Nación hizo un homenaje a un hombre que marcó la historia de nuestro país: Quino. Una fue “Tal vez dejen algún día a los jóvenes inventar su propia juventud”.

Con eso estaba significando que tenemos que tener la mirada permanente, el oído muy alerta a lo que nos dicen los jóvenes, porque la juventud no es solamente una cuestión de edad, es una cuestión de temperamento, de ideas y de ganas. Por eso este proyecto no significa ni más ni menos que el gran esfuerzo para dar una sola respuesta.

Este proceso necesita de profundización, de participación, de militancia política porque ha vuelto a florecer la militancia en esta Argentina del 2012. (Aplausos.) Tampoco preciso recordar quiénes son aquellos que se alzaron en contra de este proyecto. Son los mismos que militaron por bajar la edad de imputabilidad a los jóvenes; querían imputarlos a partir de los 14 años, y hoy les quieren negar el derecho de votar a los 16. Tengamos memoria para las cosas. Será porque nunca leyeron lo que dijo William Shakespeare: “La sangre joven no obedece a viejos mandatos”. Será por eso que estos viejos poderes le tienen tanto miedo a la juventud.

(Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara,  Julián  Domínguez)

Sr. Donkin.- Pero no venimos a otorgarles un derecho, porque lo tienen innato, así como alguna vez reconocimos el derecho que tenían, y se lo hemos concedido, al matrimonio igualitario. ¿Por qué no se lo plantearon a Darwin Pasaponti, que hace sesenta y siete años lo mataron de un tiro por reclamar la libertad de Perón?

¿Por qué no se lo dicen a Claudia Falcone, que en la Noche de los Lápices la hicieron desaparecer? (Aplausos.) ¿Por qué no se lo dicen a la madre de Juan Cabandié, que tenía 17 años cuando la llevaron a la ESMA? (Aplausos.) Por eso, cuando se enojan tanto y hablan acerca de la influencia sobre estas cabecitas vírgenes, se nota que no tuvieron la oportunidad de estar en las audiencias públicas en el Senado.

Los jóvenes dijeron todo lo que pensaban, porque ellos vinieron a pelear por sus derechos, por su libertad y a decir que querían ser partícipes de este proyecto histórico y no de la ambición de nadie. Si no, que vengan y nos digan dónde estuvieron en ocasión de la gran movilización del Bicentenario, y dónde estuvieron cuando estos jóvenes lloraron la muerte de Kirchner. Si no, que vengan a decirnos por qué son el sostén de este gobierno de Cristina y por qué van a seguir profundizando este camino que se inició en el 2003. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Fe.

Sra. Giaccone.- Señor presidente: voy a centrarme en un tema que se repitió hasta el hartazgo en el debate sobre este “voto joven”, que es la capacidad o no que tienen estos jóvenes de elegir y de votar.

Esta concepción la creo muy parecida a la del voto calificado, por considerar que lo que están pidiendo es una acumulación de conocimientos, una versión iluminista de lo que es la concepción de capacitación académica o intelectual. Hoy escuchaba a un periodista hacer preguntas cual certamen de Odol Pregunta, para ver si podían o no votar, y creo que si eso lo hacemos extensivo a toda la población estaremos volviendo al voto calificado.

Quienes estamos aquí sabemos que están sumamente capacitados, ya que hoy acceden a la información con plena libertad, sin tabúes o prejuicios, como teníamos antes, que manejan perfectamente las nuevas tecnologías, pero aparte de eso ejercitan la ciudadanía, si este es el problema, con total contundencia en su concepto social.

Son jóvenes que toman colegios para defender la educación pública, que se movilizan para mejorar la calidad edilicia de sus escuelas, que crean centros de estudiantes, que nacen como hongos en todas las escuelas secundarias. Hoy aquí puedo decir que hay jóvenes de Casilda, mi ciudad, en mi provincia de Santa Fe (Aplausos), que no sólo estudian y trabajan sino que participan permanentemente en los barrios y están interpelándonos.

No han venido arreados ni por ningún canje del mercado electoral, como antes se denunció; vienen porque tienen la esperanza de que con esta ley puedan ser cada vez más los jóvenes que empiecen a militar y se interesen en la política. Estamos acá en respuesta a un joven que en la primera audiencia llevada a cabo en el Senado, nos dijo: “No se preocupen tanto de si estamos capacitados o no.

Yo les pregunto si ustedes, como sociedad, están capacitados para interpretarnos, para dejarnos participar en las decisiones y dar respuesta a nuestras inquietudes”. Hoy estamos aquí para responder y votar afirmativamente ampliando la base de sustentación democrática y popular que tiene este proyecto de país para todos.

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Tierra del Fuego.

Sr. Garramuño.- Señor presidente: llega a este recinto, para su tratamiento, el proyecto de modificación del Código Electoral y otras leyes concordantes, a fin de habilitar el sufragio a partir de los 16 años. Tal iniciativa cuenta con sanción del Honorable Senado de la Nación.

El proyecto en debate genera sentimientos encontrados, dado que al analizar los argumentos de esta modificación, que se considera no menor, aparecen pros y contras en el razonamiento que quiero compartir con mis pares.

Por un lado, el otorgamiento de más derechos políticos para los jóvenes, desde un punto de vista teórico constituye un objetivo superador para la democracia, ampliándose la base electiva e incorporando la mirada un grupo etáreo que, a la fecha, no participa en la elección de sus autoridades. Ahora bien; en la rapidez que se impone a este tratamiento muchas preguntas quedan sin respuesta, a la vez que falta una definición de prioridades.

Por ejemplo, ¿a la mayoría de los adolescentes de entre 16 y 18 años les interesa adelantar sus tiempos y votar?

Probablemente, si nos hubiésemos tomado el tiempo necesario, si se hubiera recorrido el país, si pudiésemos contar con proyecciones serias de la forma de pensar de estos jóvenes, tendríamos una visión más clara al respecto. ¿Por qué se fija la edad de 16 años y no de 17, 15, 14 o 13? El Código Civil establece la mayoría de edad a los 18 años, y el proyecto de reforma de dicho código reafirma tal norma, a la vez que crea la figura del adolescente a partir de los 13 años.

En concordancia con lo antedicho, mediante la ley 23.849, sancionada en 1990, suscribimos la Convención sobre los Derechos del Niño, que valida, sobre todo, lo que atañe a responsabilidad penal.

¿Quién determinó esta edad? ¿Por qué se ha fijado de esta forma? ¿Por qué una persona de 16 o 17 años sí o sí necesita la autorización de su madre y de su padre para salir de mi provincia, Tierra del Fuego, y viajar al resto del país, por ejemplo, cruzando por el paso de San Sebastián?

Si quisiera circular solo o con uno de sus progenitores, sin autorización del otro, no podría hacerlo; o sea que lo consideramos no autónomo o inhábil, pero sin embargo le damos la responsabilidad de elegir. ¿Es chico o grande? ¿Por qué no pensamos, primero, en ampliar todos sus derechos y no solo los políticos? Antes, garanticemos sus derechos legales y principalmente sus derechos sociales: una alimentación digna, una buena salud, una educación acorde, posibilidades de trabajo –si correspondiere iguales que las que tienen los mayores, protección contra las drogas y la inseguridad, derecho a un esparcimiento y recreación adecuados.

La igualdad de oportunidades los hará libres a la hora de elegir, y a partir de allí podrán ejercer sus derechos políticos adecuadamente. Extendiendo los derechos políticos y no los sociales, ¿acaso no estamos creando una ciudadanía precaria? Con estas medidas, ¿estamos acercando a la mayoría de los jóvenes a la política o los alejamos aun más de ella? No tengo respuesta convincente a todas estas preguntas. Aclaro que planteo tales dudas como una crítica no a la presente gestión sino a nosotros, a toda la dirigencia pasada y presente, porque seguimos teniendo muchas deudas, algunas de las cuales se incrementan con el paso de los años, desgraciadamente.

Probablemente, si nos tomáramos el tiempo adecuado, si se recorriera el país como se hizo con la ley de medios y la reforma del Código Civil recogiendo dichos y pensamientos de un universo de personas físicas y jurídicas –ONG, asociaciones, colegios, etcétera , para luego evaluar el mejor camino y, en caso de ser afirmativo, reforzar la instrucción cívica en el currículo; si se buscase la participación directa y democrática de los jóvenes en las decisiones cotidianas, tanto dentro como fuera de los establecimientos educativos; si se empezara por votar en los pueblos y ciudades por tener un fuerte sentimiento de pertenencia, buscando la posibilidad de que los cuerpos colegiados tengan algún representante directo de la juventud, recorreríamos un camino con menos incertidumbres y con pasos más seguros.

Por todo lo expuesto adelanto mi voto negativo al proyecto que habilita el sufragio a partir de los 16 años de edad.

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Correspondería que hiciera uso de la palabra el señor diputado Asseff, pero no se encuentra presente. Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Bertol.- Señor presidente: creo que no es necesario leer el reglamento pero resulta claro que su artículo 218 no se está cumpliendo, por lo que le pido por favor que lo tengamos en cuenta. Tanto para lo bueno como para lo malo debemos respetarnos y escucharnos como nos merecemos, y entiendo que la gente que nos está visitando también debe hacerlo.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Brawer.- Señor presidente: el proyecto de ley que estamos considerando, que amplía el derecho de voto a los jóvenes de 16 y 17 años, no solamente es una apuesta a la capacidad de los jóvenes y a nuestra confianza en ellos sino también a la capacidad que tiene nuestra sociedad de asumir la responsabilidad de ampliar las bases de la sustentación de nuestra democracia.

Se aprende a participar, elegir, votar, tomar decisiones. No se trata de una capacidad innata sino de un aprendizaje que fundamentalmente se da en la práctica y que tiene que ver con el ejercicio del derecho. Además, como todo aprendizaje, se da con los otros, con los pares y los adultos. Por eso este proyecto, que otorga derechos y responsabilidades a los jóvenes, en particular responsabiliza a los adultos, los docentes, los políticos y los sindicatos para garantizar la participación de los jóvenes en todas las instancias.

Por eso esta iniciativa es sumamente coherente con nuestro proyecto nacional y la política de nuestro gobierno, que se ha caracterizado por dar lugar a los jóvenes, convocándolos a pensar en un país más justo, por concederles ámbitos de responsabilidad, por aumentar el presupuesto educativo, por propiciar la generación de centros de estudiantes, por no estigmatizar ni judicializar las protestas sociales, por promover participación y ampliación de derechos. Insisto en que otorgar un derecho a los jóvenes fundamentalmente nos obliga a los adultos, y acá también aprecio una coherencia.

Advierto coherencia en nosotros votando a favor de este proyecto de ley, que es concordante con nuestro proyecto político, y también en algunos diputados que no acompañan esta ampliación de derechos. Son aquellos que cuando los jóvenes quieren participar en política crean un 0800 para que sean denunciados, en vez de…

( Manifestaciones en las galerías)

Sra. Brawer.- …dialogar con ellos y acompañarlos en este aprendizaje de la democracia. Son los mismos que cuando los jóvenes toman las escuelas en lugar de sentarse a negociar con ellos, ayudarlos a analizar la información, organizar las tomas y formarlos democráticamente en esta experiencia que ellos tienen en la secundaria, propician que sean denunciados a la policía. Por un lado se dice que no tienen las capacidades, pero por el otro no se generan las condiciones para desarrollarlas.

Este proyecto no adultiza a los jóvenes, como también se escuchó en este debate, y tampoco rompe la asimetría necesaria entre el docente y el alumno, el padre y el hijo, el adulto y el joven. Todo lo contrario, esta asimetría se refuerza porque no es una asimetría de derechos sino de responsabilidades. Y justamente hoy estamos convocados a eso, a asumir la responsabilidad de acompañar a los jóvenes en su formación como ciudadanos democráticos. Por eso mi voto es afirmativo.

( Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Mendoza.

* Para la tribuna

Sra. Fernández Sagasti.- Señor presidente: vengo a este recinto con una profunda emoción. Una vez más, como una historia repetida en estos últimos nueve años, este Congreso de la Nación vuelve a ser protagonista de una ampliación de derechos.

Este debate demuestra que la historia argentina está unida por un solo hilo conductor: el de la organización popular y el de la conquista de los derechos políticos y civiles. La democracia no es un concepto; hay que llenarla de participación y ampliación de derechos, porque si no, se vuelve burguesa, siendo servil a los intereses concentrados que están en contra del pueblo.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- La democracia es una conquista de todos los argentinos. Ampliar el voto a los pibes de 16 años es ampliar la participación popular. Este es un debate que la Argentina se debía. He escuchado en este recinto y fuera de él, distintas posturas, pero la oposición ha establecido dos: una dice que los pibes de 16 años deben contar con el voto obligatorio.

Les digo que esto implica una falta de respeto a la inteligencia de los pibes que militan a lo largo y a lo ancho de toda la Argentina.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- Es una falta de respeto, porque los que sostienen eso tienen en sus listas a candidatos con un promedio de 65 años de edad. Piden el cupo joven, pero en sus provincias no lo practican. Señores diputados: los ideales hay que transformarlos en hechos, como hizo la presidenta de la Nación, que tomó la decisión política de ser un puente generacional. Por eso hoy los jóvenes tenemos voz y voto en este recinto.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- La otra postura es la antidemocrática, que nos dice que los pibes de 16 años no son capaces de votar. Es la misma posición de los medios concentrados de comunicación, la de la cadena ilegal, que dice que los jóvenes son un cúmulo de vicios y que son los responsables de todos los males de esta sociedad. Señores diputados: jamás relacionan los males de esta sociedad con ese puñado de personas que rifaron nuestro país, que jugaban a los helicópteros y que siempre le dieron la espalda al pueblo argentino.

Es el mismo discurso que se pasea por todos los canales pidiendo la baja de la imputabilidad, pero insiste con que los pibes no pueden votar. Nos dicen que son unos inmaduros. Entiendo que hay que blanquear los discursos. Detrás de sus discursos solo hay un interés: tener una juventud escéptica y que solo mire como natural todo lo que pasa a su alrededor.

Lamentablemente, les tengo una mala noticia: Salvador Allende decía que ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- Hasta hace poco hubo 50 escuelas tomadas en la Capital Federal. Esto no fue consecuencia de que los pibes fuesen irresponsables, sino de que están comprometidos con el presente y el futuro de nuestro país.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- Señores diputados: notifíquense. La juventud se subió hace años al escenario de la historia de la República Argentina. Los que dicen que este discurso es demagógico y electoralista no hacen más que dar a luz su visión conservadora de la sociedad y sus verdaderos intereses ocultos. Los diputados de la UCR solo se empecinan en negar su visión y sus ideales del partido centenario.

Nos preocupamos por esto, porque detrás de su discurso en el sentido de sostener que nosotros negamos derechos sociales, la realidad es que cuando fueron gobierno en Mendoza cerraban las escuelas porque ni siquiera les daban calefacción a los pibes de la provincia.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- Con los del PRO tenemos una cuestión ideológica, porque ellos sólo quieren construir un modelo de país que excluya a las mayorías. Los del FAP van a tener que responder a los pibes que militan en su partido político, porque desde hoy no se va a llamar más Frente Amplio Progresista, sino Frente Apolítico, porque el hecho de abstenerse en la votación es negar la política.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- Soy parte de la generación del bicentenario, que volvió a creer en la política como herramienta de cambio de la mano de Néstor Carlos Kirchner.

(Aplausos en las galerías)

Sra. Fernández Sagasti.- Pertenezco a la agrupación política La Cámpora. Estoy orgullosa de tener una conductora que confió en nosotros, que nos hizo ser parte de la historia nuevamente. Quisiera saber si los pibes de los partidos de la oposición pueden tener el mismo orgullo que sentimos nosotros porque nos dejan participar en la política, ser parte de ella.

(Aplausos en las bancas y en las galerías. Varios señores diputados rodean y felicitan a la oradora.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por el Chaco.

Sra. Mendoza (S.M.).- Señor presidente: felicito a la joven diputada, porque aquí no es cuestión de hablar tanto sino de llevar a cabo los proyectos que absolutamente dan los ideales, las convicciones y sobre todo la generalidad de la democracia. Eso se practica, señor presidente, porque uno viene de una casa política.

En mi casa mis padres siempre nos inculcaron lo que es ser respetuoso y que no se deben pronunciar epítetos con respecto a los jóvenes. ¡Cómo subestima la oposición a los jóvenes! Nadie cuando es joven es llevado de las narices.

Nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner y sobre todo Néstor hicieron que los jóvenes pudieran volver a la política, que es lo que he concebido yo como forma de hacer política. Lamento que algunos compañeros del Chaco no aprueben la ley en su totalidad.

Cuando yo tenía tres años mi papá había ganado por más del 63 por ciento de los votos la intendencia en Presidente Roque Sáenz Peña.

¿Qué hacía mi papá? Nos llevaba a la Municipalidad a dar de comer en los comedores de lustrabotas. Era otra forma de hacer política. ¿Qué está haciendo hoy la juventud? No entiendo la separación de La Cámpora.

Señores: es el Movimiento Nacional Justicialista. Son justicialistas y van a morir justicialistas. ¿Por qué le pegan a La Cámpora? Me parece una aberración de gente que porque se cree dirigente ataca a la juventud nacional justicialista.

(Aplausos en las galerías)

Sra. Mendoza (S.M.).- Me avergüenza que lo haga justamente un partido centenario como el radicalismo. ¿Por qué pierden las elecciones? Porque no se ocupan de sus jóvenes dirigentes radicales, porque han perdido la noción de la reforma, de lo que es ser revolucionario, de la instrucción. A mí no me lo pueden decir, y hablo en nombre de muchos jóvenes justicialistas.

Durante la época de la dictadura se dio el caso de mi hermano Claudio Ramiro Mendoza. Yo era universitaria, militaba en la Juventud Universitaria Peronista y perdíamos las elecciones con Franja Morada. Eso no nos detuvo en la lucha por conquistar un país mejor. ¿Dónde están esos jóvenes de Franja Morada? Ustedes mismos, los dirigentes, los discriminaron. Nosotros tenemos la capacidad del justicialismo de recordar siempre, de acompañar, adoctrinar, dar experiencia y hacer política en el terreno. Por eso defiendo que los jóvenes puedan votar a los dieciséis años.

(Aplausos en las galerías)

 Sra. Mendoza (S.M.).- Esta ciudadana del Chaco, Sandra Mendoza, tal como hizo durante toda su vida, va a profundizar su tarea en pos de los jóvenes y los derechos humanos. ¡Basta de decir que los pobres son vagos! Los que dicen eso en la televisión tienen que sentir vergüenza. Parece que no se enteraron que había pobres en la Argentina. Nos falta mucho, pero vamos a seguir. Y yo quiero afirmar que voy a apoyar a los jóvenes toda mi vida con mi lucha, con mi sudor, con mi sangre, con mis convicciones, y ellos lo saben.

(Aplausos prolongados.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

* La hora de los pibes

Sr. Grosso.- Señor presidente: estamos hoy acá discutiendo una vez más una ampliación de un derecho. Digo una vez más porque desde el 25 de mayo del 2003 en la Argentina se abrió un proceso de transformación muy profundo que se caracterizó por la ampliación, la restitución y la creación de derechos nuevos. Digo el 25 de mayo de 2003 porque es el verdadero punto de inflexión.

Anteriormente los proyectos que existían en la Argentina desde la dictadura militar fueron de exclusión de las mayorías, hasta la llegada de Néstor Kirchner. Veamos por qué decimos esto.

Se habla mucho de los jóvenes, pero veamos en qué lugar los dejaban otros proyectos. Muchos trajeron acá a Claudia Falcone, una militante secundaria que peleaba por un boleto estudiantil que nunca iba a usar porque vivía a media cuadra de su escuela. Ella era una militante que peleaba con ese nivel de conciencia y tenía 16 años.

La dictadura la torturó y luego la desapareció. Si creemos que esos pibes de 16 años no tenían la conciencia suficiente para votar, me parece que estamos equivocados. Sigamos un poquito más adelante. Walter Bulacio, también pasados los 20 años. Mientras en la segunda década infame de los 90 el rock era un lugar de resistencia de muchos jóvenes, ese pibe que fue a ver a Los Redonditos de Ricota, nunca volvió a su casa porque la policía lo mató a golpes en una comisaría.

Ese era el lugar que la década infame de los noventa le dejaba a los pibes. Sigamos más adelante. Tenemos a Maxi y a Darío. Este último empezó militando en el secundario. Rápidamente se plegó a la Organización de Trabajadores Desocupados hasta el 26 de junio de 2002, cuando también un policía bonaerense decidió que su vida terminaba ahí.

Ese era el lugar que también tenía el proyecto noventista para esos jóvenes que peleaban. Esa también, del otro lado, era la conciencia que tenía ese pibe. Ese es el lugar en donde quieren dejar a los pibes, el proyecto del pasado que resiste irse y que amenaza con volver. Hoy en el proyecto de Néstor y Cristina estamos discutiendo la ampliación de derechos, señor presidente. (Aplausos.)

No me sorprende que muchos sectores de la oposición hayan hablado de distintos argumentos. Se han dicho barbaridades de cosas, desde argumentos biológicos, jurídicos y hasta económicos. La verdad es que se ha dicho de todo. Se ha dicho que a los pibes les íbamos dar droga y plata. Nosotros a los pibes les daremos derechos, Asignación Universal por Hijo, netbooks y Plan Conectar.

Esta es la política de este gobierno para los pibes, y ahora les damos la posibilidad de votar. Se ha dicho que es una cuestión electoral y que estamos especulando. Pero este gobierno sacó el 55 por ciento de los votos a nivel nacional. 8 millones de votos de diferencia con la segunda fuerza política. Nosotros no especulamos.

Escuchen al diputado Jorge Rivas: si sumáramos a todos los pibes de 16 y 17 años en condiciones de votar, alcanzarían el 3 por ciento del padrón electoral. Por lo tanto, especulaciones hay por parte de ustedes, que no quieren abrir las puertas para que los pibes participemos. (Aplausos.)

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sr. Grosso.- Otros hablaron de oportunismo. ¿Saben cómo lo llamamos nosotros? Oportunidad histórica de transformación. A los sectores de la oposición queremos decirles que el problema es político. Tendríamos que plantearnos cuál es el lugar en el que ustedes quieren ubicar a los jóvenes y cuál es el lugar en el que los ponemos nosotros. ¿Cuál es el proyecto político que ustedes tienen para la juventud?

 Ustedes pueden llegar a no dar quórum, pueden votar un dictamen de minoría o pueden votar en contra del dictamen de mayoría, pero la juventud está decidida y el cambio es inevitable. Néstor Kirchner dijo: “Cuando la juventud se pone en marcha, el cambio es inevitable”. ¡Los pibes vinimos, y vinimos para quedarnos!

(Aplausos prolongados. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador.) (Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Solicito a los jóvenes que se encuentran en las galerías que nos permitan continuar con el normal desenvolvimiento de la sesión.

(Manifestaciones en las galerías)

 Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado Biella Calvet. No encontrándose presente, tiene la palabra la señora diputada por Santiago del Estero.

Sra. Navarro.- Señor presidente: a lo largo del debate mucho se ha dicho sobre este proyecto –al que desde ya le adelanto mi voto afirmativo que busca la ampliación de derechos. Se ha dicho que es una propuesta demagógica.

Se ha recurrido incluso a ciertos exabruptos, al señalar que cada voto va a ser canjeado por droga. Se han dicho muchas barbaridades, como que es un proyecto oportunista. Pertenezco a un bloque que representa la provincia de Santiago del Estero, es decir, una provincia históricamente peronista.

Pero desde el momento en que asumió la Presidencia de la Nación Néstor Kirchner, esta provincia peronista propuso como candidato a gobernador a un radical, que hace siete años que está gobernando. Por lo tanto, no pueden pensar que esta es una propuesta oportunista. Quienes crean en Cristina, la seguirán acompañando. No tengan miedo, porque estas cosas hay que resolverlas de acuerdo con los mecanismos democráticos.

Ayer en mi provincia se hizo un acto por los 29 años de la vuelta de la democracia. Hoy me quiero dirigir a los jóvenes aquí presentes y a nuestra hermosa juventud argentina, porque estoy convencida de que esta propuesta se va a erigir en una posta para seguir defendiendo, trabajando y consolidando a esta democracia que ayer cumplió 29 años.

Cuando voté por primera vez tenía 22 años y veníamos de una época oscura. En ese momento nos convenció y persuadió Raúl Alfonsín. Lo cierto es que desde que este gobierno asumió la conducción de la Argentina, Santiago del Estero pudo crecer. Este proyecto es para todos los jóvenes y, por eso, estoy convencida de que va a ser aprobado por amplia mayoría. (Aplausos.)

Para finalizar, les pido a los señores diputados que cuando se apruebe esta propuesta les demos la bienvenida a los jóvenes en nombre de la democracia. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Sra. Bianchi (M. C.).- Señor presidente: hemos escuchado hablar de la universalidad del voto consagrado por la ley Sáenz Peña, pero quiero decir que la universalidad de la ley Sáenz Peña dejó afuera a los chicos, a las mujeres y a los pueblos originarios.

En la Argentina, las mujeres votamos treinta y cinco años después, de la mano de Evita y de Perón. Cuando discutimos la Convención sobre los Derechos del Niño y la adhesión de la Argentina a ella, los argumentos en contra eran que la edad de la ciudadanía en nuestro país la fijaba el Código Civil y que primero había que resolver la pobreza.

Es decir que hoy hemos escuchado aquí los mismos argumentos que durante todo el siglo XX se utilizaron para restringir la participación y la inclusión ciudadana. Lo que está en discusión aquí es la naturaleza política de la democracia y la república, es decir, si la democracia y la república son un pacto formal restrictivo y excluyente o una alianza inclusiva, de diversidad y pluralidad. Nosotros estamos a favor del voto a los 16 años porque creemos que eso va a transformar y mejorar la política.

 ¡Qué bueno que los que todavía tienen en el corazón la capacidad para indignarse frente a la injusticia y el caretismo tengan también en sus manos la herramienta del voto para decidir quién los represente y quién se va a su casa!

Por lo tanto, es lógico que se opongan quienes disputan en la política persiguiendo con la Policía Metropolitana a los jóvenes que quieren participar. Los que pertenecemos a una generación a la que han sabido honrar Néstor y Cristina ingresamos a la militancia política en condiciones de degradación institucional. Desarrollamos nuestra vida política en condiciones de degradación institucional, no sólo por las dictaduras sino también por las proscripciones de los que se llenaron la boca hablando de la democracia. Cuando resistíamos a esas proscripciones nos llamaban subversivos y no dudaban en reprimirnos, como ocurre hoy. (Aplausos.)

Quienes pertenecemos a esa generación sabemos y hemos aprendido con gran dolor que la democracia es muy buena para los jóvenes. También hemos aprendido desde el año 2003 en adelante –sobre todo en los últimos años que los jóvenes son muy buenos para la democracia pensada no como un pacto excluyente de intereses restrictivos sino como una alianza de la universalidad, la pluralidad y la inclusión.

Por estas razones, adelanto mi voto afirmativo a esta iniciativa y mi compromiso para fortalecer la capacidad y la posibilidad de participación de los jóvenes. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por La Rioja.

Sra. Brizuela y Doria de Cara.- Señor presidente: quiero aprovechar estos escasos minutos para intentar correr el velo de lo que considero algunas de las grandes contradicciones del relato oficial. En el contexto social actual, la ampliación de la democracia no puede limitarse al derecho al sufragio.

Ampliar la democracia implica avanzar en el efectivo cumplimiento de los derechos consagrados en la ley y en la Constitución Nacional, asegurar el mayor bienestar para el mayor número de ciudadanos posible, hablar de mejor y más educación, de mejor y más trabajo, de vivienda, de salud. Hablar de ampliar la democracia y simultáneamente reducirla a la cuestión electoral y decirles a nuestros jóvenes que les vamos a dar la condición de simples electores, eso sí es faltarles el respeto e insultar su inteligencia. (Aplausos.)

A riesgo de que me tilden de extremista, es casi perverso decirles: “Pibe, vení, votá, pero hablar de estudiar, eso lo veremos”.

Digo esto porque aunque la escuela secundaria es obligatoria, la ayuda escolar se paga hasta el segundo año y en el presupuesto para este año las becas se redujeron a la mitad. ¿Qué les vamos a decir a los jóvenes de entre 16 y 18 años con otras capacidades, que ahora son víctimas de la resolución 1200 de la Superintendencia de Servicios de Salud, que recorta la prestación de la escuela especial, tirando por tierra la inclusión educativa y la formación laboral?

A esos chicos les vamos a decir: “Vengan, voten”. ¿Recibir atención integral a la salud en el sistema público, sobre todo aquellos que están afectados por adicciones? Les tenemos que decir que todavía estamos discutiendo, porque no nos ponemos de acuerdo sobre un sistema de atención integral de esa problemática.

 ¿Acceder a un trabajo? Por ahora solamente tenemos planes y becas, muchachos. No hay para más. ¿Una vivienda? No, son muy chicos para adquirir una a tan largo plazo.

Señor presidente: nosotros queremos que este Congreso trabaje sobre estas cosas que son fundamentales y que tratemos no sólo los proyectos que ha presentado este bloque, sino muchísimos otros diputados de otros bloques referidos a acceso a la vivienda, primer empleo, pago de ayuda escolar para la integridad del ciclo secundario y otras cuestiones. Que quede claro que tenemos una profunda convicción democrática y una absoluta fe y confianza en los jóvenes.

 Ellos no son el futuro, porque si algo nos decía el presidente Raúl Alfonsín es que el futuro depende de lo que hoy hagamos con y por los jóvenes. No voy a aburrirlos con datos estadísticos que ya se han mencionado. Quiero dejar simplemente en evidencia la falta de voluntad política del oficialismo por ocuparse de estos temas fundamentales.

También quiero darles una mala noticia a todos. Por allí se dijo que nosotros nos oponemos porque no tenemos una juventud organizada. Son dos las malas noticias. En primer lugar, no nos oponemos sino que redoblamos la apuesta y queremos que nuestros jóvenes tengan la calidad de ciudadanos con todos los derechos y obligaciones que eso supone. En segundo término, tenemos una hermosa juventud organizada a lo largo y ancho de la patria y tenemos cubierta toda la territorialidad de la Nación con la juventud radical. (Aplausos.) Tenemos a Franja Morada, el brazo universitario del radicalismo, y a la FUA, la Federación Universitaria Argentina, conducida por Franja Morada.

¡Miren si no vamos a estar organizados! Estamos orgullosos de nuestros jóvenes. Ellos nos marcan el camino y nos han vuelto a poner en la calle al lado de las demandas sociales. Los jóvenes han sido los que se han puesto al frente para resistir la tremenda represión sufrida en Jujuy, en el Barrio Malvinas Argentinas, el 17 de octubre, cuando el gobierno mandó desalojar el corte contra EJESA.

Los jóvenes están ejerciendo la defensa de la soberanía territorial en Famatina. Allí no vi ninguna de estas banderas. Lamento que no acompañen la defensa de nuestro pueblo en contra de las multinacionales. (Aplausos.)

Por eso ponemos en ellos toda nuestra esperanza. Apostamos a ellos, vamos a redoblar la apuesta y queremos que sean ciudadanos y asumir públicamente el compromiso de seguir militando, aquí, en la calle y donde haya que andar para que se cumpla cada uno de estos derechos postergados y no reconocidos a nuestros jóvenes. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Río Negro.

Sra. García Larraburu.- Señor presidente: estamos a punto de escribir otra página de la historia argentina. Esta votación quedará en la memoria nacional como la consagración de los derechos políticos juveniles, como el día en que este Congreso reconoció su participación, su militancia, su interés social, sus ganas de transformar el mundo y les dio la posibilidad de plasmar todos sus sueños y utopías por medio del voto. Hoy les estamos otorgando la herramienta cívica que les permitirá seguir interesándose por la cosa pública, sabiendo que de ellos, de su elección, también depende el destino de este país.

El proyecto de ley de Fernández y Corregido amplía derechos, fiel a la tradición peronista, trasgresora, que se forjó al calor de la incorporación de ciudadanía a la política. Fue Perón el que incluyó a los sectores populares en la discusión política, otorgándoles derechos impensados hasta ese momento y dándoles un lugar clave en la toma de decisiones.

A partir de su Presidencia, las grandes mayorías pudieron apelar e interpelar al gobierno, en un ida y vuelta que fue consolidando la democracia participativa por excelencia del siglo XX.

En aquellos años las mujeres también conquistamos el voto femenino de la mano de nuestra querida Evita, Eva Duarte. En 1951 en este mismo Parlamento se escucharon las más feroces atrocidades machistas y retrógradas, debatiendo si a nosotras nos daba o no la cabeza para votar. Pasó más de medio siglo y algunas voces, muchas de ellas femeninas, vuelven a esgrimir los mismos argumentos conservadores y sectarios en este debate. Esto es una pena.

Este gobierno retomó las banderas históricas del justicialismo, con la alegría que sólo puede encarnar un pueblo que recobra la vida política. A partir de 2003 reconquistamos los derechos que nos habían arrebatado por casi tres décadas; recuperamos la dignidad y el orgullo de vivir en este país. Con Cristina se profundiza y avanza en este sentido, reconociendo los derechos de los niños y embarazadas e incorporando a las amas de casa al sistema previsional, porque fueron históricamente las ignoradas por el Estado. También se conquistó el matrimonio igualitario y los derechos de adopción de las parejas del mismo sexo. Los peronistas luchamos y militamos apasionadamente por la igualdad; esto no es nada nuevo, y es lo que siempre nos distinguió.

En estos años reconstruimos el sistema educativo, invirtiendo en infraestructura escolar y llevando a cabo constantemente políticas inclusivas, como la Asignación Universal por Hijo, para que los padres cuenten con los recursos necesarios a fin de mandar a sus hijos a la escuela, y cientos de programas. Hay que tener en cuenta que este proyecto contempla que el voto no es obligatorio, por lo cual el que todavía no tenga una idea formada puede abstenerse sin ningún impedimento. No los estamos obligando a votar, sino simplemente ofreciendo la oportunidad, igual que hicimos con el matrimonio igualitario. No obligamos a las parejas del mismo sexo a casarse, simplemente les damos la oportunidad de hacerlo, si así lo desean. Muchos de los que hoy pusieron el grito en el cielo contra esta iniciativa tienen miedo a la juventud, no la entienden, los asustan las nuevas ideas. Pensemos que todos estos nuevos votantes nacieron en democracia.

Me emociona que los jóvenes se incorporen a la política, que militen, estudien, debatan y se interesen por el destino del país, sean del kirchnerismo o de otros partidos. No hace muchos años los jóvenes estaban desencantados de la política, no tenían esperanzas ni sueños. La única alternativa que muchos visualizaron era Ezeiza: emigrar. Hoy quieren quedarse, caminan los barrios, discuten, y los vemos aquí sentados. Por eso, estamos viviendo un día realmente glorioso. No hay mejor lugar para los jóvenes que la política. (Aplausos.)

(Ocupa la Presidencia la señora vicepresidenta 1ª de la Honorable Cámara,Norma Amanda Abdala de Matarazzo)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por La Pampa.

Sra. Alonso (M.L.).- Señora presidenta: nos encontramos en un día histórico, considerando una iniciativa que no viene a promover un cambio social inexistente; por el contrario, le guste más a unos que a otros, nadie puede negar que existe un gran sector de jóvenes que participa en política. Esta iniciativa consagra legalmente esta realidad que vivimos. Atrás ha quedado la época en que la política era una mala palabra y estaba subordinada a la economía; lejos estaba de ser pensada como un lugar de transformación social, generando que no sólo fuera un ámbito poco atractivo para la juventud, sino, peor aun, que fuera rechazada.

Por una decisión política, desde el año 2003 esto ha cambiado. El gobierno de Néstor y Cristina llevó a cabo un proceso de inclusión social y ampliación de derechos, tanto en los sectores más vulnerables como en aquellas minorías que reclamaban durante años que el Estado nacional les reconociera sus derechos. Sólo falta recordar la sanción de la ley de género y la del matrimonio igualitario. Hoy nuestros jóvenes son quienes nos demandan su derecho a sufragar, porque vivimos en una sociedad en la que tienen posibilidades de expresarse y organizarse, y además la han transformado en una realidad efectiva. Si no, levantemos nuestra mirada y veamos las gradas y cómo se pueden organizar los jóvenes cuando persiguen un ideal.

Este proyecto de ley ha recibido críticas discriminatorias y retrógradas de algunos sectores sociales y partidarios, que sostienen sin tapujos y sin ponerse colorados que los jóvenes no están maduros y no tienen la educación para emitir el voto. Se ha dicho en este recinto, aunque ahora no está la diputada que lo ha manifestado –así es como dan el debate , que los jóvenes de cuarto y quinto año de la secundaria tienen que aprender a votar y que no saben que el voto es secreto.

 ¡Por favor, no subestimen más a los jóvenes, no sigan insultando la capacidad y el discernimiento que tienen nuestros pibes! ¡Qué poco los conocen y qué poco se relacionan con ellos! Los invito a que por dos minutos, no digo una hora, caminen los barrios y los escuchen. Verán qué distinta es la realidad de la juventud de la que algunos ven detrás de sus escritorios.

También dijo la misma diputada que no se encuentra en este momento que si el colegio para votar era distinto al que asistían los pibes, sus padres los tendrían que llevar en auto, y si ellos no lo hacían, no iban a poder ejercer su derecho a elegir a sus representantes. Yo quiero contarles que soy de Victorica, un pueblo de La Pampa que tiene 6 mil habitantes y es de quince por veinte cuadras; en mi pueblo los pibes caminan. Además, los humildes no tienen auto, pero les sobra conciencia social, y qué orgullo me da verlos cómo van a votar.

Otra diputada que tampoco se encuentra dijo que ojalá se sumaran chicos a la política. Era una diputada del partido que gobierna la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Dijo que ojalá se sumaran chicos a la política pero que esta ley era contradictoria. En la práctica pusieron un 0800 para denunciar la participación política. Esta ley no tiene contradicciones: ustedes tienen contradicciones. (Aplausos.)

 Nuestros jóvenes tienen derecho a ser oídos y a participar en cualquier asunto que los afecte, como su vida social, religiosa, económica, cultural y política. Quienes tenemos responsabilidades públicas no podemos hacer la vista gorda ante el reclamo de sus derechos. Por lo tanto, sus opiniones deben ser tenidas en cuenta al momento de tomar decisiones.

El presente proyecto de ampliación del sufragio viene a dar mayor participación ciudadana. Es un proyecto nacido de la decisión política de este gobierno de escuchar a los más jóvenes y de incluirlos en el debate de las demandas que hay en este país.

Es una realidad que la sociedad va cambiando a través de las luchas y conquistas de los pueblos. Muchas de estas luchas se dieron por jóvenes, como la del boleto estudiantil. Hace diez años eran jóvenes en su mayoría los que tiraban piedras y pedían que se fueran todos. Hoy, 31 de octubre de 2012, son jóvenes los que nos piden que les demos la posibilidad de elegir a sus representantes.

Voy a acompañar este proyecto y me iré de este recinto con la tranquilidad de poder mirar a la cara a todos estos jóvenes que están en las gradas, a los jóvenes de mi provincia y a los de mi país, diciéndoles que aporté mi granito de arena para que puedan ser partícipes activos de la transformación de la patria, porque esto no es un triunfo de un partido político, sino de los jóvenes que no están, de los que están, de los que vendrán, de la democracia y del pueblo argentino. (Aplausos).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Entre Ríos, que comparte sus cinco minutos con el diputado Oscar Martínez.

Sr. Solanas (J.R.).- Señora presidenta: en verdad este es un momento sumamente importante no solamente para los jóvenes sino para la democracia y para todo el arco político de la Argentina.

Estamos confiriendo derechos, ampliando derechos cívicos y civiles a los jóvenes de 16 y 17 años. Todo este tiempo escuché una enormidad de discursos muy fatalistas. Algunos aludieron a trampas; otros, a que se usa a los jóvenes.

También se dijo que la iniciativa era oportunista, e incluso se habló de “cobardía” en razón de que la ley no dispone la obligatoriedad del voto. Nosotros estamos dando un voto de confianza a los jóvenes de nuestra patria, a la maravillosa juventud argentina; mujeres y varones que, a lo largo y a lo ancho de la patria, todos los días la construyen con su fe y confianza.

 Entre ellos hay deportistas y gurises de la cultura que participan en festivales de rock y de folclore. No me cabe la menor duda de que con este proyecto de ley incluimos a los jóvenes como sujetos de derecho; me refiero al derecho de participar real y concretamente, de emitir su voto, de elegir, de creer que en ese voto está la confianza para cambiar cosas y la enorme posibilidad de canalizar la rebeldía mediante la política, como nos lo han inculcado Néstor y Cristina Fernández de Kirchner.

Estoy cumpliendo con los preceptos de muchos jóvenes de mi provincia, a quienes escuché en los colegios; debatí con ellos y con mis hijas. Estamos confiriendo a la juventud derechos enormes, brindándoles la confianza necesaria para que sean protagonistas, para lograr una patria más justa, libre y soberana y que pasen a formar parte esencial del presente y del futuro de sus hijos, nuestros nietos. Por eso, repito, no dudo de la iniciativa que vamos a sancionar.

Felicito a los compañeros de La Cámpora por la energía que han puesto en esto, y también a los mayores, dada la deuda que tenemos con la política y la democracia. Aquellos que hablan de trampas; quizás lo hacen porque alguna vez fueron tramposos; quienes dicen que con esto se usa a los jóvenes, tal vez en algún momento los han usado; los que aluden a oportunismos, a lo mejor fueron oportunistas con los jóvenes. Lejos de ser oportunista, este proyecto de ley confiere confianza, amor y fe a los jóvenes de la patria argentina.

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Martínez (O.A).- Señora presidenta: queremos más democracia, que más hombres y mujeres decidan el destino de todos. Votar, ¿es poco, mucho, suficiente? Molesta que nuevos autores sean parte de la realidad política argentina. Es un desafío del Congreso y de nuestro tiempo ampliar la participación democrática. Estoy convencido de que la gran mayoría de los que integran este cuerpo y nuestro bloque tienen el anhelo de que haya más democracia y más participación, y que los jóvenes sean un instrumento para lograr mejores y más inclusivas decisiones.

Además, el artículo 37 de nuestra Constitución establece la posibilidad de elegir a quienes nos conducen, a nuestras autoridades, a quienes nos representan. Se trata del principio de soberanía popular: el poder no es de las autoridades sino del pueblo. ¿Quién podría negar que los jóvenes que están en la barra no son el pueblo argentino?

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

A los conservadores de todas las épocas y de todos los colores siempre les gustó representar al pueblo, pero si los que votan y deciden son pocos, mejor. Sin embargo, a quienes provenimos del campo nacional y popular nos gusta defender la representación del pueblo, porque ello implica defendernos a nosotros mismos.

Para finalizar, quiero hacer un homenaje a Jeré, Patón, Mono, y todos los militantes sociales de Rosario que reflejan la realidad actual de mi provincia, Santa Fe, de vinculaciones entre autoridades y droga.

(Aplausos y manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Catamarca.

Sr. Molas.- Le agradezco, señora presidenta, porque sé que había pasado mi turno. Una vez más nos encontramos frente al tratamiento de una norma que no sólo divide la opinión de la sociedad desde distintas posiciones, sino que también desnuda y patentiza la decadencia que la clase política demuestra al abocarse, como tantas otras veces, a temas verdaderamente innecesarios.

Una vez más, a partir de silogismos y falsas especulaciones, instalamos temas y problemáticas en el seno de este recinto que la ciudadanía no reclama y ni tan siquiera menciona sino que, por el contrario, sin duda sólo sirven para, soslayadamente, instalar una agenda que no responde a los intereses generales.

Ni una manifestación, ni una nota editorial, ni un corte de calle, ni un piquete, ni una toma de colegio, ni un planteo en la justicia, etcétera, hemos visto en estos días para pedir esta ampliación de derechos para nuestros jóvenes y adolescentes.

En contraposición sí hemos protagonizado infinidad de pedidos y presentaciones judiciales y todo tipo de reclamos por y para el tratamiento del mínimo imponible, del 82 por ciento móvil, de la problemática de la inseguridad, la inflación, la desocupación, la falta de inversiones, la deserción escolar, la modificación del sistema penal juvenil y otros temas. Podríamos enumerar cientos de reclamos fundados y de los cuales no sólo el gobierno nacional es responsable sino toda la clase política.

Lo más grave que quisiera señalar es la hipocresía de los que no levantan su voz para oponerse, sabiendo y conociendo que este proyecto intrascendente e inoportuno, sin duda no atenderá a problemas inmediatos y urgentes de la realidad que atraviesan nuestros jóvenes.

Como acá se ha dicho, casi un millón de ellos no trabaja ni estudia, más del 50 por ciento abandona la secundaria, apenas un 10 por ciento se inscribe en la universidad, y de estos sólo uno de cada diez logra obtener su título.

Se enfatiza la necesidad de contar con electores que apenas están instruidos para comprender las plataformas políticas, en lugar de generar métodos que tiendan a formar jóvenes con una más amplia capacidad intelectual como, por ejemplo, preservar todas las becas de las universidades, fomentar programas estudiantiles para evitar la deserción escolar, disminuir el porcentaje de sobre edad por ciclo secundario, etcétera.

Esta nueva situación sólo sirve para profundizar más aún la brecha que divide a la sociedad en sus diferentes opiniones, a los representantes del pueblo argentino de la misma manera, y refleja el modelo de gobierno que viene desde hace tiempo fraccionando las instituciones, organismos y todo aquello que debería mantener la unidad nacional.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Le solicito que redondee su exposición, señor diputado, pues su tiempo ha concluido.

Sr. Molas.- Esto ha instalado un imaginario social que pone de manifiesto una patente desunión que rige verticalmente, desde la autoridad máxima hasta los ciudadanos que la eligieron, y horizontalmente divide y confronta al pueblo y a las instituciones que lo representan, como es el caso de la ya dividida CGT, las fuerzas armadas, los partidos políticos, etcétera.

La ley 26.061, de protección integral de niños, niñas y adolescentes, infiere que no se es adulto antes de los 18 años. Por esto es que un menor de 16 años se encuentra limitado para ejercer una capacidad plena para la vida civil.

Por ejemplo, no puede conducir, no puede solicitar un crédito, no puede trabajar, no puede contraer matrimonio sin autorización paterno judicial, no puede administrar sus bienes… 

(La Presidencia desconecta el micrófono del orador)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Muchas gracias, señor diputado. Tiene la palabra el señor diputado por Corrientes.

Sr. Portela.- Señora presidenta: entiendo que, en términos generales, hay un mayoritario acuerdo por el voto de los jóvenes. El problema tiene que ver con la condición en la que se pueda dar ese voto.

No hablo de oportunismo ni de demagogia. Creo que parte de la política tiene que ver con el momento y la oportunidad en que se plantean las cosas. Es la ventaja que tiene el oficialismo de efectuar este tipo de presentaciones. Lo que me preocupa es la condición en la que los jóvenes van a ejercer su derecho a votar.

Quiero que los jóvenes voten, participen y compitan de igual a igual, con los mismos derechos y oportunidades que tenemos nosotros. Entiendo que el despacho del oficialismo crea condiciones menguadas, que son desventajosas para la juventud. Entonces la competencia es desleal. No puede ser que nosotros estemos confirmando un derecho que cercena la libertad, sobre todo la de ser electo.

Es un contrasentido.

¿O es que los mayores no queremos tener competidores jóvenes y entonces les decimos: “Muchachos: por ahora, voten; más adelante van a ser elegidos”? Apostemos a un derecho integral, no solamente creándolo, sino garantizándolo. Pero esta condición no la tiene el oficialismo, porque no puede garantizar la educación, como tampoco puede garantizar la salud, etcétera. Por ejemplo, para que en el PAMI una persona pueda ser operada de cataratas tiene que esperar hasta un año.

De ninguna manera esto significa garantizar derechos.

Es necesario no precarizar la condición de ciudadano, como ocurrió en la sesión pasada, cuando precarizaron las condiciones que tenían los trabajadores. Entiendo que es un contrasentido crear un derecho que cercena libertades. Por eso vengo a proponer al oficialismo que demuestre que es capaz de escuchar un aporte importante que efectúa el bloque de la Unión Cívica Radical, para corregir el dictamen de mayoría.

Como soy optimista de la política, creo que me van a escuchar. También les pido a los jóvenes presentes que soliciten a la conducción del oficialismo que les otorguemos el ciento por ciento de los derechos que les corresponden, para que puedan competir de igual a igual con todos. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Santiago de Estero.

Sra. Ruiz.- Señora presidenta: pensaba hablar sobre la autonomía de los jóvenes, de su capacidad de elección, de su independencia tecnológica, que les permite abrirse al mundo de una manera que antes estaba vedada. Pensaba decir también que el modelo de Estado que surgió en 2003 es inclusivo y participativo. Por eso es absolutamente necesario dar este paso hacia adelante sin miedos y con miras a reconocer los plenos derechos cívicos de los nuevos actores. Nuestro rol como legisladores es dar legalidad a una realidad que está emparentada con los cambios que la sociedad viene experimentando. Los condicionamientos del tiempo me obligan a resumir mi alocución en un solo homenaje.

Me estoy refiriendo a un compañero de estudios de mi provincia de Santiago del Estero, que desapareció en la época de la dictadura. Era un compañero de una excepcional generosidad, que fuera del horario de clases nos reunía a todos para instarnos a trabajar y para enseñarnos a soñar con un mundo mejor. Vaya mi homenaje con mi voto positivo a Cecilio Kamenetzky. (Aplausos).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires, que cuenta con cinco minutos.

Sr. Santín.- Señora presidenta: en principio vengo a adelantar mi voto afirmativo en general y a acompañar en particular el dictamen de mi bloque. Quiero explicar por qué hacemos esto. Yo pertenezco a una generación que empezó militando en la escuela secundaria. Hablo en nombre de los jóvenes radicales, de Franja Morada, de la FUA…

( Aplausos en las galerías)

Sr. Santín.- …que a lo largo de todos estos años y en medio de la dictadura trabajaron y presidieron los centros de estudiantes defendiendo los derechos de los jóvenes. Somos un partido que nos definimos como “la causa de los desposeídos”. No nos definimos así por ser un partido clasista sino, fundamentalmente, porque entendemos la vida política desde la integración.

¿Cómo se lograba esa titánica tarea de involucrar a los que estaban afuera y meterlos dentro del sistema?

Esa titánica tarea tenía que ver con la soberanía popular.

El radicalismo pagó muy cara la soberanía popular: tres revoluciones y muchos muertos. Para nosotros, la ley Sáenz Peña es como para muchos de ustedes el 17 de octubre. Ustedes ese Día de la Lealtad abrazan a vuestro líder; nosotros abrazamos la ley Sáenz Peña como el instrumento de incorporación de las libertades de los ciudadanos. Entendemos que es el mecanismo para incorporar al sistema a quienes estaban fuera de él.

Por eso nosotros votamos afirmativamente una norma como esa. Hoy se da una situación parecida: miles de jóvenes están fuera del sistema, miles de jóvenes son expulsados de la educación pública porque ésta hoy no es un instrumento de integración; miles de jóvenes no se pueden integrar al mercado laboral.

Esos miles de jóvenes necesitan la soberanía popular para volver a decirles a los que manejan el poder que están afuera y quieren integrarse.

La diferencia que tenemos con ustedes radica en que ustedes defienden el concepto del voto optativo, un concepto absolutamente liberal heredado de los 90.

Es el concepto del “sálvese solo”; se salvan los que pueden.

Cuando uno imagina la soberanía popular lo hace desde la suma de los intereses individuales que hacen al interés del conjunto. Por eso tienen que participar todos. El concepto constitucional del voto universal obligatorio es un concepto integrador, un concepto solidario que pone al conjunto de la sociedad a resolver los problemas entre todos. No es que participan los que tienen ganas y los que pueden, sino el conjunto de la sociedad, fundamentalmente los que están afuera.

Por eso nosotros vamos a aprobar en general esta ley, pero en particular reclamamos un concepto real para integrar a la sociedad y a los jóvenes.

Los radicales que nacimos como la Unión Cívica de la Juventud, los que con los jóvenes reformistas transformamos la universidad y con Raúl Alfonsín mostramos que se podía hacer un gobierno plagado de jóvenes, y con participación real de la juventud, venimos a decir que nosotros aceptamos, acompañamos y defendemos la soberanía popular, como lo hemos hecho a lo largo de 120 años de vida. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

Sr. Santillán.- Señora presidenta: este es un proyecto que trata un tema muy importante para estos tiempos, ya que va en sintonía con las nuevas demandas de la sociedad porque reconoce derechos a actores que, a lo largo de la historia de nuestro país, siempre han demostrado estar a la altura de las circunstancias que les tocó vivir.

Ejemplos como estos hay muchos y quiero destacar a los Decididos, aquel grupo de jóvenes que acompañaba al general Belgrano en la decisiva batalla de Tucumán y que, como todos sabemos, fue determinante para el rumbo de la revolución.

Señora presidenta: en forma expresa o implícita algunos sectores de la oposición consideran que el impulso de la consagración de este derecho es una maniobra electoral para arriar como votantes a los jóvenes. Lejos de esta chicana política yo creo -y de acuerdo a cómo se están dando las circunstancias acá en el recinto, esta iniciativa -aunque a muchos no les gusta va contar con un claro apoyo- que ella va más allá de posiciones políticas partidarias, ya que hace un histórico paso adelante en el reconocimiento de los derechos de los jóvenes.

No valorar esto es también expresa e implícitamente ofensivo para los jóvenes, porque en el fondo algunos opositores creen en una democracia calificada, donde los votos a los gobiernos peronistas son producto del bolsón, la prebenda, el plan social o el engaño, y el de ellos, el de la racionalidad y el convencimiento, motivaciones que no parecieran muy acertadas si hay que juzgar el resultado y la duración de sus gobiernos. Nuestra motivación moral es el reconocimiento de un derecho hacia quienes respetamos y sentimos parte presente y no sólo parte futura de la construcción de este país.

Nosotros no arrastramos a nadie y tampoco nadie puede hacerlo. Creamos las condiciones morales y materiales para que nuestros jóvenes inventen su propia juventud, porque abren puertas y ventanas que iluminan y transparentan cualquier proyecto social y político.

Señora presidenta: los jóvenes son en esta nueva Argentina los que hoy quieren ser y seguir siendo parte de la transformación que se está llevando adelante en nuestro país y son llamados a ser parte de la historia, reconociéndoles nuevos derechos para que no sean simples espectadores de estas políticas que están transformando nuestra Nación.

Mientras algunos aprovechan este tema para tratar de bajar la edad de punibilidad de los delitos y enviar a nuestros jóvenes a las cárceles, nosotros estamos acá reconociéndoles derechos que van a servir para integrarlos a esta sociedad, posibilitándole un mayor desarrollo de su conciencia social acompañada de la responsabilidad civil de elegir voluntariamente a los representantes que velarán por sus derechos e intereses. Creo que los verdaderos demócratas son los que reconocen y amplían derechos. Lo hicieron los radicales y los peronistas, pero siempre que lo intentaron sufrieron la resistencia de los sectores reaccionarios y conservadores que veían amenazados sus privilegios.

Señora presidenta: es evidente que el verdadero fundamento de la preocupación de la oposición es electoral, porque creo que saben que en el momento de votar los jóvenes no van a dejar de lado lo que están viendo en su realidad, que este gobierno le dio jubilación a sus abuelos, ayudó económicamente a sus familias, hizo infraestructura sanitaria, le dio trabajo a sus jóvenes, hizo una mejor distribución de la riqueza, nos dio la soberanía política y la independencia económica y, por sobre todo, nos dio educación.

Voy a apoyar este proyecto en honor a los miles de mártires y luchadores jóvenes de la historia de nuestro país, con el respeto que les debo a los jóvenes de hoy para seguir en el camino de la inclusión que ellos se ganaron a lo largo de las generaciones y que recién en este presente pueden cosechar sus frutos. (Aplausos).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Tucumán.

Sr. Casañas.- Señora presidenta: nadie duda de que los jóvenes mayores de 16 años tienen derecho a una formación política; nadie duda de que pueden votar. El problema es que acá no hay un debate superador. Hubiera sido bueno que a este reciento ingresaran los jóvenes de todas las fuerzas políticas para que esto fuera una verdadera fiesta. Que entren los jóvenes del peronismo, del socialismo, del PRO, de la gloriosa Juventud Radical, y no sólo los elegidos de La Cámpora. (Aplausos).

Pero que les haya dado una oportunidad habla bien de usted, señora presidenta, porque cada vez que estos jóvenes fueron a un centro de estudiantes buscando un lugar se encontraron con Franja Morada, que les llenó la cara de votos y no los dejó entrar.

Probablemente por eso hayan decidido reducir en un 55 por ciento las becas estudiantiles para pasar esos fondos a Fútbol para Todos. ¡Qué partido contradictorio! En nuestro país hay un 32 por ciento de argentinos por debajo de la línea de pobreza y un 11 por ciento de indigentes. Es decir que 18 millones de argentinos no alcanzan a cubrir sus necesidades básicas.

Sin embargo, hoy nos enteramos de que se gastaron 10 millones de pesos en reparar los baños de la Casa Rosada. ¿Y la redistribución? ¿No será mucho? ¿No creen que se les va la mano? Quiero decirles que en Tucumán ya contamos con una ley provincial que les permite votar a los jóvenes mayores de 16 años.

Pero en mi provincia, que también se dice progresista, el gobernador Alperovich no permite que los jóvenes se diviertan más allá de las 4 de la mañana. ¿Acaso no son todos soldados de un proyecto nacional y popular? ¿Qué tiene de popular prohibir a los jóvenes que se diviertan? En marzo de 2011 presenté un proyecto de cupo juvenil, para que el 33 por ciento de las listas fueran ocupadas por jóvenes de entre 25 y 35 años.

Esta iniciativa corre bajo el número de expediente 58-D.-2011, que desde hace dos años ha sido “cajoneada” por el diputado Yoma, presidente de la Comisión de Justicia, y por la señora diputada Conti, presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales. ¿No creen que mi proyecto también implica una ampliación de los derechos de los jóvenes? Además, he presentado otra propuesta sobre delitos electorales, es decir, sobre el “voto bolsón”, como le dicen.

Esos proyectos, al igual que el dictamen presentado por el bloque de la Unión Cívica Radical sobre el tema en consideración, son una muestra de quién es quién en esta Honorable Cámara. Debate versus prepotencia; institucionalidad versus demagogia.

El señor diputado Rossi habla de ampliar los derechos, pero resulta que los menores de 18 años van a poder votar, pero no pueden tramitar el registro de conductor; podrán votar, pero el Estado no hace nada para combatir la droga; no se pueden casar sin la firma del padre, pero sí pueden elegir diputados; pueden elegir a un estadista que decida sobre el destino de la Nación, pero no pueden trabajar.

En la Argentina no hay posibilidades de trabajar, porque este gobierno no ha generado más fuentes de trabajo. Creo que el modelo oficial sería ideal para Cuba, donde votan los chicos de 16 años, pero sólo hay candidatos oficiales. Al cristinismo le molestan los partidos de la oposición. Por eso son soldados y no libre prensadores.

Aquí se están pisoteando las instituciones y el Congreso.

En Venezuela también se debatió este tema, pero el proyecto no fue aprobado. El problema en la Argentina es que no se debate. La Unión Cívica Radical cuenta con un proyecto superador, pero este cristinismo no es capaz de debatir ni de consensuar, y vuelven a tocar la Constitución. Los muchachos dicen: “Vamos por todo”, pero ¡qué mal que hacen las cosas! Es bueno que los jóvenes participen, pero en la Argentina tuvimos 10 años de crecimiento a tasa chinas y aún hay 18 millones de personas que son indigentes o pobres. Reitero que es bueno que los jóvenes participen y sepan cómo son las cosas.

Digo esto porque una de las máximas figuras de La Cámpora maneja Aerolíneas Argentinas, que pierde 9 millones de pesos por día. O sea que cada vez que Marianito Recalde no va a trabajar, se le podría dar de comer a 1,5 millones de personas con lo que pierde Marianito manejando la empresa. Para finalizar, reitero que estamos a favor del voto a los 16 años, pero en contra del mecanismo. (Aplausos).

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por La Rioja.

* Leer, está prohibido (2)

Sra. Herrera.- Señora presidenta: voy a votar afirmativamente este proyecto cuyo autor es un senador del Frente para la Victoria. Esta diputada no compartió la iniciativa tal como originalmente fue presentada, pero la grandeza de la militancia y de formar parte de los cuadros en la Juventud Peronista me llevó a analizar las modificaciones que se incorporaron con el aporte de todas las bancadas.

Quiero decir que es bueno que nuestros jóvenes puedan votar, pero con la libertad de poder hacerlo o no.

¿Por qué digo esto? Porque en ese proceso de formación común están muchos de los jóvenes que hoy están escuchando qué derrotero tendrá esta sanción que les va a permitir ampliar sus derechos desde la faz política.

He escuchado muchos discursos que los diputados leyeron, faltando el respeto a la juventud.

Cuando se discuten los proyectos, o se está a favor o se está en contra. Hay que hablar desde el corazón y desde la formación cívica que tiene cada uno de los legisladores y no a través de un papel, como veía recién que lo hacían desde la bancada radical, que nos decían cualquier cosa pero simplemente leyendo... -

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Herrera.- ...cuando ni siquiera han incorporado los valores democráticos que hoy estamos tratando en esta bancada. Podrán decir lo que quieran los legisladores de la Unión Cívica Radical, ¡pero cómo puede sentarse un legislador y decir que está de acuerdo con la generalidad del voto, que coincide en que se permita votar... 

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- ¡Por favor, hagan silencio!

Sra. Herrera.- No vengamos a dar mensajes cambiados a la sociedad que nos está escuchando. ¡Cómo puede la bancada de la Unión Cívica Radical venir muy suelta de cuerpo a decir que está de acuerdo con la forma general pero no con el mecanismo!

Quiero decir a estos señores, que están sentados aquí engañando a nuestra sociedad, que hay una amplia democracia que lidera Cristina Fernández de Kirchner y que lideró un hombre... 

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- ¡Por favor, señores diputados!

Sra. Herrera.- ¡Sigan gritando, diputados! ¡Estoy cansada de escuchar la demagogia barata que hacen con el sistema democrático, que les guste o no, desde 2003 nuestra presidenta de la Nación...

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Herrera.- ¡Ellos son los que se fueron en un helicóptero, los que...

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Herrera.- Dijo recién un legislador de la Unión Cívica Radical que estaba todo tranquilo, cuando una persona abandonaba un gobierno, cuando nuestra gente moría en la Plaza de Mayo.

En el año 2001 hubo cinco presidentes en dos meses, mientras la Unión Cívica Radical miraba para otro costado. Entonces, señora presidenta, quiero decir que he mirado el proyecto, lo he analizado, y con la grandeza de la militancia, con la grandeza de esta democracia, por los jóvenes que están esperando una respuesta de toda esta Cámara, voto con las dos manos el proyecto que está en consideración.

(Aplausos y manifestaciones en las bancas y las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor, solicito a los señores diputados y a todos los presentes que están en las galerías que colaboren con esta Presidencia. -

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor, hace rato les he dicho que nos alegraba que nos visite la juventud, pero necesitamos que colaboren. No podemos avanzar así en esta sesión. 

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Si no podemos avanzar, no se va a poder votar el proyecto. Les pido colaboración. 

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor, vamos a colaborar todos. Necesitamos que colaboren ustedes y los señores diputados. No puedo avanzar en el otorgamiento del uso de la palabra al diputado que sigue porque no hacen silencio. Necesito la colaboración de todos. 

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- A los señores diputados quiero pedirles por favor que se dirijan a la Presidencia. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Brown.- Señora presidenta: anticipando mi voto negativo voy a centrarme...

( Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Diputados, por favor, les estoy pidiendo que colaboren.

Sr. Brown.- Anticipando mi voto negativo voy a centrarme en ratificar algunos conceptos fundamentales fijados en el dictamen de minoría planteado por nuestro bloque, el Frente Peronista, y que acompaño. En primer lugar, el otorgamiento de más derechos políticos para los jóvenes planteado en forma abstracta y teórica suena loable en función de la democracia, pero en el planteo real debemos analizar diferentes tipos de circunstancias.

En el derecho comparado, de los 195 países que existen, sólo 14 –o sea, el 7 por ciento admiten a menores de 18 años como electores nacionales, y de ellos sólo tres países –Austria, Eslovenia y Brasil presentan niveles de alfabetización, calidad democrática y PBI per cápita superiores a la media. Es decir que al contrario de lo que aquí se ha manifestado reiteradamente, para el mundo evidentemente esta no es una preocupación en lo inmediato.

La Convención sobre los Derechos del Niño, tratado internacional de Naciones Unidas adoptado en 1989 y ratificado por nuestro país en el año 1990, fija el umbral de la niñez a los 18 años, estableciendo en sus artículos 12, 13, 14 y 15 diversos derechos: ser escuchados, libertad de expresión, de pensamiento, de conciencia, de religión, de asociación, pero en ninguna parte habla del derecho al voto.

A nivel nacional, el carácter optativo que se pretende dar al voto de los jóvenes de 16 y 17 años va en contra del artículo 37 de la Constitución Nacional que establece que el sufragio es universal, secreto y obligatorio. A su vez, el artículo 40 determina que sólo por consulta popular no vinculante, el voto no será obligatorio.

Consecuentemente, estamos ante una norma de carácter inconstitucional, fruto de la improvisación y el apuro vinculado con una clara intencionalidad política electoral. Desde el punto de vista jurídico, la ley 26.579 estableció la mayoría de edad a los 18 años, la imputabilidad penal plena y la capacidad civil y comercial.

La propuesta de modificación de los Códigos Civil y Comercial nada cambia en este sentido. Por el contrario, exige a los menores de 18 años autorización para viajar, o para casarse; también establece que no pueden otorgar mandatos. Sin embargo, aquí se plantea autorizarlos a dar mandato de representación política.

En los temas jurídicos y políticos debemos ser coherentes para evitar normas contradictorias que sólo demuestran una clara intencionalidad de utilización política. Por otra parte, si analizamos algunos datos, advertimos que en los últimos años el 41 por ciento de los adolescentes no asiste a la escuela y está atrasado respecto de su edad; que el 33 por ciento de los desocupados son jóvenes entre 16 y 24 años; que el 71 por ciento de los jóvenes entre 15 y 21 años se encuentra en situación de riesgo educativo.

Entonces, ¿por qué estamos discutiendo la imposición de mayores obligaciones? El voto es una obligación, a pesar de ser optativo para los chicos de 16 y 17 años, si el Estado no cubre siquiera sus derechos más básicos de alimentación, educación y salud. Aquí se intenta –nuevamente debo decirlo una clara especulación política. Como siempre se intenta generar divisiones y pensamientos antagónicos. No estamos en contra del protagonismo de los jóvenes ni de su participación. Lo que hemos hecho fue desde nuestros lugares, luchando por nuestros ideales. Sólo nos hemos sentido condicionados y reprimidos en las nefastas épocas de la dictadura.

Hace casi treinta años que vivimos en democracia. Nada nos condiciona ni impide ejercerla. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Bazze.- Señora presidenta: los radicales venimos hoy a este recinto a analizar un tema muy importante. Como dijo el señor diputado Santín para lograr en la Argentina el voto universal, secreto y obligatorio, la Unión Cívica Radical hizo tres revoluciones armadas y logró la ley Sáenz Peña.

En el gobierno de Alfonsín se tomó una decisión trascendente: impulsar el acuerdo con la República hermana de Chile por los límites australes. No dudó en consultar al conjunto del pueblo argentino. Es bueno decir que fue el único presidente de la historia de los argentinos que convocó al conjunto del pueblo para tomar una decisión. Confió en ese momento en el voto popular, confió en la soberanía popular. No era fácil, imaginen ustedes lo que habría pasado si como algunos partidos políticos proponían en ese momento la mayoría se hubiera opuesto al acuerdo con Chile.

Habríamos sostenido en la Argentina hipótesis de conflicto que en toda América del Sur habrían impedido, a partir de la existencia de esas hipótesis de conflicto entre las fuerzas armadas, la posibilidad de democratizar definitivamente no sólo a la Argentina sino a todos los países de América del Sur. Había que tomar, como digo, una decisión difícil y fue Alfonsín el que confió en la voluntad popular.

Por eso para los radicales la voluntad popular es un elemento fundamental, muy importante, indisolublemente ligado a la posibilidad de bienestar del conjunto de la sociedad. Por eso es que hoy muchos de nosotros venimos a votar a favor de la ampliación de derechos para que puedan ejercer el sufragio los jóvenes de 16 a 18 años. Pero la verdad es que venimos a decirles que nos quedamos a medias, que ésta no es una posición lo suficientemente progresista, que en realidad deberíamos estar votando el voto obligatorio para los jóvenes de 16 a 18 años.

No entendemos por qué el oficialismo no acompaña el despacho de la Unión Cívica Radical y entonces hacemos que todos los jóvenes de 16 a 18 años voten en la República Argentina, pudiendo participar activamente del futuro del país.

Como bien lo dijo también el señor diputado Santín, no alcanza, de ninguna manera alcanza, con que les demos la posibilidad de que voten. Y no estoy hablando de que voten algunos ni de responsabilidades. Me parece que es fundamental que todos participen en la decisión, que en las elecciones participen todos. El concepto de voto optativo no tiene absolutamente nada que ver con lo que pensamos los argentinos y de cómo se deben tomar las decisiones en la sociedad.

La posibilidad del voto optativo tiene que ver como bien se dijo acá- con posiciones mucho más liberales. Nosotros queremos que voten todos los jóvenes de 16 a 18 años y por eso les pedimos que se animen, solicitamos al Justicialismo que se anime a que lo hagamos para todos, no para algunos. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Misiones.

Sra. Risko.- Señora presidenta: si hay algo que hemos aprendido los argentinos desde el 2003 a esta parte es que realmente nos animamos a tomar decisiones de transformación profundas a nivel político y social, y lo hemos aprendido de la mano de Néstor Kirchner y lo seguimos ejerciendo a través de nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner. (Aplausos.)

Si hay algo que no nos falta es coraje para tomar las decisiones y para llevar adelante las propuestas que signifiquen una transformación política y social en serio, no solamente desde la demagogia o el discurso.

Acá hay algunos compañeros de bancada que parece que no están acostumbrados a lo que significa vivir en democracia, a lo que significa esto realmente. No se trata de que el concepto de democracia vaya acompañado de responsabilidad.

Además, tenemos elecciones cada dos años, gracias a Dios y al esfuerzo y a la lucha de muchos compañeros militantes de distintos sectores, pero sobre todo de los peronistas, que realmente luchan por la reivindicación de los derechos humanos, de los derechos políticos, de la instalación de la democracia, pero desde la lucha genuina, llevando adelante iniciativas como ésta.

¿Cuándo íbamos a presentarla?

El año pasado hubo elecciones; entonces, nos hubiesen tildado de oportunistas. Este año no hay elecciones; el año que viene, sí. Éste es el momento de que el poder político se haga cargo de defender el modelo y el proyecto en el que cree y se siente representado. Provengo de Misiones, de ese país profundo. Junto con Formosa y Jujuy, mi provincia dijo sí a la propuesta de memoria, verdad y justicia para todos los argentinos que Néstor Kirchner presentara en su momento. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

La semana pasada, en mi provincia, se aprobó el voto joven para que haya más derechos, más inclusión, más participación realmente para todos. No hay que tener miedo a los cambios. ¿Por qué existe la necesidad de demonizar a los jóvenes o a los sectores sociales a los que no llegamos con propuestas políticas? Así, se demoniza y margina a los humildes.

Repetidamente, se dice que se bastardea su derecho al voto porque éste se mezcla con el asistencialismo y el clientelismo político. Sin embargo, hoy ya nadie habla de clientelismo político, gracias a la Asignación Universal por Hijo, que cortó la cadena de corrupción en la política, en la dirigencia social, en los sectores más conservadores y en todos aquellos involucrados en el poder político. (Aplausos en las bancas y en las galerías).

No queremos jóvenes perseguidos o que vayan presos por pensar distinto. No queremos jóvenes que sean tratados de terroristas, extremistas o subversivos por pelear por sus convicciones; pero tampoco queremos jóvenes rehenes de planes sociales, como ocurrió en la década del 90. Acá todos tienen que hacerse cargo.

Hoy, nosotros estamos luchando, peleando y llevando esta propuesta política ante la cara de la sociedad. Y aunque a usted le pese, diputado, y diga reiteradamente “Grande, López Rega”, nosotros le respondemos con más democracia, con más pelea por los derechos humanos, con más juicios por la verdad, y no cortamos rutas en beneficio de cuatro o cinco entorpeciendo a todo el pueblo argentino. Queremos más inclusión, más igualdad, mal que pese a usted y a muchos otros. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Santa Cruz.

Sra. Alvarez.- Señora presidenta: antes de referirme al proyecto en debate, en razón de que estamos hablando de la amplitud de derechos para los jóvenes, quisiera preguntar por qué esos derechos no los tuvieron los jóvenes radicales, la FUA, la Franja, la RED, la Cantera, y otros jóvenes de las provincias, para ingresar al recinto y presenciar esta sesión.

El proyecto en tratamiento de ninguna manera constituye una ampliación de derechos, sino que solo se trata de una maniobra del Poder Ejecutivo para sacarle provecho electoral. Detrás de los argumentos tales como “el hecho de que los jóvenes de entre 16 y 18 años puedan votar otorga más sustentabilidad a la democracia” o “cuanta más gente decide es mejor”, expresados por la presidenta de la Nación en uno de sus discursos, a todas luces representa un ardid que tiene como objeto la clara intención de manipularlos para que con su voto avalen la posibilidad de una reforma constitucional, y así garantizar la continuidad en el mandato. Si cuanta más gente decide es mejor, deberíamos escuchar el reclamo de los jóvenes.

En relevamientos que son de público conocimiento podemos observar la contradicción que se genera en la etapa de la adolescencia, donde participan de tomas de escuelas pero la mayoría no prioriza la educación. Los temas que a esa edad los afectan más son la lucha contra las drogas y el sentimiento de inseguridad que viven diariamente. La mayoría se interesa por la despenalización de la marihuana y la legalización del aborto, como así también rechaza la posibilidad que pretende brindar esta ley.

Tenemos una enorme deuda social con la juventud; gran parte de ella no termina sus estudios secundarios a pesar de la obligatoriedad de los mismos; una franja importante de jóvenes entre los 16 y 24 años no tiene acceso a un trabajo digno y los que trabajan no están registrados. Tampoco cuentan con cobertura médica y casi el 30 por ciento de los jóvenes está dentro de los niveles de pobreza.

Estos datos surgen del censo 2010 del INDEC. Esta iniciativa se basa exclusivamente en que los jóvenes a partir de los 16 años están capacitados para contribuir con su voto a la formación de la voluntad política general, eso sí, en calidad de simples electores y no de ciudadanos. La intención del voto joven se da casi simultáneamente con una situación de adoctrinamiento político en establecimientos educacionales, lo cual no me parece mal, pero habría que brindar información a la juventud y dejar a los jóvenes la libertad de elegir con qué partido político se sienten más identificados: formación republicana y democrática.

Es sabido que no todas las personas alcanzan la madurez en la misma etapa cronológica de su vida. Por ello resulta arbitrario establecer una determinada edad para el comienzo de la capacidad de ser elector, como asimismo para ejercer actos civiles o ser penalmente imputable, si bien es cierto que hay que definir este aspecto. Desde la Unión Cívica Radical planteamos la modificación de la ley de ciudadanía 346, estableciendo que serán ciudadanos todos los argentinos a partir de los 16 años, y de esta forma gozarán de todos los derechos políticos que establece la normativa vigente. En el goce de esos derechos no se puede separar el carácter de elector del de ciudadano.

Por lo tanto, si otorgamos a los jóvenes capacidad electoral también deben alcanzar la ciudadanía plena que los vincula con el Estado, ejerciendo derechos y adquiriendo deberes de toda índole: soy elector porque soy ciudadano. No existen electores que no sean ciudadanos si nos guiamos por lo establecido en nuestra Ley Fundamental. En el artículo 37 de nuestra Constitución Nacional se establece asimismo el carácter del sufragio que debe ser universal, secreto y obligatorio. Por ello no podemos establecer una diferenciación entre los ciudadanos, contradiciendo los valores constitucionales. Todos los ciudadanos somos iguales ante la ley, por ello no existe razón válida para eliminar la obligatoriedad del voto en la franja etárea entre los 16 y los 17 años. -

(La Presidencia desconecta el micrófono de la oradora)

 Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Muchas gracias, señora diputada; se ha agotado su tiempo. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Pietragalla Corti.- Señora presidenta: otra vez estamos considerando un proyecto de ley de carácter histórico no sólo por la ampliación de derechos a la que nos tiene acostumbrados este gobierno desde 2003 a la fecha sino también porque reivindica a jóvenes que a lo largo de la historia argentina fundaron, construyeron, defendieron y resistieron en esta querida patria. Belgrano con apenas 23 años fue nombrado secretario del Consulado de Buenos Aires. Juan Manuel de Rosas con sólo 13 años defendió a la patria de las invasiones inglesas. El Chacho Peñaloza con 19 años fue condecorado por el general San Martín.

A principios del siglo pasado, Deodoro Roca, Arturo Orgaz y Arturo Capdevila –todos jóvenes de entre 17 y 18 años-, junto a la juventud radical, produjeron la Reforma Universitaria de 1918. María Eva Duarte de Perón, nuestra querida Evita, con solo 26 años fue la abanderada de los humildes. Hubo jóvenes descamisados que invadieron la Plaza de Mayo en defensa de nuestro querido general Perón. También están nuestros jóvenes eternos padres, que en los setenta resistieron la noche neoliberal que se venía asomando. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sr. Pietragalla Corti.- Hubo 250 jóvenes de entre 13 y 18 años que fueron arrebatados de sus casas, con mujeres torturadas y violadas. Les robaron sus hijos, los mataron y al día de hoy siguen desaparecidos. Esos jóvenes soportaron a un repugnante y alcohólico presidente dictatorial –otro genocida- que declaró la guerra a los ingleses. Llevaron como carne de cañón a cientos de jóvenes argentinos que nunca más volvieron. También están los que fueron asesinados en diciembre de 2001. Fueron los que le quisieron decir basta a la política de ajuste y de exclusión. ¡Por Darío, por Maxi y por Mariano Ferreyra estamos aquí! (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Los jóvenes que hoy nos acompañan en estas tribunas son militantes políticos que quieren participación electoral. Desean elegir y votar. Quieren ser parte de esta nueva democracia. Que no vengan con esto de que el kirchnerismo quiere sumar votos. Cristina Fernández, que sacó el 54 por ciento de los votos, no necesita de los jóvenes para definir una elección. Lo que necesita es seguir ampliando los derechos de esos jóvenes, porque forman parte de ese proyecto que soñó Néstor y que también soñamos nosotros y del que formamos parte. (Aplausos en las bancas y en las galerías).

Leí en una calle de Cuba que la juventud sin rebeldía es casi una falla de la naturaleza. Esa rebeldía natural de los jóvenes es la que necesitamos para seguir profundizando este proyecto nacional y popular.

Voy a terminar leyendo una cita: “La revolución no devora a sus hijos; devora a sus padres, porque los padres, por revolucionarios que sean, están conformados por un mundo de hábitos, gustos, ideas, de todo lo cual no es posible desprenderse como un traje. “El que estuvo en la posición equivocada fue el fubismo de los universitarios. “La del 45 fue una revolución de jóvenes, a pesar de esa ausencia.

Recuerdo que el día de la proclamación de la fórmula Perón-Quijano, frente al Obelisco, en medio de la multitud me encontré con un viejo camarada de lucha: el teniente coronel Gregorio Pomar. Veía la multitud y se afligía: ‘¿Será posible que éstos triunfen?’. “‘No tengo ninguna duda. Estate seguro de que van a triunfar’, le dije. ‘Lo que caracteriza a esa multitud es la edad. ¿No ves que son todos jóvenes?’, le pregunté. “Por eso, yo deseo para mis viejos camaradas peronistas que no se pongan en viudos tristes. Espero que contemplen este avance de la juventud con la alegría propia de nuestro movimiento.” Arturo Jauretche. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santiago del Estero.

Sr. Oliva.- Señora presidenta: pensé que contaba con cinco minutos en lugar de tres, como marca el tablero. Es frecuente que el ordenamiento jurídico para el ejercicio de algunos derechos eleve las edades o las reduzca, como propone el proyecto que estamos considerando. Este mecanismo, que es frecuente, se denomina una ficción jurídica, que es una herramienta...

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Disculpe, señor diputado, usted está registrado para hacer uso de la palabra en el cierre, de modo que si desea utilizar más tiempo puede hacerlo en ese concepto.

Sr. Oliva.- Le agradezco su gentileza y aclaración, señora presidenta, pero voy a aprovechar estos minutos. Decía que estas ficciones jurídicas son utilizadas habitualmente más de lo que uno cree. En algunos casos se hace para reconocer derechos; a modo de ejemplo, para determinar a partir de cuándo una persona es mayor de edad, puede votar o ejercer otros derechos.

Lo cierto es que son ficciones jurídicas que el legislador debe adoptar en algún momento de la historia. Por ejemplo, cuando se adoptó el criterio –absolutamente discutible- de que una persona sería mayor de edad a partir de los veintiún años, la ficción establecía que una persona era incapaz, si se quiere, en términos generales, hasta la noche anterior a cumplir veintiún años, pero cuando amanecía y esa persona se levantaba para ir a trabajar ya era mayor de edad y capaz para realizar cualquier tipo de actividad.

Este tipo de ficciones que se usan habitualmente es lo que hoy también se trae a discusión. Actualmente nuestro sistema permite ejercer el derecho a votar a partir de los dieciocho años. El proyecto que tenemos en tratamiento propone reducir esta edad en dos años; podía haber sido también en un año. Teniendo en cuenta el breve tiempo del que disponemos para explicar nuestras respectivas posturas voy a comentar algo personal. Yo comencé militando en 1983, cuando tenía quince años.

Tuve una muy buena experiencia en la escuela secundaria con una gran militancia y deseos de participar activamente en la vida política. Por eso quienes integramos nuestro bloque estamos convencidos de que este reconocimiento de derechos representa un gran avance en la vida institucional de nuestro país. Los jóvenes nos van a dar un gran ejemplo en lo que a esto se refiere. Estamos dando un gran paso adelante. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires, que comparte cinco minutos con el señor diputado Remo Gerardo Carlotto.

Sra. Segarra.- Señora presidenta: para mí es un honor y un orgullo poder votar esta ley en este día en que se habló de los veintinueve años del inicio de este período democrático. La democracia se fue consolidando y a partir de 2003 nosotros empezamos un proceso claro de profundización de ella, porque la profundización tiene que ver con la participación ciudadana y la redistribución del ingreso.

En este planteo de mayor participación ciudadana es que hoy queremos garantizar más derechos a los jóvenes. Para nosotros es central que los jóvenes sean parte de la política, que la vuelvan a recuperar como herramienta de transformación. Pertenezco a una generación que comenzó a militar a los catorce o quince años en la Unión de Estudiantes Secundarios.

Cuando se produjo el golpe militar yo tenía dieciséis años. A partir de ese momento junto con mis compañeros, amigos y parte de mi familia tuvimos que asumir con dieciséis y diecisiete años la clandestinidad. Sin embargo seguimos luchando y tratando de defender lo que para nosotros era central: la recuperación de esta democracia.

Porque considero fundamental que los jóvenes puedan participar con su voto quiero rendir homenaje a todos a

quellos que lucharon, a todos mis compañeros que desaparecieron la Noche de los Lápices y estudiaron y militaron conmigo...

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

... pero también quiero dedicar un homenaje a otros compañeros que tuvieron entre dieciséis y diecisiete años cuando comenzó la dictadura militar, que desaparecieron y los asesinaron. Hubo otros a los que nunca más volvimos a encontrar.

Entre ellos quiero nombrar a Alfredo Reboredo, a Rubén Sconomiglia, a Inés Ortega, a Jorge Benítez, a Claudia Calcagno, a Pomelo Vigo y a muchísimos más que compartieron con nosotros el sueño de un país mejor y que no pudieron votar. Gracias a ellos hoy tenemos esta democracia. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Carlotto.- Señora presidenta: en el día de hoy hemos escuchado voces que nos conmovieron y otras que nos dieron escalofríos. Creo que estamos en un período de nuestra historia que a mí, en lo personal, me enamora pero más me enamora ver la irrupción de una nueva generación en la política, porque eso tiene un doble significado.

Tiene el significado de que los sectores más dinámicos, más críticos, como son los jóvenes, ven que este proyecto nacional y popular le plantea un modelo y un proyecto de patria que los incluye, que los contempla, que piensa en ellos no como protagonistas del futuro sino como actores permanentes del presente. Esto es lo que viene a expresar este proyecto que estamos tratando en el día de hoy.

Veo con preocupación cuando se plantea que los jóvenes son peligrosos. Veo con preocupación cuando se quiere descalificar a los jóvenes planteando que tienen indiferencia frente a la realidad que los rodea. A lo largo y a lo ancho del país vemos brillar en los ojos de los jóvenes la lucha por un país distinto, más equitativo, más igualitario. Eso es lo que representa este modelo nacional y popular.

Sé que hay temor por la participación de los jóvenes, porque esto indefectiblemente significa la profundización de este proyecto y su consolidación en el tiempo. Aprendo día a día de cada uno de los jóvenes por los cuales me siento interpelado. No me siento interpelado por este presente sino por el joven que fui, que tuvo que resistir a la dictadura, que tuvo que padecer las humillaciones de la persecución, que tuvo que ver cómo fueron fracasando y claudicando los proyectos políticos desde el retorno democrático hasta el año 2003.

Estamos resolviendo de la mejor manera la transición democrática en la Argentina. Comprendámonos y sintámonos absolutamente partícipes de un proyecto que nos integra. Recordemos y tengamos presente al más joven de todos nosotros: Néstor Carlos Kirchner (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. de Ferrari Rueda.- Señora presidenta: como bloque teníamos un despacho con el cual estábamos todos muy conformes porque era un proyecto superador. Creíamos que con la historia del partido radical que nos respaldaba por la lucha por el voto no íbamos a tener que escuchar las cosas que hemos oído hoy en relación con nuestra postura histórica con respecto a la ampliación de derechos. No veo acá un ámbito razonable para poder argumentar detenidamente algunas cosas que teníamos pensado decir.

Para empezar nosotros no decimos que los jóvenes no deben votar. Al contrario, decimos que es mezquino no reconocerles una ciudadanía plena. Nosotros no decimos que los jóvenes no tienen que participar. Decimos que hacerlo como electorales solamente es congelarlos cada cuatro años. Darles un derecho político a medias, sin reconocer la mora que hay en la extensión de derechos civiles y sociales es ser un poco mezquinos.

Cuando esta noche me vaya caminando a mi casa, ¿cómo voy a mirar a una pareja embarazada que está viviendo en la calle con una criatura? ¿Qué respuesta tiene el gobierno para los miles de jóvenes que están en esa situación? Nosotros creemos que los derechos a la salud, al primer empleo y a una vivienda, son fundamentales. Nos gustaría ver una política más activa en ese sentido. Como nuestra Constitución habla de que el voto es obligatorio, nos hemos preguntado si esta propuesta no resulta contradictoria.

¿Acaso creen que hubiese sido igual el homenaje al presidente Roque Sáenz Peña si el voto hubiese sido optativo? ¿Evita hubiera logrado la dimensión histórica que alcanzó si el voto femenino hubiese sido optativo? En nuestra opinión estamos ante instituciones degradadas y, por eso, no nos extraña que haya derechos a medias. Pero como se dijo acá, los derechos se ganan, se exigen y se respetan.

Cabe señalar que el partido radical cuenta con una juventud organizada y unida a lo largo y ancho del país. Ellos saben que si bien este no será un derecho completo y que aún falta mucho por transitar, nos han pedido que apoyemos esta propuesta para que puedan seguir trabajando, ya que ellos son los primeros en recibir a los jóvenes que van a la universidad y se esfuerzan por ese primer voto, donde el partido oficialista no tiene la misma inserción.

Entonces, por los jóvenes del sur de Córdoba, por la activa participación que tienen y por el compromiso en lograr todos los derechos que aún les faltan, adelanto mi voto afirmativo en general al proyecto en consideración. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Chaco.

Sr. Mongeló.- Señora presidenta: no tengo dudas de que hoy es un día importante para quienes provenimos de la militancia juvenil y, fundamentalmente, de la juventud peronista. Además, en esta sesión se da la circunstancia que dentro de los veinticinco temas que tenemos que tratar hay uno vinculado con la ruta 11, a fin de que en el tramo que va de Resistencia a Formosa, se denomine nada más ni nada menos como “Mártires de Margarita Belén”. (Aplausos.)

Esto lo quiero resaltar porque allí fueron fusilados veintidós jóvenes militantes del campo nacional y popular. Hablamos de jóvenes que fueron torturados, perseguidos y que se convirtieron en mártires porque tuvieron que confrontar con la más sangrienta de todas las dictaduras. Por estas razones, venimos a esta sesión con alegría y convicción, porque no han podido frenar esta avalancha que se inició el 17 de octubre de 1945 con Juan Domingo Perón y Eva Perón.

Esos pibes que fueron capaces de llegar a las universidades y enrolarse en política, después se convirtieron en los mártires de todas las dictaduras militares. Ellos dieron sus vidas y su sangre para que hoy estemos sentados aquí, a 29 años de la recuperación de la democracia. Por estas razones, queremos votar con alegría y convicción, diciéndoles a nuestros jóvenes que no se dejen llevar por los cantos de sirena ni por los pájaros de mal agüero. La Argentina está en marcha.

Si alguien les tiene miedo a los jóvenes es porque ellos son el presente, el futuro y la garantía de continuidad de este proyecto político que puso en marcha el compañero Néstor Kirchner a partir de 2003. (Aplausos.) Les tienen miedo a los jóvenes porque ellos son los que mejor expresan este proyecto político. ¿Cómo no vamos a estar contentos, alegres y convencidos de votar este proyecto, si la Argentina sigue ampliando derechos? De este modo seguimos sumando a sectores que en otros momentos se vieron totalmente excluidos.

El peronismo consiguió el voto para la mujer. También logramos implementar cientos de miles de derechos para los trabajadores. Hoy estamos incorporando a los jóvenes de 16 años de manera optativa. Lo digo porque la palabra “optativa” implica un derecho más para que los jóvenes que hoy militan en los centros de estudiantes, en los partidos políticos y donde quieran hacerlo puedan asumir la responsabilidad de construir una Argentina para todos.

Esa Argentina que inició un 25 de mayo Néstor Kirchner, hoy desde esta Cámara de Diputados se garantiza en su profundidad y continuidad. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Storani.- Señora presidenta: en primer lugar, solicito permiso para insertar mi discurso en el Diario de Sesiones. No voy decir nada de lo que tenía preparado. Hay gente que parece que hubiese tenido cuatro o cinco años cuando existía la dictadura militar y cuando tuvo lugar todo el proceso de salida a la democracia. Pareciera que no hubiera nadie de mi generación que vivió ese momento.

Quiero hacerme eco de las palabras de muchos radicales. Ya se dijo acá que el nuestro es el partido de la Ley Sáenz Peña, somos el primer partido que en 1919 presentó un proyecto de voto femenino; fue de Rogelio Araya, un diputado de la Unión Cívica Radical. (Aplausos.) Hubo cuatro proyectos más en ese sentido, también de radicales. El nuestro es el partido de la reforma universitaria. (Aplausos.) Impusimos el laicismo, respetamos la soberanía universitaria.

Después, las distintas fuerzas la Franja Morada, la Juventud Radical y la FUA continuaron en este sentido. (Aplausos.) En homenaje al 20º aniversario de la vuelta a la democracia, me llama la atención el poco recuerdo que ha tenido sobre este hecho el partido mayoritario.

Alfonsín luchó contra la burocracia sindical, contra la dictadura militar y contra el partido de la amnistía, que es el partido que hoy está sentado acá. (Aplausos.) Raúl Alfonsín tuvo los cojones y las radicales tuvimos los ovarios durante todo el año cuando hacíamos la campaña, diciendo que íbamos a enjuiciar a los genocidas y torturadores y que íbamos a crear la CONADEP para seguir enjuiciando, mientras el partido gobernante estaba sentado pautando la amnistía. Hizo toda la campaña pautando la amnistía. (Aplausos.)

Entonces, ¿de qué estamos hablando? Parece que fueran todos chicos de cuatro años. En los años 90, cuando se privatizó YPF, ¿quién gobernaba? ¿Cuántos años teníamos? ¿No nos acordamos? (Aplausos.) A pesar de esas diferencias, tampoco tenemos a alguien que se haya sentado para una foto con Aldo Rico. Ningún radical. Mientras tanto, nosotros nos hemos encontrado con los compañeros justicialistas y hemos apoyado el matrimonio igualitario, la identidad de género e YPF.

También quiero adelantar mi voto afirmativo en general a este proyecto. Estoy de acuerdo con que voten los jóvenes de 16 años. Estoy de acuerdo con la ampliación de derechos porque tiene un sentido radical que se plasma en esto. También estoy de acuerdo con el proyecto de la Unión Cívica Radical porque los consideramos ciudadanos, porque si tienen que votar, tienen que tener derechos, garantías, deberes, obligaciones y sanciones, como verdaderos ciudadanos. (Aplausos.)

Quisiera que esta militancia increíble que han tenido todos a favor del voto a los 16 años, también la tengan para combatir la gran brecha que existe entre pobres y ricos, para redistribuir la riqueza, para que no mueran las adolescentes mujeres por abortos clandestinos... (Aplausos.) ...por el cumplimiento de las leyes nacionales, para que no existan jóvenes sin empleo y para que sean comprendidos.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- La señora diputada Mónica Gutiérrez le solicita una interrupción. ¿Se la concede?

 Sra. Storani.- No, señora presidenta, no voy a conceder interrupciones. No nos engañemos, señora presidenta. Acá hay un partido que ha sido muy vapuleado en los discursos. No voy a mencionar a las diputadas. El peronismo no nació en el año 2003, tiene una historia. (Aplausos.) Nosotros venimos peleando desde 1890.

En nuestras espaldas llevamos la Ley Sáenz Peña y a Raúl Alfonsín. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Mendoza.

Sr. Albarracín.- Señor presidente: estamos considerando este proyecto para ver si los jóvenes pueden votar en forma obligatoria. Lo primero que debo decir es que el voto obligatorio fue dejado de lado por la Ley Sáenz Peña, que fue fruto de diversas reivindicaciones y a partir de la cual nunca más hubo voto voluntario. La modificación de 1994 de la Constitución Nacional incorporó el artículo 37, que considera el voto obligatorio, universal e igualitario.

Entonces, debemos analizar si el voto tiene necesariamente la calidad de obligatorio o puede ser voluntario. La respuesta es que no puede ser voluntario. Así lo hemos dicho en el dictamen y por eso desde mi punto de vista, no voy a acompañar en general el dictamen de la mayoría. Pero hablemos un poco de la obligatoriedad. Es la primera vez en cien años que se va a sancionar una ley estableciendo el voto voluntario. Como dijo el señor diputado Santín, el voto obligatorio integra al rico y al humilde, al que tiene más cultura con el que no la tiene, y a los distintos aspectos geográficos.

Tan es así que a partir del voto obligatorio los politólogos consideran que se ha dado el avenimiento de la Segunda República. Es verdad, porque ahora cada ciudadano tiene un voto, contrariamente a lo que sucedía antes. A partir de la sanción de la Ley Sáenz Peña la participación rondó siempre el 75 por ciento, cuando antes estaba en el 18 por ciento. La pregunta es: ¿por qué se incorpora al texto constitucional la obligatoriedad del voto? Porque los constituyentes –y tanto el Partido Justicialista, el radicalismo, el socialismo y las fuerzas populares estuvieron de acuerdo cristalizaron esa obligatoriedad en la Constitución para que a partir de allí no hubiera más dudas. ¿Y quiénes fueron los que se opusieron en la Convención Constituyente?

Los liberales y conservadores, que entienden el voto como un derecho y no como una obligación, como ocurre en nuestra democracia. Además el voto obligatorio es un mecanismo igualador, considera a todos por igual. Es tan fuerte el impacto del voto obligatorio que se sustituyeron las internas de los partidos políticos por las PASO, que son obligatorias y se ha dejado de lado la voluntariedad en cada partido. ¿Por qué volvemos al tema del voto voluntario si todos estaríamos de acuerdo en acompañar que el voto a partir de los 16 años sea obligatorio?

La verdad es que no se trata de una respuesta que nosotros tengamos que dar pero considero que es esencial que sea obligatorio. Además, la Constitución es tan clara y específica que nosotros no podemos regular un voto que no sea obligatorio. Por estas razones no voy a acompañar el dictamen de mayoría. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Córdoba.

Sra. Gutiérrez.- Quiero recordar a la señora diputada Storani, a quien le preocupan tanto las fotografías, que un integrante de su bancada durante años se sacó fotos con el represor Luciano Benjamín Menéndez en el uso de sus funciones.

Además, mantuvo como jefe de su policía a Carlos Yanicelli que está en la cárcel de Bouwer como genocida represor en la D2 de Informaciones.

(Manifestaciones en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. García (A.F.).- Señora presidenta: quiero recordar al partido centenario que lleva sobre sus espaldas la ley Sáenz Peña y a Raúl Alfonsín, y que también lleva a Fernando de la Rúa y al año 2001. (Manifestaciones en las galerías.) La Argentina reedita el período histórico donde otra vez lo nuevo sintetiza el sueño, la justicia y los derechos.

Es cierto que nacimos hace mucho; allá por el año 1945, cuando Perón reconstruyó una nueva Argentina organizada desde un concepto diferente de Nación.

La patria mitrista, asustada, azorada, veía interrumpir ese patio de alamedas perfumado por la llegada de la patria de los trabajadores, de los descamisados, de las mujeres y de los niños. (Aplausos en las galerías.) Hoy muchos se vuelven a asustar porque irrumpe la patria de los jóvenes, de los más pibes, que nos dice que todos están convocados. Otra vez irrumpe la patria sin demandas, gritos y reclamos; irrumpe con alegría, porque hoy como ayer hay un Estado al servicio de un proyecto nacional.

Hoy como ayer hay una conductora que actúa y genera doctrina. Hoy como ayer hay muchos opositores, cientos y poderosos, pero hay una militancia organizada que ha despertado a este pueblo, que ha cambiado el sentido común, que quiere construir, que ha traído la alegría. (Aplausos en las galerías.) El voto a los 16 años convoca a todos los jóvenes. No es una llave azarosa que un domingo feliz invita a un viaje a algunos pocos a un destino divertido; es una llave certera que invita a todos a elegir quién conducirá la Argentina y el modelo de país.

Seguramente lo harán con la misma concepción del Cordobazo; con la misma concepción de que la revolución es alegría, la imaginación, poder, y la única manera de ser realistas es pidiendo lo imposible. El voto de los jóvenes a los 16 años nos interpela a todos: al sistema político, al educativo, a todos y cada uno de los que dijimos que íbamos a construir una patria distinta.

Ese es el desafío que nos propone Cristina y para el que nosotros debemos estar preparados. La juventud ya llegó. La juventud ha llegado para librar la última batalla de la ciudadanía que resume y redime todas las batallas. La juventud viene por el honor y por la gloria, por el valor de la palabra, viene a sumar sus fuerzas para que terminemos de una vez por todas con la injusticia; viene con sus sueños y fuerzas para cambiar la patria. (Aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Alvarez.- Señora presidenta: hoy hemos escuchado en el recinto en reiteradas oportunidades hablar de democracia, y esta es expresarnos, escucharnos y respetarnos. Pareciera ser que muchos lo dicen por un lado y, por otro, atacan y gritan, pensando que aquel que está opinando distinto es el enemigo.

El radicalismo siempre se ha hecho cargo de la historia; no negamos a de la Rúa y reivindicamos y nos enorgullecemos de haber tenido al doctor Raúl Alfonsín como presidente de los argentinos. Nunca rehuimos decir que somos radicales, como otros que hoy dicen que son kirchneristas y nunca hablan de ser peronistas, no se hacen cargo de la historia. Hay que hacerse cargo, y los radicales aceptamos nuestros errores y nuestros aciertos, porque con ellos logramos el crecimiento y el fortalecimiento de la democracia.

Pero mucho más grave aún es escuchar que se ataca a propios que hoy van a acompañar en general el proyecto de la mayoría. No es mi caso, porque no voy a acompañarlo pero sí voy a ratificar el dictamen del radicalismo. Es un dictamen que realmente tiene parámetros fundamentales y grandes diferencias con lo que plantea el oficialismo. Esto fue claramente expuesto por quienes han argumentado antes que yo. Lo optativo y lo obligatorio no son cuestiones menores. Escuchaba decir que es para que puedan participar y votar aquellos que estaban participando políticamente.

 Por supuesto que tienen que participar y votar, pero también queremos votar una ley que incluya a todos y que haga involucrar, participar y enamorarse de la política a aquellos que hoy no están participando. Es violatorio de la Constitución Nacional y los pactos internacionales que ella incluye. Este es uno de los motivos fundamentales por los cuales no acompaño este proyecto, y esto no quiere decir que no queremos otorgar derechos a los jóvenes. Nosotros estamos mucho más allá de lo que está planteando el oficialismo.

Nosotros queremos que realmente todos participen y voten desde los 16 años. Se habla de que nos oponemos a la participación. Precisamente es todo lo contrario. ¿Son autistas o no quieren escuchar lo que plantearon los distintos exponentes de la Unión Cívica Radical? No hubo un solo exponente de este bloque que haya dicho que esté en contra de ampliar los derechos. El radicalismo siempre ha estado a favor de los derechos y reivindico la participación de los jóvenes, de la Juventud Radical, de Franja Morada, de la FUA y de cada uno de los organismos de la Unión Cívica Radical. Pero quiero, como radical de la provincia de Santa Fe, hacer propias las expresiones de la Juventud Radical en mi partido, que desde abajo hacia arriba hace muy poco tiempo renovó sus autoridades.

Su presidente no es el hijo de nadie mi lo impusieron; lo eligieron los propios jóvenes del radicalismo. Ellos debatieron y discutieron la posición que tenían que llevar al partido. No les dijeron “voten esto”. Esto es lo que nosotros expresamos. Ratificaron y reivindicaron la posición del partido y la defensa de los derechos políticos en la Argentina, de la Revolución del Parque. Como bien se decía, la ley Sáenz Peña y el período desde el 83 con Raúl Alfonsín.

En cada momento siempre el radicalismo ha estado con el fortalecimiento y la defensa de la participación de todos, y, por supuesto, también de los jóvenes. La Juventud Radical de Santa Fe hizo especial hincapié en el hecho del voto obligatorio. Hay una frase que en honor a la brevedad me permito leer: “Así como en 1912, el voto obligatorio es la mejor forma de limitar el poder de los que aún hoy utilizan sus posiciones de poder político o económico para intentar controlar la voluntad popular”. El voto obligatorio es un hecho fundamental. Para nosotros un joven no es un voto; para nosotros un joven es un ciudadano, que tiene derechos, responsabilidades y obligaciones. Por eso, requiere derechos sociales y civiles, y no solo derechos políticos.

Esto es lo que debemos discutir. Es lamentable que hoy la mitad de los jóvenes no termine la escuela secundaria. Aquellos que somos del interior vemos que cada vez se les hace más difícil ir a las ciudades para estudiar, y también se torna más dificultosa su inserción laboral. Es hipócrita decir que solo con los derechos políticos vamos a garantizar los derechos de los jóvenes. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra la señora diputada por San Juan.

Sra. Ferrá de Bartol.- Señora presidenta: realmente, esta es una jornada que difícilmente olvidaremos. Aquí hay una demostración de calidad democrática que debo resaltar, teniendo en cuenta que tal participación nos enriquece a todos, aun con las contradicciones que existen. Todo esto se refleja en los orígenes de la nacionalidad argentina, de la que nos enorgullecemos. El punto de partida es el 25 de mayo de 1810, cuando los ciudadanos participaron activamente en la proclamación de una revolución que nos declaraba en libertad. Es por eso que cuando nuestra presidenta, Cristina Fernández de Kirchner, habla de “la generación del Bicentenario”, legitima con esa denominación a todos los grupos que hoy recuperan memoria; esa memoria que ha quedado en la historia de todos los argentinos, que desde aquel 25 de mayo de 1810 transitó a lo largo del siglo XIX a la luz del trabajo de sus caudillos.

Entre ellos, Juan Facundo Quiroga, o nuestro Caudillo Manso Nazario Benavides, en Cuyo. Ellos fueron los representantes de esta participación política que se reclamaba desde todos los ámbitos del entonces Virreinato del Río de La Plata. El siglo XX trajo un bagaje de cambios en el año 1912, como bien se ha señalado aquí en el recinto; pero convengamos que fuera de esas conquistas quedó nula la participación de la mujer. San Juan fue la primera provincia en disponer, en el año 1927, mediante la Constitución que impulsó el gobierno de Federico Cantoni, el derecho de voto obligatorio de la mujer; así, esa provincia se constituyó en pionera de la participación de la mujer en nuestro país. Esta se concretaría nuevamente en la década del 40, gracias a Eva Perón.

Desde el momento en que la mujer participa, se amplía la base electoral. Esa participación luego tendría un punto culminante en la década del 50, cuando el peronismo impulsó la provincialización de los territorios nacionales, sumando aquellos que hasta ese momento no habían tenido derecho de ser partícipes de elecciones ni de formar parte del Parlamento.

Esta provincialización sacó a la luz la trascendencia de territorios olvidados en la historia argentina, y felizmente fue este movimiento de Perón y Evita, y hoy, de Néstor y de Cristina Fernández, el que amplió de manera trabajosa la base electoral a favor de la democracia. En el año 1986, con la restauración democrática, varias provincias se dieron su Constitución.

Fui convencional constituyente en San Juan. En esa discusión, el bloque mayoritario pertenecía al radicalismo, porque había ganado las elecciones. La fuerza política que tenía el radicalismo en ese momento era la Coordinadora; así se identificaban y trabajaban en la Convención. Nuestro grupo estaba constituido sólo por seis convencionales, y bajo la presidencia del doctor Pablo Antonio Ramella presentó una serie de modificaciones al proyecto de la mayoría. Debido a ello en el artículo 109 de la Constitución provincial de San Juan quedó plasmado que si la ley lo establecía, se podía ampliar la base de representación de los derechos electorales hasta los 16 años.

Es decir que premonitoriamente esta Constitución provincial ya anticipaba la posibilidad del voto de los jóvenes de 16 años. Así llegamos a este momento. ¿Qué es esto del voto de los jóvenes? ¿Qué es esto de la ampliación del sentido de la democracia?

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Ha vencido su término, señora diputada.

Sra. Ferrá de Bartol.- Simplemente estamos en condiciones de declarar a la participación política como patrimonio nacional. (Aplausos.)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por La Pampa.

Sr. Forte.- Señora presidenta: quiero tomarme un breve tiempo para responder a la diputada que me mencionó. No se encuentra en el recinto, pero supongo que alguien le contará. En primer lugar quiero pedir las disculpas del caso por haber interrumpido, no por haber roto las formalidades propias del recinto, sino simplemente porque no es de caballeros interrumpir a una dama cuando está hablando.

No lo hice porque me agredió, pues la verdad es que en lo personal uno ya tiene el cuero duro y no tiene problemas en aguantar cualquier tormenta. Lo que no vamos a permitir bajo ningún punto de vista es que se difame e insulte a la Unión Cívica Radical. Eso está muy claro. (Aplausos.) Venimos de un partido centenario que nació de una revolución. No podemos ni vamos a permitir que nos involucren con la década del 90. ¡Háganse cargo, carajo! (Aplausos.)

¡No vamos a permitir que ensucien nuestra historia! Nosotros venimos del partido de Alem, Yrigoyen, Illia y Alfonsín, que siempre han luchado por la democracia, las libertades y la humildad. -

(Manifestaciones en las galerías)

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Por favor pido a los jóvenes asistentes a las galerías que hagan silencio.

Sr. Forte.- Para citar algunas anécdotas, recuerdo que, estando en la miseria, Arturo Illia en su lecho preguntó quién iba a pagar todo eso, o más recientemente, cuando al doctor Alfonsín le sugirieron que se comprara un coche, dijo: “¿Para qué quiero un auto, si me llevan a todos lados?” Eso muestra lo que pasa cuando un dirigente entrega su vida a la política y no la usa como medio de vida. Por eso no permitiremos bajo ningún punto de vista que se insulte a nuestro partido. Para fundamentar nuestro voto podríamos citar una frase de Raúl Alfonsín, quien dijo: “Esta no es una salida electoral, sino una entrada a la vida”.

 Por eso estamos convencidos de lo que estamos haciendo, pero nos asusta y alarma que nos agredan e insulten de semejante manera, cuando siendo opositores del gobierno venimos a acompañar el espíritu de una iniciativa. No sé qué nos estaría pasando si votáramos por la negativa; en verdad es poco ejercicio de la democracia. Votaremos en positivo porque hemos sido jóvenes y venimos de la juventud de la militancia, pero constituye un argumento falso sostener que mediante el voto se milita. El voto es una herramienta y no un acto de militancia. Pensar que se militará con el voto es un acto autoritario y de patronalismo al decir: “Vení, pibe, participá cada dos años; votame que yo decido por vos.” Lo cierto es que un verdadero militante cuando está en la calle milita todos los días. Esa es la diferencia que tenemos. (Aplausos.)

Pertenezco a la juventud de los 80 que viajaba en tren. Veníamos a luchar por nuestros valores. Lógicamente que viajábamos en tren mientras fue argentino. Después de que ustedes lo privatizaron, no pudimos viajar más. ¡Qué se le va a hacer! ¡Háganse cargo también de las privatizaciones!

(Manifestaciones en las galerías)

 Sr. Forte.- Fuimos la juventud que vino a militar desde la Conadep, que les hicimos juicio a las juntas militares, sin conceder indultos. Militamos con la idea de que el enemigo estaba del otro lado y no en nuestro partido. Éramos los militantes del Movimiento de Juventudes Políticas. Vinimos a militar por el sabor de la democracia y la independencia de poderes; no lo hicimos en base al odio, el mercantilismo y la chequera. ¡Nosotros militábamos y no teníamos contrato que nos bancara! ¡Vivíamos de nuestro laburo! (Aplausos.)

Por eso les digo que no se equivoquen.

La juventud no está sola. Sea la Juventud K o la J.P. o cualquiera de sus versiones. Hay juventud por todos lados. Tenemos que militar por los derechos de todos los jóvenes argentinos. Debemos involucrar a la juventud radical, a Franja Morada, a la FUBA, a la juventud del campo y a la juventud federal, para que todos estemos involucrados.

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Forte.- ¡No nos vengan a hablar de las corporaciones! ¡No somos nosotros los que nos sacamos la foto con Soros! ¡No somos nosotros los que hicimos la “ley Monsanto”! ¡No somos nosotros los que hicimos un solo casino de juego para uno solo! ¡No somos nosotros los que bancamos la minería! (Aplausos.)

Voy a terminar con un ejemplo claro ocurrido en mi provincia. El otro día llovió en la capital de la provincia de La Pampa, Santa Rosa. Cayeron 80 milímetros y se suspendieron las clases en la Escuela Agropecuaria. Había que recorrer tres kilómetros de tierra y no se podía llegar.

En cambio, vemos que estamos inaugurando un megaautódromo para la foto. Si el gobierno nacional y popular le da prioridad al autódromo y no a los chicos, ¿de qué derechos estamos hablando? ¿Qué hacemos con esos chicos del Oeste pampeano que andan cuidando chivos y no tienen acceso a la educación? Entiendo que un joven debe ser revolucionario y transgresor. A mí me dijeron que si a los 20 no sos de izquierda, a los 40 no podés hacer política. Quizás por eso este gobierno eligió a un vicepresidente que militó en la juventud de la UCR.

(Aplausos. Varios señores diputados rodean y felicitan al orador.) -Manifestaciones en las galerías.

Sra. Presidenta (Abdala de Matarazzo).- Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Kosiner.- Señora presidenta: cuando empecé a pensar lo que iba a decir hoy en esta exposición, lo primero que pensé fue qué me había tocado vivir a los 16 o 17 años. Cuando tenía 17 años, en mayo de 1982, mientras muchos de mis amigos y compañeros se encontraban en Malvinas, nuestro destino se decidía en un bolillero, para ver si hacíamos el servicio militar en el norte de la Patagonia o en Córdoba. No nos preguntaron nada. No pudimos decidir. A mí me tocó como destino el Aeropuerto de El Cadillal, en Jujuy. Fui testigo de jóvenes estaqueados en pozos de zorro, colgados de vigas y con vidrio molido debajo de ellos, para que se lastimaran si se caían.

Parece que era la manera de convertir al adolescente o al joven en hombre. Al menos así lo entendían algunos. Creí que era importante plantear cómo nos hubiera gustado tener la posibilidad que hoy van a tener muchos jóvenes de ser consultados por su destino. -

(Ocupa la Presidencia el señor presidente de la Honorable Cámara, Julián  Domínguez)

Sr. Kosiner.- Es importante que nadie decida por ellos y que sean dueños de sus libertades. Pueden refrendar un proyecto político, si es que lo comparten. Incluso, si hay cosas pendientes, que los demanden, pero siendo protagonistas y sujetos. Eso es lo importante del momento que estamos viviendo hoy. Este proyecto va a contar con nuestro apoyo porque es progresista, inclusivo, democrático, constitucional y participativo, que hace a los adolescentes, porque justamente estamos hablando de ellos, sujetos activos de los derechos políticos.

 ¿Cómo vamos a tener miedo a la opción de que un adolescente participe en la vida política? ¿Cómo puede ser que tengamos dudas sobre su capacidad y maduración cuando en la historia de nuestro país hay cientos y cientos de compañeros adolescentes del peronismo y de otras fuerzas políticas que dieron su vida para que hoy nosotros estemos sentados acá? (Aplausos.)

A aquellos que plantean que hoy existen otras prioridades para los jóvenes les digo que en los años 2000 y 2001 nuestros jóvenes y sus familias hacían cola para irse de este país; buscaban las embajadas. Hoy esos lugares que elegían como destinos –España, Francia, Italia- se están cayendo. Este proyecto de ley de la Argentina de hoy contiene a miles y miles de jóvenes. El temor es porque saben que se ha generado un lazo afectivo de militancia y de compromiso entre gran parte de la juventud argentina con respecto a este proyecto de ley que no obliga a votar a ningún adolescente.

Existe un consenso, una maduración política. Hay que confiar en la juventud, no tenerle miedo. Los jóvenes son lo más antiestructurado y antisistema que hay; son cuestionadores; no cambian el voto por ninguna ley, diputadas y diputados. (Aplausos en las bancas y en las galerías.) Ya que se habló de la Noche de los Lápices, quiero que frente a las banderas que hoy están colgadas recordemos a los adolescentes de dieciséis y diecisiete años que entregaron su vida, a los compañeros militantes de UES de La Plata de esos momentos, a los compañeros que militaron en cada una de las agrupaciones. Vemos aquí las banderas de la Juventud Evarista, de la Federación Juvenil Comunista, de la Juventud Socialista, del Grupo de Estudiantes Socialista Antiimperialista, de la Juventud Radical Revolucionaria que también dio mártires , que confiaban en militantes de dieciséis y diecisiete años.

¿Cómo puede ser que estemos negando ese protagonismo, compañeras y compañeros, negando el pasado de muchos militantes y de muchos adolescentes? Para terminar quiero leer las palabras que dijera Pablo Díaz en la audiencia del Senado. El único sobreviviente de la Noche de los Lápices dijo: “Les pido que los dejen votar. Lo digo desde el horror de esos campos de concentración y me atrevo a asegurarles que el joven que vote dejará atrás el individualismo y se transformará en alfabetizador de la ciudadanía.”

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Río Negro.

Sr. Avoscan.- Señor presidente: durante gran parte del debate hemos escuchado alocuciones de diputados de la oposición haciendo referencia a distintos aspectos del proyecto de ley que estamos tratando. Con mayor o menor capacidad histriónica fueron planteando dudas y argumentaciones desviando a mi entender el camino de lo que significa este proyecto de ley, que es nada más y nada menos que una reforma del Código Electoral Nacional para permitir una ampliación de la representación política en nuestro país dando la oportunidad de votar a los jóvenes que van a cumplir el año que viene dieciséis y diecisiete años. Y lo están haciendo desde el mecanismo perverso de rechazar derechos con una argumentación falsa: les dan la razón pero lo supeditan a la concreción de otros derechos en teoría superiores.

Cuando lleguemos al mundo ideal les vamos a dar los derechos que a ustedes les corresponden: nunca. Siempre va a haber otros derechos que se consideren pisoteados o superiores a la posibilidad de participar en una elección. ¿Qué hubiera pasado si en 1857, por ejemplo, cuando se votó la posibilidad de elegir a los varones mayores de 21 años, se les hubiera dicho que, en realidad, iban a tener que esperar a que la tasa de alfabetización llegara por lo menos al 50 por ciento?

Y recordemos que allá por 1857 había un escaso 9 por ciento de alfabetización. Me salto en el tiempo a 1914, cuando después del período revolucionario del radicalismo, del proceso de abstención revolucionaria encabezado por Yrigoyen, este Congreso sanciona la llamada ley Sáenz Peña. En ese momento, señor presidente, también existían muchas necesidades y no teníamos un país que tuviera una tasa de alfabetización que superara el 20 por ciento. Sin embargo, avanzamos en el voto secreto, universal y obligatorio.

En 1946 este Congreso sanciona el voto femenino, dándole la posibilidad de participar a la mitad del país. También se argumentó en algún momento que, en primer lugar, debía haber un tiempo para que la mujer madurara y se capacitara para poder participar políticamente. Son trampas del sistema argumentativo para tratar de impedir que se avance en un derecho.

 ¿A qué nos referimos cuando hablamos de reformar el Código Electoral? Hablamos de la representación electoral que va a tener nuestro sistema democrático y de la posibilidad de participar en la elección de un gobierno provincial o nacional. Me pregunto quiénes pueden defender la posibilidad de achicar el universo de representación de esa democracia. Obviamente, los que tienen temor de perder sus privilegios.

¿Quiénes van a defender la ampliación de ese universo? Los que buscamos que la democracia sea más representativa, que haya mayor grado de comprensión en la población argentina de lo que significa el proceso de la formulación del gobierno y la posibilidad de construir un país a partir de la organización de la sociedad. ¿Por qué vamos a ampliar ese universo?

Por más democracia, porque valorizamos la organización popular y porque vamos a invitar a todos los jóvenes a ser protagonistas de su propio destino desde el punto de vista individual y colectivo. Se nos dice que con esto no alcanza y que falta mucho camino todavía y muchos derechos para recorrer y para otorgar a la juventud antes de que tengan la posibilidad de votar.

Sin embargo, yo creo que en estos nueve años hemos avanzado muchísimo. Por ejemplo, con la Asignación Universal por Hijo, que permitió que millones de argentinos puedan estar en la escuela, o con el plan Conectar Igualdad, que es un programa revolucionario porque salta la brecha digital que se estaba abriendo. El 1° de marzo la presidenta nos pidió que sentáramos las bases institucionales de un nuevo país, de una Argentina que está naciendo. Esa nueva Argentina es la que estamos consolidando para el voto de los chicos que cumplen 16 y 17 años el año que viene. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Barbieri.- Señor presidente: voy a intentar derribar el muro de mentiras que se ha pretendido instaurar en esta sesión. Se dice que si no apoyamos el dictamen de la mayoría estamos votando en contra del proyecto de ampliación de derechos. La verdad es que tenemos matices y diferentes opiniones en algunos temas.

Esta es la verdad más absoluta. En encendidos discursos se ha hablado de derechos y de democracia. Sin embargo, faltan escasos minutos para que en este recinto escuchemos decir “No aceptamos modificaciones”, como ha ocurrido en las últimas sesiones. Seguramente esto es lo que va a pasar en algunos minutos.

En lo que respecta a los matices que he mencionado, me voy a referir a algunos de ellos. ¿Cómo es posible que en la pirámide de las responsabilidades ciudadanas, el sufragio se ubique por debajo de todas? ¿Cómo puede ser que algo que implica intereses colectivos esté por debajo de todo? Hablamos de intereses que exceden la acción individual. ¿Por qué un joven de 16 años puede elegir y no puede ser elegido? ¿Por qué un joven de 16 años no puede manejar un auto, no puede contraer matrimonio y no puede ausentarse del país? Para todo eso se le exige la mayoría de edad.

Entonces, resulta contradictorio este principio de ampliación de derechos. Desde mi lugar de opositor tengo ganas de confiar y de creer, como muchos jóvenes de nuestra patria. Esos jóvenes, que son los más, no han tenido la extraordinaria suerte que tuvimos yo y muchos de los presentes de militar en política. Los más son los que no militan en política y tienen ganas de confiar. Pero resulta difícil confiar con los antecedentes políticos recientes del partido que lleva adelante esta iniciativa.

En este momento quisiera recordar algunos de esos antecedentes, para que los tengan presentes.

Así, resulta difícil confiar, cuando tenemos el tema de las candidaturas testimoniales. También resulta difícil confiar cuando se hacen cambios de domicilio con fines electorales. Pareciera que si conviene se va por una provincia y si no, se va por otra.

¿Cómo voy a confiar cuando se alteran los calendarios electorales, que constituyen la regla de oro de la democracia? ¿Cómo voy a seguir confiando si se eliminan las minorías, como ocurrió durante la última reforma del Código Electoral? ¿Cómo voy a confiar cuando se crean listas colectoras y listas espejo? Nada de eso pasó en otro país; pasó en la Argentina de los últimos tiempos. A pesar de todo ello, quiero seguir confiando.

Es más, personalmente profundizaría el concepto de ampliación de derechos e iría un poco más allá, para que en esta Cámara analizáramos la posibilidad de una reforma del Código Electoral, discutiéramos el uso de la boleta única en la Argentina, se incorporara obligatoriamente en las listas a menores de 35 años y se eliminara el umbral del 3 por ciento que excluyó a las minorías políticas en los últimos tiempos.

Confiaría en esta propuesta si tratáramos a los jóvenes como ciudadanos y no como electores y si hiciéramos obligatorio el voto. Por otra parte, quiero señalar que nuestro bloque y nuestro partido han dado muestras de un alto nivel de democracia interna al dejar en libertad de acción a sus integrantes. Seguramente esto va a ser valorado por los jóvenes, porque a nosotros nadie nos obliga a hacer nada. Esta es una demostración más de los principios democráticos que nuestro partido aplica en todos los rincones de la República.

Para finalizar, debo decir sin tapujos y sin cortapisas que estamos a favor del otorgamiento de más derechos, pero queremos que se haga sin medias tintas. Vamos por todos los derechos de los jóvenes.

 Por esta razón, votaré con absoluta convicción el dictamen de minoría de mi bloque, y con la misma convicción votaría el dictamen de minoría del FAP, que defiende los derechos de todos los jóvenes argentinos. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Neuquén. Sr. Ciampini.- Señor presidente: quisiera enmarcar mi intervención dentro del contexto que estamos viviendo; un contexto de principios de siglo y de 10 años de transformaciones profundas que se han dado en nuestro país con políticas que han trascendido ampliamente sus destinos. Hoy estamos debatiendo este proyecto que va a transformar a la Argentina en un país de vanguardia en lo que respecta a los derechos políticos en consideración.

No es casual que estemos tratando este tema hoy. ¿Por qué no es casual? La generación que hoy gobierna nuestro país y que está llevando adelante sus transformaciones se debatió en una lucha por la vuelta a la democracia a fines de la década del 60 y principios del 70. No es casual que este gobierno haya iniciado esta serie de transformaciones y, fundamentalmente, haya dado la posibilidad de votar a los jóvenes de entre 16 y 18 años. Ello forma parte del futuro que tendrá lugar con estas políticas, consolidando y formando a toda esta juventud que en su momento peleó por la vuelta a la democracia y hoy tiene que consolidar la democracia para el siglo XXI.

Todas las tareas que se vienen desarrollando en pos de la transformación del país llevarán a tener una patria grande, esa patria grande que el general Perón siempre trató de inculcarnos como la única forma de establecer el objetivo político de este país contra las distintas corporaciones.

Hoy la juventud tiene el compromiso de fortalecer la democracia, pero en una situación distinta a la que vivimos muchos de los que estamos hoy acá, que tenemos años y peinamos canas. Vivimos la etapa de los desaparecidos y distintas circunstancias que nos obligaron a construir nuestro destino contra los grupos corporativos que hoy estamos combatiendo. Quiero referirme a una situación de aquella época de fines de los 60 y principios de los 70.

En todos los lugares, en los bares, en las escuelas, universidades y talleres, existía el compromiso de tener una patria digna. Ese compromiso costó muchas vidas y nos forjó a fuego. Hoy estamos tratando de consolidar muy fuertemente todo eso en este período que desde el año 2003 se viene llevando a cabo con el ex presidente Néstor Kirchner y con nuestra presidenta Cristina Fernández de Kirchner. Dejamos entonces la posta para que los jóvenes fortalezcan la democracia.

Para eso les damos la posibilidad de votar dos años antes, desarrollando tareas dentro de lo político con discusión sana y con compromiso, para que la patria grande se transforme en una realidad. Este trasvasamiento generacional del peronismo, del que tanto se habló, creo que ya es una realidad. Hoy lo estamos viendo. Nuevamente la política prendió en todos los jóvenes. Esto es lo que hoy va a quedar consolidado en este proyecto de ley.

Sr. Presidente (Domínguez).- Vaya concluyendo, señor diputado.

Sr. Ciampini.- Con esto termino, señor presidente. Datos de la ciencia generalmente aceptados, como los provenientes del informe de la UNESCO, reconocen en los jóvenes la competencia y la mayor capacidad creativa de este sector social, hasta el momento excluido de la esfera de la toma de decisiones. Hoy venimos a reconocer esta competencia y a facultar dicho poder para que los jóvenes sean parte de nuestra democracia y de nuestro sistema representativo. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Jujuy.

Sr. Giubergia.- Señor presidente: en este día de luto en mi provincia por la muerte inútil de jóvenes, venimos de todas maneras desde la Unión Cívica Radical a reivindicar la ampliación de los derechos de los jóvenes.

El derecho del voto a partir de los 16 años no es una concesión graciosa, porque servirá para que tengan en sus manos los instrumentos que ayuden a generar el mejoramiento de la calidad institucional de la República.

Los argentinos vemos cómo. día a día. se va degradando la calidad institucional de nuestra República con la pretensión de llevarse por delante al Congreso y a la Justicia llevarla a los empujones. Se quiere terminar con los órganos de control; lo vivimos todos. Se quiere destituir a quien preside la Auditoría General de la Nación. Se presiona al Consejo de la Magistratura.

Se les quitan derechos a los trabajadores, como ocurrió el miércoles pasado. Se les saquea el salario a los trabajadores. Se recortan ilegalmente los recursos a los jubilados a través de maniobras de cálculos mal hechos. Se cercena la libertad de prensa pretendiendo tener una prensa amordazada, callada y obediente.

Es muy bueno que en esta oportunidad reivindiquemos a los jóvenes para reconstruir las instituciones. Es importante recordar la historia, como cuando en 1911 Hipólito Yrigoyen le exigía a Sáenz Peña incorporar a los jóvenes a la vida cívica para que pudieran sufragar. Son estas mismas convicciones las que hoy tenemos los radicales para reivindicar el voto universal, secreto y obligatorio. Vengo de la Universidad Nacional de Córdoba, cuna de la reforma universitaria, que Hipólito Yrigoyen apoyó cuando otorgó a los jóvenes de 17 años la posibilidad de votar, de elegir y de ser elegidos en los claustros universitarios.

Nosotros venimos a sostener el dictamen emitido por nuestro bloque, que profundiza y reivindica sin especulaciones electorales de ninguna naturaleza el derecho al sufragio de nuestros jóvenes, ampliando con convicción y coherencia histórica el voto universal y secreto. Pero esto tiene que servir también para dejar en claro que es hora de que esta Cámara se involucre en los derechos de los jóvenes porque no podemos permitir que sigan ocurriendo hechos que enlutan a la República Argentina.

 No podemos permitir que viajen como ganado en los trenes o camiones y terminen muriendo como ocurrió en Once o ayer en Jujuy.

De esto es de lo que tenemos que venir a hablar, de la necesidad de otorgar a nuestros jóvenes la posibilidad de que trabajen y cuenten con educación, salud y seguridad. Son los temas que queríamos discutir, los que reivindicamos. Nos gusta que hoy la juventud esté colmando los palcos de esta Cámara de Diputados, pero también nos habría gustado que el miércoles pasado hubiesen estado allí los obreros para ver cómo, desde el bloque del Frente para la Victoria, entregaban los derechos y las conquistas laborales. (Aplausos.) Esto lo que venimos a reivindicar. Estos son los temas que queríamos plantear.

Quiero finalizar con las palabras de Aristóbulo del Valle aquel 1° de septiembre de 1889, cuando citando a Barroetaveña, decía: “Abrigamos la fundada esperanza de encontrar a la juventud viril, firme en su puesto de honor y dignidad cívica, resuelta a ejercitar con amplitud y entera independencia los derechos del hombre y del ciudadano”. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Mendoza (M.S.).- Señor presidente: la juventud nos demuestra cada día su intención, sus ganas, su compromiso de participar en la construcción del país. Busca sumarse a los cambios políticos, sociales y culturales, y ser verdadero sujeto de derecho. Es un hecho innegable de nuestra realidad cómo se ha incrementado la participación política de los jóvenes. Este hecho debería ser celebrado y acompañado por todos los que velan y defienden la democracia.

Hubo y hay hombres y mujeres de nuestra patria que han convocado a los jóvenes a la vida política. Néstor Kirchner nos decía: opinen, sean transgresores. La juventud tiene que ser el punto de inflexión del nuevo tiempo. Nuestra presidenta, la doctora Cristina Fernández de Kirchner, reafirma este concepto señalando que el mejor lugar para los jóvenes es la política. Defendemos el derecho de que los jóvenes de 16 años puedan votar para elegir a sus representantes.

Ellos no tienen miedo a la política, y esto debería causar alegría. Lamentablemente, hemos escuchado algunos fundamentos que rechazan esta norma diciendo que los jóvenes no tienen capacidad para votar. Creo que con esta opinión pretenden disimular su coqueteo con las corporaciones. Por supuesto, no quieren que sigamos ampliando derechos. Nosotros no especulamos, no nos vendemos, somos hombres y mujeres con convicciones, parte de un proyecto político, y representamos un modelo de país. Seguimos trabajando incansablemente para ampliar derechos y poner en línea de igualdad a todos los argentinos.

A lo largo de la historia estos hechos fueron señalados como meramente electorales. Ocurrió con el sufragio femenino. Algunos llegaron a decir que el voto de la mujer estaba incluido en el del hombre. Por eso, apelo a la conciencia y a la reflexión de todos los señores diputados para no caer en fundamentos retrógrados que nada tienen que ver con lo que vivimos. No hay que tener miedo a la participación de los jóvenes, porque contribuyen a la vida democrática.

El doctor Raúl Alfonsín decía, cuando convocaba a la juventud: “Jóvenes, no permitan que la frustración les ahogue la voluntad de lucha, sigan en ella. Estoy convencido de que tendrán abiertas las puertas; pero si por casualidad las encuentran cerradas, no pidan la llave, pateen y entren, porque la democracia los está esperando”. Por eso no hay que asustarse por la incorporación de nuevos ciudadanos a la vida política. La ampliación de la ciudadanía siempre debe ser una buena noticia. Algunos sectores dan por perdida una batalla antes de comenzarla; argumentan que los jóvenes podrían ser producto de manipulación y que votarían mayoritariamente por nuestro partido político. Den la discusión, generen políticas para los jóvenes, convóquenlos.

Es absurdo, como decir que una elección está perdida antes de participar en ella; es resignarse a saber que la juventud no los elige. No se puede hablar de manipulación; no subestimen la capacidad de razonamiento de nuestros jóvenes.

No hay nada que asegure que un joven puede ser manipulado más fácilmente que un adulto. Incluir a los jóvenes en el mundo político es preguntarles su opinión, confiar en ellos, darles más derechos. Hay que darles esta oportunidad, y como sociedad argentina debemos hacerlo.

Por aquellos jóvenes que perdieron su vida en la nefasta dictadura militar y por tantos otros, aprendamos de ellos. Sería imposible creer que los jóvenes no tienen la capacidad de generar ideas y elegir correctamente. Hagámoslo por ellos, por nuestros jóvenes de hoy, por los que vendrán y por una patria más inclusiva, participativa y democrática. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Buenos Aires.

Sra. Balcedo.- Señor presidente: vengo aquí, a mis sesenta y tres años, con el alma reverdecida y con la mística más alta que nunca. Pertenezco a una familia que militó en la década de los 40, que soportó la Libertadora. Mi madre peleaba junto a Eva Perón por el derecho de las mujeres a votar, a elegir y a ser elegidas. Pertenezco a esa raza misteriosa y milagrosa de la militancia, a esas familias que, en todo caso, se ubicaron en la resistencia, como lo hice yo cuando tomé la posta en los 70.

Pertenezco a esa raza que, desde mi Matanza, escuchó a mi compañero Alberto Balestrini decir que los jóvenes eran la revolución, que debían ser los transgresores, y que justamente no tenían que resignarse, sino participar y comprometerse. Pertenezco a esa generación que vio cómo los diezmaron para que la juventud no participara.

Pertenezco a esa generación que vio cómo a nuestros jóvenes luego los llevaron a Malvinas, ¿para qué? Para que siguieran sin pertenecer y sin comprometerse. También recuerdo a Alfonsín, que en la década del 70 pertenecía a la Juventud Radical; pertenecía a esa raza de la militancia, aunque con otro signo político.

Por eso hoy estoy aquí para conformar esa cosa misteriosa que tiene que dar el trasvasamiento generacional, esa cosa misteriosa que escuchó a Perón expresarse en la Carta Abierta a la Juventud para el Año 2000, esa cosa misteriosa que nutrió la mística de Néstor Kirchner acerca de la revolución inconclusa e institucionalizada a través de Cristina Kirchner. Por eso estoy aquí para dar mi voto a los jóvenes, porque tengo hijos, porque tengo nietos, porque quiero más democracia, más jóvenes comprometidos que puedan tomar las banderas que nosotros legamos. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por Tucumán.

Sra. Gallardo.- Señor presidente: quiero adelantar mi voto positivo a esta iniciativa y decir que estoy convencida de que el espíritu de este proyecto, que surgió de la senadora Corregido y del senador Fernández, fue entender aquello que los jóvenes estaban reclamando desde hacía tiempo. Nuestro bloque entiende que debemos ir reconociendo a cada segmento de la sociedad la parte que le corresponde.

Pero me gustaría empezar a hacer un poco de historia para comprender qué es lo que buscamos con esta iniciativa, ya que nos orienta en torno a las decisiones que hoy, en pleno siglo XXI, debemos tomar como legisladores. ¿Cómo, entonces, no traer a cuenta lo que ocurrió en las guerras de emancipación del colonialismo español, cuando jóvenes y niños, con una profunda vocación de libertad, mentían sobre su edad para ser aceptados en los ejércitos que se preparaban para la gesta emancipadora?

Podemos dar como ejemplo a don Juan Lavalle, al margen del juicio que podemos hacer sobre sus actuaciones en la política interna con posterioridad a esas batallas. Con tan sólo quince años fue aceptado como cadete en los Granaderos que formara San Martín.

No sólo este caso nos cuenta la crónica popular. Abundan datos sobre jóvenes y niños dispuestos a entregar todo para liberar a su patria como fue el caso de aquellos que la historia nombró como “Los decididos de la patria”, que no fue más que un grupo de chicos de 15, 16 y 17 años que montaban en pelo y como arma llevaban una caña tacuara con un cuchillo atado en la punta; pero les sobraba bravura, coraje y decisión. Fueron ellos quienes defendieron el Norte de nuestra patria sumándose al ejército de Belgrano, a los gauchos de Güemes.

Más recientemente, en las décadas del 60 y del 70, miles de jóvenes ofrendaron su vida no solo por el retorno incondicional del general Perón, sino fundamentalmente, en la lucha por la democracia. Allí están los jóvenes niños, a los que recordamos como los mártires de aquel hecho nefasto de nuestra historia denominado La noche de los lápices, y tantos otros que con su sacrificio y militancia posibilitaron esta democracia que hoy estamos viviendo los argentinos; o simplemente tenemos que recordar cuántos jóvenes niños contribuyen, a veces siendo explotados laboralmente, a mantener sus hogares.

Esto, indudablemente, es una argumentación que viene del fondo de nuestra historia, que se construye día a día. Entonces, ¿por qué negar a esos jóvenes el derecho de elegir que se han ganado? Aquí, me surge una inquietud: por qué será que siempre que desde el oficialismo surge una iniciativa de este tipo, algunos sectores de la oposición se encargan de tratar de ver dónde está la trampa o la mentira, sin entender que tienen el espacio y el lugar para sentarse con nosotros y debatir qué es lo mejor para todos los argentinos.

 Mientras solo se ocupan de salir en algunos programas de televisión o en los titulares de algunos diarios, nosotros seguimos trabajando para incorporar más derechos civiles y constitucionales para todos los jóvenes, a fin de construir un mejor futuro para nuestros hijos y nietos. Quiero aprovechar la oportunidad para recordar a nuestro querido Néstor Kirchner...

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

 ...,a dos años de su fallecimiento, ya que fue él quien devolvió a nuestros jóvenes a la vida política que antes mencionaba, abriéndoles las puertas y mostrándoles el camino para la participación. Por eso, es a él a quien reivindicamos con este tipo de leyes que no hacen más que incluir.

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra la señora diputada por San Juan.

Sra. Ferrá de Bartol.- Señor presidente: en realidad, esta iniciativa instala un diálogo intergeneracional construido por un proyecto político que está a la altura de los tiempos, que sabe que los paradigmas de entendimiento social y de la juventud han cambiado y aspira, conjuntamente con estos nuevos conceptos, a transitar la construcción de la historia; la de todos nosotros y la de estos jóvenes, que es su historia.

Es cierto que tal construcción política en este proyecto nacional y popular es construida y hablada desde la voz de los mártires de la historia; hombres y mujeres que nos hablan desde su sacrificio, desde su sueño e ilusiones. Ello, en el contexto de nuestro país; pero también debemos recuperar lo que está pasando en el mundo. Entre los años 2010 y 2011 también fueron mártires jóvenes los que ayudaron a bajar del poder las dictaduras de países como Egipto o Túnez.

Esos mártires también nos hablan a las claras de que hay una juventud que no puede interpretarse con los cánones y lógicas clásicos, ya que hay nuevas formas de participación y de construcción. En muchas ponencias se ha repetido hasta el cansancio que los jóvenes a veces no pueden y todo el tema educativo. Me parece que se desconocen los nuevos tiempos y las nuevas construcciones culturales de los jóvenes. Existe un profundo desconocimiento de los logros educativos, porque este proyecto nacional y popular creado con el corazón, la voz y la vida de Néstor Kirchner, y liderado también por nuestra presidenta, instauró la nueva ley de educación.

A cada momento se repite que hay deserción, y aunque por supuesto ese es un problema, lo cierto es que existe una ley que cada vez incluye más gente. Si revisáramos las estadísticas advertiríamos que en el país hay un 40 por ciento más de hombres y mujeres y de jóvenes que finalizaron su educación. En rigor la obligatoriedad educativa no la estableció otro gobierno sino el de Néstor y Cristina. Esa obligatoriedad lleva a los jóvenes a la construcción de ciudadanía dentro de las aulas.

Por eso es innegociable la construcción de ciudadanía que este proyecto posibilitará desde las escuelas de la patria y en la recuperación de la escuela pública.

Muchos han subestimado a los jóvenes, pero este proyecto no los subestima, importa su vuelta a la política de la mano de este proyecto nacional y popular, y no los insulta diciendo que los van a comprar. Por eso la bienvenida a la política desde 2003, de la mano de Néstor y Cristina, nos reivindica con la responsabilidad social y ciudadana. Que no nos enceguezcan las situaciones de prejuicios, porque también alguna vez se dijo: “Los negros no votan, las mujeres no pueden”.

Y la historia demostró que eso no es verdad, que sí podían.

Por eso bienvenidos los jóvenes a este desafío y esta responsabilidad política. Elogiemos este voto juvenil porque no sólo amplía derechos, jóvenes, sino que se convierte en una opción de ética para todos ustedes. Porque ustedes pueden y deben estar incluidos en la historia y construir ciudadanía. También les recuerdo que hoy pueden votar porque hay una sociedad que muchas veces inmoló a sus jóvenes para que hubiera democracia. Costó mucho volver a tener esta democracia. En esta ley, señor presidente, Néstor vive. - Aplausos y manifestaciones en las galerías.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Solicito a los asistentes a las galerías que respeten al orador.

Sr. Alfonsín.- Señor presidente: si alguna persona no muy advertida estuviera escuchando este debate no entendería demasiado qué es lo que está pasando. En realidad estamos reproduciendo las discusiones que se produjeron en la comisión en la que se trató este proyecto.

No haré valoraciones de orden subjetivo acerca de esta iniciativa porque entiendo que no contribuiría a solucionar un problema que debería ser resuelto muy fácilmente en las comisiones. La inmensa mayoría de los presentes, y todos los radicales en particular, decimos que estamos de acuerdo con extender el voto a los 16 y 17 años.

Quisiera que se entienda porque al menos por las cosas que dicen cuando les toca hacer uso de la palabra, me parece que algunos no comprenden. Estamos de acuerdo con la extensión del voto y la ciudadanía a los jóvenes de 16 y 17 años. ¿Está claro? La Unión Cívica Radical está de acuerdo.

¿En qué nos diferenciamos? Ya lo saben, porque lo planteamos en el recinto. Adhiriendo a una concepción menos liberal de la ciudadanía, creemos que hay que hacerlo obligatorio. ¿Está claro? No es que nos opongamos al voto de los jóvenes de 16 y 17 años. Queremos más de lo que propone el oficialismo. Deseamos que el voto sea obligatorio. No sé cómo no nos podemos poner de acuerdo. Desde el oficialismo deberían explicar por qué se oponen a que el voto sea obligatorio. ¡Tantas cosas se han dicho, cuando la diferencia tiene que ver con que el Frente para la Victoria no quiere que el voto sea obligatorio!

En cambio, la Unión Cívica Radical quiere que el voto sea obligatorio. Nos hubiéramos ahorrado todo este debate y alcanzado un consenso importante si nos hubiéramos puesto de acuerdo en estas cosas. Después tendrán que explicar los militantes por qué el Frente para la Victoria se opuso a que el voto fuera obligatorio.

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Alfonsín.- ¡Aunque silben y no les guste, esto demuestra la falta de respeto...!

Sr. Presidente (Domínguez).- Pido silencio a la barra, por favor.

Sr. Alfonsín.- Estoy casi seguro de las dos cosas que van a decir después, en el cierre del debate. Por un lado, que la ley consagra la obligatoriedad del voto, porque dice que es obligatorio pero que no existe sanción. Es como decir: es obligatorio, pero si no querés votar, no pasa nada. Decir que la ley consagra el voto obligatorio es un sofisma, es tomarle el pelo a quienes van a ser los destinatarios de la ley y al conjunto de la sociedad. El voto no es obligatorio. Otra cosa que pueden decir tiene que ver con el mismo argumento que utilizaron con las ART.

Cuando quisimos profundizar la norma en un sentido favorable para los trabajadores, nos dijeron que iban a ir de a poco, y que llegará el momento, en otra ley, de avanzar con mayor seguridad en defensa de los intereses de los trabajadores.

¿Qué les impide ahora aprobar la obligatoriedad del voto? Es una concepción muy paternalista acerca de la juventud o una concepción liberal acerca de la ciudadanía.

Por eso voy a proponer, si el reglamento me lo permite, que cuando se trate la modificación del artículo 125 –adelanto que vamos a votar favorablemente en general, pero propondremos modificaciones en particular-, esta Cámara, con la presencia de todos, se constituya en comisión para que ustedes no voten en contra de nuestra propuesta de transformar el voto en obligatorio. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Harispe.- Señor presidente: yo no puedo estar en contra de esta iniciativa, porque en primer lugar, me siento parte de este movimiento popular que está en marcha, pero además porque yo nací a la militancia política en la Unión de Estudiantes Secundarios. Tenía 14 años y estábamos organizando los centros de estudiantes, aunque no estaban permitidos.

Había muchas autoridades en contra de los centros de estudiantes, y señalaron a nuestros antecesores, que fueron los que en la escuela habían militado en la Unión de Estudiantes Secundarios. Habían logrado que nuestro antecesor, el responsable de la Unión de Estudiantes Secundarios de La Plata –Patulo Rave- haya terminado colgado en el Puente de Fierro de la ciudad de La Plata. Para aquel pibe hay muchos poemas y recuerdos hoy, pero no deja que haya otros recuerdos para sus represores, que fueron los que causaron su muerte.

Los que desearon la muerte de muchos jóvenes y militantes son los mismos que hoy estarían en contra de la apertura democrática y de la participación, porque de lo que estamos hablando –entiendo yo- no es solamente de la reforma de una ley, de la inclusión de los jóvenes, sino de la transformación definitiva de la Argentina.

Hemos desarrollado nuevamente un movimiento nacional y popular que tiene presencia en las calles, en las escuelas, en los centros de estudiantes, en las fábricas y en las facultades. Ese movimiento nacional y popular está desarrollando un nuevo proceso de ampliación de los derechos populares, nacionales y democráticos que harán definitivamente feliz a nuestro pueblo.

De manera que, compañero presidente, no estamos hablando de otra cosa que no sea la definitiva transformación de la patria, de la democracia, de la transformación de los derechos en un sentido amplio y no liberal, como mencionaba el diputado que me antecedió en el uso de la palabra. No se preocupen que no estamos hablando sólo del voto: estamos desarrollando el movimiento nacional y por eso estos pibes que están en las tribunas, como los trabajadores, los pobres y los desocupados, se han ganado en la calle la participación ciudadana no sólo con el voto sino con la construcción de este poder popular necesario para transformar la Argentina.

Estamos en ese proceso de transformación definitiva de la patria, de ampliación de los derechos. Los diputados radicales que me precedieron recordaron en sus intervenciones que hubo alzamientos radicales que los llevaron a la ley Sáenz Peña y a la incorporación de las masas criollas, las masas populares, al derecho pleno de participación ciudadana y democrática. Llegamos a tener el voto secreto, universal, obligatorio, y nos alcanzó para masculino.

Era la relación de fuerzas, seguramente, pero tuvo que venir el peronismo, el gobierno popular del 45 al 55 para que hubiera voto secreto, obligatorio, universal, masculino y femenino. Esa transformación se hizo en ese proceso, así que a lo largo de esta historia hemos logrado incorporar a distintos actores sociales.

La historia dirá que en este gobierno, el de Néstor y Cristina, en este período de amplia participación popular tendremos el voto secreto, universal, obligatorio, masculino, femenino y juvenil, el voto joven de esta etapa. Tenemos la expectativa de que en este proceso de participación y de ampliación de derechos tengamos también el voto migrante, porque este es un proceso de ampliación de derechos reconocidos en el planeta.

 Estamos en un momento de ampliación de los derechos, que no es otra cosa que lo que se pinta en las paredes en defensa de la democracia, porque algunos que dicen estar con las instituciones no se hacen cargo de la ley de medios que está en vigencia.

(Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. 

( Manifestaciones en las galerías)

 * El discurso que sube la tensión

Sr. Larroque.- Señor presidente: queríamos hablar de la ampliación de derechos, pero hemos escuchado tantas barbaridades que es imposible no seleccionar algunas. Pido disculpas si no nombro a los autores de las más descollantes. Un diputado radical dijo que estamos viviendo un momento en el cual el Estado está ausente, al margen.

Yo me pregunto qué era el Estado entre 1999 y 2001: ¿un Estado de bienestar? Era un Estado que recortaba a los jubilados y a los empleados estatales el 13 por ciento, y todo para pagar deuda externa. Era el Estado del ajuste. Ese era el Estado presente que ustedes nos dieron.

(Aplausos en las galerías)

Sr. Larroque.- También otro diputado se refirió de manera despectiva a Aerolíneas Argentinas, y en particular a Mariano Recalde. (Aplausos.) Permítanme decir que en estos tres años y medio se ha levantado Aerolíneas Argentinas. Tenemos línea de bandera. Aerolíneas está en Skyteam y en IATA. Ha modernizado la flota, ha aumentado la cantidad de aviones y tiene la función social y económica de conectar a nuestro país. Por eso tenemos el corredor federal y el corredor del petróleo. Permítanme decir al bloque radical que no se meta en esos temas, porque no pueden gestionar ni una calesita. (Aplausos.)

Yendo al tema del voto, veo mucha subestimación a los jóvenes por parte de los señores diputados de la oposición.

Me pregunto si hablan con algún joven, si hablan con alguien, si van a algún barrio o solamente van a los estudios de TN, porque evidentemente están viendo otra realidad.

A mí también, como decían algunos señores diputados del PRO, me preocupa el desinterés por la política, pero no el de los jóvenes, sino el del jefe de Gobierno de la Ciudad al cual no le interesa la política ni la gente y desprecia al pueblo de la ciudad de Buenos Aires.

(Varios señores diputados hablan a la vez.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Diputada Alonso: silencio, por favor. Sea respetuosa. Pida la palabra y se la voy a dar. (Aplausos.)

Sr. Larroque.- Escuchamos a un diputado socialista decir que no quiere más jóvenes muertos. Bueno, hasta hace unos días tenían a cargo de la policía al jefe de una banda de narcotraficantes. (Aplausos.)

He leído sobre socialismo utópico, he leído sobre socialismo científico, he leído sobre el socialismo real, pero nunca escuché en la historia ni en ninguna parte del mundo hablar de narcosocialismo. Es una pena. (Aplausos.) Todos opinan en función de lo que dicen las corporaciones, y tengo aquí...

(Varios señores diputados hablan a la vez)

Sr. Presidente (Domínguez).- Sean respetuosos, señores diputados.

Sr. Larroque.- Tengo aquí la tapa del diario Clarín del día 2 de septiembre, donde dice: “Voto a los 16, un mercado de 2 millones de electores”. Así ven las corporaciones a nuestro pueblo: como un mercado. Nosotros los vemos como seres humanos porque son pasibles de derechos. (Aplausos.) Ellos son esclavos de las corporaciones. El mejor lugar para los jóvenes es la política. Néstor Carlos sigue siendo el hombre del futuro. (Aplausos.) Los quiero mucho.

(Varios señores diputados hablan a la vez)

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita a los jóvenes que se encuentran en las galerías que guarden silencio. Necesitamos votar el proyecto en tratamiento. Por eso, solicita también a los señores legisladores que ocupen sus bancas, soliciten el uso de la palabra y les será otorgada.

(Manifestaciones en las bancas y en las galerías) Solicito a los señores diputados que ocupen sus bancas y den un ejemplo de ciudadanía a los jóvenes. Cumplan con su responsabilidad cívica. Solicito a los señores diputados que sean responsables y no hagan esta escena dantesca frente al país. ¡Sean respetuosos!

(Manifestaciones en las bancas y en las galerías)

Sr Presidente (Domínguez) Tiene la palabra el señor diputado por Salta.

Sr. Wayar.- Señor presidente: estamos tratando un proyecto de ley de ampliación de derechos que le dará mayores posibilidades de participación a los jóvenes de 16 y 17 años que actúan en política y se preocupan por las problemáticas social y cultural del país.

(Manifestaciones en las bancas y en las galerías)

Hemos escuchado que algunos decían que les estamos dando esto a los jóvenes. Yo quiero decirles que no les estamos dando nada. ¡Los jóvenes se lo ganaron a través de la historia de la Patria misma!

(Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Muchos jóvenes dieron su sangre por la Patria y por la construcción de la República.

Entonces –repito , no les estamos dando nada. Esto se lo ganaron los jóvenes que jalonaron nuestra República a lo largo de la historia. Hay muchos ejemplos de jóvenes que dieron su vida por la libertad, por la independencia y por la República. Eva Perón fue un ejemplo de joven militante y de luchadora.

(Aplausos en las bancas y en las galerías)

Ella fue una joven transgresora y luchadora que se animó a pararse ante los poderes de esa época y no se puso de rodillas ante las damas de beneficencia sino que, por el contrario, peleó por las reivindicaciones de los sectores más vulnerables de la Argentina. Le dijo no a quienes creían que con dádivas calmaban sus conciencias por el hecho de que sus poderosas familias no pagaran sueldos justos ni dignos a los trabajadores.

Luchadores jóvenes a lo largo de nuestra historia hay cientos, pero hoy quisiera recordar a los más de 200 jóvenes desaparecidos y torturados durante la dictadura. No sólo están los jóvenes de la Noche de los Lápices, sino muchos otros que también participaban y militaban. Además, hay sectores de la Argentina que fueron parte y que acompañaron esa dictadura cruenta que no sólo dejaron el daño de 30 mil desaparecidos, entre los cuales muchos eran jóvenes de menos de 18 años, sino que dejaron una semilla que perjudicó notablemente a los jóvenes de la década del 80.

Estaba la cultura del “no te metás”, del miedo a los mayores, que no permitían la participación de los jóvenes. Este proyecto que se ganaron los jóvenes se debe también a estos militantes, jóvenes peronistas, de aquí y de las distintas provincias, que con su audacia, su fuerza y sus convicciones hicieron ver a la presidenta de la Nación que este era el tiempo y el momento de sancionar esta iniciativa.

La presidenta, reconociendo los triunfos, los logros y las luchas de los jóvenes de las distintas generaciones y aprovechando el poder político popular con hombres y mujeres en este Congreso para defender esta reivindicación , impulsa el tratamiento de esta iniciativa a fin de dar a los jóvenes lo que se ganaron en esta lucha.

Quiero felicitar a los jóvenes radicales y peronistas que silbaron cuando alguien decía que no iba a votar esta ley o vivaban y aplaudían cuando alguien decía que iba a apoyar esta iniciativa, porque no tardaban ni 30 segundos en dejar de hacerlo cuando se los hacía callar. En distintas reuniones he visto a miembros de esta Cámara pararse, gritar e insultar, y la Presidencia necesitó varios minutos para hacerlos callar. Una muestra es la de recién.

Si estos jóvenes respetuosos no son capaces de elegir y de votar, entonces deberíamos hacer un análisis de muchos de los que estamos acá. Como joven participé en la política, a los 25 años fui intendente y generé una gestión que todavía está grabada en los corazones de mi pequeño pueblo. Y quiero contarles una anécdota de un gran líder popular, gobernador en ese entonces.

Había que elegir diputado nacional y el peronismo había sellado un acuerdo con un partido que hacía frente con nosotros, el FIP. Yo les dije al gobernador y a los dirigentes de mi partido que mi pueblo iba a apoyar a un gremialista peronista que había estado preso en la dictadura militar. Gran discusión y gran revuelo. Muchos dirigentes le dijeron a ese gobernador que no podía permitir que yo, joven, fijara mi posición y que él no acatara la decisión mayoritaria del partido.

El gobernador les dijo: “Si yo tengo que quebrar el espíritu de un joven y doblegarlo, no merezco ser el gobernador de los salteños que buscan la transformación social de esta provincia”. Gran enseñanza. En esa elección en mi pueblo, ese diputado gremialista obtuvo el 82 por ciento de los votos. Fue en el único lugar en el que ganó, pero nunca hubo una reprimenda y pude transitar la política y llegar a lugares de trascendencia y de acción. Por eso, como peronista, me hago cargo de todos los tiempos de los gobiernos peronistas. Pero pareciera ser que en mí hay un lapsus, porque no recuerdo que cuando no estaba el peronismo en el gobierno, acá los niños fueran todos felices, las madres tuvieran sus recursos y los trabajadores tuvieran su empleo. No me acuerdo de esa historia. Sí reivindico al doctor Alfonsín, que en su gobierno incorporó a jóvenes militantes.

Fui parte de un gobierno en mi provincia cuando los jóvenes no participaban en la política, pero incorporamos al gobierno una juventud de técnicos y profesionales que se denominaban independientes. No es bueno que los jóvenes crean que pueden servir a cualquier proyecto y a cualquier partido; es bueno que militen, se identifiquen y sean parte de un proyecto. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Antes de darle la palabra al señor diputado Felipe Solá quiero notificar a la Cámara que haré uso de mi derecho a voto. Pido a los señores legisladores que se sienten en sus bancas, atento a las características de esta sesión. Esta es una ley que afecta un tema electoral y necesitamos 129 votos. Pido a los señores legisladores del oficialismo y a quienes acompañan con su voto que por favor se sienten en sus bancas. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Solá.- Señor presidente...

Sr. Rossi.- ¿Puedo hacer una interrupción?

Sr. Presidente (Domínguez).- Para una interrupción, tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Rossi.- Señor presidente: en todas las sesiones en general llegamos sobre el final con un cúmulo de discursos hechos por diputados de las bancadas opositoras que utilizan toda la extensión del diccionario de la Real Academia Española para descalificarnos, descalificar a la presidenta y agraviar en muchísimos casos.

En alguna de las últimas sesiones, cuando algún diputado hacía referencia a que se sentía ofendido por el oficialismo, yo me había tomado el trabajo junto con mis asesores de anotar todas las veces y todos los epítetos que utilizaron sobre nuestro gobierno, sobre nuestros compañeros funcionarios y sobre nuestra presidenta. Lo relaté y expresé, y ante esas descalificaciones dimos las respuestas políticas que se merecían, a partir del lugar que nosotros entendíamos que había que estar. La verdad, y lo queremos decir con absoluta honestidad, es que nosotros también tenemos derecho a defendernos.

(Aplausos en las bancas y en las galerías) .

Nosotros también tenemos derecho a decir las cosas que pensamos. No tenemos por qué permanecer siempre callados soportando las descalificaciones y agravios que nos vierten permanentemente en cada uno de los discursos. Ahora, a cada uno de esos agravios siempre hemos dado respuesta política. Nunca nos hemos levantado y dejado el recinto de la Cámara de Diputados vacío.

 (Aplausos en las bancas y en las galerías).

Entonces, señor presidente, en el marco de un debate político nadie puede escapar a su responsabilidad institucional en función de la intensidad que utilice un diputado para defender las posiciones políticas de nuestro bloque. Lo que corresponde es que los diputados de la oposición vuelvan, ocupen sus bancas, finalicen el debate y permanezcan en la votación. (Aplausos en las bancas y en las galerías.) Esto ya lo han hecho en más de una oportunidad y siempre buscando esta alternativa. Cuando debatimos la ley de servicios de comunicación audiovisual también se levantaron y se fueron. Cuando hace pocas sesiones discutimos el destino de los depósitos judiciales, también se levantaron y se fueron. Les pedimos, les solicitamos que con responsabilidad institucional vuelvan, se sienten en sus bancas, permitan terminar el debate y den la discusión que tengan que dar. (Aplausos en las bancas y en las galerías.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

(Manifestaciones en las galerías)

Sr. Presidente (Domínguez).- Silencio por favor en la tribuna. Señores diputados: necesitamos que se sienten en sus bancas. Es una ley especial y necesitamos 129 votos. Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Solá.- Señor presidente: la próxima vez solicitaría al señor diputado Rossi que me pidiera una interrupción en lugar de hacer su discurso, buscando alargar los tiempos. Uno sólo es protagonista cuando le toca hablar. El resto de la tarde y noche he sido testigo.

Creo que el debate fue derivando y en lugar de analizar precisamente las virtudes y defectos de la norma comenzó una discusión acerca de quién había tenido más éxitos populares, si el radicalismo o el peronismo. Hago valer mi rol de testigo.

Cuando hay una tribuna llena que nos mira, celebra y festeja o chifla y repudia a algunos, los hombres políticos deberíamos tener la templanza necesaria para saber manejarnos en esas circunstancias, porque somos representantes de los que están en las tribunas y de los que están afuera.

Sería lógico que esta Cámara sesionara en casi todos los casos con personas en las gradas.

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita a los señores diputados presentes en el recinto que se mantengan en sus bancas. Continúa en el uso de la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Solá.- Señor presidente: soy testigo de que la falta de respeto más grande la cometió el señor diputado Larroque. Llamar “narcos” al grupo de diputados socialistas no es justo. Es una palabra excesivamente fuerte para cualquiera y sale de lo común en política. Yo no la usaría nunca contra un adversario político a menos que tuviera todas las pruebas necesarias; de lo contrario, jamás la usaría. Aclaro que nunca la he usado en toda mi vida política como tampoco he utilizado otros términos que refieren a corrupción, por no tener pruebas. No hago política denunciando corrupción.

Todos fuimos testigos del momento en que el debate se fue para otro lado; esto sucedió cuando habló el señor diputado Larroque. No hubiera querido tener que criticarlo, porque en muchos aspectos coincido con él; pero no comparto el hecho de provocar al otro cuando se necesitan los votos, cuando ha dicho que va a votar en general la ley. Lo que importaba era que la ley se sancionara hoy.

Por encima de todo estaba la responsabilidad de que esta norma finalmente fuera aprobada. Esta no es una tribuna universitaria, es el Congreso de la Nación.

(Aplausos en las galerías.)

Los que somos representantes debemos saber que por un lado nos sacamos las ganas, pero por el otro buscamos resultados. Sin resultados, todo lo demás es palabrerío que queda en el aire.

Lo que sucedió acá es un acto irresponsable. Si el señor diputado Rossi pretende encubrirlo con un manto de comprensión y decir que siempre hay que responder a las agresiones, yo le digo que es estúpido hacerlo cuando se está al borde del quórum y el grueso de los diputados presentes iba a votar a favor de la norma. He sido testigo de todo eso.

Reitero: ha sido una falta absoluta de respeto hacia la Cámara, que provocó el retiro de los señores diputados. Era muy difícil que no lo hicieran después de lo que aquí se oyó.

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Buenos Aires.

Sr. Oporto.- Señor presidente: estamos dando un paso hacia adelante con la ampliación de los derechos políticos de la sociedad argentina. Esta sociedad se organizó a mediados del siglo XIX con amplias libertades económicas, pero con restringidos derechos políticos.

Ese fue el modelo de la sociedad oligárquica. Pasaron sesenta años de la ley Sáenz Peña, cien años del voto femenino de Evita, y hoy a ciento sesenta años de la Constitución del 53 vamos a ampliar los derechos políticos extendiendo el derecho del voto a los chicos de 16 años.

Adelanto que votaré afirmativamente esta iniciativa, y lo haré porque estoy de acuerdo con ella y también con la escuela secundaria obligatoria. Estoy de acuerdo con que se invierta más del 6 por ciento del PBI en educación; con la reconstrucción de la escuela técnica; con la creación de nuevas universidades que en el conurbano de mi provincia tienen un alumnado cuya mayoría ha superado la escolaridad de sus padres y son la primera experiencia generacional y familiar de estudios universitarios. Extender el voto a los 16 años se inscribe en esa política.

Por eso sorprende los argumentos que han utilizado quienes se oponen a este voto. Hemos escuchado los más arcaicos conceptos del gorilismo político y los más refinados tics de la nostalgia de la adultez para discriminar a la juventud.

Se ha identificado a la juventud con la droga, con la ignorancia, con la negligencia, con la desidia política, con la vagancia cuando la mayoría de nuestros jóvenes estudia y trabaja y quiere progresar en la vida, hace deporte, participa de actividades artísticas y trabaja en las escuelas secundarias en los centros de estudiantes.

La participación política en los centros de estudiantes también es un antecedente de esta ley. Nunca en la historia argentina hubo más chicos en las escuelas secundarias, y nunca en la historia argentina hubo más jóvenes en la universidad.

Por lo tanto, esa ley se inscribe en esa historia. Hoy sin duda la oposición ha tenido una tendencia a hacer historia, se ve que también a ellos les tienta el relato, pero un relato que tiene inmensos vacíos y que tal vez no sea hoy el día para discutirlo.

Pero también la oposición en reiteradas oportunidades ha dicho durante el día de hoy que la democracia no tiene dueño, que el dueño de la democracia es el pueblo soberano. Por lo tanto, el pueblo soberano con sus representantes en este recinto va a votar este proyecto de ley de extensión del voto a los 16 años. (Aplausos.)

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Rossi.- Señor presidente: habida cuenta de que la oposición ha decidido no volver al recinto, solicito que pasemos a la votación. (Aplausos.)

Sr. Brillo.- ¡Pido la palabra!

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Neuquén.

Sr. Brillo.- Señor presidente: pido autorización para abstenerme en la votación e insertar en el Diario de Sesiones los argumentos que pensaba exponer.

Sr. Presidente (Domínguez).- Se va a votar en general el dictamen de mayoría de la Comisión de Asuntos Constitucionales y otras recaído en el proyecto de ley venido en revisión sobre modificaciones del Código Electoral Nacional, habilitando el sufragio a partir de los 16 años de edad (Orden del Día Nº 1.164). De acuerdo con el artículo 77, segundo párrafo, de la Constitución Nacional, para su aprobación se necesita la mayoría absoluta del total de los miembros del cuerpo, o sea 129 votos afirmativos. Informo a la Cámara que yo también voy a hacer uso de mi derecho de voto.

- Se practica la votación nominal. -

Conforme al tablero electrónico, sobre 134 señores diputados presentes, 131 han votado por la afirmativa y 2 por la negativa, registrándose además una abstención.

Sr. Secretario (Bozzano).- Afirmativos 131, negativos

2. AQUÍ VOTACIÓN NOMINAL

(Aplausos y manifestaciones en las galerías).

Sr. Presidente (Domínguez).- Queda aprobado en general. (Aplausos.) - Aplausos y manifestaciones en las galerías. Sr. Presidente (Domínguez).- En consideración en particular el artículo 1°. Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Rossi.- Señor presidente: solicito que la votación en particular se realice en un solo acto.

Sr. Presidente (Domínguez).- Si hubiera asentimiento, se procederá en la forma solicitada. - Asentimiento.

Sr. Presidente (Domínguez).- Se va a votar nominalmente el conjunto de artículos del proyecto aprobado en general. Se requiere, para su aprobación, el voto afirmativo de 129 señores diputados.

- Se practica la votación nominal.

- Conforme al tablero electrónico, sobre 134 señores diputados presentes, 131 han votado por la afirmativa y 2 por la negativa, registrándose además una abstención.

Sr. Secretario (Bozzano).- Se han registrado 131 votos por la afirmativa; 2, por la negativa, y además, una abstención.

 (Aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías).

AQUÍ VOTACIÓN NOMINAL

Sr. Presidente (Domínguez).- Queda definitivamente sancionado el proyecto de ley. Se comunicará al Poder Ejecutivo y se dará aviso al Honorable Senado.

(Aplausos y manifestaciones en las bancas y en las galerías).

Antes de proseguir con la labor programada para esta sesión, la Presidencia agradece a los jóvenes la comprensión y la actitud democrática que tuvieron respetando silenciosamente a la oposición.

( Aplausos y manifestaciones en las galerías).

 - 6 - MOCIÓN DE ORDEN

Sr. Presidente (Domínguez).- Tiene la palabra el señor diputado por Santa Fe.

Sr. Rossi.- Señor presidente: habida cuenta de la situación, solicito que para considerar el resto del temario se haga una única votación –en general y en particular que involucre a todos los asuntos.

Sr. Presidente (Domínguez).- Se va a votar la propuesta formulada por el señor diputado Rossi. - Resulta afirmativa.

* Otros asuntos

Sr. Presidente (Domínguez).- Por Secretaría se dará lectura de los asuntos involucrados en la propuesta formulada por el señor diputado Rossi y aprobada por el pleno de la Cámara.

Sr. Secretario (Bozzano).- Expediente 5.728-D.-2012. Instituto Nacional de la Música. Creación. Orden del Día N° 1.073. - Aplausos y manifestaciones en las galerías.

Sr. Secretario (Bozzano).- Expediente 1.246-D.-2012. Día Nacional de la Juventud el 16 de septiembre de cada año. Institución. Orden del Día N° 998. - Aplausos y manifestaciones en las galerías. Sr. Secretario (Bozzano).- Expediente 5.911-D.-2012. Actividad audiovisual. Establecimiento de la misma como una actividad asimilable a la actividad industrial y otras cuestiones conexas. Orden del Día N° 1.258. Orden del Día N° 666.

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia solicita a los asistentes a las galerías que por favor corran los carteles a fin de que no obstruyan la visualización de las pantallas.

- Manifestaciones en las galerías.

Sr. Secretario (Bozzano).- El Orden del Día N° 1.073, de creación del Instituto Nacional de la Música, tiene modificaciones…

Sr. Presidente (Domínguez).- La Presidencia informa a los compañeros asistentes a las galerías que la Cámara debe proceder rápidamente a hacer operativo el proceso de votación. Si son respetuosos guardando silencio permitirán darle celeridad y proceder de acuerdo a lo que estipula el reglamento para no tener posteriormente objeción alguna. La Presidencia les agradece que celebren tras la votación, pero les solicita que guarden silencio para poder concluir rápidamente con lo propuesto por el diputado Rossi.

Sr. Secretario (Bozzano).- El Orden del Día N° 1.073, sobre creación del Instituto Nacional de la Música, tiene modificaciones que obran en Secretaría y también serán sometidas a votación. Órdenes del Día números 658, 662, 673, 675, 685, 687, 691, 747, 830, 915, 921, 944, 1.074, 1.247, 1.255, 1.256, 1.257, 1.248, 855 y 1.000. Sr. Presidente (Domínguez).- Se van a votar nominalmente, en general y en particular, los proyectos enunciados por Secretaría y se van a aceptar las inserciones que respectivamente solicitaron los señores legisladores presentes. -Se practica la votación nominal. -Conforme al tablero electrónico, sobre 134 señores diputados presentes, 133 han votado por la afirmativa. Sr. Secretario (Bozzano).- Afirmativos, 132. No hay votos negativos.

AQUÍ VOTACIÓN NOMINAL

Sr. Presidente (Domínguez).- Quedan sancionados definitivamente, si correspondiere- los respectivos proyectos de ley. (Aplausos en las bancas y en las galerías.) Se comunicará al Poder Ejecutivo y al Honorable Senado, según corresponda. Habiéndose cumplido el objeto para el que fuera convocada la Honorable Cámara, queda levantada la sesión especial, y es ley el voto a los 16 años.

(Aplausos en las bancas y en las galerías.) -Es la hora 23 y 42.

(1) El diputado Jorge Rivas habló por medio de una PC porque se halla inmovilizado como consecuencia de un golpe recibido en un robo cuando era vicejefe de gabinete y se aprestaba a asumir su banca en 2007.
(2) Leer un discurso en la Cámara de Diputados de la Nación (también en el Senado) está expresamente prohibido por el reglamento, una frecuente violación de la cual es responsable la persona que conduce el debate en ese momento. En este apasionado discurso, la diputada lo denuncia expresamente sinque nadie se haga cargo de ello.