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MOSCA, EL JUEZ QUE NO FUE

Cuando se quiera recordar la escandalosa sesión en la Cámara de Diputados de la Nación que en la madrugada del 5 de abril de 1990 aprobatía la ampliación de miembros de la Corte Suprema de Justicia, habrá que recordar la obstinada resistencia que hizo Carlos Mosca, diputado por el radicalismo, antes y sobre todo después de la sanción. Y lo hizo al punto de quedar peleando solo contra la Cámara y la Justicia que rechazó sus fundamentadas denuncias sin siquiera investigarlas. Carente de partícula alguna de antiperonista que pudiera enturbiar su condición demócrata y republicana, aquí se cuenta como Raúl Alfonsín quiso lograr una reparación para Mosca y el entonces presidente Carlos Menem  remitió el pliego al Senado para nombrarlo juez federal. Pero ell Senado, uno de cuyos hombres fuertes era Augusto Alasino (diputado en aquella sesión) prefirió designar en su lugar a Carlos Branca, un juez luego echado por corrupto. Carlos Mosca, que sigue viviendo en Pergamino, su ciudad, es el padre de Pablo Mosca, uno de sus siete hijos, que en 2006 fuera presidente del Consejo de la Magistratura de la Nación.

Por Armando Vidal

La historia transita, sin estaciones intermedias, entre lo increíble y lo absurdo, protagonizada, en silencio y durante casi diez años, por el ex diputado nacional (1987-1991) y abogado pergaminense Carlos Mosca. Hijo de un diputado nacional médico en esa ciudad del norte bonaerense (Gabriel) y sobrino de otro diputado (Enrique) quien, además, fuera el segundo término de la fórmula de la Unión Democrática que, en 1946, enfrentara a Juan Domingo Perón, como parlamentario se distinguió por su lucha frontal contra el modo irregular --con tinte de resonante escándalo—de la Cámara para sancionar la ley de ampliación de miembros de la Corte Suprema de Justicia.

Fue durante la madrugada del 5 de abril de 1990. Hubo de todo. Extraños en las bancas. Gente armada. Amenazas. Conclusión: el hecho derivó en un pleito judicial, a instancias de Mosca y de otros representantes de su partido, el radicalismo.

Ex profesor de derecho constitucional en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y, por entonces, miembro de la comisión de Juicio Político y de Asuntos Constitucionales de Diputados, Mosca quedó sólo pleiteando contra la Cámara. Fue abandonado incluso por su propio partido y perdió el juicio porque la Cámara de Apelaciones ratificó el fallo en primera instancia de la jueza Susana Córdoba, que desestimó la denuncia.

El argumento fue que Mosca carecía de derecho en reclamar justicia porque, al perder su condición de legislador, ya había dejado de ser parte interesada. En el marco de los acuerdos de Olivos de 1993 --que precedieron a la reforma constitucional del año siguiente--, Mosca fue propuesto como juez de la Nación por el entonces presidente Carlos Menem (1989-1999).

Pareció un acto de reparación promovido por Raúl Alfonsín (1983-1989). El pliego fue enviado el 11 de febrero de 1994 al Senado que, setenta días después, lo aprobó unánimemente. ¿El destino? Uno de los juzgados federales de la Capital Federal. A esa altura sólo el 12 quedaba libre. Pero en lugar de darle ese destino, el Poder Ejecutivo designó a Carlos Branca, luego destituido por la vía del juicio político y preso por formar parte de una asociación ilícita vinculada con acciones delictivas en la Aduana.

Pasó el tiempo, y como pese a tener el acuerdo del Senado, el Poder Ejecutivo no le asignó función alguna como magistrado, Mosca formuló un reclamo judicial basada en declaración de derecho (que se reconocieran sus derechos adquiridos).

La cuestión recayó en el juzgado contencioso administrativo 2 de Carlos Marianelli, quien lo tuvo varios años sin pronunciarse hasta que el 22 de mayo pasado desestimó el reclamo. Lo hizo sin argumentación alguna, basándose en una resolución administrativa de la Corte, la 215 de 1996, “ que no tiene vinculación con el hecho", se enojó Mosca. Convencido de estar obrando por una cuestión de principios sobre los que asienta sus 67 años en la vida, ahora, él mismo apeló la medida.

Título: El juez que no fue

Fuente: La Nueva Provincia, 17/8/03. Publicación de un despacho de Télam con la firma de quien por entonces ocupaba la vicepresidencia de esta empresa, cuyo titular era Alberto Dearriba..