A+ A A-

JULIÁN DELGADO, ESE DESAPARECIDO OLVIDADO

Sin explicación alguna al misterio, el periodista Julián Delgado salió un día de su casa -4 de julio de 1978- para realizar una compra doméstica y nunca volvió. Era en dictadura a la cual, desde su labor, no generabla problema alguno. Quién era, cómo era Delgado, el desaparecido del que no se habla.

Por DsD

 “Un desaparecido olvidado”, define el periodista Alberto Dearriba cuando recuerda a Julián Delgado, a quien conoció en 1976, en El Cronista Comercial, donde él ya trabajaba desde 1971.

Con la adquisición de Sasetru del periódico económico financiero y la llegada del cuarteto fundador de Mercado (Alberto Borrini, Mario Sekiguchi y Raúl Sarmiento), en julio de 1976, Dearriba fue ascendido a secretario de Redacción del área Economía y allí tenía trato cotidiano con Delgado.

"Era elegante, muy irónico e inteligente. Un intelectual orgánico de la derecha, un neoliberal que en las reuniones de editores podía decir Joe (Martínez de Hoz) dice tal cosa' -describe-. Tenía mucho oficio, proponía algunos títulos interesantes, pero nunca lo vi sentado en la redacción, aunque era el más director de los cuatro".

Hijo de inmigrantes gallegos dedicados al rubro panadería, nació el 6 de junio de 1934 en Villa Urquiza y se crió en Boedo, donde se contagió del fanatismo por San Lorenzo (NdE: también Dearriba lo es lo cual supone charla de fútbol y barrio entre ambos), y hasta entrada la adultez fue al viejo gasómetro.

Estudió en el colegio Hipólito Vieytes; un año de Ciencias Políticas para luego entrar en la Escuela Argentina de Periodismo y (en) Ciencias Económicas.

Antes del Cronista, Delgado ya había construido una carrera vinculada a los temas económicos, pero se inició con textos humorísticos en Rico Tipo, Tía Vicenta y Cuatro Patas, veta que tal vez desarrolló a partir de la amistad con Joaquín Quino Lavado, con quien vivió en una pensión de Forest al 1400.

Tía Vicenta le permitió conocer a Aída Bortnik: "Alto, flaco, de pelo negro, ojos negros, bello, pálido como nadie que yo hubiera visto nunca. Le pregunté una vez por qué era tan pálido y me dijo 'Camino por la vereda de la sombra'", describió la guionista fallecida el 27 de abril último, a quien además de la amistad, le agradecía a Delgado el haber empezado a trabajar en la revista Primera Plana (PP), donde también Quino publicó por primera vez en formato tira a Mafalda.

Entre Tía Vicenta y PP, Delgado colaboró con la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y estuvo acreditado en la sala de periodistas del ministerio de Economía para Clarín. (NdE: el editor, que ingresara a Clarín en 1966, no lo sabía y, por lo tanto, acaba de enterarse con este texto).

Allí lo conoció Gerardo López Alonso (NdE: autor de Cincuenta años de historia argentina, 1930/1980, Una cronología básica. Ed. Belgrano), que representaba a La Prensa.

“Era una personalidad muy difícil, imprevisible, voluble y cambiante, muy inteligente. Resultó ser más un periodista, que otra cosa. Como editor era muy inestable, autoritario, caprichoso”, enumera quien luego sería llamado por Delgado para sumarse a Mercado.

Un sorteo en la sala de de periodista de Economía y su trabajo en Clarín le permitió a Delgado ser uno de los cuatro enviados argentinos que cubrió una gira por Europa del ministro de Economía de Arturo Frondizi, Alvaro Alsogaray.

Tal vez ese viaje permitió que Jacobo Timerman lo descubriera y pensara en él para Primera Plana.

Desde México donde está afincado, Luis González O'Donnell admite hoy no recordar quién le recomendó a Delgado para encargarle Economía y Negocios en Primera Plana, donde él fue uno de los que armó el staff.

"Sí recuerdo que en esos días, Julián tenía fama de ser, entre los periodistas de mi propia generación, uno de los más versados en el tema, honrados e independientes de criterio” explicó a DsD.

“Evoco a Julián como un joven casi flaco, de rostro pálido y pelo muy oscuro, a veces con bigote y casi siempre de traje negro, azul marino o gris oxford, camisa blanca y corbata discreta: no atildado sino formal. En el trabajo le tomé gran respeto profesional: sin duda, en su tema era el mejor de Buenos Aires en aquellos días" recuerda González O’Donnell.

El contacto con ese mundo le permitió a Delgado en 1963 hacer un house organ para Bunge & Born o y doce años después participar de manera activa en la campaña que llevó a Alejandro Orfila a la Organización de Estados Americanos (OEA).

Roberto García, entonces cronista en PP recuerda a Delgado como "un tipo muy gaucho, más abierto a la gente que trabajaba a pesar de ser un tipo de confianza de los dueños".

También señaló a Diario sobre Diarios (DsD) que en PP Delgado solía hacer un club aparte con Borrini, Sekiguchi y Sarmiento, con quienes ya en la época post Timerman armaría la revista Competencia, una publicación "al servicio del empresario" (según García) y a finales de los 60, la revista Mercado.

Ricardo Frascara lo conoció entonces y luego compartirían espacio en Mercado y El Cronista.

Lo recuerda como “un jefe difícil, a veces despectivo, otras caprichoso, pero despertaba la adhesión de quienes sentían el peso de sus opiniones y directivas. Indagador de los temas, certero en las recomendaciones para enfocar una nota o una entrevista. Insistente hasta el cansancio para conseguir el título adecuado para una nota, era incapaz de abandonar la lucha hasta obtener lo que quería. Exigente hasta pegar un grito destemplado, también obligaba a seguirlo en sus momentos distendidos que acababan en sonoras carcajadas. Y no había un orden predeterminado para sus cambios de humor, quienes lo seguíamos debíamos interpretar 'sus' tiempos”.

Por la redacción de Mercado también pasaron Edgardo Silveti (vocero de Martínez de Hoz), Antonio Díaz Funes (NdE: en 1964/66, durante los estudios del editor en el Instituto Grafotécnico, cerrado en 2013 después de casi ochenta años de vida, Díaz Funes fue subdirecto, con Francisco Papini, de La Nación, como director), Adolfo Castelo (que luego fue a Satiricón y se hizo conocido por La Noticia Rebelde), Jordán de la Cazuela (guionista de Tato Bores), Diego Bonadeo y dos novatos: Alcadio Oña y Héctor D'Amico.

El hoy editor de La Nación, D’Amico llegó a Mercado porque estudiaba periodismo en el Instituto Grafotécnico donde tenía como profesor a López Alonso.

Estuvo poco tiempo porque pronto viajaría a la comunidad española de Navarra para realizar un posgrado, pero la recuerda como una experiencia "muy fantástica" y la redacción, una extensión del aula.

De Delgado refiere que era la autoridad de la revista "muy irónico, atildado, conectado, serio, culto y contador de chistes" que cuando le comunicó que dejaba la beca para emigrar a la Península Ibérica, le preguntó si estaba seguro de lo que haría.

"Déjeme que lo intente", replicó D'Amico.

Volanta, ttulo y bajada:  Así recuerdan al editor director de El Cronista Comercial /Julián Delgado, el periodista desaparecido y olvidado/ Los testimonios de los periodistas Alberto Dearriba, Gerardo López Alonso, Héctor D'Amico, Ricardo Frascara, Luis O'Donnell y Roberto García.

Fuente: diariosobrediarios, 4/6/13.